El futuro es luminoso para la Iglesia Episcopal en Carolina del Sur

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Dec 1, 2014

[Episcopal News Service – Charleston, Carolina del Sur] Las tres últimas congregaciones de misión de la Iglesia Episcopal en Carolina del Sur celebran su culto en dos templos de la Iglesia Metodista Unida y en un antiguo estudio de artes marciales contiguo a un puesto de carne a la parrilla y a un bar.

El 15 de noviembre, los miembros de la iglesia episcopal en Okatie, la iglesia episcopal del Mesías en Myrtle Beach [Episcopal Church of the Messiah in Myrtle Beach] y la iglesia episcopal de East Cooper se convirtieron en la sexta, la séptima y la octava de esas congregaciones que se han creado en los últimos dos años. Esta incorporación hace ascender a 30 el número de congregaciones que integra la Iglesia Episcopal en Carolina del Sur.

Los arreglos de culto para las tres misiones más recientes no son inusitados para congregaciones bisoñas en las Tierras Bajas de Carolina del Sur. Por ejemplo, la iglesia episcopal en Edisto comenzó a reunirse en un restaurante de parrilladas y ahora comparte espacio con la Nueva Primera Iglesia Bautista Misionera, una iglesia bautista afroamericana que se congrega en un edificio contigo más reciente.

Miembros de la iglesia episcopal del Mesías en Myrtle Beach, Carolina del Sur, desfilan por el centro de la nave de la iglesia de la Santa Comunión, en Charleston, el 15 de noviembre, para ser recibidos como congregación de misión de la Iglesia Episcopal en Carolina del Sur. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS

Miembros de la iglesia episcopal del Mesías en Myrtle Beach, Carolina del Sur, desfilan por el centro de la nave de la iglesia de la Santa Comunión, en Charleston, el 15 de noviembre, para ser recibidos como congregación de misión de la Iglesia Episcopal en Carolina del Sur. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS

La iglesia episcopal de Santa Catalina [St. Catherine’s Episcopal Church] en Florence, se reúne en el colegio de Back Swamp, un edificio de estructura de madera de 1921 sin calefacción ni aire acondicionado.

La iglesia episcopal de San Francisco de Asís [St. Francis Episcopal Church] en Charleston, se congrega en la capilla de una funeraria [J. Henry Stuhr’s West Ashley Chapel]. En octubre, la congregación de la misión celebró un oficio de bendición de animales en el parque para perros que queda calle abajo.

La iglesia episcopal del Buen Pastor [Episcopal Church of the Good Shepherd] en Summerville, comparte espacio con una congregación afroamericana, la iglesia metodista unida Wesley, y reúne la escuela dominical en la biblioteca pública que queda al doblar de la esquina.

Y la iglesia episcopal de Santa Ana [St. Anne’s Episcopal Church] en Conway, adora en la Capilla Lackey de la Universidad de Coastal Carolina.

“Los que más nos han acogido son grupos improbables”, le dijo a ENS Charles vonRosenberg, obispo provisional de Carolina del Sur.

A partir de noviembre de 2012, y en algunos casos antes de esa fecha, muchos episcopales se sintieron obligados a abandonar sus parroquias en medio de una disputa provocada por Mark Lawrence, el obispo diocesano en ese momento, como reacción a decisiones tomadas por la Iglesia Episcopal a nivel denominacional. Se considera que Lawrence ha renunciado a sus órdenes episcopales.

Miembros de la iglesia episcopal de East Cooper, en la zona de Charleston, reciben un aplauso en la iglesia de la Santa Comunión, Charleston, el 15 de noviembre, luego de ser oficialmente recibida como una congregación en misión de la Iglesia Episcopal en Carolina del Sur. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

Miembros de la iglesia episcopal de East Cooper, en la zona de Charleston, reciben un aplauso en la iglesia de la Santa Comunión, Charleston, el 15 de noviembre, luego de ser oficialmente recibida como una congregación en misión de la Iglesia Episcopal en Carolina del Sur. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

Los que desearon permanecer en la Iglesia Episcopal, ahora forman parte de lo que se conoce como la Iglesia Episcopal en Carolina del Sur. A la entidad se le conoce por este nombre desde el 26 de enero de 2013 a fin de acatar la orden de restricción temporal que le impidió al grupo usar el escudo diocesano y los nombres de “Iglesia Protestante Episcopal en la Diócesis de Carolina del Sur”, “Diócesis de Carolina del Sur” y “Diócesis Episcopal de Carolina del Sur”.

“El evento del Éxodo parece relacionarse con nuestra experiencia de varios modos”, dijo vonRosenberg durante su alocución a la 224ª. Convención Anual de la Iglesia el 15 de noviembre. “Por ejemplo, les he oído decir a muchos de ustedes de la sensación y la realidad de la opresión en esta parte de la Iglesia, en tiempos anteriores. Luego tuvo lugar una especie de separación y éxodo. Y ahora, pueblo de Dios, nos encontramos atravesando el desierto”.

Sin embargo, no se trata de un desierto estéril, dijo vonRosenberg durante una entrevista para ENS antes de la convención. Además del crecimiento numérico, ha habido un crecimiento espiritual.

“Esto tiene un sentido, que es intenso y profundo. Tiene que ver con la edificación de una comunidad, a sabiendas de que es importante afirmar eso y querer seguir adelante con esa convicción”, dijo. “No miramos hacia atrás, porque el futuro es luminoso y lo que pertenece al pasado es algo que no necesitamos ni queremos revivir”.

O como lo definió Andrea McKellar, guardiana mayor de San Francisco de Asís: “Es de gran regocijo. Es una verdadera experiencia de resurrección que pasáramos de lo que parecía ser, en los primeros días, la peor situación del mundo al presente, cuando yo no cambiaría nada al respecto”.

Estas ocho nuevas comunidades de culto son peregrinos que viajan hacia un destino que aún no ven con claridad, pero saben que están comprometidos a ser episcopales, dijeron el obispo y otras personas.

“Hay una santa paciencia”, entre esos peregrinos, dijo el Ven. Calhoun Walpole, que sirve de arcediano de la Iglesia Episcopal en Carolina del Sur.

“La gente sabe que no verá los frutos. Yo percibo una profunda convicción, una profunda comprensión de que la cosecha no es nuestra; que nunca puede ser nuestra, porque es del Señor; que estamos aquí laborando en estos campos ahora, laborando por las generaciones futuras”, dijo Walpole, que también es vicario de la iglesia episcopal de la Gracia [Grace Episcopal Church] en Charleston. “Todo se reduce a que la Iglesia sea la Iglesia. Es lo que la Iglesia ha hecho siempre en todas las generaciones y en todos los lugares. Nosotros sólo tenemos el don de experimentar un elevado sentido de esa realidad”.

Las personas que experimentan esa realidad han hecho el sacrificio de abandonar los edificios de la Iglesia que conservan parte de las historias de sus familias y, en algunos casos, la familia y los amigos que llevaron a cabo esa historia, dijeron vonRosenberg y Walpole. Y Walpole sugirió que se están haciendo también otros sacrificios, reconociendo que algunos episcopales se han quedado en las parroquias que han seguido el liderazgo de Lawrence.

“Creo que la historia que no se cuenta por razones obvias es la historia de las personas que han tomado la decisión de quedarse en sus respectivas parroquias que se separaron”, explicó Walpole. “Creo que esas cifras son grandes y creo que esas personas, aunque ni siquiera usan la terminología de ‘llamado’ o ‘sacrificio’, consciente o inconscientemente siguen dando un silencioso testimonio de la presencia de la Iglesia Episcopal en esas parroquias”.

En medio de la reorganización de la Iglesia Episcopal en Carolina del Sur, sus miembros fueron llamados, durante la convención del 14 y 15 de noviembre, a mirar hacia fuera, tanto como hacia adentro. El lema de la convención fue “Llevamos Cristo al mundo”. Sus líderes querían comenzar a cambiar el objetivo de la Iglesia, de la supervivencia a la misión, en tanto restablecían un sentido episcopal y anglicano de identidad y responsabilidad. VonRosenberg dijo que el liderazgo se propone alentar a todas sus congregaciones, y especialmente a las que ahora se inician, “a ser reconocidas en la comunidad en general por un propósito que conlleve la misión de Jesús”.

Más de 300 personas asistieron a la convención, entre ellos 77 delegados laicos y 36 miembros del clero. Aquí puede obtenerse información sobre las labores de la Convención, que se celebró en la iglesia de la Santa Comunión [Church of the Holy Communion] en Charleston. El Rdo. Thomas Brackett, misionero de la Iglesia Episcopal para el comienzo de nuevas iglesias e iniciativas misionales, dirigió una serie de talleres el 14 de noviembre como parte de ese empeño. El Rdo. Canónigo Mark Stevenson, misionero encargado de la pobreza nacional en la Iglesia Episcopal, también habló en la convención.

Y James Tengatenga, antiguo obispo de Malawi Sur, que preside el Consejo Consultivo Anglicano, fue el predicador durante la eucaristía de apertura.

La presencia de Tengatenga se proponía mostrarle a la Iglesia y a la comunidad en general, como dijera vonRosenberg en su alocución, que “La Iglesia Episcopal es el único miembro reconocido de la Comunión Anglicana en este país”.

Durante las sesiones de trabajo de la convención, los delegados anularon por unanimidad los cambios constitucionales y canónicos hechos por las convenciones presididas por Lawrence para separar a la Iglesia [en Carolina del Sur] de la Iglesia Episcopal. El Canciller Thomas Tisdale le dijo a la convención que las acciones correctivas del 15 de noviembre tenían el efecto de “hacernos parte de la Iglesia Episcopal”.

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Quedan por hacer algunas gestiones legales. Hay actuaciones judiciales pendientes de decidir cuál de los dos grupos debe tener el control legal de la Diócesis de Carolina del Sur. Y si bien vonRosenberg y otros líderes no quieren que las actuaciones judiciales se concentren en los episcopales, tales actuaciones si le hacen reclamos a la atención y finanzas de la organización. Y el obispo dice que representan un quehacer importante para la reorganización de los episcopales y su futuro “en esta parte de Carolina del Sur”. Los detalles de las actuaciones judiciales pueden hallarse aquí.

No obstante, vonRosenberg le dijo a ENS que los episcopales en Carolina del Sur le dicen que “no estamos mirando hacia atrás porque el futuro es luminoso y lo que se encuentra en el pasado es algo que no necesitamos ni queremos revivir”.

Eve Pinckey, miembro fundadora de la iglesia episcopal en Okatie y que ahora es parte de la junta parroquial, lo define de esta manera: “Vamos a crecer, a crecer, a crecer y a amarnos, a amarnos y a amarnos los unos a los otros, como siempre lo hemos hecho. No veo llegada la hora [de que eso suceda].

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.

 


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