Las Iglesias se centran en los refugiados en esta Cuaresma

Por Lynette Wilson y Ashley Wright
Posted Mar 8, 2016
“Encarar a América: retratos de refugiados que se reasientan en Estados Unidos”, una exposición de fotografías, que se muestra en la iglesia episcopal de Santa Ana y la Santa Trinidad en Brooklyn, intenta ponerle rostros a las cifras. Foto de Hidei Takagi.

“Encarar a América: retratos de refugiados que se reasientan en Estados Unidos”, una exposición de fotografías, que se muestra en la iglesia episcopal de Santa Ana y la Santa Trinidad en Brooklyn, intenta ponerle rostros a las cifras. Foto de Hidei Takagi.

[Episcopal News Service] Cuando Omar Al-Bayte huyó de Irak en 2013, no era la primera vez que buscaba seguridad fuera de su país natal.

Luego de la invasión  encabezada por EE.UU. en 2003 que le puso fin al régimen autoritario de Saddam Hussein, Al-Bayte, de 32 años, trabajó en la construcción para el gobierno de EE.UU., un empleo por el cual más tarde recibió amenazas. En 2005, se fue del país, primero a Siria y luego a la India, donde estudió tecnología de la información. En 2008, regresó a Irak y fue a trabajar para el gobierno iraquí hasta que volvieron a amenazarlo, esta vez debido a su obvio apellido suní.

Para entonces ya él estaba casado y junto con su esposa, Zahraa Abualteman, de 21 años, huyó de su hogar en Bagdad para Amán, Jordania, donde estuvieron a la espera de un reasentamiento durante dos años y medio. La espera y la incertidumbre fueron por momentos atroces, explicaron sentados en un sofá en su apartamento de Denver, Colorado. Yousif, el niño de la pareja, de sólo un año, dormía una siesta en la otra habitación.

La pareja, hablando en árabe, compartieron su historia a través del coordinador de servicios Omar Banysaad. Al-Bayte y Abualteman llegaron a Denver a fines de noviembre de 2015 y están recibiendo ayuda de reasentamiento a través de los Programas de Refugiados y Asilados del Servicio Luterano para Familias de Las Montañas Rocosas. Banysaad, de 21 años, y su familia también huyeron de Irak y se convirtieron en refugiados.

El Servicio Luterano para Familias  (LFS, por su sigla en inglés) de [la zona de] las Montañas Rocosas es una de las treinta agencias de reasentamiento asociadas con el Ministerio Episcopal de Migración en 26 diócesis de todo el país. El mes pasado, el obispo primado Michael Curry visitó la oficina del LFS en Denver para imponerse acerca del proceso de reasentamiento y oír una historia de primera mano de una familia siria que había llegado a Estados Unidos en diciembre.

El Ministerio Episcopal de Migración (EMM), el ministerio que se ocupa del reasentamiento de refugiados en la Iglesia Episcopal, es una de las nueve agencias que laboran en asociación con el Departamento de Estado de EE.UU. para acoger y reubicar a refugiados en Estados Unidos.

La visita de Curry a la agencia de Denver destaca su primer encuentro con una afiliada del EMM desde que se convirtiera en Obispo Primado en noviembre pasado. Estando allí, Curry describió  los esfuerzos del EMM y sus afiliadas como “obra de Dios”; su visita puso la mira en la situación de los refugiados a través de la Iglesia Episcopal, donde, a lo largo de la Cuaresma, algunas iglesias individuales han buscado hacer lo mismo en sus congregaciones y comunidades.

Sin conocerlos en persona y escuchar sus historias, puede resultar difícil entender en qué consiste ser un refugiado o incluso captar la idea de millones de personas forzadas a desplazarse.

Las fotografías  están colgadas en la nave de la iglesia de Santa Ana y la Santa Trinidad, de manera que no sólo los visitantes, sino también los feligreses, se ven confrontados por las imágenes. Foto de la iglesia de Santa Ana y la Santa Trinidad.

Las fotografías  están colgadas en la nave de la iglesia de Santa Ana y la Santa Trinidad, de manera que no sólo los visitantes, sino también los feligreses, se ven confrontados por las imágenes. Foto de la iglesia de Santa Ana y la Santa Trinidad.

Encarar a América: retratos de refugiados que se reasientan en Estados Unidos [Facing America: Portraits of Refugees Resettling in the United States] una exposición fotográfica que se muestra en la iglesia episcopal de Santa Ana y la Santa Trinidad [St. Ann and the Holy Trinity Episcopal Church] en Brooklyn, intenta ponerles rostros a las cifras.

Por encargo del Foro de Santa Ana, las 19 fotografías presentan un panorama de refugiados de todo el mundo que han venido a Estados Unidos. Estos son refugiados que han escapado a la inestabilidad política, la persecución y la violencia.

“Vemos estas multitudes de personas que cruzan las fronteras y no captamos todo el cuadro, y no pensamos lo bastante en quiénes son estas personas y en torno a qué giran sus vidas”, dijo el Rdo. John Denaro, rector de Santa Ana. Denaro montó la exposición junto el feligrés Harry Weil. “[En la exposición] estamos viendo a estas personas cara a cara, no conocemos toda su historia, pero empezamos a apreciar que no es sólo esta masa de humanidad, sino vidas individuales las que están en juego… Es un llamado a que nos cuestionemos acerca del destino de esta gente”.

Los refugiados representados provienen de Irak, Afganistán, Siria, Sudán, la República Democrática del Congo y Eritrea, y han sido reasentados en New Haven, Connecticut, por los Servicios Integrados de Refugiados e Inmigrantes, afiliados también al EMM.

Denaro trabajó para el EMM en varias funciones durante10 años antes de venir a Santa Ana, lo cual le ayudó a entablar las conexiones humanas para la exposición. La fotógrafa, Hidei Takagi, inmigró del Japón y ahora vive en Brooklyn. Ella ha expuesto sus obras en todo el mundo, incluidas [las ciudades de] Londres, Madrid, Tel Aviv y París.

Aunque el foro espera se dirija a personas de todas las procedencias y de varias tradiciones religiosas,  resultó importante para hacer la conexión con la experiencia de los refugiados y la estación cristiana de Cuaresma, dijo Denaro. “Esta estación nos ofrece la parte más dura de la trayectoria humana de Jesús… él tuvo que enfrentar la sospecha y la violencia, y finalmente su destino, solo. La exposición  —en parte para aquellos de nosotros que le aportan esa sensibilidad— resuena con los temas de Cuaresma, que somos llamados a preguntarnos cómo conservamos nuestra identidad en medio de las grandes pruebas de nuestra vida y vivimos lo impredecible de nuestra propia humanidad”.

Las fotografías están colgadas en la nave de la iglesia, de manera que no sólo los visitantes, sino también los feligreses que participan en el culto, se ven confrontados por las imágenes. “Ellas se ciernen literalmente sobre nosotros, y estamos acompañados por ellas”, agregó Denaro. Es algo que deliberadamente nos compromete como cristianos y como ciudadanos, y muestra que estamos dispuestos a sostener este diálogo más amplio acerca de lo que significa vivir en un mundo interconectado”.

Cuarenta dioramas —todos ellos hechos por feligreses de varios niveles de pericia artística— se han colocado en los alféizares de las ventanas a lo largo del espacio de culto en la iglesia episcopal de San Marcos en Capitol Hill. Foto de David S. Deutsch

Cuarenta dioramas —todos ellos hechos por feligreses de varios niveles de pericia artística— se han colocado en los alféizares de las ventanas a lo largo del espacio de culto en la iglesia episcopal de San Marcos en Capitol Hill. Foto de David S. Deutsch

En la iglesia episcopal de San Marcos [St. Mark’s Episcopal Church] en la sección de Capitol Hill de Washington, D.C., la Rda. Michele Morgan, sacerdote encargada, decidió llevar la Cuaresma más allá de “dar café y donuts; cosas que debemos dar de todos modos”, explicó.

Centrados en [el tema de] los refugiados, se han colocado 40 dioramas —todos ellos hechos por feligreses de varios niveles de pericia artística— en los alféizares de las ventanas a lo largo del espacio de culto, al objeto de ser recordatorios visuales de millones de refugiados en todo el mundo. Además, en consonancia con una larga tradición de San Marcos, Morgan y la junta de compromiso comunitario de la parroquia, ofrecen un folleto de 20 páginas que incluye datos sobre los refugiados, versículos bíblicos, meditaciones y oraciones con el fin de ayudar a los feligreses a reflexionar sobre los refugiados y su situación. La práctica cuaresmal diaria incluye también “recordatorios de donaciones y cajitas de Cuaresma”, que aluden al relato bíblico de la ofrenda de la viuda, las cajitas se destinan a recoger ofrendas para personas de todo el mundo que necesitan ayuda.

 

Los dioramas sirven como recordatorios visuales de los millones de refugiados en todo el mundo. Foto de David S. Deutsch.

Los dioramas sirven como recordatorios visuales de los millones de refugiados en todo el mundo. Foto de David S. Deutsch.

Por ejemplo, la Primera Semana se centró en la necesidad de los refugiados de [encontrar] seguridad en su nuevo país. El primer comentario, para el Miércoles de Ceniza, brindaba información sobre la crisis de Siria. Decía: “El conflicto sirio comenzó en marzo de 2011 con una serie de protestas pacíficas y desde entonces ha dado lugar a la muerte de más de 170.000 personas y al desarraigo adicional de 9 millones. Las últimas cifras del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, o ACNUR, muestra que aproximadamente 2,9 millones de refugiados [sirios] residen actualmente en los países vecinos de Líbano, Turquía, Jordania, Irak y Egipto. Estas personas residen actualmente en viviendas temporales o están de camino en busca de albergue. Mencione cinco cosas de su casa que le hacen a usted sentirse seguro[a]. Ponga 25 centavos en la cajita de Cuaresma por cada una de ellas”.

Los feligreses de San Marcos recibieron un folleto de 20 páginas que incluye datos sobre los refugiados, versículos bíblicos, meditaciones y oraciones destinadas a que los feligreses reflexionen sobre los refugiados y su situación. Foto de David S. Deutsch.

Los feligreses de San Marcos recibieron un folleto de 20 páginas que incluye datos sobre los refugiados, versículos bíblicos, meditaciones y oraciones destinadas a que los feligreses reflexionen sobre los refugiados y su situación. Foto de David S. Deutsch.

Según explicó Morgan, ella confeccionó el folleto siguiendo el modelo de series, unos suplementos que el Ministerio Episcopal de Migración publicó en la estación Epifanía.

Por ejemplo, la tercera [semana] de Cuaresma, del 29 de febrero al 5 de marzo, se centró en la importancia de pertenecer, con avisos que le recordaban a los feligreses la importancia no sólo de la familia inmediata, sino también de la familia extendida y de los amigos. La 6ª. Semana de Cuaresma, del 21 al 26 de marzo cambia el énfasis a la compasión y la defensa social.

ACNUR reconoce que la vida resulta difícil para los refugiados iraquíes en Jordania; además de ser ilegal para ellos trabajar, la escasez de ayuda y servicios humanitarios dificulta aún más el proceso de asilo.

Al-Bayte y Abualteman dijeron que, al enfrentarse con tales dificultades, contemplaron hacer el peligroso viaje a Europa. Pero ahora la pareja se ha reasentado en Denver, donde Al-Bayte espera conseguir empleo y llegar a ser independiente.

La mayoría de la familia y amigos de Abualteman sigue en Irak, aunque su hermana y su cuñado viven en Denver. Muchos de los familiares de Al-Bayte también huyeron de Irak y algunos han sido reasentados en Connecticut. En definitiva, como le dijo la familia siria al Obispo Primado en el encuentro que tuvo con él, y como han dicho también Al-Bayte y Abualteman, los refugiados buscan el tipo de seguridad que viene con un país que ofrece garantías a sus ciudadanos, oportunidad de educarse y que protege los derechos humanos, y el tipo de paz que les permita dormir de noche.

Cuando se les pregunta lo que les gustaría que los episcopales y otros en Estados Unidos entendieran respecto a los refugiados y su situación, Abualteman dijo: “Somos gente inocente que abandona nuestro país por la fuerza, dejando atrás nuestros recuerdos, tradiciones y familias debido a la situación de la seguridad”.

Lynette Wilson es reportera y redactora de Episcopal News Service. Ashley Wright es escritora independiente radicada en Mineápolis. Traducción de Vicente Echerri.


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