Oraciones por Orlando: Declaración del obispo del centro de Nueva York

Iglesia Episcopal Oficina de Asuntos Públicos
Publicado en junio 15, 2016

Queridos habitantes del centro de Nueva York:

A raíz de los horrores perpetrados en Orlando, una vez más me encuentro luchando con la presencia del mal en el mundo. Mientras escribo, los detalles aún están surgiendo, pero los poderes del mal detrás de este acto de terror parecen incluir la homofobia, los lazos alegados con el Islam extremista, el abuso doméstico, la disponibilidad de armas de asalto y tal vez la enfermedad mental no tratada.

En nuestra liturgia bautismal prometemos "renunciar a los poderes malvados de este mundo que corrompen y destruyen a las criaturas de Dios" y "seguir y obedecer a Jesús como nuestro Señor". En todo momento, pero especialmente ahora, podemos cumplir estas promesas al haciendo evidente nuestra fe viva en nuestras palabras y acciones.

Puede recordar las palabras del rabino Abraham Joshua Heschel, quien dijo después de reunirse con el Dr. Martin Luther King, Jr., “Sentí que mis pies estaban rezando”. Entonces, por favor, únase a mí en oración y acción. Oramos por las víctimas, por sus familias y por los primeros en responder que experimentan su propio trauma. Oramos por nuestros vecinos musulmanes que recibirán una reacción inmerecida. Oramos por nuestros hermanos y hermanas LGBTQ que están afligidos, enojados y asustados. Oramos por nuestros enemigos, por aquellos con quienes no estamos de acuerdo, y por aquellos que reaccionan a este horror con miedo y odio. Y oramos por todas las personas que responderán al mal trabajando con amor y diligencia renovada por la paz y la justicia de Dios en la tierra.

No debemos reaccionar a los poderes del mal y la violencia con palabras o hechos de odio. Como discípulos, respondemos al mal con el bien, respondemos al odio con actos de amor que muestran nuestro respeto por la dignidad de cada ser humano. Por difícil que sea, especialmente tan pronto después de una tragedia, nuestro Señor incluso nos llama a orar por nuestros enemigos. Tal oración no es aquiescencia o incluso resignación pasiva; es cómo nos convertimos en la presencia del amor de Dios en el mundo.

A medida que su oración y conciencia lo guíen, continúe siendo la presencia del amor de Cristo en cualquier lugar donde se encuentre. Sea una voz de esperanza. Sea una voz de calma y razón. Sé considerado; se amable. Sobre todo, sepan que somos sostenidos en el profundo abrazo de Dios por aquel que promete no dejarnos ir nunca.

En Cristo,

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