La Iglesia de Inglaterra reactiva sus planes de abrir el episcopado a las mujeres

Por Matthew Davies
Posted Jul 10, 2013

[Episcopal News Service] El Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra, reunido en York, ha reanudado el debate sobre el acceso de las mujeres al episcopado, al pedir la creación de un comité gestor que habría de  preparar un anteproyecto de legislación a tiempo para la próxima reunión del Sínodo en noviembre.

Una moción aprobada el 8 de julio pide también que se prepare un anteproyecto de Ley del Sínodo, o el borrador de una declaración, para la reunión de ese cuerpo en febrero de 2014, en que se tomen en cuenta a los que, por convicciones teológicas, no sean capaces de recibir el ministerio de mujeres obispos. La moción fue aprobada por 319 a favor, 84 en contra y 22 abstenciones.

Las sesiones del 6 al 9 de julio son las primeras en que el Sínodo se reúne desde que lo hiciera en noviembre pasado, cuando una legislación anterior, que permitía a las mujeres llegar a ser obispos, fue incapaz de obtener por estrecho margen la requerida mayoría de votos en las tres cámaras (de laicos, de clérigos y de obispos), pese a obtener una mayoría simple del 73 por ciento en total.  A la legislación le faltaron 6 votos en la Cámara de los Laicos.

Desde esa votación, la Cámara de los Obispos de la Iglesia se ha reunido en tres ocasiones en un intento de elaborar un plan rápido y eficaz para que las mujeres lleguen al episcopado. Un equipo de trabajo, creado [a ese objeto] en diciembre pasado por la Cámara de los Obispos, preparó un informe en el que proponía cuatro opciones posibles para la forma de la nueva legislación. Los obispos, reunidos en mayo, decidieron recomendar la “Opción Uno”  como “la legislación más sencilla” para legalizar que las mujeres lleguen a ser obispos.

(Un informe de la Cámara de los Obispos y del equipo de trabajo al Sínodo General puede encontrarse aquí.

El Sínodo aceptó dos de nueve enmiendas propuestas, que se debatieron el 8 de julio.

Una enmienda, presentada por el obispo Trevor Willmott, de la Diócesis de Dover, pide la inclusión de un “procedimiento conciliatorio forzoso para las parroquias en que los obispos diocesanos estén obligados a participar”.

La enmienda de Willmott es probable que apacigüe a algunos tradicionalistas que, durante el debate del 8 de julio, dijeron que la Opción Uno contemplaba menos disposiciones de las que existían conforme a la legislación anterior que fracasó en noviembre pasado. Los partidarios de la moción dijeron que estaban ansiosos de que la legislación se pusiera en vigor sin dilación para posibilitar que las mujeres llegaran a ser obispos al menos en 2015.

La otra enmienda que se presentó, propuesta por Keith Malcouronne, miembro laico del Sínodo y representante por la Diócesis de Guildford, insta que “el proceso que facilita el diálogo continúe usándose en sus detalles importantes en la formulación y consideración del anteproyecto de legislación”.

El sábado 6 de julio, la labor de diálogos facilitados [conversaciones en pequeños grupos usualmente con el auxilio de un moderador] le dieron a los miembros del Sínodo la oportunidad de reflexionar y discutir sobre el tema de las mujeres en el episcopado. Muchos miembros del Sínodo dijeron, mientras se preparaban para el debate y la votación del 8 de julio, que estas conversaciones habían resultado útiles.

La legislación del 8 de julio, que fue redactada por la Cámara de los Obispos durante su reunión de mayo, reafirmó su compromiso con la admisión de mujeres al episcopado “como un asunto de urgencia”.

El arzobispo de Cantórbery, Justin Welby, le recordó al Sínodo que “que no se trata de si [las mujeres llegarán a ser obispos], sino de cómo… El enfoque que tenemos ante nosotros es un radical camino hacia delante… ofrece la posibilidad de crear confianza, de darle espacio a la imaginación”, y compromete “a ordenar a las mujeres exactamente sobre las mismas bases que a los hombres y que ambos florezcan juntos en todas las partes de la Iglesia”.

El obispo Nigel Stock, de la Diócesis de St. Edmundsbury e Ipswich, presidió el equipo de trabajo que recomendó las cuatro opciones.

Antes del debate de cinco horas de duración, él le dijo al Sínodo que debía recordar que la votación no representa la etapa final para las decisiones. Más bien “proporcionará un marco para ulterior creatividad”.

Expresó que dos rondas de diálogos facilitados celebrados anteriormente este año y que incluyeron a muchos miembros de la Iglesia de Inglaterra con diferentes puntos de vista habían desempeñado un papel importante en darle corporeidad a la legislación que los obispos habían propuesto al Sínodo.

Una mayoría de la cámara favoreció la Opción Uno por su claridad y simplicidad, agregó.

Stock también reconoció que había habido “un profundo desconcierto y tristeza” con la decisión del pasado noviembre, y en consecuencia estuvo de acuerdo en que era importante que se formara el comité gestor este mes “para garantizar que podemos completar todas las etapas en 2015”.

El obispo Pete Broadbent, de la Diócesis de Willesden, recibió un prolongado aplauso cuando sugirió un nuevo proceso mediante el cual el Sínodo prescindiría de la necesidad de contar con un segundo comité que pudiera revisar la propuesta del comité gestor antes de presentarla al Sínodo.

Dijo que el comité gestor podría incluir a más personas de las que se han propuesto actualmente, pero que a ese grupo “se le daría la oportunidad de seguir adelante con el diálogo facilitado y salir con una legislación que tenga la aprobación universal de todos allí. Es una estrategia riesgosa en la medida en que haya personas que digan no puedo hacer esto… [pero] es una manera diferente de enmarcar lo que hacemos y que podría sencillamente funcionar”.

Broadbent agregó que el comité de revisión había sido “la parte tóxica del proceso la última vez”, diciendo que había estado allí [el comité de revisión] para detenerse en tiquismiquis. Con su propuesta, la legislación pasaría directamente a la etapa de revisión en el Sínodo con el pleno apoyo y propiedad del comité gestor. “Eso hace que la autoridad de algo que se presente en el Sínodo tenga mucho más fuerza de lo usual”, afirmó. “Redefinamos la manera de hacerlo… y podríamos evitar que el tren choque”.

Varios de los oradores que siguieron, incluido Welby, ofrecieron su apoyo a la propuesta de Broadbent.

El obispo Christopher Lowson, de la Diócesis de Lincoln, dijo que muchas personas estaban “desestabilizadas por lo sucedido en noviembre. La cuestión que he estado sopesando era cómo Dios estaba presente durante una amarga desilusión. En lugar de enfadarnos… haríamos mejor en buscar la Providencia de Dios en el proceso…La gracia de Dios se encuentra a nuestro alcance mientras nos esforzamos juntos en [cumplir] su voluntad… Espero que podamos trabajar juntos para comenzar el viaje de nuevo, pero de diferente manera… Es una gran tarea porque ha habido años de sospechas… Al final estaremos en un mejor lugar… con un ministerio ordenado que pueda ser celebrado por todos… Afirmará nuestra capacidad de manejar la diversidad con respeto”.

El Rdo. Roderick Thomas, de la Diócesis de Exeter, dijo que él hablaba por la mayoría de los evangélicos al decir que no quería “que nos encontráramos de nuevo en la posición donde estábamos en noviembre. No queremos tener que bloquear a la clara mayoría si este Sínodo y esta Iglesia ven a las obispas en su debido lugar”.

Thomas dijo que durante uno de los debates facilitados en los cuales él había participado a principios de este año “convinimos en que cualquier legislación futura debería ser más sencilla y sensible. Pero esta opción no tiene nada de esto. Carece de alcance para extenderse más. Si aprobamos la moción tal como está… entonces no habremos logrado ese objetivo de la mutua floración, porque en lugar de permitir a la gente de mi integridad que florezcan en la Iglesia habrá una sensación de lacerante ansiedad por nuestra parte. Pídanle al Sínodo que no tome un rumbo que vaya a conducir a la confrontación. Queremos posibilitar que voten en la legislación y eso sólo podrá lograrse aprobando una de las útiles enmiendas que abra la oportunidad antes de la medida y dentro de los Cánones”.

La Rda. Karen Hutchinson, de la Diócesis de Guildford, dijo que ella apoyaba la Opción Uno sin enmiendas, porque percibía [las enmiendas] como un contrato prenupcial en que se toman medidas precautorias en caso de que algo falle. “Esto  no es sólo una distracción de nuestra obra como testigos del amor de Dios, sino que tiene la posibilidad de causar más perjuicio a nuestras relaciones”, afirmó. “Yo quiero seguir siendo parte de la misma Iglesia con aquellos que no reconocen mi ministerio. Eso no es fácil… pero por la gracia de Dios es posible amarnos los unos a los otros incluso cuando discrepamos… Por favor, pongamos nuestra energía en crear relaciones que nos sostendrán en el trayecto a seguir. Ésta es una oportunidad para un nuevo comienzo, una oportunidad para trabajar de una manera diferente y más relacional, que será muchísimo más saludable”.

Entre tanto, Anthony Berry, miembro laico de la Diócesis de Chester, objetó que de las nueve personas que habían sido llamadas a hablar desde el podio, sólo una era mujer.

Rebecca Swinson, de 27 años, miembro ex oficio del Sínodo y miembro del Consejo de los Arzobispos de la Iglesia de Inglaterra, dijo que “las mujeres sacerdotes es algo para mí normal, no es nuevo”.

“Los he escuchado disputar sobre esto durante 27 años”, dijo, aunque admitió que no había prestado mucha atención cuando tenía un año de edad. “La Opción Uno es la cosa más fácil para mí de explicar en el pub. Ofrece una oportunidad bastante buena para aquellos de nosotros que no están tan embebidos en el debate… Sí, necesitamos tener algo que no esté tan basado en la ley… Finalmente, espero que mis hijos oirán de mí una diferente normalidad y que no volverán a oír las palabra “obispas”, porque las verán”.

El texto completo de la resolución final aprobada el 8 de julio por el Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra sigue a continuación:

 ‘Que este Sínodo:

(a) reafirma su compromiso de admitir mujeres al episcopado como un asunto de urgencia;

 (b) instruye al Comité de Nombramientos que nombre este mes a un Comité Gestor que estará a cargo del anteproyecto de la legislación requerido a ese fin;

 (c) instruye al Comité de Asuntos que tome las disposiciones [pertinentes] para que la fase de la Primera Consideración de ese anteproyecto de legislación se aborde en el conjunto de sesiones de noviembre de 2013, de manera que las fases sucesivas puedan ajustarse al calendario establecido en el párrafo 141 del anexo al GS [Sínodo General] 1886; e

 (d) instruye al Comité Gestor a preparar el anteproyecto de la legislación sobre las bases descritas en los párrafos 79-88 del anexo al GS 1886 como “opción uno” con la adición de un procedimiento conciliatorio para las parroquias en que los obispos diocesanos estén obligados a participar, e invita a la Cámara de los Obispos a someter a la consideración del Sínodo en las sesiones de febrero de 2014 un anteproyecto de Ley del Sínodo o un anteproyecto de declaración de la Cámara para acompañar el anteproyecto de la legislación.

 (e) insta a que “el proceso de los diálogos facilitados se sigan usando en algunos momentos importantes de la formulación y debate del anteproyecto de legislación”.

 

Historia del ministerio ordenado de las mujeres

En julio de 2005, 13 años después de aceptar la ordenación de mujeres al presbiterado, el Sínodo General emprendió su firme trayectoria para permitirles que llegaran a ser obispos, al aprobar una moción para eliminar los obstáculos legales para ordenar mujeres al episcopado.

En julio de 2006, el Sínodo pidió que se exploraran las disposiciones prácticas y legislativas para la admisión de mujeres en el episcopado. También pidió que se formara un equipo legislativo de redacción que preparara un anteproyecto y la necesaria enmienda canónica para eliminar los obstáculos legales.

En su conjunto de sesiones de julio de 2008, el Sínodo acordó que era el “deseo de su mayoría… que las mujeres fuesen admitidas en el episcopado” y afirmaba que “se dispondría de acomodos especiales, dentro de las estructuras existentes de la Iglesia de Inglaterra, para los que, por razones de convicción teológica, no puedan recibir el ministerio de mujeres como obispos o presbíteros”.

El Sínodo General aprobó en febrero de 2009 enviar un anteproyecto sobre la admisión de mujeres en el episcopado a un comité de revisión, de manera que pudiera reelaborar la legislación.

El comité de revisión se reunió 16 veces a partir de mayo de 2009 y debatió 114 presentaciones de miembros del Sínodo y 183 adicionales presentadas por otras personas. En mayo de 2010, el comité publicó un informe de 142 páginas, en el cual ofrecía un análisis detallado del anteproyecto de la legislación a tiempo para que el Sínodo de julio de 2010 lo debatiera y lo sometiera a votación.

El Sínodo de julio de 2010 respaldó la legislación que allanaba el camino para que las mujeres llegaran a ser obispos y sometía la medida a la consideración de los sínodos diocesanos. Una mayoría de los sínodos diocesanos debía aprobar la medida para que regresara al Sínodo General.

De julio de 2010 a febrero de 2012, 42 de los 44 sínodos diocesanos de toda Inglaterra aprobaron la legislación en apoyo a la ordenación de mujeres como obispos.

El Sínodo General de 2012 rechazó una tentativa de ofrecerles mayores concesiones a los que se oponían a las mujeres obispos. Esas concesiones eran esencialmente una enmienda a la legislación que le habría permitido a dos obispos ejercer funciones episcopales dentro de la misma jurisdicción mediante la “coordinación” de sus ministerios.

El 20 de noviembre de 2012, el Sínodo General rechazó la legislación que le habría permitido a las mujeres llegar a ser obispos. La legislación, llamada una medida, exigió una mayoría de dos tercios en las tres cámaras —de los laicos, de los clérigos y de los obispos— en el Sínodo General, que es el principal cuerpo gobernante de la Iglesia reunido en la Cámara de la Iglesia en Westminster. La medida fue aprobada en las cámaras de los obispos y del clero, pero no lo fue en la Cámara de los Laicos por falta de 6 votos. Los laicos votaron 132 a favor, 74 en contra, con 0 abstenciones; los clérigos 148 a favor, 45 en contra, con 0 abstenciones;  los obispos 44 a favor, 3 en contra, con 2 abstenciones.

El largo camino hacia la aceptación de las mujeres en el ministerio ordenado en la Comunión Anglicana comenzó en 1920 cuando la Conferencia de Lambeth (mediante las Resoluciones 47-52) se pronunció a favor de que el diaconado de las mujeres se restaurara “formal y canónicamente”, añadiendo que debía ser reconocido a través de la Comunión.

La primera presbítera en la Comunión, la Rda. Li Tim-Oi, fue ordenada en Hong Kong en 1944. Debido a la presión externa, renunció a su licencia —pero no a sus órdenes sagradas— luego de la segunda guerra mundial. En 1971, la Rda. Jane Hwang y la Rda. Joyce Bennett fueron ordenadas presbíteras en la Diócesis de Hong Kong, aunque sus ministerios no fueron reconocidos en muchas partes de la Comunión Anglicana.

En 1974, hubo una ordenación “irregular” de 11 mujeres en la Iglesia Episcopal de Estados Unidos, que autorizó oficialmente la ordenación de mujeres al sacerdocio dos años más tarde.

La Rvdma. Barbara Harris, actualmente jubilada, fue electa obispa sufragánea de Massachusetts en 1988 y se convirtió en la primera obispa de la Comunión Anglicana luego de su consagración y ordenación en 1989.

La Rvdma. Penelope Jamieson hizo historia en 1989 cuando fue electa obispa de la Diócesis de Dunedin, Nueva Zelanda, y se convirtió en la primera obispa diocesana de la Comunión Anglicana.

La Rvdma. Mary Adelia McLeod, que fue ordenada sacerdote en 1980, fue consagrada en 1993 como obispa de la Diócesis de Vermont, convirtiéndose en la primera obispa diocesana de la Iglesia Episcopal en EE.UU. Ella se jubiló en 2001.

La Rda.  canóniga Nerva Cot Aguilera se convirtió en la primera obispa anglicana en América Latina cuando fue consagrada obispa sufragánea de la Iglesia Episcopal de Cuba en junio de 2007.

La Rda. Ellinah Ntombi Wamukoya fue ordenada obispa de Suazilandia el 17 de noviembre de 2012 para convertirse en la primera obispa de cualquiera de las 12 provincias anglicanas de África.

La Iglesia de Inglaterra abrió las puertas del presbiterado a las mujeres en noviembre de 1992, cinco años después de que las mujeres fueron ordenadas al diaconado por primera vez. Más de 5.000 mujeres han sido ordenadas sacerdotes en Inglaterra desde 1994 y en la actualidad representan el 40 por ciento de todo el clero.

– Matthew Davies es redactor y reportero de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.