A raíz de los tiroteos en la escuela primaria Sandy Hook en Newtown, Connecticut, muchos episcopales han recurrido a su iglesia y a sus líderes en busca de consuelo y orientación pastoral, pero también en busca de liderazgo en un movimiento de formación rápida para combatir la violencia armada.

Los episcopales involucrados en este movimiento son apoyados por un larga historia de la legislación aprobada por la Convención General destinada a detener la proliferación de armas en los Estados Unidos. Quizás lo más desgarrador en retrospectiva es la Resolución D004 aprobada en 2000.

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Que la 73rd Convención General exprese su profunda preocupación por el uso repetido de pistolas de mano y armas de asalto fácilmente disponibles por y contra los niños y exhorta a los episcopales a buscar formas de desarrollar estrategias comunitarias y crear santuarios para nuestros niños, de modo que todos puedan identificarse y valorarse a sí mismos y a los demás como los preciosos hijos de Dios que son, y que pueden llegar a conocer la paz en sus vidas y crear paz para las generaciones futuras.

La tarea que tenemos ante nosotros no es nueva. En esta temporada, recordamos que Jesús nació en una época de incertidumbre y violencia y que la matanza de inocentes por parte de Herodes toma nuevas formas en nuestro tiempo. Mientras lloramos y esperamos nuevamente el nacimiento del Niño Jesús, que busquemos la paz y trabajemos para terminar con la violencia y el miedo, la pena y la muerte innecesarios que produce. Que nos unamos como la comunidad de fe para proteger y apreciar a todos los niños para que puedan vivir una vida de alegría, asombro y paz.

–El reverendo Gay Clark Jennings, presidente de la Cámara de Diputados de la Iglesia Episcopal