Episcopales respaldan las protestas de nativoamericanos al oleoducto de Dakota del Norte

Por David Paulsen
Posted Aug 30, 2016
El Rdo. John Floberg, que ha ministrado en la reserva india de Roca Enhiesta durante 25 años, y Carmine Goodhouse, miembro de la iglesia episcopal de San Lucas en Fort Yates, Dakota del Norte, de pie junto a la bandera de la Iglesia Episcopal que se sumó a las banderas de otras organizaciones y tribus que participan de la protesta contra el Oleoducto para el Acceso a las Dakotas. Foto Facebook/página de John Floberg.

El Rdo. John Floberg, que ha ministrado en la reserva india de Roca Enhiesta durante 25 años, y Carmine Goodhouse, miembro de la iglesia episcopal de San Lucas en Fort Yates, Dakota del Norte, de pie junto a la bandera de la Iglesia Episcopal que se sumó a las banderas de otras organizaciones y tribus que participan de la protesta contra el Oleoducto para el Acceso a las Dakotas. Foto Facebook/página de John Floberg.

[Episcopal News Service] Los episcopales están codo con codo con otras personas que protestan en un esfuerzo creciente de las tribus nativoamericanas de evitar que una compañía petrolera construya un oleoducto principal a través del río Misurí en Dakota del Norte.

Las protestas, que tuvieron éxito este mes en detener las obras en parte del oleoducto, se comparan a algunos de los acontecimientos más importantes de la historia de los indios norteamericanos, y la Diócesis [episcopal] de Dakota del Norte se ha solidarizado con la causa y el 19 de agosto emitió una declaración de apoyo a la tribu sioux de Roca Enhiesta [Standing Rock].

El obispo primado Michael Curry dijo el 25 de agosto que apoya también los objetivos de la protesta, la cual, según la definió, “nos une en la lucha en pro de la justicia y la reconciliación raciales con la justicia climática y el cuidado por la creación de Dios como una cuestión de mayordomía”.

“El pueblo de la reserva sioux de Roca Enhiesta nos llama ahora a solidarizarnos con los pueblos nativos, no sólo en beneficio suyo, sino por el bien de la creación de Dios, por el bien de toda la familia humana, y por los niños y las generaciones de niños que aún no han nacido,” dijo Curry en su declaración. “El legendario jefe sioux Toro Sentado nos recuerda: ‘Juntemos nuestras mentes y veamos la vida que podemos hacer para [beneficio de] nuestros hijos’”.

“No es sólo un asunto de los nativos. No se trata sólo de un problema indio. Es un problema humano”, dijo el Rdo. Brandon Mauai, diácono episcopal de la reserva india de Roca Enhiesta.

El arzobispo Fred Hiltz de la Iglesia Anglicana del Canadá y Mark MacDonald, obispo nacional anglicano de los pueblos indígenas, dijeron el 25 de agosto que el problema es también moral, y que “sólo hay una esperanza de que el problema moral pueda plantearse y ser oído”.

Los que se oponen al Oleoducto para el Acceso a las Dakotas [Dakota Access Pipeline] dicen que constituye una gran amenaza para el medioambiente y para el modo de vida de las personas que habitan en el entorno, y que extraen el agua del río Misurí para beber, entre ellos 8.000 miembros tribales de Roca Enhiesta. La compañía que construye el oleoducto, Energy Transfer Partners, y los que la apoyan arguyen que el oleoducto es seguro, económico y necesario para llevar petróleo de Dakota del Norte a mercados y refinerías a través del país.

La tribu también está preocupada de que el oleoducto, que cruzará al borde de la reserva de 8.000 a 12.000 kilómetros cuadrados, pueda profanar suelo sagrado.

Agentes de orden público se alinean el 15 de agosto a lo largo de una carretera en el condado de Morton, Dakota del Norte, para bloquear a manifestantes que se open al Oleoducto para el Acceso a las Dakota que se extendería desde los yacimientos petrolíferos de Bakken en el noroeste de ese estado hasta Illinois. Foto del grupo opositor de Roca Enhiesta vía Facebook.

Agentes de orden público se alinean el 15 de agosto a lo largo de una carretera en el condado de Morton, Dakota del Norte, para bloquear a manifestantes que se open al Oleoducto para el Acceso a las Dakota que se extendería desde los yacimientos petrolíferos de Bakken en el noroeste de ese estado hasta Illinois. Foto del grupo opositor de Roca Enhiesta vía Facebook.

Se pensaba que el problema llegaría a un primer plano esta semana con audiencias en los tribunales sobre el proyecto y las protestas. Sin embargo, los dictámenes se aplazaron hasta principios del próximo mes.

Las congregaciones episcopales de la localidad no son sólo observadoras pasivas. Algunos miembros de la Iglesia se encuentran en primera línea, como parte de los que protestan o apoyando a los centenares —y a veces millares— de personas acampadas allí, y el asunto ha influido en los sermones dominicales, las oraciones e incluso las opciones de la liturgia.

“Vemos nuestra obligación a través de la lente de nuestro pacto bautismal, de respetar la dignidad de todo ser humano”, dijo el Rdo. John Floberg.

Floberg, misionero canónigo de la comunidad de la Iglesia Episcopal en la reserva de Roca Enhiesta, atiende tres congregaciones en la parte de la reserva en Dakota del Norte: San Lucas [St. Luke’s], en Fort Yates; Santiago Apóstol [St. James’], en Cannon Ball y la iglesia de la Cruz [Church of the Cross], en Selfridge. Y aunque él es blanco y no pertenece a la tribu, ha pasado 25 años ministrando aquí y está muy consciente del contexto histórico que se toma en cuenta, tanto en las protestas recientes como en la participación episcopal.

Floberg es miembro del Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal y el período de Mauai en el Consejo terminó el año pasado.

El comienzo del ministerio de la Iglesia Episcopal entre los sioux se remonta a mediados del siglo XIX, dijo Floberg, y destacó cómo la “política de paz” del presidente Grant de fines de la década del sesenta de ese siglo le asignó la supervisión de las reservas a denominaciones religiosas, la Iglesia Episcopal entre ellas.

La historia de la interacción de los blancos con los pueblos nativos, sin embargo, ha estado marcada por la violencia, la opresión y las promesas incumplidas.

Los líderes sioux de Roca Enhiesta, en su demanda legal contra el oleoducto, citan tratados de 1851 a 1868 al argüir que el gobierno de EE.UU. todavía no ha cumplido su parte de esos acuerdos. La reserva de Roca Enhiesta abarca ambos lados de la frontera entre Dakota del Norte y Dakota del Sur, y las tierras del tratado tribal se extienden al norte de la reserva, dicen ellos, hasta el sitio en que se construye el oleoducto.

Algunos blancos que los apoyan se han unido a los indios norteamericanos en su protesta, pero Floberg dijo que el enfrentamiento también ha suscitado críticas racistas en algunos lugares, particularmente en comentarios que han aparecido en Facebook sobre el tema.

Otra referencia histórica es el plan Pick-Sloan para el control de inundaciones de 1944, que conllevó la construcción de represas en el río Misurí. Esto creó el lago Oahe, que se extiende desde el sur de Bismarck, en Dakota del Norte, hasta bien entrado en Dakota del Sur. La costa occidental del lago atraviesa las reservas de Roca Enhiesta y del Río Cheyenne, y el oleoducto cruzaría el lago apenas a un kilómetro de la frontera de Roca Enhiesta.

Cuando se creó, el lago Oahe inundó tierras de cultivo tribales, huertos de árboles frutales y bosques a lo largo del río Misurí, y desplazó a muchas familias nativoamericanas.

Los antepasados de Mauai se encontraban entre esos afectados. La familia de su madre había vivido junto al río Cannonball, un tributario del Misurí que fue inundado, y se vio obligada a mudarse.

“Crecí oyendo la historia” dijo Mauai, que ahora tiene 31años.

Criado en la reserva de Roca Enhiesta, Mauai fue de niño a una escuela católica romana, pero lo confirmaron como episcopal cuando estaba en quinto grado. Finalmente se involucró en el ministerio nativo de la Iglesia y fue ordenado diácono en 2007. Su esposa también sirve de diácona.

La bandera de la Iglesia Episcopal aparece atada a una cerca en el campamento de protesta del Círculo de Piedras Sagradas, junto con las banderas de otras organizaciones y tribus que participan en la protesta contra el Oleoducto para el Acceso a las Dakotas. Foto de Brandon Mauai vía Facebook.

La bandera de la Iglesia Episcopal aparece atada a una cerca en el campamento de protesta del Círculo de Piedras Sagradas, junto con las banderas de otras organizaciones y tribus que participan en la protesta contra el Oleoducto para el Acceso a las Dakotas. Foto de Brandon Mauai vía Facebook.

Su aprecio por el activismo de la Iglesia Episcopal se acrecentó mientras asistía a las convenciones generales a lo largo de la última década. Dijo que él percibía en la Iglesia un genuino interés en ocuparse de asuntos importantes para las comunidades nativas y [las personas] socialmente oprimidas.

“La Iglesia ha sido por mucho tiempo defensora de los nativos en toda la nación, y yo creo que eso es justamente una de las cosas que somos llamados a hacer”, dijo Mauai.

Esa defensa se refleja en la declaración emitida el 19 de agosto por el Consejo del Ministerio Indio de la Diócesis de Dakota del Norte, la cual cita las resoluciones de la Convención General en apoyo a los pueblos indígenas y oponiéndose al racismo ambiental y a las doctrinas legales que los críticos dicen que se han utilizado para negarles sus derechos a los nativoamericanos. Y le pide a la Iglesia Episcopal “que abogue por nosotros”.

La declaración también llama al Cuerpo de Ingenieros del Ejército a revocar su decisión respecto al Oleoducto para el Acceso a las Dakotas.

La compañía bosquejó su proyecto de oleoducto, así como empeños para iniciar la construcción, en su reciente presentación judicial en que solicitaba una orden de restricción temporal contra los que los que se oponen.

El oleoducto ha de extenderse a lo largo de 1857 kilómetros desde los yacimientos petrolíferos de Bakken, en el noroeste de Dakota del Norte hasta Patoka, Illinois, para llevar diariamente hasta 570.000 barriles de petróleo hacia la costa Oriental y la costa del Golfo [de EE.UU.]. La producción de petróleo en Dakota del Norte ha aumentado en los últimos seis años, dijo la compañía, y transportar gran parte de ese petróleo a través de un oleoducto será más seguro y más barato que hacerlo por barco, por tren o por carretera.

La compañía también afirma que ha obtenido todos los permisos que necesita, incluida la autorización para atravesar el río Misurí con un oleoducto debajo del lago Oahe. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército dio el visto bueno a ese plan el 25 de julio.

La construcción del cruce en el lago Oahe estaba programada para empezar el 10 de agosto, pero la compañía dijo que la enfrentaron unos 30 manifestantes. Ese grupo aumentó a 350 para el 12 de agosto, según documentos del tribunal, que acusan a algunos de los manifestantes de amenazar a los obreros y de derribar la cerca [que se había levantado] para intentar evitar que los manifestantes entorpecieran el proyecto.

“No parece que los acusados tengan ningún fundamento válido para interferir con la construcción del Oleoducto para el Acceso a las Dakotas”, escribió el juez federal de distrito Daniel L. Hovland el 16 de agosto al emitir una orden temporal de restricción contra los manifestantes. Una vista sobre un requerimiento preliminar contra los manifestantes que se había fijado para el 25 de agosto se ha aplazado para el 8 de septiembre. La orden de restricción temporal se mantiene en vigor.

El presidente tribal David Archambault II, una de las más de dos docenas de personas arrestadas en las protestas, respondió a la orden inicial del juez con una declaración en que prometía seguir oponiéndose al proyecto y hacerlo pacíficamente.

“Nuestra posición básica es que el Cuerpo de Ingenieros no se ha atenido a la ley y no ha entrado a considerar los impactos [negativos] del oleoducto en la tribu sioux de Roca Enhiesta”, dijo Archambault.

“Nuestra mano sigue abierta a la cooperación y nuestra causa es justa”, dijo Archambault en un artículo de opinión en The New York Times publicado el 25 de agosto. “Esta lucha no es sólo por los intereses de la tribu sioux de Roca Enhiesta, sino también por los de nuestros vecinos en el rio Misurí: los ganaderos y granjeros y pequeños pueblos que dependen del río han manifestado un respaldo abrumador a nuestra protesta”.

La causa ha encontrado repercusión con los episcopales de Dakota del Norte debido a la convergencia de la justicia racial y la justicia medioambiental, y la causa medioambiental ha atraído el apoyo de grupos de activistas de afuera, notablemente de Earthjustice, con sede en San Francisco, que presentó una demanda federal en nombre de la tribu. La acción también ha atraído la atención de celebridades como Susan Sarandon, Leonardo di Caprio y la protagonista de Divergent Shailene Woodley, así como de organizaciones tales como el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Poblaciones Indígenas.

Vicki Granado, portavoz de la compañía del oleoducto, dijo que la obra proseguirá en otras partes del proyecto. Ella calificó la protesta de “ilegal… a la luz del hecho que tenemos los permisos y aprobaciones necesarios para trabajar en este sitio”. Un juez federal dijo el 24 de agosto en Washington, D.C., que para el 9 de septiembre dictaminaría sobre la objeción legal de la tribu a la aprobación del Cuerpo de Ingenieros del Ejército.

Luego de ese dictamen, Archambault dijo desde Washington que “que cualquiera que fuese el resultado en el tribunal creo que ya hemos establecido un principio importante: que las tribus sean oídas en asuntos importantes que afectan nuestros intereses vitales”.

En el ínterin, manifestantes de afuera siguen llegando al campamento próximo al sitio de trabajo del oleoducto, y los líderes episcopales de la localidad lo visitan regularmente. El 19 de agosto, Mauai se apareció en el campamento con una enorme olla de sopa de macarrones con carne, la cual, teniendo en cuenta que había unas 2000 personas que alimentar, se consumió rápidamente.

Algunos funcionarios de Roca Enhiesta dijeron esta semana que más de 80 tribus de todo el país han expresado su apoyo a la causa, un momento de unificación que, según dijo Mauai, es improbable que las tribus hayan visto en 140 años. En juego está el agua que beben, añadió Mauai, y resaltó la importancia del agua para los cristianos, desde referencias bíblicas hasta el uso del agua en el bautismo.

Manifestantes que protestan por el Oleoducto para el Acceso a las Dakotas, que comenzara en Dakota del Norte, de pie a la puesta del sol en el Campamento de las Piedras Sagradas junto a un cartel en que puede leerse “mni wiconi”, que en lengua lakota quiere decir “el agua es la vida”. Foto de la Red Medioambiental Indígena vía Facebook.

Manifestantes que protestan por el Oleoducto para el Acceso a las Dakotas, que comenzara en Dakota del Norte, de pie a la puesta del sol en el Campamento de las Piedras Sagradas junto a un cartel en que puede leerse “mni wiconi”, que en lengua lakota quiere decir “el agua es la vida”. Foto de la Red Medioambiental Indígena vía Facebook.

Él también hizo referencia a la expresión “mni wiconi”, que en lengua lakota significa “el agua es la vida”. Eso es lo que ellos protegen, afirmó, y no son sólo nativoamericanos los que vienen a apoyarlos.

“Es todo el que tiene interés en el agua potable”.

David Paulsen es un escritor independiente radicado en Milwaukee, Wisconsin, y miembro de la iglesia episcopal de La Trinidad en Wauwatosa. Traducción de Vicente Echerri.


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