Piedra a piedra, progresan las reparaciones en la Catedral Nacional de Washington 6 años después del terremoto

Por David Paulsen
Posted Jan 2, 2018
Stone carvers at work

Los talladores Andy Uhl, a la izquierda, y Sean Callahan trabajan en piezas de la Catedral Nacional de Washington que sufrieron daños en el terremoto de 2011. Foto de Joe Alonso/Catedral Nacional de Washington.

[Episcopal News Service] El terremoto que afectó el área de Washington, D.C. en agosto de 2011causó daños a la Catedral Nacional de Washington que se calculan en $34 millones. Más de seis años después, menos de la mitad de esas reparaciones se han hecho, y el trabajo pendiente podría llevar otra década en terminarse.

No obstante, se ha progresado, y la catedral episcopal recibió el mes pasado una donación de fin de año de una fundación que le permitirá emprender esta primavera la próxima fase de las reparaciones. Este último proyecto de $1,5 millones se centrará en la estructura en torno a un atrio interior que es la última parte de la catedral que aún permanece cerrada al público.

“Tomó 83 años construir este lugar. Hemos tenido nuestro edificio casi siempre lleno de andamios. De cierta manera, estamos algo acostumbrados”, dijo Kevin Eckstrom, el director de comunicaciones de la catedral.

Washington National Cathedral west towers

Las reparaciones de las torres occidentales de la entrada principal de la Catedral Nacional de Washington concluyeron en el verano de 2017. Foto de David Paulsen/ENS.

Sigue siendo un hermoso edificio y un monumento religioso emblemático en la capital de EE.UU., pero la Catedral Nacional de Washington es también más que las piedras que la integran, dijo Eckstrom. “El personal y el liderazgo sienten intensamente que lo realmente importante del edificio es lo que está dentro”.

El proyecto del atrio es un ejemplo fundamental. Conocido como el claustro, tiene una fuente y un patio y, al reabrirlo, podrá utilizarse para bodas, banquetes y otras reuniones. Hay también otros planes de añadirle al espacio un columbario y un jardín conmemorativo.

Los muros que rodean el atrio no son el problema, sino los dos pináculos que se encuentran arriba y que rotaron durante el terremoto, dando lugar a que algunos pedazos cayeran en el atrio.

“Es un espacio sencillamente encantador y otra entrada a diferentes partes de la catedral”, dijo Joe Alonso, el cantero jefe de la catedral. “El extremo nordeste de la catedral de algún modo se cierne sobre ti”

La obra de esta primavera es sólo una de nueve proyectos, algunos ya terminados y otros pendientes, que componen la segunda fase de las reparaciones del terremoto. La primera fase, que costó alrededor de $10 millones,  se terminó en 2015, y se centró en el interior de la catedral y en los mayores y más viejos contrafuertes de la parte trasera. La catedral estuvo totalmente cerrada por casi tres meses en 2011, mientras las cuadrillas de obreros completaban las labores de estabilización a tiempo para reabrirla en noviembre de ese año para la instalación de la obispa de la Diócesis de Washington Mariann Budde.

El resto del trabajo se está llevando a cabo en la medida en que se recauda el dinero a través de donaciones privadas.

“Estamos comprometidos a terminar las reparaciones del terremoto y devolver este glorioso edificio a su grandeza original”, dijo el deán Randy Hollerith en una declaración por email. “Sin embargo, esas reparaciones no deben anteponerse, y no se antepondrán, al ministerio y la misión que tiene lugar aquí. El edificio es importante, pero es sólo un vehículo para la labor más vital del ministerio. Lo que sucede en el interior es en definitiva más importante que lo que la gente ve en el exterior”.

Washington National Cathedral wide shot

La construcción inicial de la Catedral Nacional de Washington se terminó en 1990, si bien siguió siendo necesario el mantenimiento y la restauración, aun antes de que la afectara el terremoto de 2011. Foto de David Paulsen/ENS.

La catedral es una sólida estructura de mampostería, de manera que “la única cosa que la mantiene unida es la gravedad y la física y un montón de argamasa”, dijo Eckstrom. En tanto se repara, piedra por piedra, los obreros instalan varillas de acero inoxidable entre las piedras para hacer la estructura más resistente al próximo terremoto de importancia, cuando este ocurra, si es que llega a ocurrir.

National Cathedral pinnacle reinstall

Obreros en 2016 reinstalan un pináculo que quedó dañado en el terremoto. Fue reforzado con varillas de acero inoxidable. Foto de Colin Winterbottom/Catedral Nacional de Washington.

Alrededor del 80 por ciento del exterior de la catedral aún precisa reparación.  Algunos de los arreglos han conllevado apenas el refuerzo de la estructura, en tanto otras segmentos de torres, pináculos, contrafuertes y  cruceros resultaron dañados sin remedio y deben ser reemplazados con nuevas tallas en piedra.

Alonso ha trabajado en la catedral desde 1985 y fue parte de la fase final de su construcción original, la cual concluyó en 1990. La estructura continuó necesitando mantenimiento y restauración en los años siguientes, pero nada como después del 23 de agosto de 2011, cuando tuvo lugar un terremoto de 5,8 de magnitud, que tuvo su epicentro a 135 kilómetros al suroeste de la catedral, cerca de Mineral, Virginia.

“Dios mío, el día del terremoto, fue como un puñetazo en el estómago”, dijo Alonso. Él y su equipo, sin embargo, están haciendo la mayor parte del trabajo en la actualidad, que consiste en limpiar y renovar partes de la catedral que han estado descuidadas durante años, tales como los techos y las vidrieras emplomadas. “El acceso que estamos teniendo como parte de la labor [de reconstrucción] del terremoto nos permite hacer otras reparaciones necesarias”.

El mayor proyecto de reparación pendiente es el de la torre central, cuyo costo se calcula en $5 millones.

“Cuando el temblor alcanzó el D.C., las ondas sísmicas fueron hacia la parte más alta de la ciudad, que es precisamente la colina donde estamos ahora”, dijo Eckstrom. “Y subieron hasta la parte más alta del edificio… que resulta ser nuestra torre central”. Algo semejante ocurrió en el Monumento a Washington, que se espera permanezca cerrado al público hasta 2019.

La torre central de la catedral tiene 91 metros, pero sus cuatro grandes pináculos perdieron de 6 a 9 metros de cantería cuando las piedras se cayeron o tuvieron que quitarlas. Lo que queda está siendo estabilizado con andamios hasta que se inicie la reparación. Si la catedral fuera a recibir suficiente dinero hoy para completar el proyecto, tardaría unos tres años, pero ésta y el resto de las reparaciones que están en lista es probable que se extiendan más allá del próximo decenio.

National cathedral central tower

Andamios en la torre central de la Catedral Nacional de Washington, que se vio afectada por un terremoto en 2011. Foto de David Paulsen/ENS.

La Catedral Nacional de Washington es una de las únicas dos catedrales en Estados Unidos, y la única catedral episcopal, con una tienda de cantería activa, dijo Eckstrom, y Alonso y otros dos talladores han estado ocupados desde el terremoto. La segunda fase se inició con reparaciones en el crucero norte de la catedral en la primavera de 2016. Otro proyecto, restaurar las icónicas torres occidentales de la fachada de la catedral, se concluyó en la primavera de 2017.

Old Testament prophet carvings

Estos rostros tallados de profetas del Antiguo Testamento eran partes de una torreta que desmontaron en el verano de 2017 y bajaron al suelo hasta que puedan repararla. Foto de  Colin Winterbottom/Catedral Nacional de Washington.

Un aspecto positivo de las secuelas del terremoto ha sido la oportunidad de ver partes de la catedral que de otro modo habrían quedado fuera del alcance. Se debe a que las han bajado a nivel de los ojos para repararlas.

El año pasado, una torreta dañada a la altura de un vigésimo piso tuvo que ser desmontada y descendida hasta el suelo fuera de la catedral, permitiendo una inspección más cercana de sus rasgos definitorios: los rostros tallados [en piedra] de ocho profetas del Antiguo Testamento.

Desafortunadamente, la catedral no tiene un registro que identifique a los profetas, pero “realmente te da una oportunidad de apreciar la labor artesanal que intervino en la creación del edificio”, explicó Eckstrom.

– David Paulsen es redactor y reportero de Episcopal News Service. Pueden dirigirse a él a dpaulsen@episcopalchurch.org. Traducción de Vicente Echerri.