La Cuaresma ya no es más un tiempo de ‘sentarse a esperar’

Por Pat McCaughan
Posted Mar 15, 2016
La Rda. Eileen O’Brien, sacerdote auxiliar de la catedral de Cristo, le da la comunión a David Landis durante el oficio en canoa (canoecharist) en el canalizo del Búfalo, en Houston, Texas. Foto de Eric Moen.

La Rda. Eileen O’Brien, sacerdote auxiliar de la catedral de Cristo, le da la comunión a David Landis durante el oficio en canoa (canoecharist) en el canalizo del Búfalo, en Houston, Texas. Foto de Eric Moen.

[Episcopal News Service] Ser un cristiano “apto” ha cobrado un significado completamente nuevo para algunas congregaciones en esta Cuaresma.

En la iglesia de San Jorge [St. George’s Church] en Laguna Hills, California,  “Cuerpo para Dios” [Bod4God] y “Caminatas Santas” [Holy Hikes] han transformado la Cuaresma de ser “un tiempo de sentarse a esperar” a una estación más significativa para la feligresa Sherry Wright.

El asociar la actividad física de los programas para perder de peso con sus componentes espirituales ha convertido la estación en “un tiempo de desarrollo” y me ha llevado a darme cuenta de “que quiero estar tan buena y sana como pueda para hacer mejor el servicio de Dios”, dijo Wright.

Escuchar las lecciones de la semana durante las Caminatas Santas “me ha llevado a profundizar en la Escritura”, añadió. “Ahora la escucho de manera diferente los domingos”. Ello también ha hecho más profunda a la comunidad “al estar unos con otros en una misma senda”.

“A los episcopales les encanta comer juntos”, conviene el feligrés Jeffery Rockey. “Pero para muchos de nosotros, lo que comemos no es bastante saludable y no somos lo bastante activos y nunca hablamos de esas cosas en la iglesia.

“Nunca hablamos del hecho que no hacemos lo mejor por nuestros cuerpos —y si fuimos creados por Dios y para Dios, ¿Qué hacemos de nosotros mismos si comemos basura?”

San Jorge adoptó Bod4God. un programa creado por Steve Reynolds, pastor bautista que, antes de perder 130 libras, padecía de hipertensión arterial, colesterol alto y diabetes.

“Los cristianos son uno de los grupos con mayor sobrepeso en el país”, dijo Reynolds. Desde que él creó Bod4God —un curso de 12 semanas que ofrece asesoría para perder peso, así como consejos físicos, nutricionales y espirituales— miles de personas han conseguido adelgazar y han adquirido una comprensión más holística de en qué consiste dedicar sus seres físicos a Dios.

Ahora él se encuentra libre de enfermedades y “mi objetivo es que lleguemos a ser los más aptos, no los más gordos… usando la Biblia”, dijo Reynolds a Episcopal News Service. “Creo que la Biblia es el mejor recetario de salud del mundo”, especialmente si los participantes se centran en el tipo de alimentos que Jesús comía, agregó. “Yo sencillamente quiero que la gente entienda que Dios se interesa en nuestros cuerpos, que esto es parte de su trayectoria cristiana, de vivir para él y servirle” de una manera sana.

De la misma manera, las experiencias propias de Anna Fitch Courie la inspiraron a crear Caminata de Cristo como un empeño de 40 días, por el que invita a las congregaciones a una mejor nutrición y a comer sanamente mientras contemplan la actividad física, el servicio comunitario y la meditación como trayectorias de fe.

“Dejé de oír a los 12 años y me diagnosticaron un cáncer hace casi dos años”, dijo Courie, de 40 años, que trabaja como enfermera de salud pública en Alexandria, Virginia.

“La gente se hace daño en este mundo. La gente se hace daño en la iglesia y realmente no saben cómo asociar las cosas”, dijo Courie. “No siempre reconocen tampoco que Dios quiere estar en todo, no sólo en parte”.

Implantes cocleares le devolvieron la audición y la experiencia le enseñó a “confiar en Cristo. Es importante entender que de muchísimas cosas la enfermedad no puede despojarte. No tienes que definirte por la enfermedad y por lo que puedes y no puedes hacer”, dijo Courie, que dirige el próximo retiro de la Caminata de Cristo del 6 al 8 de mayo en Shrine Mont, el santuario catedral de la Transfiguración en la Diócesis de Virginia.

Courie, hija de un sacerdote episcopal, dijo que ser una “cristiana apta” significa tener un enfoque holístico de la vida mental, física y espiritual y “la percepción de vivir todos los momentos de tu día con Cristo, sobre todo en tu mente, en las decisiones que tomamos sobre nuestros cuerpos, con nuestras familias, con nuestros empleos, es decir, un modo de vida”.

Al igual que Bod4God, se instan a las congregaciones a crear equipos, a reunirse semanalmente para recibir asesoría nutricional y de salud, y para fijar los objetivos del ejercicio regular. Por ejemplo, pueden optar por asumir “el desafío del Éxodo” y caminar 603 kilómetros, o la distancia aproximada que recorrieron los israelitas para llegar a la Tierra Prometida, a razón de unos 15 kilómetros o 18.750 pasos al día.

Caminata de Cristo: “Gracia, no culpa” en Virginia

La Rda. Glenda Hollingshead, pastora de iglesia presbiteriana de Colonial Heights  cerca de Richmond, Virginia, dijo que la flexibilidad de la Caminata de Cristo la inspiró a crear sus propias rutas.

“Pensé, ¿no sería divertido ir del lugar de nacimiento de Jesús en Belén a Egipto, donde lo llevaron al exilio, [y de allí] a Nazaret donde creció, [y a andar] por Galilea, donde tuvo lugar la mayor parte de su ministerio [y] a Jerusalén, donde murió?

Luego, “fui a Google y calculé que es una distancia de 1660 kilómetros”.

Pero resultó tan popular que “a la semana y media de haber comenzado ya habíamos alcanzado nuestra meta”, dijo Hollingshead. “Ya hemos hecho más del doble. Ay de mi poca fe, probablemente debí haber puesto una meta de 16.000 kilómetros”.

Participantes, como Betty y Bob Lawrence, dijeron que ellos convierten sus ejercicios semanales y cada 15 minutos que dedican a hacer servicio comunitario equivale aproximadamente a un kilómetro y medio (una milla) de crédito.

“Somos voluntarios de Comida sobre Ruedas [Meals on Wheels] y hacemos mentoría en un programa de lectura en una escuela primaria”, dijo Betty Lawrence, de 79 años, “y aún nos sentimos fuertes”.

Las reuniones del equipo semanal le han dado a ella hasta ahora una Cuaresma diferente “por compartir el elemento y el sentido de comunidad. Me gusta la idea de que la salud no es sólo la ausencia de enfermedad, [sino] que constituye un ser integral, como cuerpo y alma”.

Semanalmente, los participantes informan de las kilómetros ganados y Hollingshead cuenta los totales. El programa está “lleno de gracia y no lleno de culpa” y “nadie está excluido” afirmó ella. “Entre los participantes tenemos a varias personas con andadores, o que de algún modo tienen la movilidad limitada”.

Los temas de las reuniones semanales —incluido todo desde metas individuales, éxitos y desafíos hasta “cardiomonitores que funcionan mal”— inspiraron a  Hollingshead a lanzar una serie de sermones holísticos acerca de la vida física y espiritual.

“Nunca había predicado un sermón sobre salud y espiritualidad y nunca había oído uno antes”, afirmó.

La serie concluye el Domingo de Ramos y “en Pascua tenemos torrejas y toda suerte de golosinas, porque es una celebración. Pero también hablamos de cómo, desafortunadamente en nuestra cultura americana, comemos las mismas cosas todos los días y eso es lo que le está causando a muchos de nosotros tantos problemas.

“Comiendo tantos platos suculentos … en los tiempos bíblicos no comían eso.  El hijo pródigo regresa a casa y le matan un becerro gordo y es una celebración. Pero aquí estamos comiendo el becerro gordo todos los días”.

En Houston: Canoas y servicio comunitario

La catedral de Cristo en Houston, Texas, organizó un oficio en canoa (canoecharist) el 5 de marzo en el canalizo del Búfalo. Foto de Jeremy Bradley.

La catedral de Cristo en Houston, Texas, organizó un oficio en canoa (canoecharist) el 5 de marzo en el canalizo del Búfalo. Foto de Jeremy Bradley.

El 5 de marzo el oficio en canoa comenzó alrededor de las 8:30 AM con la aclamación de apertura y la lectura de las lecciones antes de que unas 20 canoas y kayaks se lanzaran a las aguas del canalizo del Búfalo (Buffalo Bayou].

Cantando mientras remaban, la treintena de participantes recogieron del agua botellas y bolsas, latas de cerveza e incluso una silla de jardín en lo que, según lo definiera Jeremy Bradley, de 29 años y ministro para los jóvenes y jóvenes adultos en la iglesia catedral de Cristo [Christ Church Cathedral], el clásico llamado a la “desaceleración y reflexión” durante la Cuaresma.

La Rda. Eileen O’Brien, sacerdote auxiliar de la catedral, dijo que su predicación acerca de la insensatez de la conducta del Hijo Pródigo y de la insensatez del amor de su padre “resultaba un poco complicada” mientras maniobraba con su kayak en medio del canalizo.

“El canalizo está en medio de la ciudad, pero no se percibe así”, dijo OBrien, de 34 años.

“De repente, uno ve la silueta de la ciudad y se encuentra a su sombra. Al decir las oraciones de los fieles, aprovechamos la oportunidad para desacelerar y orar por la ciudad, por los que trabajan en esos espacios, que viven a la sombra de la ciudad, incluida nuestra importante población indigente aquí en Houston.

“Fue una jornada que nos permitió cobrar conciencia de la palabra que Dios nos habla de una manera nueva”.

Para Bradley, fue un tiempo para conectarse con la naturaleza dentro de la ciudad, “una oportunidad de cómo el remo atraviesa el agua, cómo eso te empuja hacia delante (y) a cobrar conciencia de lo que te rodea”, así como relacionarte en un nivel más profundo en comunidad.

El viaje comenzó alrededor de las 8:30 y concluyó cerca de las 3 PM, y un componente importante del mismo fue el “retribuir (que) es importante para la gente de mi generación”, resaltó Bradley. “Poder hacer algo que es más grande que ellos mismos, y retribuirle a la comunidad que los apoya de muchas maneras”.

Y añadió: “Es parte del porqué llevo a cabo ahora el ministerio de los jóvenes. Me conecté con la Iglesia estando en la escuela secundaria y nunca he mirado atrás, debido a las personas que invirtieron en mí y me amaron y me cuidaron y me mostraron que ayudar a otros y conservar la tierra limpia y libre de basura son metas importantes”.

Incorporarse a Hábitat: Retribuir en lugar de renunciar a algo en la Cuaresma

Este año, en lugar de renunciar a algo por Cuaresma, hay episcopales en Luisiana y Alabama que están haciendo una retribución: dedicando los sábados, junto con otras congregaciones, a construir nuevas viviendas como parte de una iniciativa de fe de Hábitat para la Humanidad [Habitat for Humanity].

“La Cuaresma siempre ha sido un tiempo de concentrarse en el significado de la muerte y la resurrección. Tiene que ver con encontrar formas de profundizar nuestro andar con Cristo de manera que nos convirtamos en un pueblo resucitado y ofrezcamos esperanza al mundo”, según lo expresa la Ven. Lou Thibodaux, de la iglesia episcopal de Santo Tomás [St. Thomas Episcopal Church] en Birmingham.

Ella se propuso “hacer un montón de lijado y acabado y poner planchas y revestimientos” el 5 de marzo en un pueblo cercano diezmado por el cierre de las acerías. “Esta es una oportunidad de revitalizar la comunidad”.

Miembros de la iglesia de Cristo en Covington, Luisiana, comenzaron la construcción de una vivienda de Hábitat para la Humanidad el Miércoles de Ceniza. Foto de Chad Lockfield.

Miembros de la iglesia de Cristo en Covington, Luisiana, comenzaron la construcción de una vivienda de Hábitat para la Humanidad el Miércoles de Ceniza. Foto de Chad Lockfield.

Del mismo modo, Chad Lockfield, miembro de la iglesia de Cristo [Christ Church] en Covington, Luisiana, dijo que la construcción se puso en marcha el Miércoles de Ceniza y “estos últimos dos sábados hemos estado poniendo el revestimiento exterior”.

Aunque Hábitat es un programa de todo un año, Cassie Brooks, vicepresidente de Hábitat para la Humanidad del área metropolitana de Birmingham en Alabama, dijo que la construcción de Cuaresma es una iniciativa de fe que une a varias iglesias con posibles propietarios de viviendas.

Los grupos hacen una contribución económica inicial, se comprometen a apoyar con oraciones y a proporcionar trabajo voluntario para construir lo que son típicamente casas de tres dormitorios y dos baños. El costo promedio de una nueva construcción es de $81.000, de manera que, para una familia, los pagos de hipoteca mensual libre de interés son de aproximadamente $500.

Después de concluida [la vivienda] se celebra un oficio de dedicación. “Permite que la gente vea los resultados tangibles de su tiempo y de su dinero”, dijo Brooks. “Revitaliza los barrios y crea ambientes más saludables para vivir”.

La Rda. Pat McCaughan es corresponsal de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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