La I.E. en la República Dominicana se propone alcanzar el autosostenimiento para 2016

Por Lynette Wilson
Posted Feb 18, 2014
Los episcopales desfilan en procesión, por la avenida George Washington, más conocida como el Malecón, desde la catedral de la Epifanía en la Avenida Independencia hasta el Ministerio de Cultura, para la eucaristía de clausura de la 56ª. Convención Anual de la Diócesis de la República Dominicana. Foto de Julius Ariail.

Los episcopales desfilan en procesión, por la avenida George Washington, más conocida como el Malecón, desde la catedral de la Epifanía en la Avenida Independencia hasta el Ministerio de Cultura, para la eucaristía de clausura de la 56ª. Convención Anual de la Diócesis de la República Dominicana. Foto de Julius Ariail.

[Episcopal News Service – Santo Domingo, República Dominicana] Según la Diócesis de la República Dominicana sigue avanzando hacia el autosostenimiento, las relaciones de compañerismo y un creciente sentido de la mayordomía se mantendrán como componentes claves en el plan de la diócesis para lograr un mayor crecimiento y desarrollo.

“Es posible alcanzar la autosuficiencia con la ayuda de diócesis compañeras y con los empeños que hemos puesto en la mayordomía local”, dijo Julio César Holguín, obispo de la República Dominicana.

Para que la Iglesia prosiga su misión, siguió diciendo él, necesita del apoyo de las iglesias locales, de las escuelas y de otras instituciones, así como el apoyo de las Mujeres Episcopales, la diócesis compañeras y los individuos particulares que apoyan la Iglesia y su misión.

El presupuesto de 2014 fue aprobado durante la convención diocesana que sesionó del 14 al 16 de febrero y el cual incluyó acápites, conforme a los cuales cada una de las 55 misiones de la diócesis asumirían la mayor parte de sus propios costos operativos y pagarían un porcentaje de los salarios del clero. El lema de la Convención fue tomado de Juan 15:16: “Llamados a dar frutos que permanezcan”.

Durante su alocución a la Convención, en la que Holguín pidió oficialmente la elección de un coadjutor, dijo que la diócesis se había esforzado por garantizar su autosostenimiento económico, para lo cual, según sus palabras, había contado con apoyo en varios frentes:

  • Las congregaciones locales, la mayoría de las cuales tienen recursos limitados, han comenzado a asumir la responsabilidad por algunos de sus propios gastos, tales como mayordomía, servicios públicos, mantenimiento, salarios del clero, educación cristiana y programas sociales.
  • Las congregaciones han comenzado programas empresariales.
  • Las escuelas, centros de conferencias e instituciones de la diócesis continúan desarrollándose en sus propias capacidades administrativas y en los servicios que brindan, aumentando sus ingresos, así como su contribución a la diócesis y su misión en el país.
  • El Grupo Dominicano de Desarrollo y el subsidio anual de la Iglesia Episcopal proporcionan un apoyo continuo.

El subsidio, sin embargo, no se mantendrá para siempre y las diócesis de la IX Provincia de la Iglesia Episcopal, extendidas a través del Caribe y de Centroamérica y el norte de América del Sur, han comenzado a poner en práctica estrategias con vistas a obtener la independencia económica del histórico programa de subvención global de la Iglesia Episcopal, que en el trienio actual asigna $2,9 millones a la IX Provincia.

El obispo de la República Dominicana, Julio César Holguín, pidió oficialmente un obispo coadjutor durante la Convención diocesana que tuvo lugar del 14 al 16 de febrero. Foto de Julius Ariail.

El obispo de la República Dominicana, Julio César Holguín, pidió oficialmente un obispo coadjutor durante la Convención diocesana que tuvo lugar del 14 al 16 de febrero. Foto de Julius Ariail.

Recientemente, por recomendación del equipo de trabajo de la Segunda Marca de la Misión, un grupo convocado por el personal de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera (DFMS), el Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal, durante su reunión del 5 al 7 de febrero en Maryland, convino en un plan de 18 años para [lograr] la “autosuficiencia”, en apoyo de una misión y ministerio sostenibles en la IX Provincia, que incluye la República Dominicana.

“Esto surge de una necesidad para la IX Provincia de que los líderes de esas diócesis dependan de sí mismos”, dijo Sam McDonald, subdirector operativo y director de misión de la Iglesia Episcopal.

“Intentamos entrar en una relación espiritualmente más sana sustentada en la mutualidad y no en la dependencia”.

A partir de las tres diócesis que están más cerca de alcanzar la autosuficiencia —República Dominicana, Honduras y Colombia—, el plan requiere que cada diócesis reciba una infusión de fondos basada en una plan estratégico para lograr el autosostenimiento. En la medida en que puedan sostenerse a sí mismas, [las diócesis] se comprometen a colaborar con las otras diócesis de la provincia para ayudarlas a lograr el mismo objetivo.

Las otras cuatro diócesis de la IX Provincia son: Ecuador Central, Ecuador Litoral, Venezuela y Puerto Rico. La Diócesis de Puerto Rico se autosostiene. El presupuesto trienal también incluía $1 millón adicional para la IX Provincia con el objetivo de [contribuir al]  “fortalecimiento de la provincia para la misión sostenible”. Este dinero se le facilitará a las diócesis para acelerar su avance hacia el autosostenimiento.

El próximo paso para [las diócesis de] la República Dominicana y Honduras consiste en presentar propuestas que resuman cómo se empleará el dinero para promover el autosostenimiento, dijo Martha Gardner, presidenta del Comité Permanente Conjunto sobre Misión Mundial del Consejo Ejecutivo, en una entrevista telefónica con ENS el 13 de febrero. Las relaciones de compañerismo, dijo Gardner, desempeñarán un papel importante en ayudar a las diócesis a alcanzar el autosostenimiento.

El obispo de la República Dominicana, Julio César Holguín, ordenó a cuatro diáconos durante la eucaristía de clausura de la 56ª. Convención Diocesana Anual de la Diócesis [Episcopal] de la República Dominicana.  Foto de Julius Ariail.

El obispo de la República Dominicana, Julio César Holguín, ordenó a cuatro diáconos durante la eucaristía de clausura de la 56ª. Convención Diocesana Anual de la Diócesis [Episcopal] de la República Dominicana. Foto de Julius Ariail.

La fuerza de las cifras
La República Dominicana es un caso a destacar. A lo largo de los últimos 20 años el número de relaciones de compañerismo ha aumentado de cuatro a 15; en los últimos 15 años, la diócesis ha crecido hasta llegar a tener más de 11.000 episcopales, 55 iglesias y más de 30 escuelas e instituciones. La diócesis tiene un presupuesto anual de $1 millón cien mil.

En 1998, se creó el Grupo Dominicano de Desarrollo con el objetivo fundamental de buscar los “recursos humanos, materiales y económicos que se necesiten para mantener el ritmo de crecimiento de la diócesis y proporcionarle a la diócesis la capacidad de mantener programas de ‘calidad’”.

En 15 años, el GDD ha recaudado más de $10 millones para financiar la construcción de instalaciones de infraestructura, categoría que incluye iglesias, escuelas, guarderías infantiles y clínicas, en la República Dominicana. Esto se ha mantenido como modelo de espíritu emprendedor a través de la IX Provincia.

Si bien “el autosostenimiento” significa que la Iglesia en la República Dominicana llegará el momento en que ya no dependa del programa de subvención global, el GDD desempeñará un papel importante en ayudar a mantener el desarrollo que ya está en marcha, dijo Bill Kunkle, director ejecutivo del grupo.

“El objetivo sería continuar el crecimiento, no querríamos estancarnos”, apuntó. “Es aquí donde los equipos intervienen en apoyo del crecimiento, expandiendo los ministerios y las asociaciones”.

Como director ejecutivo, Kunkle sirve de enlace, desde EE.UU., en la relación de compañerismo de la diócesis. Junto con Karen Carroll, misionero de la Iglesia Episcopal que ha prestado servicios en la República Dominicana durante nueve años, ayuda a coordinar de 50 a 70 equipos de misiones que viajan a la República Dominicana para ayudar a construir y mantener propiedades de la Iglesia, a dirigir escuelas bíblicas de vacaciones y a dirigir misiones médicas y de otras clases.

Los equipos de misión suelen visitar la República Dominicana anualmente; lo que puede comenzar como una relación de tipo “colonial” en el cual los norteamericanos quieren dirigir proyectos e iniciativas, con el tiempo da lugar a asociaciones sólidas en las cuales cada parte se beneficia.

El Rdo. Adolfo Moronta describe —a Todd Ousley, obispo de Michigan Oriental, y a Bill Kunkle, director ejecutivo del Grupo Dominicano de Desarrollo— una construcción que se encuentra en proceso en San Isidro. Foto de Julius Ariail.

El Rdo. Adolfo Moronta describe —a Todd Ousley, obispo de Michigan Oriental, y a Bill Kunkle, director ejecutivo del Grupo Dominicano de Desarrollo— una construcción que se encuentra en proceso en San Isidro. Foto de Julius Ariail.

Fue el concepto de asociación, más que el de simplemente enviar dinero para apoyar proyectos, lo que atrajo y ha sostenido la relación de compañerismo entre [la Diócesis de] la República Dominicana y la Diócesis de Michigan Oriental.

“Habíamos estado en ‘relaciones coloniales’ y esto es algo diferente”, dijo el obispo de Michigan Oriental Todd Ousley, que asistió a la convención diocesana.

Resulta claro también, dijo Scott Mayer, obispo de Texas Noroccidental, cuya diócesis también tiene una relación de compañerismo con la de República Dominicana, que las diócesis estadounidenses de la Iglesia Episcopal podrían aprender muchísimo de la manera en que la diócesis [de la República Dominicana] planta sus misiones.

“Plantan misiones donde perciben una necesidad, plantamos iglesias donde percibimos un ritmo de crecimiento”, afirmó.

 

Los asistentes a la convención diocesana se dividieron para discusiones en grupos sobre las Cinco Marcas de la Misión. Foto de Julius Ariail.

Los asistentes a la convención diocesana se dividieron para discusiones en grupos sobre las Cinco Marcas de la Misión. Foto de Julius Ariail.

Los planes de autosostenimiento se configuran
Durante una reunión —en julio de 2013— de líderes laicos y ordenados de la IX Provincia y miembros del personal del Centro denominacional, el consenso fue que “la actual relación entre las diócesis de la IX Provincia y el resto de la Iglesia Episcopal está influido por la naturaleza de las históricas subvenciones globales que establecen una relación de dependencia. Esto no es espiritualmente sano, ni para la parte ‘dependiente’, ni para aquella de la cual ‘se depende’”, según dice un documento que se hizo público después de la reunión.

El documento, creado por el grupo de la II Marca de la Misión, surgió de una larga conversación que comenzó en serio en marzo de 2011 con una conferencia en Tela, Honduras.

En marzo de 2012, durante una reunión del Sínodo Provincial en la República Dominicana, las diócesis adoptaron oficialmente el autosostenimiento como un punto focal. En mayo de 2013, la conferencia de la Red Global de la Misión Episcopal que se celebró en Bogotá, Colombia, también se concentró en el tema del autosostenimiento.

Cada diócesis se encuentra en una etapa diferente del proceso. Aunque las diócesis de la IX Provincia comparten un idioma común, algunas están bien establecidas y otras son nuevas. Por ejemplo, la diócesis más reciente de la provincia, Venezuela, sólo ha sido oficialmente una diócesis de la Iglesia Episcopal desde 2006. La [diócesis de la] República Dominicana celebró, en 2013, 100 años como parte de la Iglesia Episcopal, y 116 de existencia. Colombia celebra 50 años este año.

El obispo Victor Scantlebury ha servido durante dos años y medio como obispo provisional de la Diócesis de Ecuador Central, la cual se ve muy diferente de la de República Dominicana.

“Mi trabajo consiste en reconstruir la diócesis y, al mismo tiempo, ayudarles a crear un plan de autosostenimiento”, dijo Scantlebury, añadiendo que sus tres principales áreas de concentración incluyen ayudar a la Iglesia a encontrar su identidad, a conservar a sus miembros y a enseñar mayordomía.

El plan de 18 años, apuntó, le toma a la diócesis hasta 2030.

“Parecería como que tenemos mucho tiempo, pero no a mí”, dijo Scantlebury. “Estoy laborando esforzadamente para hacer que el clero y el laicado cobren conciencia del hecho de que estamos en este proceso, y que pronto la Iglesia Episcopal [las subvenciones globales] habrá dejado de existir”.

Parte de ese reto es, dijo él, que en América Latina, donde la cultura catolicorromana sigue siendo dominante, los feligreses suelen dar una ofrenda a la iglesia durante los oficios, pero la gente no se ven a sí mismo como “mayordomos” [de Dios], afirmó.

En la República Dominicana, la diócesis ya ha comenzado a asumir el papel de la mayordomía, el cual también conduce a una dinámica más saludable dentro de la diócesis y estimula a los sacerdotes a desarrollar sus propias estrategias para el autosostenimiento.

“Tenemos que ser creativos y pensar en lo que podemos hacer”, dijo el Rdo. Vicente Peña, quien, por ejemplo, gestionó con el gobierno para que le permitieran usar gratis el centro cultural para el oficio dominical de clausura de la convención, porque la catedral no era lo suficientemente grande para darle cabida a las más de 1.500 personas que asistieron.

En sus conversaciones acerca del autosostenimiento y de la dinámica más sana que crearía entre las diócesis de la IX Provincia y la Iglesia Episcopal, el equipo de la II Marca [de la Misión] reconoció “la pragmática realidad de que existe un futuro potencial de disminución de ingresos a nivel denominacional para que puedan sostenerse las históricas subvenciones globales”.

Y afirmó, “puede que esto sea una convergencia providencial del deseo y el reconocimiento de la importancia espiritual de liberarse de la dependencia y la realidad muy probable de que los modelos actuales no son sostenibles indefinidamente”.

– Lynette Wilson es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.