‘¿Y si fueras tú? La respuesta a la crisis de los refugiados en Hungría y en Austria

Por Matthew Davies
Posted Oct 16, 2015
Lora y Arthur Bernabei recogen manzanas en su granja de 200 hectáreas en el sudoeste de Hungría antes de dirigirse a Nickelsdorf, Austria, donde están acogiendo a refugiados.

Lora y Arthur Bernabei recogen manzanas en su granja de 200 hectáreas en el sudoeste de Hungría antes de dirigirse a Nickelsdorf, Austria, donde están acogiendo a refugiados.

Este artículo es parte de una serie que explora la respuesta de la Iglesia Episcopal y sus asociados ecuménicos e interreligiosos a la crisis mundial de los refugiados. Otros artículos de esta serie se pueden encontrar aquí.

[Episcopal News Service] Mientras millares de refugiados que huyen de la guerra empezaron a llegar a la estación de ferrocarril de Budapest, Hungría, a principios del verano, los episcopales Lora y Arthur Bernabei supieron que, como cristianos, estaban llamados a responder con amorosa solicitud.

Recogieron manzanas de su granja de 200 hectáreas en el suroeste de Hungría, cargaron con ellas su auto y se dirigieron a la capital para comenzar a distribuírselas a los hombres, mujeres y niños que anduvieron durante semanas para encontrar seguridad en los brazos de sus vecinos europeos. Los refugiados estaban exhaustos, traumatizados y en urgente necesidad de comida y de agua.

“Cuando llegamos por primera vez a la estación de trenes, vimos a personas como nosotros, que les daban bolsas de alimento y agua”, dijo Lora vía Skype desde su granja húngara. “En verdad queríamos encontrar un modo de compartir de la abundancia que tenemos en nuestras propias vidas”.

Los Bernabei llenaban un carrito de compras y en dos minutos se vaciaba. Luego regresaron con su furgoneta, llevando el equivalente de 40 carritos de compra. Y eso se agotó en menos de una hora.

Le enviaron un email a su sacerdote local y él puso un aviso solicitando ayuda en el boletín de la parroquia. “De repente teníamos un montón de voluntarios”, contó ella. “La gente sencillamente quería ayudar: ropa, comida, mi auto se llenó hasta los topes”.

En ese tiempo, ignoraban que a principios de septiembre Hungría arrojaría a muchos de los refugiados en prisión y cerraría sus fronteras para obligar a los que buscaran asilo en el futuro, muchos de los cuales se dirigían a Alemania, a encontrar rutas alternativas a través de países como Serbia, Croacia y Eslovenia.

“La situación fue cambiando muy rápidamente. Hungría obtuvo malísima opinión de la prensa y… estaban despejando las estaciones ferroviarias”, dijo Lora.

 

Arthur Bernabei se reúne con voluntarios que ayudan a recibir y a procesar a los refugiados según llegan a Nickelsdorf, Austria. Foto de Lora Bernabei.

Arthur Bernabei se reúne con voluntarios que ayudan a recibir y a procesar a los refugiados según llegan a Nickelsdorf, Austria. Foto de Lora Bernabei.

Pero entonces los Bernabei se enteraron de que los refugiados estaban siendo bien recibidos en la frontera austríaca, en consecuencia reorientaron su misión y comenzaron a hacer viajes regulares a Nickelsdorf, un punto de significación histórica y de recepción para personas que escapaban de conflictos a través de Hungría.

“Vimos el campo por el que ellos entran y luego resulta mucho más sofisticado en Nickelsdorf”, dijo ella, “con tiendas que tienen carteles que dicen ‘Nos sentimos felices de ayudarles’”.

Durante el primer viaje de los Bernabei a Nickelsdorf, un trayecto de dos horas en auto desde su granja, llevaron 400 kilos de manzanas y se las entregaron al centro de recepción de refugiados de la Cruz Roja. Desde entonces ellos han regresado con zapatos, artículos de aseo personal, alimentos enlatados y otros artículos para ayudarlos a lo largo de su viaje.

Los refugiados llegan al centro de recepción de Nickelsdorf y, por lo general, permanecen allí una noche. Todos los días el centro se transforma. Se llenan los autobuses y transportan a los refugiados a la frontera alemana, mientras el centro se limpia y se reemplaza la ropa de cama para los próximos que lleguen.

 

El centro de recepción de refugiados en Nickelsdorf se arregla todos los días según los refugiados se procesan y se transportan a Alemania. Foto de Lora Bernabei.

El centro de recepción de refugiados en Nickelsdorf se arregla todos los días según los refugiados se procesan y se transportan a Alemania. Foto de Lora Bernabei.

“Queríamos hacer nuestra parte de alguna manera, y esto es algo tangible”, explicó Lora. “Me sentí muy conmovida la primera vez que me encontré con los refugiados que son personas con gran dignidad, apuntó ella. “Son tenderos y dentistas y no pueden quedarse en su propio país. Es una suerte que hayan podido llegar hasta aquí. No son pobres: son refugiados políticos y personas como usted y yo. Están huyendo por salvar sus vidas, y sencillamente queremos ayudarles en su trayecto”.

Durante 20 años, Lora había sido líder laica en la Convocación de Iglesias Episcopales en Europa, prestando servicios en varias comisiones y juntas, hasta que se mudó a Hungría hace tres años. Ella fue esencial en el trabajo de la Comisión sobre el Ministerio de los Bautizados y en el Instituto Europeo de Estudios Cristianos de la Convención, especialmente notable por su liderazgo en formalizar la visión de su obispo para el proceso de discernimiento y la formación cristiana de por vida tanto para clérigos como para laicos.

Al igual que Lora, muchos episcopales y sus asociados ecuménicos a través de Europa no ven su respuesta a la peor crisis de refugiados del mundo desde la segunda guerra mundial como un esfuerzo a corto plazo.

“Nuestras iglesias en Europa, con la actual crisis de refugiados, se han hecho presentes en toda partes”, dijo el obispo Pierre Whalon de la Convocación de Iglesias Episcopales en Europa, “no sólo [para proporcionar] necesidades básicas, sino también para asesorar en el proceso de asilo”.

Además de la respuesta en Hungría, Whalon reconoció la labor de los episcopales en Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Italia y más allá en brindarles apoyo y hospitalidad a los refugiados que han arriesgado sus vidas para escapar de la persecución.

“Cuando los refugiados] puedan establecerse, se convertirán en increíbles recursos para el país que los acoge”, dijo Whalon. “Es muy importante que la gente sepa eso. No tener compasión de esas personas, con su valor y su desesperación, con sus penas y sus extraordinarios dones, sería una completa y absoluta negación de la realidad de Jesucristo”.

Lora se muestra de acuerdo. “Estas personas quieren trabajar, se integrarán muy rápidamente… Quieren ganarse la vida y llegar a ser parte de la sociedad. Son profesionales”.

“La guerra no tiene fronteras”, dijo Nagulan Nesiah, encargado del programa de la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo, que está respondiendo a la crisis de refugiados a través de asociaciones regionales que ofrecen hospitalidad y espacios seguros de acogida mientras las personas atraviesan el continente. “Muchos [de los refugiados] son maestros, abogados y profesionales que tenían hogares y carreras estables. Ahora se encuentra en una situación vulnerable sin ropa ni recursos para atender a sus familias. Llegan a sus nuevos países con ansia y determinación de triunfar”.

Las actualizaciones más recientes de la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo acerca de su respuesta a la crisis de los refugiados, así como los medios de hacer donaciones, se encuentran aquí.

“Es una tarea extremadamente ardua y difícil, pero en todas partes contamos con voluntarios increíblemente creativos y con clérigos dedicados”, dijo Whalon. “Estamos marcando una diferencia en cada comunidad donde participamos, y sólo estamos empezando a abordar esta nueva crisis. Es algo espontáneo y de lo que me siento muy orgulloso”.

Pero la actual crisis de refugiados, aunque se centra fundamentalmente en Europa, es un problema global.

El gobierno de EE.UU. ha anunciado que aumentará el número de refugiados que se reasentarán en Estados Unidos, de 70.000 a 85.000 en 2016. Al menos, 10.000 de esos refugiados serán de Siria. El resto vendrá de lugares como la República Democrática del Congo, Somalia, Afganistán, Irak, Myanmar, México y Centroamérica, donde la guerra, la violencia y la persecución han obligado a los ciudadanos a huir y han impedido la posibilidad de regresar a sus hogares.

El Ministerio Episcopal de Migración y el servicio de reasentamiento de refugiados de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera ayudará a muchas de esas personas a reasentarse en Estados Unidos. (La Sociedad Misionera Nacional y Extranjera, [ Domestic and Foreign Missionary Society o DFMS] es el nombre legal y canónico con el cual la Iglesia Episcopal está incorporada, funciona empresarialmente y lleva a cabo la misión).

Todos los años, el Ministerio Episcopal de Migración, a través de una red de 30 organizaciones locales, ofrece un amplio espectro de servicios a más de 5.000 refugiados, asilados, inmigrantes especiales con visados y entrantes cubanos y haitianos, que incluyen reasentamiento, empleo y gestión adicional de casos para refugiados con importantes necesidades médicas o mentales. Estos nuevos norteamericanos dependerán de esa ayuda y apoyo mientras rehacen sus vidas con seguridad y paz en Estados Unidos.

“Para los episcopales, el ministerio de reasentamiento de refugiados es una manera tangible, importante e influyente de estar en el mundo: una manera de vivir conforme a nuestro Pacto Bautismal de buscar y servir a Cristo en todas las personas, respetando la dignidad de todo ser humano”, dijo Allison Duvall, directora del programa para las relaciones y el copatrocinio de la Iglesia del Ministerio Episcopal de Migración.

“El reasentamiento de refugiados es la historia de individuos, familias y comunidades, de vecinos que se conocen, que se cuidan unos a otros, que aprenden de las historias, las experiencias, los fuertes y los dones mutuos. Y al conocerse los unos a los otros, aumentan en comprensión, compasión y respeto”.

Materiales para formación y respuesta

  • Las actualizaciones más recientes de la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo acerca de su respuesta a la crisis de los refugiados, así como los medios de hacer donaciones, pueden encontrarse aquí.
  • La declaración de la obispa primada Katharine Jefferts Schori sobre los refugiados, así como las sugerencias de individuos y congregaciones [en respuesta a esa declaración] pueden encontrarse aquí.

– Matthew Davies es redactor y reportero de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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