[Servicio de noticias episcopal] La obispa de Vermont, Shannon MacVean-Brown, expresó su dolor tras el tiroteo ocurrido el fin de semana pasado en Burlington contra tres estudiantes universitarios de ascendencia palestina, y se unió a otros líderes locales para pedir que la violencia sea investigada como un crimen de odio.

Las víctimas, Hisham Awartani, Kinnan Abdalhamid y Tahseen Ali Ahmad, todos de 20 años, recibieron disparos y resultaron gravemente heridos mientras caminaban el 25 de noviembre. Un hombre de 48 años ha sido encarcelado y acusado de intento de asesinato en el ataque.

Obispo de Vermont Shannon MacVean-Brown

"Lamento el odio que alimentó esta violencia sin sentido", MacVean-Brown dijo en una carta del 28 de noviembre a la diócesis. “Lamento el hecho de que las vidas de estos jóvenes, que tienen aproximadamente la misma edad que mi hija, nunca volverán a ser las mismas. Lamento la epidemia aparentemente imparable de violencia armada que azota a nuestra nación.

“Sobre todo, me entristece pensar que los padres y las familias de estos tres jóvenes los enviaron desde Palestina a Estados Unidos con la creencia de que estarían más seguros aquí que allí”.

El ataque a los tres estudiantes se produce tras semanas de ansiedad por las amenazas de violencia contra las comunidades judía y árabe en Estados Unidos desde el 7 de octubre, cuando el grupo militante palestino Hamás atacó a Israel e Israel respondió con declarar la guerra a Hamás en Gaza.

Sin embargo, no quedó inmediatamente claro si la guerra entre Israel y Hamas había inspirado el ataque en Burlington. El jefe de policía de la ciudad dijo a los periodistas esta semana que el pistolero no les dijo nada a los estudiantes "y simplemente se había acercado a ellos mientras caminaban por la calle, esencialmente ocupándose de sus propios asuntos".

Según los informes, las tres víctimas crecimos juntos en Cisjordania. Awartani y Abdalhamid son ciudadanos estadounidenses y Ali Ahmad se encuentra en el país con una visa de estudiante. Los tres asisten a universidades fuera de Vermont y estaban pasando sus vacaciones de Acción de Gracias en Burlington con uno de los familiares de la víctima, según informes de prensa.

Awartani sufrió las heridas más graves y los médicos temen que nunca vuelva a caminar por la bala que le dio en la columna.

MacVean-Brown dijo en su carta que los cristianos tienen la obligación de contrarrestar el odio que puede conducir a tal violencia, incluso en Vermont, donde casi el 94% de los 650,000 residentes del estado son blancos.

“Debemos cambiar las historias que nos contamos sobre la seguridad de nuestras comunidades, donde la mayoría de las personas lucen iguales y las personas de color y los inmigrantes se destacan. Debemos trabajar para hacer de nuestro estado un lugar en el que todo el pueblo de Dios esté seguro y donde los ancianos de todo tipo puedan confiarnos a sus preciosos hijos”, dijo MacVean.

“Mientras oramos por los jóvenes baleados en Burlington, comprometámonos también nosotros y nuestras congregaciones a hacer libre a nuestro amado Vermont”.

– David Paulsen es reportero principal y editor de Episcopal News Service. Él puede ser contactado en dpaulsen@episcopalchurch.org.