Mensaje del obispo primado Michael Curry en la Pascua de 2016

Posted Mar 23, 2016

[23 de marzo de 2016] “Este mundo no necesita otro cuento de hadas”, dijo Michael Curry, obispo presidente y primado de la Iglesia Episcopal en su Mensaje de Pascua de 2016. “El [acontecimiento] de esta semana de crucifixión y de la próxima semana de resurrección no es un cuento de hadas”.

El día festivo de la Pascua es el domingo 27 de marzo

El vídeo puede encontrarse aquí.

Lo que sigue es el texto del Mensaje de Pascua del Obispo Primado:

En verdad me encantan los cuentos de hadas y disfrutaba leérselos a nuestros hijos cuando eran pequeños. Sin duda eran cuentos de hadas de lo más suavizados, pero había algo bueno en ellos: una manera de confrontar lo rudo de la vida con la genuina esperanza. Pero se trataba de cuentos de hadas.

Esta semana que llaman Semana Santa: la recordación de Jesús entrando en Jerusalén y ofreciendo su vida en el acto definitivo de amor sacrificial. El Viernes Santo: la experiencia de la traición, la experiencia de los amigos que te abandonan, la experiencia de la injusticia y la maldad, de conspiraciones egoístas y criminales. Y luego, después de la Semana Santa, la resurrección de entre los muertos. Este no es un cuento de hadas.

Lo cierto es que incluso mientras hablamos, esta Semana Santa, lo hacemos no sólo a la sombra de la cruz, sino que lo hacemos a la sombra de los que han sido muertos en Bruselas, de los que han sido heridos y mutilados, de los que lloran y hacen duelo. Y de un mundo doliente, y no demasiado seguro de cómo seguir adelante. Y este mundo no necesita otro cuento de hadas. El [acontecimiento] de esta semana de crucifixión y de la próxima semana de resurrección no es un cuento de hadas.

Hace algunos años, en el siglo pasado, George McLeod, el fundador de la Comunidad de Iona, había combatido en la primera guerra mundial, una guerra que él llegó a darse cuenta que no tuvo una buena razón para librarse. A él finalmente llegaron a ordenarlo y fundó la Comunidad de Iona, y en un momento dijo esto acerca de esta fe que profesamos como seguidores de Jesús:

Sostengo simplemente que la cruz se levante de nuevo en el centro de la plaza del mercado tanto como en el campanario de la iglesia. Reafirmo que Jesús no fue crucificado en una catedral entre dos velas, sino en una cruz entre dos ladrones, en el muladar de la ciudad, en una encrucijada tan cosmopolita que tuvieron que escribir su causa en hebreo, latín y griego. Era el tipo de lugar donde los cínicos dicen obscenidades, los ladrones maldicen y los soldados juegan. Fue allí donde él murió. Y es allí donde los cristianos deben estar y lo que los cristianos deben ser.

Esta semana llamada Santa, la estación llamada Pascua, el recuerdo de la muerte y la comprensión de la resurrección, esto no es un cuento de hadas, sino la revelación de una realidad definitiva. Ahora la verdad es que resulta fácil, por convicción consciente o resignación inconsciente, desechar o descartar esto como algo ingenuo; bonito, pero ingenuo. Resulta fácil descartarlo, consciente o inconscientemente, como una gran esperanza, un maravilloso ideal, pero no algo realista en un mundo como este.  Tal vez, partes de nosotros supongo se pregunten, tal vez sobrevive el más fuerte, tal vez los poderosos hacen lo correcto, tal vez es mejor que esté atento a quien lleva la delantera. Sospecho que todos compartimos esos sentimientos alguna que otra vez.

Pero, yo tengo que hacerme una pregunta. No es una pregunta mía, es del Dr. Phil. “¿Cómo funciona eso para ti?” ¿Cómo funciona para el mundo? La verdad es que la manera en que el mundo opera con frecuencia no está funcionando. No es sostenible. No es el camino que conduce a la vida. Jesús nos ha mostrado el camino. Él nos ha mostrado que el amor abnegado, el amor sacrificial, el amor de Dios y el amor al otro, es el camino a la vida. Esa es, amigos míos, la realidad definitiva. Y eso no es un cuento de hadas.

Cuando Jesús fue ejecutado, fue juzgado y condenado por delitos que nunca cometió. Él dio voluntariamente Su vida. No para sí mismo, sino para otros. Y al hacerlo, nos mostró como es el amor. Eso es lo que llamamos el Camino de la Cruz. Y ese Camino es el camino de la vida y de la esperanza. Y cuando Él murió, Sus seguidores más cercanos temieron que tal vez el fuerte sí sobrevive. Tal vez los poderosos hacen lo correcto. Y tal vez es mejor que estemos atentos a quien lleva la delantera. Porque tal vez el mundo ha triunfado.

Pero tres días después sucedió algo, inesperado, jamás soñado, imprevisto. Tres días después el mundo de ellos dio un vuelco, lo cual significa que se recuperó. Dios le levantó de los muertos. Y ustedes casi podrían oír la estruendosa voz de Dios en esa resurrección. ¡El amor, al final, el amor vence! ¡El amor es el camino! ¡Confíen en mí! ¡Síganme! ¡Crean en mí! ¡Esta resurrección es real! ¡Esto no es un cuento de hadas!

Vayan pues a este mundo.  No tengan miedo.  Y no se avergüencen de ser un pueblo de amor.  Y vayan a este mundo y ayúdennos a cambiarlo de la pesadilla que con frecuencia es en el sueño que Dios tiene planeado.

Una bendita Semana Santa, una Pascua bendita, y vayan al mundo.  Amén.

Rvdmo. Michael Curry
Obispo Presidente y Primado
de la Iglesia Episcopal


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