Magistrado del Tribunal Supremo rinde tributo a Thurgood Marshall durante acto conmemorativo en Harlem

Por Keith Griffith
Posted May 15, 2017

Stephen Breyer, magistrado del Tribunal Supremo, habla sobre el papel de los tribunales de justicia durante un acto conmemorativo en honor de Thurgood Marshall. Foto de Keith Griffith.

[Episcopal News Service] El magistrado del Tribunal Supremo Stephen Breyer resaltó la importancia de los tribunales de justicia y el papel de la ley en un acto en honor del difunto Thurgood Marshall. Breyer habló el 13 de mayo en la iglesia episcopal de San Felipe  [St. Philip’s] ante un público de varios centenares de personas en ocasión del 10º. Aniversario de la conmemoración anual del Día de Thurgood Marshall, que honra al primer magistrado del Tribunal Supremo que en algún momento fue miembro de la junta parroquial de esta iglesia de Harlem.

Marshall, el primer afroamericano en llegar al Tribunal Supremo, vivió en Nueva York mientras trabajaba de abogado para la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color ( NAACP, por su sigla en inglés) y se incorporó a San Felipe, una iglesia tradicionalmente negra, en 1938. La festividad del calendario episcopal que conmemora su vida y obra, el 17 de mayo, es el día en que él ganó su más famosa disputa en el Tribunal Supremo, Brown vs. la Junta de Educación.

El programa comenzó a las 4:00 PM con un oficio de vísperas que incluía lecturas del profeta Amós y de I de Corintios. El Rdo. Patrick Williams, pastor interino de San Felipe, fue el celebrante, y el obispo de Nueva York Andrew M. L. Dietsche, impartió una bendición para dar inicio al programa de discursos.

Breyer rindió un conmovedor tributo a Marshall, quien se jubiló del alto tribunal en 1991 y falleció a los 84 años en 1993.

Sosteniendo una biografía de Marshall repleta de notas escritas a mano, Breyer abordó el legado de Brown vs. Junta de educación, el caso de 1954 en que el tribunal encontró que las leyes estatales que establecían escuelas separadas para estudiantes negros y blancos eran inconstitucionales.

Marshall, argumentando el caso ante el tribunal “no reveló alguna parte de la ley que todos no conociéramos muy bien, está aquí en la Constitución”, dijo Breyer.

“Ya crea usted en ese documento o no, ya crea en esa igualdad o no” , dijo él.

“Desde luego, que ello ayudó a Estados Unidos a producir la integración, pero ayudó a Estados Unidos de otras formas también que son igualmente importantes”, expresó Breyer del dictamen del tribunal en el caso de Brown.

Breyer prosiguió refiriéndose a una reciente visita que había recibido del presidente del Tribunal Supremo de Ghana, quien tenía curiosidad por saber acerca de la fuerza de la ley en la democracia estadounidense y le preguntó a Breyer: “¿Por qué la gente hace lo que ustedes dicen?”

“Uno aspira al imperio de la ley en Ghana, uno no tiene que convencer a los jueces. A la gente que tenemos que convencer es a aquellos que no son jueces ni abogados”, dijo Breyer.

Breyer agregó que el caso Brown vs. Junta de Educación de 1954 fue el dictamen “más importante” del Tribunal Supremo, pero que Cooper vs. Aaron, un caso que le siguió y que tenía que ver con la integración escolar, era su “preferido”. El dictamen del Tribunal en [el caso de] Cooper sostuvo que los estados  tenían que obedecer los veredictos del Tribunal Supremo y desegregar las escuelas, incluso si no estaban de acuerdo.

Breyer señaló que el dictamen Copper [vs. Aaron] lo firmaron los nueve magistrados [del Tribunal Supremo], lo cual, señaló él, era algo “inusual”.

El consenso de que la judicatura debe respetarse, incluso cuando sus veredictos sean cuestionables o incluso erróneos, es vital para la sociedad, arguyó Breyer.

Como un ejemplo, sacó a colación el dictamen de Bush vs. Gore del año 2000 que suspendió el recuento de la elección presidencial y le permitió a George W. Bush asumir la presidencia.

“Yo disentí enérgicamente”, dijo Breyer refiriéndose a ese dictamen. “Pero la gente no se sublevó ni se mataron en las calles”.

“Antes de llegar a esa conclusión, encienda la televisión y vea lo que sucede en los países que intentan arreglar las cosas de ese modo”, afirmó Breyer.

Luego de la plática, los asistentes se reunieron en la cripta para una recepción.

“Hoy fue un acontecimiento histórico, de manera que nos sentimos muy orgullosos”, dijo el feligrés Mark G. Barksdale, que trabaja para el municipio de Newark como director del Departamento de Desarrollo Económico y Vivienda. “Fue un gran honor para la iglesia y para la diócesis”.

Barksdale, miembro de toda la vida de San Felipe, era un niño cuando Marshall estaba en la junta parroquial de la iglesia. Él recordaba con la copresidente del Comité Cultural de la iglesia, Beverly Brown, esos tiempos cuando Marshall coordinaba las celebraciones anuales del Día de San Felipe en ese mismo salón donde se encontraban ahora.

“Estábamos corriendo aquí en la cripta con los otros niños, mientras los adultos hacían lo que nosotros hacemos ahora”, contó Brown, riéndose.

El guardián mayor Charles Williams III dijo que era importante para la iglesia presentar oradores de fuera de la comunidad episcopal, tales como Breyer, que es judío.

“Se supone que la Iglesia propague su palabra e incorpore lo de afuera”, dijo Williams. “Siempre hemos tenido la idea de invitar, y cito, a personas ‘no religiosas’ porque somos parte de la comunidad y la comunidad es parte de nosotros. Y uno nunca sabe, algunas personas pueden oír algo con lo cual se conectan”.

San Felipe sí tiene una conexión con Breyer, ya que su hija, la Rda. Chloe Breyer es sacerdote asociada para la congregación.

Williams señalaba que “no es frecuente que uno consiga [la participación de] un magistrado del Tribunal Supremo, especialmente en una iglesia”, haciendo notar que incluso Marshall participó menos de la vida de la iglesia después de ocupar su lugar en el Tribunal Supremo, para evitar  cualquier posible sospecha de parcialidad.

John W. Watkins, abogado de la Fiscalía del Distrito de Brooklyn, ayudó a planificar el evento, el cual atrajo a un buen grupo de estudiantes de derecho penal de John Jay College.

“El mensaje que dio el magistrado fue realmente acertado”, dijo Watkins al término del acto. “En verdad me ayudó a reorientar mis sentimientos sobre el estado actual de cosas [pasando] de la cólera a la razón”.

– Keith Griffith es un periodista independiente radicado en Nueva York. Es miembro de la iglesia episcopal de Santa María [St. Mary’s] en Harlem. Traducción de Vicente Echerri.