El rápido crecimiento de una diócesis es un modelo de ‘empresarismo’

Por Lynette Wilson
Posted Apr 25, 2013
El Rdo. Juan Antonio Rosario, a la derecha, conversa con el Dr. Richard Taft y el Rdo. Diácono Roger Wood, a la izquierda y el centro respectivamente, durante una visita a San Gabriel, en Consuelo. Foto de Lynette Wilson para ENS.

El Rdo. Juan Antonio Rosario, a la derecha, conversa con el Dr. Richard Taft y el Rdo. Diácono Roger Wood, a la izquierda y el centro respectivamente, durante una visita a San Gabriel, en Consuelo. Foto de Lynette Wilson para ENS.

[Episcopal News Service – Santo Domingo, República Dominicana] El minibús que lleva a los episcopales de Michigan y Carolina del Sur bordeaba la línea costera mientras viajaba hacia el este por la Autopista 3 desde Santo Domingo a Boca Chica, la primera de siete escalas para visitar misiones y ministerios de la Iglesia Episcopal Dominicana. En los días siguientes, el minibús tomaría rumbo oeste y luego norte, deteniéndose en iglesias, escuelas, clínicas, guarderías infantiles y hogares de ancianos.

La Iglesia Episcopal Dominicana y sus ministerios están creciendo y prosperando gracias a un pujante liderazgo, a la labor de evangelización y a la ayuda de sus muchos asociados en EE.UU. Sólo en 2012, 70 equipos de misiones estadounidenses visitaron la República Dominicana.

“Tiene mucho que ver con el carácter ‘emprendedor’ del obispo [Julio C. Holguín] y su visión de llevar la Iglesia adelante”, dijo el obispo Wilfrido Ramos-Orench, encargado de asociaciones globales de la Iglesia Episcopal para la IX Provincia.

El clero y el laicado han asumido la responsabilidad y han participado de esa visión junto con el Grupo Dominicano de Desarrollo, añadió él. “El objetivo es ser autosuficiente, a través de la asociación, para 2015”.

La Iglesia Episcopal de la República Dominicana es una de las siete diócesis de la IX Provincia, que se extiende a través del Caribe, América Central y el norte de América del Sur, y es una de las diócesis de más rápido crecimiento en la Iglesia Episcopal. En 1998, se creó el Grupo Dominicano de Desarrollo para ayudar en el desarrollo y la autosuficiencia de la Iglesia Episcopal Dominicana. En 15 años, ha recaudado más de 10 millones de dólares para costear la construcción de infraestructuras, incluidas iglesias, escuelas, guarderías infantiles y clínicas de salud.

Es un modelo, dijo Ramos-Orench, que puede aprenderse a través de la IX Provincia, la cual, en marzo de 2012, adoptó la autosuficiencia como una meta. [La Diócesis de Puerto Rico, que dirige un extenso sistema de atención sanitaria, es la única diócesis autosuficiente de la provincia].

La República Dominicana ocupa los dos tercios orientales de la isla Española. El otro tercio pertenece a Haití, donde se encuentra la diócesis más grande de la Iglesia Episcopal.

La diócesis dominicana ha crecido en un 20 por ciento en los últimos 10 años y ha disminuido su dependencia de la Iglesia Episcopal, de un 84 por ciento a un 18 por ciento en los últimos 20 años. Desde 1991, el número de iglesias ha aumentado de 24 a más de 70 misiones y estaciones de predicación, entre ellas 37 templos, de 13 que había entonces. El número de escuelas ha aumentado de siete a 27, según datos estadísticos del Grupo Dominicano de Desarrollo. Y en 20 años el número de episcopales en la República Dominicana ha aumentado de 2.500 a 8.000.

Prueba de ese crecimiento pude encontrarse en las dos iglesias del Rdo. Adolfo Moronta. En San Pablo y San Lucas, en la ciudad de San Isidro, su congregación de 50 a 60 personas se prepara para comenzar la construcción de una iglesia. En [la iglesia] de La Gracia, en Boca Chica, Moronta aumentó la congregación de dos a 42 personas en seis meses.

La iglesia está creciendo, dijo él, debido a su firme conexión con la gente. “Podemos tener una relación personal con la gente, visitar sus hogares y llegar a conocer sus familias y sus necesidades, y también cuáles son sus talentos [para el liderazgo laico de la Iglesia]”, dijo Moronta a ENS. “No sólo somos saludables espiritualmente, sino pastoralmente”.

El 14 de abril, más de 2.000 personas se reunieron para celebrar, con una eucaristía el crecimiento de la diócesis, 116 años de existencia y 100 años en la Iglesia episcopal. Entre los asistentes había unos 70 estadounidenses que están en relaciones de compañerismo con la diócesis.

Cien años en la Iglesia Episcopal tiene una gran significación, dijo el obispo Holguín a ENS, porque “aunque vivimos en una isla, no estamos aislados”.

“La celebración nos hace avanzar para llevar a cabo la misión de Dios; somos una Iglesia en misión, y eso es lo que estamos celebrando, la misión”, añadió. “Es por eso que decimos ‘encuentro en misión’ y queremos la participación de las diócesis compañeras”.

La diócesis tiene más de una docena de relaciones de compañerismo con diócesis en EE.UU., entre ellas Carolina del Este, Michigan Oriental, Michigan, Michigan Occidental, Georgia, Nebraska, Texas Noroccidental (o del Noroeste), Carolina del Sur, Virginia, Florida Sudoccidental (o del Sudoeste) y Luisiana Occidental. La mayoría, si no todas, estuvieron representadas en la eucaristía y en las jornadas precedentes durante el encuentro de tres días auspiciado por la diócesis para darles a conocer a sus asociados los proyectos de misión de la Iglesia a través del país.

Muchos de los visitantes provenientes de los Estados Unidos se quedaron para  la gira en autobús que los llevaría a visitar iglesias y ministerios diocesanos del 15 al 17 de abril, entre ellos los miembros de las tres diócesis del Bajo Michigan.

Hace unos pocos años, tres obispos que representaban las tres diócesis del extremo inferior de la península de Michigan —Oriental, Occidental y Michigan— viajaron a la República Dominicana en un viaje exploratorio y enseguida se dieron cuenta “que no se trataba de dinero, sino de reunir a personas”, dijo Todd Ousley, obispo de Michigan Oriental, durante el encuentro “Juntos podemos: Encuentro en Misión con Iglepidom” [sigla esta última de la Iglesia Episcopal Dominicana].

“Lo misional tiene que ver con relaciones, y lleva tiempo”, dijo Ousley.

El tiempo dedicado a crear relaciones en la República Dominicana nos ha abierto “los ojos a la posibilidad de un espíritu revitalizado”, afirmó. “Somos una diócesis pequeña y somos iglesias pequeñas, de manera que la relación es fundamental para nosotros. Y aquí es lo mismo, [el obispo] Julio me ayuda a ver eso”.

La Rda. Bonnie Smith, diácona en la iglesia episcopal de San Pablo [St. Paul’s] y la iglesia luterana de El Calvario en Elk Rapids, en la Diócesis de Michigan Occidental, habían visitado antes la República Dominicana como parte de un equipo de profesionales de la medicina. Siendo una enfermera pediátrica, aprovechó la oportunidad de visitar la Iglesia como representante de su diócesis y evaluar la mejor manera en que la diócesis podía participar más estrechamente, dijo.

Se quedó impresionada por los muchos proyectos de construcción que estaban en marcha, así como por su energía y su espíritu [de la Iglesia dominicana], afirmó.

“La evangelización sale del corazón”, dijo Smith. “En los Estados Unidos tendemos a ser más cerebrales”.

Adolescentes juegan baloncesto en Todos los Santos, La Romana. Foto de Lynette Wilson para ENS.

Adolescentes juegan baloncesto en Todos los Santos, La Romana. Foto de Lynette Wilson para ENS.

Este año, 60 equipos de misión ya han programado visitar la diócesis, dijo Bill Kunkle, director ejecutivo entrante del Grupo Dominicano de Desarrollo. Él sustituirá a Bob Stevens, que ha dirigido la organización desde su fundación y que seguirá trabajando con la Iglesia como asesor en la IX Provincia.

Kunkle, contratista de obras y miembro de la iglesia de San Marcos [St. Mark’s] en Tampa, Florida, visitó por primera vez la República Dominicana en 2000. A partir de ahí, comentó, la misión fue, poco a poco, abarcándolo todo en su vida.

Parte de su trabajo, dijo él, es seguir creando firmes relaciones de compañerismo en misión, pero él también enfrenta retos. Por ejemplo, la diócesis está buscando nuevos modos de financiar el funcionamiento de la Clínica Esperanza y Caridad, una clínica de salud pública en la ciudad costera de San Pedro de Macorís que atendió a más de 20.000 pacientes el año pasado.

El Ministerio de Salud Pública del gobierno pone el personal de la clínica, pero la administra la diócesis, que también ofrece un programa de VIH/SIDA, al margen de la clínica, dirigido por el Dr. Michael Dohn, que ha sido misionero durante mucho tiempo. Como los fondos para los programas del VIH/SIDA han comenzado a agotarse, la diócesis necesita encontrar otro modo de financiar la clínica, dijo Kunkle.

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Patrick Haughney, director de programas internacionales de Misiones del Agua Internacional y miembro de la iglesia episcopal de San Juan en Charleston, Carolina del Sur, prueba la calidad del agua en una de las escalas del autobús el 15 de abril. Haughney examinó el agua en todas las paradas para medir su grado de turbidez, salinidad y otros parámetros de la calidad del agua. Foto de Lynette Wilson para ENS.

El 15 de abril, el autobús se detuvo en la clínica. El autobús también paró en varias escuelas y en lugares donde se proyectan escuelas técnicas e iglesias. Los participantes se enteraron de que el turismo, la agricultura y las manufacturas en zonas comerciales brindan la mayoría de las oportunidades de empleo del país, pero en algunas regiones la tasa de desempleo excede al 60 por ciento y puede llegar al 80 por ciento.

Lo más difícil para los estadounidenses que participan en la misión en lugares como la República Dominicana, donde el 18 por ciento de la población vive en extrema pobreza, es reprimir el impulso a hacerse cargo de las cosas, dijo la Rda. Linda Sue Crane, diácona de la iglesia episcopal de la Gracia [Grace Episcopal Church] en Port Huron en la Diócesis de Michigan Oriental.

“Estamos aquí para mostrarles que ellos pueden hacer sus sueños realidad”, dijo ella. “Como diáconos somos iconos de la Iglesia. Nuestra tarea es salir al mundo y traer a los necesitados”.

Loretta Tabor de la iglesia episcopal de Todos los Santos [All Saints Episcopal Church] en Hilton Head en la Iglesia Episcopal de Carolina del Sur, dijo que estaba impresionada por lo que aprendió durante el encuentro y lo que vio en la gira del autobús.

“Estas son personas que realmente viven de al manera que Cristo quería que viviéramos, lo comparten todo”, subrayó. “Lo que podemos hacer realmente es una gota de agua en el balde”.

– Lynette Wilson es redactora y reportera de Episcopal News Service. 

Traducido por Vicente Echerri