Catedral de Zanzíbar abre un centro para conmemorar la trata de esclavos

Por Lynette Wilson
Posted Jun 23, 2016
Tanto el interior como el exterior de la iglesia catedral anglicana de Cristo, en Zanzíbar están sujetos a una completa restauración. Foto de Lynette Wilson/ENS.

Tanto el interior como el exterior de la iglesia catedral anglicana de Cristo, en Zanzíbar están sujetos a una completa restauración. Foto de Lynette Wilson/ENS.

[Episcopal News Service – Stone Town, Zanzíbar] La catedral anglicana de Cristo se alza aquí como un símbolo en memoria de los hombres, mujeres y niños que se llevaron de África Oriental y los vendieron como esclavos. La catedral, una maciza estructura de piedra que se alza justo a la salida de las estrechas calles y corredores de la ciudad histórica, sirve también como recordatorio del papel de la Iglesia Anglicana en la abolición de la trata de esclavos y su contribución a la propagación del cristianismo en África.

Designada Patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2000, Stone Town recibe más de 100.000 visitantes al año, muchos de los cuales visitan la catedral, donde los guías ofrecen recorridos por el inmueble que se construyó en un antiguo mercado de esclavos.

En el otoño de 2013, la Diócesis Anglicana de Zanzíbar —parte de la Iglesia Anglicana de Tanzania— en asociación con el Fondo Mundial de Monumentos-Gran Bretaña comenzó un proyecto para preservar la catedral y crear un centro de patrimonio cultural para conmemorar la abolición de la esclavitud e instruir a las personas acerca de la esclavitud en sus formas modernas.

“El proyecto preservará un monumento altamente significativo y promoverá el acceso a uno de los sitios patrimoniales más importantes de África Oriental”, dijo el obispo de Zanzíbar, Michael Hafidh, en un mensaje electrónico.

El Centro de Patrimonio Cultural se inauguró el 15 de junio con una exposición sobre la Trata de Esclavos en África Oriental. Foto de Dan Barlow/Diócesis de Zanzíbar

El Centro de Patrimonio Cultural se inauguró el 15 de junio con una exposición sobre la Trata de Esclavos en África Oriental. Foto de Dan Barlow/Diócesis de Zanzíbar

Contar el relato de este oscuro capítulo de la historia de la región de una manera abierta y factual ayudará a salvar las divisiones sociales y étnicas y a promover la tolerancia, la reconciliación y una sociedad inclusiva”.

El Centro de Patrimonio Cultural contará la historia de la trata de esclavos en África oriental, tanto en inglés como en swahili, para promover el diálogo interreligioso, instruir a los turistas, salvar las divisiones sociales y étnicas y enseñarles a los niños tolerancia y reconciliación para promover una sociedad inclusiva.

“El proceso de crear el Centro de Patrimonio Cultural … y hacerlo accesible a los niños de edad escolar, que son los futuros líderes del país, promoverá el diálogo interreligioso e intercomunal y el entendimiento”, escribió Hafidh, cuya madre era cristiana y cuyo padre era musulmán.

La Diócesis de Zanzíbar aún necesita recaudar dinero para renovar la aguja. Foto de Lynette Wilson/ENS.

La Diócesis de Zanzíbar aún necesita recaudar dinero para renovar la aguja. Foto de Lynette Wilson/ENS.

La Unión Europea y el Fondo de Preservación Cultural del Embajador de EE.UU., entre otros donantes grandes y pequeños, proporcionaron ayuda económica para el proyecto de restauración de la catedral. Salvo la aguja, la restauración está terminada.

El 15 de junio se inauguró el Centro de Patrimonio Cultural, cuya exposición de la Trata de esclavos en África Oriental, cuenta la historia de la esclavitud y la trata de esclavos a partir de la captura [de esclavos] en lugares como el Congo, Kenia y Tanganica, a través del transporte, compradores y vendedores, desde el trabajo en las plantaciones de especias y el trayecto al extranjero, hasta la libertad y el legado que dejó la esclavitud en Zanzíbar, un archipiélago de 1,3 millones de habitantes, la mayoría de los cuales son musulmanes.

“Zanzíbar fue un importante centro de trasbordo de esclavos procedentes de tierra firme que bien eran vendidos en el mercado de esclavos de Zanzíbar o a plantadores árabes o swahilis para trabajar en las plantaciones de especias de la isla de Zanzíbar o de la vecina isla de Pemba”, dijo Dreck Peterson, profesor de historia y estudios africanos en la Universidad de Michigan y miembro de la iglesia episcopal de San Andrés [St. Andrew’s Episcopal Church] en Ann Arbor. “O a veces eran vendidos en gran número a tratantes que se los llevaban en torno al cabo de Buena Esperanza rumbo a Brasil”.

El mercado de esclavos se trasladó al África Oriental después que el parlamento británico le puso fin a la trata de africanos occidentales y posteriormente posicionó a escuadrones de la Armada frente a las costas para interceptar lo barcos negreros que se dirigían al Nuevo Mundo, lo cual aumentó considerablemente el precio de los esclavos, dijo Peterson, que previamente enseñara en la Universidad de Cambridge, Inglaterra. La demanda de trabajo esclavo era grande en el Caribe y en Brasil, país este último que no abolió la esclavitud hasta fines del siglo XIX.

Además de servir como monumento de recordación a los esclavos que fueron traídos al mercado, la catedral también conmemora la obra del explorador y misionero escocés David Livingstone y sus esfuerzos por abolir la trata de esclavos.

“La catedral misma se levanta como un monumento a la abolición de la esclavitud; sin embargo, la Iglesia Anglicana en Zanzíbar surgió de una larga campaña contra la trata de esclavos en África Oriental inspirada por la prédica de David Livingstone”, dijo Peterson.

La principal misión anglicana en Zanzíbar se llamó Misión de las Universidades a África Central (UMCA, por su sigla en inglés), una sociedad misionera que establecieron miembros de la Iglesia Anglicana dentro de las universidades de Oxford, Cambridge, Durham y Dublín. Fundada en respuesta a un llamado de Livingstone, la sociedad estableció las estaciones de misión que terminaron por convertirse en los obispados de Zanzíbar y Niasalandia (posteriormente Malawi) y fue pionera en la preparación de sacerdotes africanos negros.

“Él [Livingstone] va a Cambridge y pronuncia un famoso discurso en Regent House en el cual llama a una generación de jóvenes británicos a ir a África Central y salvar a africanos de las degradaciones de los tratantes de esclavos árabes y swahilis”, dijo Peterson.

“El discurso idealista de Livingstone da lugar a toda una misión de la UMCA integrada por estudiantes anglicanos, emprendedores y moralistas, de Oxford y Cambridge y otras universidades británicas que fundan esta Misión de las Universidades al África Central cuya principal vocación es crear sendas para el cristianismo y el comercio, que es lo que Livingstone quería promover”.

Estatuas de esclavos unidos con cadenas al cuello sirven para recordar las atrocidades sufridas por los hombres, mujeres y niños que fueron capturados y vendidos en esclavitud en África Oriental. Foto de Lynette Wilson/ENS.

Estatuas de esclavos unidos con cadenas al cuello sirven para recordar las atrocidades sufridas por los hombres, mujeres y niños que fueron capturados y vendidos en esclavitud en África Oriental. Foto de Lynette Wilson/ENS.

Luego de los discursos de Livingstone en la década del 70 del siglo XIX, se inició la misión de la UMCA en Zanzíbar y en tierra firme en lo que hoy el Malawi, donde los misioneros abrieron estaciones para albergar a esclavos liberados, a algunos de los cuales compraban y a otros a quienes rescataron.

“Ellos se convierten en las primeras congregaciones en la que predican misioneros anglicanos y posteriormente se convierten en importantes emisarios del cristianismo a otras partes de África Oriental, y agentes de la misión anglicana que predican y traducen y trabajan junto a misioneros británicos en la obra de la evangelización”, apuntó él.

Los actuales anglicanos de Zanzíbar remontan sus raíces a estos esclavos liberados y emancipados, dijo James Kaleza, subsecretario diocesano, durante una entrevista en Stone Town en abril.

“La mayoría de los anglicanos en África son descendientes de esclavos porque sus antepasados eran esos que fueron traídos aquí para ser vendidos y terminaron en la misión”, dijo Kaleza. “Ellos se convirtieron en los primeros anglicanos; la mayoría son nativos (con raíces) que se remontan a la trata de esclavos”.

Los misioneros anglicanos no sólo trajeron el Evangelio a Zanzíbar y tierra firme, donde comenzaron a crecer con mayor rapidez, sino que construyeron hospitales y escuelas donde preparaban a médicos, enfermeras, maestros y sacerdotes, añadió.

Altar mayor de la catedral anglicana de Cristo marca el sitio donde una vez estuvo el poste de las flagelaciones. Foto de Lynette Wilson/ENS.

Altar mayor de la catedral anglicana de Cristo marca el sitio donde una vez estuvo el poste de las flagelaciones. Foto de Lynette Wilson/ENS.

El anglicanismo continuó creciendo lentamente en Zanzíbar hasta la revolución de 1964 cuando el sultán de Zanzíbar fue depuesto y el nuevo gobierno se apoderó de las escuelas y del hospital y de la sede central [de la Iglesia]. Fue en esa época que la Iglesia trasladó su sede central al continente y cerró sus escuelas y hospitales. La presencia de la Iglesia en la isla se debilitó y sus edificios, entre ellos la catedral, se deterioraron, contó Kaleza.

“Eso se mantuvo de esa manera hasta los años noventa; entonces el gobierno cambió la política y el sector privado pudo continuar enseñando”, explicó, añadiendo que la Diócesis de Zanzíbar regresó su autoridad a la isla. “La diócesis fue reinaugurada en 2001”.

Una nueva ceremonia de dedicación de la restaurada catedral anglicana de Cristo tendrá lugar más tarde este año o a principios de 2017.

En la actualidad, más del 95 por ciento de los habitantes de Zanzíbar son musulmanes. Las minorías religiosas incluyen paganos, hindúes y de un 2,5 a un 3 por ciento de cristianos, contando a catolicorromanos, anglicanos, luteranos y pentecostales. Y pese a la narrativa histórica que prevalece, los árabes no fueron los únicos esclavistas. Era posible para los negros africanos ascender en la escala social y ellos mismos eran dueños de esclavos.

La esclavitud en África Oriental no se parece a la esclavitud de plantación a gran escala de Estados Unidos, donde las personas estaban sujetas y obligadas a trabajar en condiciones inhumanas, dijo Peterson.

“En África Oriental los esclavos también podían ser artesanos, podían ser empresarios, podían realizar trabajos por su cuenta y remitirle una porción de sus ganancias al propietario. Pero podían ser muy emprendedores en su trabajo”, afirmó él, añadiendo que ese tipo de esclavitud siguió existiendo a lo largo del siglo XIX.

La hospedería de Santa Mónica es un hostal situado en los predios de la catedral que puede albergar a grupos. Foto de Lynette Wilson/ENS.

La hospedería de Santa Mónica es un hostal situado en los predios de la catedral que puede albergar a grupos. Foto de Lynette Wilson/ENS.

El Parlamento británico aprobó la Ley de la Abolición de la Esclavitud en 1833, suprimiendo la práctica de la esclavitud en todos los territorios británicos; Zanzíbar siguió siendo un protectorado británico regido por un sultanato omaní hasta más de un siglo después. En 1963, Gran Bretaña le concedió la independencia a Zanzíbar y en enero de 1964 tuvo lugar una revolución. (Posteriormente ese año, Tanganica, una ex colonia británica y alemana, y Zanzíbar se unieron para formar Tanzania).

“En 1964, ese sultanato es derrocado por un grupo de políticos populistas que se llaman a sí mismos ‘africanos negros’ … y que dicen que están librando una guerra racial, que están derrocando a una aristocracia árabe islámica no elegida que había oprimido a los negros africanos”, explicó Peterson. “Y en consecuencia la revolución de 1964 se libró en gran medida desde un punto de vista de raza… que es por lo cual hoy cuando uno pregunta sobre la trata de esclavos, siempre —en Zanzíbar— se define como un problema racial”.

“Los africanos negros podían llegar a ser esclavistas y lo fueron haciéndose musulmanes, asociándose con la civilización y la jerarquía de la costa y ascendiendo en una escala social que no estaba determinada por la raza, sino más bien por un rasero de civilización”, dijo Peterson.

“La capacidad de hablar swahili, de dominar los signos de la civilización, de vestirse de manera adecuada… La economía esclavista de África Oriental era un lugar muy complicado en el cual no había una clase esclavista claramente definida ni había una clase claramente definida de quienes eran esclavos. Era mucho más [un lugar] de economía y negociación abiertas en la que todo el mundo participaba en un grupo social dinámico”.

El Centro de Patrimonio Cultural, en alguna forma, se propone también corregir ese registro y propagar la reconciliación.

La historia de la trata de esclavos se ha enseñado en Zanzíbar de una forma que culpa a los árabes y, por asociación, al islam, dijo el Rdo. Nuhu Sallanya, director del Centro de Patrimonio Cultural, en un mensaje electrónico.

“La verdad es que la trata de esclavos en África Oriental involucró a árabes, indios, africanos y líderes locales como los caciques”, añadió. “De manera que contar el relato de este capítulo oscuro de la historia de la región de una manera abierta y factual… ayudará a salvar las divisiones sociales y étnicas y a promover la tolerancia, la reconciliación y una sociedad inclusiva”.

– Lynette Wilson es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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