Queridos amigos,

Cuando recordamos los asesinatos de Madre Emanuel hace un año, ahora nos encontramos con otro indicio del poder omnipresente del odio en Orlando. Debido a nuestra experiencia, tenemos una ventana a través de la cual podemos ver la tragedia de Florida. La vista puede ser diferente, el paisaje puede haber cambiado, pero el escenario del poder del odio es el mismo.

Sin embargo, en respuesta a este encuentro con el odio, recordamos el ejemplo de las familias de las víctimas de Emanuel, que siguieron el ejemplo del mismo Jesús. Ese ejemplo, por supuesto, conduce indisolublemente al amor. Y, desde el momento de la cruz, el odio pierde su poder cuando se enfrenta al amor.

Las familias de Emanuel lo sabían. Las familias de Orlando llegarán a conocer lo mismo, oro. Que todos aprendamos esa lección de nuestro Señor, incluso en el dolor, el dolor y la ira que cultiva el odio. El amor tendrá la última palabra, porque el amor es de Dios ... y Dios es amor.

Fielmente,
El Reverendo Charles G. vonRosenberg
Obispo Provisional, La Iglesia Episcopal en Carolina del Sur