Comentarios: Lecciones aprendidas en la Clínica Infantil de San Andrés

Por Vicki R. Fitzsimmons
Posted Jun 29, 2012

Vicki Fitzsimmons

[Episcopal News Service] El primer jueves de cada mes (excepto en julio), la iglesia episcopal de San Andrés [St Andrew’s Episcopal Church] en Nogales, Arizona, se transforma en la Clínica Infantil de San Andrés. Aquí, niños que viven en México (no en EE.UU) vienen a recibir gratuitamente atención médica especializada, para algunos ésa es su última esperanza. Dios obra a través de voluntarios que ofrecen atención médica a niños con graves afecciones de salud, tales como espina bífida, parálisis cerebral, pérdida de la audición, pérdida de la vista, síndrome de Down, etc. Los padres no pueden costear la atención médica que los niños necesitan, o los médicos mexicanos han abandonado a sus pacientes.

La Clínica Infantil de San Andrés fue fundada en 1973 por un grupo de madres en Nogales, [estado de] Sonora, México. Tenían niños con parálisis cerebral y querían saber cómo ayudarles. Una de ellas conocía a una terapeuta de Tucson. Cuando ésta vino a enseñarles cómo trabajar con sus niños, se dio cuenta de que a algunos podía ayudarles con la cirugía ortopédica. Invitó al Dr. Frankel, un cirujano ortopédico de Tucson, a que la acompañara en su próxima visita. A partir de entonces, se corrió la voz de que estos niños estaban recibiendo ayuda en las casas de sus vecinos. El número de pacientes se hizo mayor, y la clínica informal se traslado a un orfanato cercano. Cuando los médicos mexicanos se preocuparon de que hubiera médicos estadounidenses ejerciendo la medicina en México, el Dr. Frankel buscó un sitio del otro lado de “la línea”, en Nogales, Arizona. La iglesia episcopal de San Andrés y sus feligreses acogieron la pequeña clínica.

El Dr. Frankel trajo un especialista en frenos ortodóncicos y prótesis. Cuando se advirtió que había muchos niños que no oían bien se captó también a un audiólogo. La fama que se propagaba aumentó tanto el número de pacientes como el número y la variedad de profesionales de la salud que se ofrecieron de voluntarios. En 1977 la clínica inició una asociación con los hospitales Shriners de Spokane y Sacramento para proporcionar algunas cirugías necesarias. Médicos y enfermeras de estos hospitales venían a cada consulta para evaluar a los niños que serían sometidos a cirugía en sus hospitales y a hacerles seguimiento a sus pacientes. La clínica coordinaba y costeaba el transporte de cada paciente y de uno de sus padres.

En 1990, a la Clínica Infantil de San Andrés [St. Andrew’s Children’s Clinic, Inc.] se le otorgó su estatus de 501(c)(3). La junta directiva nombró al Rdo. Ed. Gustafson, sacerdote episcopal, como su primer director ejecutivo. La clínica ha seguido creciendo y atiende en consulta aproximadamente de 200 a 250 pacientes en un día. Los departamentos de salud integrados por voluntarios son audiología, cardiología, dermatología, nutrición, terapia ocupacional, ortopedia, aparatos ortopédicos, terapia física, psicología, terapia del habla y visión. Los especialistas habilitan a los niños con zapatos especiales, sillas de ruedas, cochecitos y andadores. Todo se le proporciona gratis a los pacientes.

Unos amigos a quienes conocí cuando asistía a la iglesia episcopal de San Francisco del Valle [St. Francis-in-the-Valley], en Green Valley, aproximadamente a 30 millas al norte de Nogales, me invitaron a visitar la clínica. Fui, hice un recorrido y sentí que podía hacer algo, y regresé al mes siguiente de voluntaria para la cocina. En ese tiempo, yo pasaba el verano investigando y escribiendo en nuestra casa de recreo en Green Valley. Mientras estaba en la clínica, percibí esta maravillosa presencia en la iglesia, así que asistí a los oficios dominicales y fui muy bien recibida por la feligresía. Cuando mi marido Jim regresó para llevarme de regreso a Illinois, le dije que había cambiado de Iglesia y que esperaba que a él no le importara.

Regresé a la Universidad de Illinois para el año académico donde impartía un curso de finanzas personales. En mi mente volvía de continuo a la clínica. También me estaba preparando para la jubilación y me preguntaba lo que haría como jubilada. Oraba pidiendo orientación, y la respuesta fue que no había visto un boletín de noticias de la clínica. Puesto que yo redactaba un boletín de noticias para maestros de secundaria, pensé que eso encajaría bien. Cuando nos jubilamos y me reuní con el Padre Ed. para ver qué podía hacer por la clínica, le conté de la respuesta que había tenido mi oración. Él me dijo: “Y yo he estado orando por alguien que dirija un boletín de noticias”. Incidentalmente, Jim entró a participar también, primero conduciendo la furgoneta para transportar a pacientes y familiares entre la frontera y la iglesia el día de la clínica, luego ayudando a transformar la iglesia en clínica y de nuevo en iglesia, y ahora como tesorero y miembro de la junta directiva de la clínica.

En la actualidad, redacto el boletín trimestral, tomo fotos para la página web así como para el boletín, y estoy a cargo de cualquier publicidad que la clínica necesite. En este papel, voy a todos los departamentos de la iglesia y del edificio de preescolar, incluso a la oficina del rector, el día de clínica y entrevisto a médicos, a pacientes y a padres. A veces tengo un intérprete que trabaja conmigo, a veces no. Hablo un poco de español, lo cual ayuda.

Lo que hago es una obra de amor: soy voluntaria. He aprendido que no se trata de mí y de lo que hago, se trata de los niños que vienen a nuestra clínica. Sus sonrisas cuando reciben la atención que requieren o una nueva silla de ruedas hacen que todo el tiempo y energía que consumo valgan la pena.

Logro ver el maravilloso trabajo que nuestros médicos y profesionales de la salud llevan a cabo en todas las consultas. Verónica nació con un pie seriamente deformado, con el cual ella nunca podría caminar y en el Hospital Shriners le amputaron el pie. Para hacer un reportaje para el boletín de la clínica, Jim y yo fuimos a Tucson a presenciar el ajuste preliminar de su nueva prótesis. ¡Qué alegría en la carita de la niña! Tres años después, su madre me mostró una preciada posesión: una medalla de oro que Verónica había ganado en una carrera en que había usado su pierna protésica. La madre se sentía muy orgullosa de su hija.

Ángela, que nació con sólo parte de sus piernas, muestra sus nuevos pies protésicos. Foto/Vicki Fitzsimmons

Ángela nació sin pies y sólo con parte de las piernas, que también tuvieron que amputarle quirúrgicamente. Cuando tenía siete años, la llevamos a una presentación de fondos para beneficencia. Ángela fue andando y bailando hasta el frente del salón en sus prótesis provisionales para recibir el cheque para la clínica. Ella iba con una sonrisa de oreja a oreja. En el salón había lágrimas en todos los ojos. ¡Qué valor y que energía en una niña tan pequeña!

Hay montones de historias que podría compartir con ustedes, pero no hay espacio aquí. Sírvanse visitar nuestra página web para saber más de esta clínica alentadora.

También recaudo fondos para pacientes de la clínica que no pueden hablar, pero pueden usar instrumentos de comunicación alternativa tales como el SpringBoard, que puede programarse para “hablar” con la familia, amigos y maestros cuando el niño toca partes de la pantalla. Siento un vínculo especial con estos niños porque yo no pude hablar hasta que tuve cuatro años. Afortunadamente, tuve un “arreglo” fácil. Tenía hipertrofia del frenillo lingual. El médico me cortó la membrana que me sujetaba la lengua y comencé a hablar parrafadas. ¡Mi familia dice que no he parado de hablar desde entonces!

Para recaudar estos fondos, hago una vez al año un recital vocal. Cantar es mi hobby y tomé lecciones de canto durante varios años. Me divierte montar el programa, que incluye mostrar un vídeo de ocho minutos sobre la clínica, el cual se puede encontrar en nuestra página web. Los fondos donados se destinan a costear un aparato de comunicaciones para un niño en particular. En marzo, José Luis recibió el suyo y cuando lo vio los ojos se le iluminaron. Se puso a manipularlo enseguida y empezó a formar frases. Él había estado viendo a los otros niños funcionar con sus SpringBoards cada mes mientras esperaba por el suyo, de manera que sabía exactamente lo que iba a hacer. ¡Qué alegría sentí al verle comunicarse más plenamente por primera vez!

En los 11 años que llevo siendo parte de esta clínica extraordinaria, he aprendido muchas cosas: a) a conocer toda una variedad de problemas médicos que eran nuevos para mí, b) a tener una mayor comprensión de la cultura mexicana y de su gente, c) a tener la satisfacción de poder comunicarme con pacientes y padres en mi limitado español y d) a tener paciencia. He visto a pacientes y a sus padres esperar durante varias horas para ver a diferentes médicos y terapeutas. Muchos de ellos habían viajado de 3 a 15 horas para llegar a nuestra clínica y esperaban en cola para ser procesados por Inmigración en la frontera. Y, al final de un día en la clínica, aún tenían que viajar de nuevo muchos kilómetros antes de llegar a sus casas. Y nunca se quejaban. Cuando tengo que hacer cola en el banco, en el correos o en la tienda de víveres, pienso en toda la paciencia que he visto mostrarse en la clínica, y espero pacientemente.

— La Dra. Vicki R. Fitzsimmons es miembro de la iglesia episcopal de San Andrés, en Nogales, Arizona. Traducción de Vicente Echerri.

In English: http://bit.ly/MVZ88X


Comments (3)

  1. Fr. Charles Searls Ridge says:

    How incredibly wonderful to see and read about! Seguramente, Dios les benigan.

    Rector St. Andrew/San Andrés, Nogales, AZ 1964 – 1970

  2. Dania Lizarraga says:

    Me toco conocer esta clínica y verdaderamente hacen una labor formidable, da gusto saber que existan personas de corazones tan nobles en el mundo.
    Estoy agradecida por que ayudaron a mi hermana y han ayudado a tantos niños que no cuentan con los recursos necesarios para tratar sus enfermedades. Dios los bendiga por siempre a cada uno de los colaboradores y claro a esos pequeños qe asisten con la esperanza de sanar y tener una mejor vida, Dios es un bueno y nunca los abandonara ni a ustedes ni a sus familias por que con sus buenas obras serán bendecidos de por vida.

  3. MARIEL CRUZ ENRIQUEZ says:

    HOLA POR FAVOR NECESITO EL TEL. DE LA CLINICA YA QUE TENGO UN NIÑO CON INSUFICIENCIA RENAL… TAMBIEN NACIO CON CITUS INVERSUS..TIENE 11 AÑOS Y SOMOS DE ESCASOS RECURSOS …CONFIO EN DIOS Y EN USTEDES POR FAVOR AYUDENME…..QUE DIOS LOS BENDIGA…DISCULPENME ESTOY DESESPERADA QUIERO QUE MI NIÑO ESTE SANO.

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