La iglesia episcopal de The Falls celebra el pasado y mira hacia el futuro

Por Mary Frances Schjonberg
Posted May 20, 2013
La iglesia episcopal de The Falls planea reunirse en su histórico edificio el 15 de mayo para instalar un nuevo rector y rendirle tributo a sus miembros y ministros del pasado, el presente y el futuro. Foto de la iglesia episcopal de The Falls.

La iglesia episcopal de The Falls planea reunirse en su histórico edificio el 15 de mayo para instalar un nuevo rector y rendirle tributo a sus miembros y ministros del pasado, el presente y el futuro. Foto de la iglesia episcopal de The Falls.

[Episcopal News Service] Cuando los miembros de la iglesia episcopal de The Falls [The Falls Church Episcopal] instalen nuevamente su nuevo rector y celebren juntos su nuevo ministerio el 15 de mayo, habrá pasado más de un año desde que regresaron por primera vez a su histórico edificio, nueve meses desde que su rector se les unió y cinco días antes de lo que habían esperado que sería la última fecha en la disputa de casi siete años por la propiedad de la parroquia.

“Será una noche en la que daremos gracias por el pasado y expresaremos nuestro entusiasmo por el presente y el futuro y por las grandes cosas que Dios está haciendo aquí”, dijo el Rdo. John Ohmer, rector de la iglesia de The Falls, en una entrevista.

Shannon Johnston, obispo de la Diócesis de Virginia, quien presidirá el oficio, dijo a Episcopal News Service que la celebración y la renovación de los ministerios “tiene un tremendo significado” para la congregación.

“Luego de regresar a su hogar parroquial hace un año, los miembros y el liderazgo de esta congregación han invertido una enorme cantidad de energía en su misión y ministerio como congregación. En este servicio, nos reuniremos para celebrar esa renovación y el compromiso con un futuro muy prometedor”, dijo él. “Que podamos hacerlo en este histórico escenario, hogar de tantas generaciones de episcopales, es lo más adecuado”.

El Rdo. John Ohmer —que aparece aquí con suministros destinados a un ministerio para personas sin hogar— dice que se sintió llamado a unirse a la congregación porque “[ésta] tenía una visión convincente de lo que la Iglesia Episcopal podría volver a hacer en la iglesia de The Falls”. Foto de la iglesia episcopal de The Falls.

El Rdo. John Ohmer —que aparece aquí con suministros destinados a un ministerio para personas sin hogar— dice que se sintió llamado a unirse a la congregación porque “[ésta] tenía una visión convincente de lo que la Iglesia Episcopal podría volver a hacer en la iglesia de The Falls”. Foto de la iglesia episcopal de The Falls.

Johnston dijo que Ohmer “aporta una visión y un espíritu excepcionales” a la iglesia de The Falls. Ohmer, la Rda. Cathy Tibbetts, la vicaria, y el liderazgo laico de la congregación “participan de un empeño común para garantizar que la iglesia de The Falls siga creciendo y prosperando en su servicio a Cristo”, añadió.

La iglesia episcopal de The Falls ha estado proyectándose hacia el futuro desde que los miembros de esta histórica parroquia suburbana de Washington, D.C. decidieran por abrumadora mayoría, en diciembre de 2006, abandonar la Diócesis de Virginia y la Iglesia Episcopal en medio de una disputa teológica. Los que decidieron irse de hecho se quedaron en la propiedad de la iglesia de The Falls y rehusaron devolverla a la diócesis.

Sólo 27 de cerca de 2.800 miembros siguieron vinculados a la Iglesia Episcopal después de la votación. Este grupo comenzó a reunirse en la sala de una casa y eligió una junta parroquial. Peter Lee, a la sazón el obispo de Virginia, le asignó un clérigo al grupo y poco después la Iglesia Presbiteriana de Falls Church[*] que se levanta en la acera de enfrente de la iglesia episcopal, les ofreció un espacio para adorar en el ático de su salón. El grupo no tardó en desbordar ese ático y tuvo que mudarse dos veces a espacios más amplios dentro de la iglesia presbiteriana.

“Los presbiterianos estaban absolutamente asombrados”, dijo Matt Rhodes, uno de los feligreses. “Todavía seguimos participando del mismo ministerio compartido que ellos llevan a cabo con los desamparados”.

La asistencia dominical aumentó rápidamente hasta alcanzar un promedio de entre 80 y 100, y desde el comienzo, dice Ohmer, los episcopales “tuvieron realmente una visión convincente de lo que la Iglesia Episcopal podría llegar a ser de nuevo en Falls Church”.

Añadió que él dudaba que cualquiera de ellos hubiera esperado pasar cerca de siete años en una disputa legal por la propiedad de la iglesia, que finalmente se ventiló en el Tribunal Supremo del Estado [de Virginia]. La iglesia de The Falls fue una de las 11 congregaciones de la diócesis en que una mayoría de los miembros votó a favor de desafiliarse de la diócesis y de la Iglesia Episcopal. En el curso de los años, todas las iglesias, con excepción de la Iglesia Anglicana de The Falls, arreglaron sus conflictos de propiedad con la diócesis y con la Iglesia luego de veredictos judiciales a favor de estas entidades [la diócesis y la Iglesia Episcopal].

Luego de que un juez del circuito judicial del Condado de Fairfax le ordenara a la Iglesia Anglicana de The Falls en marzo de 2012 que devolviera la propiedad parroquial a la diócesis, los anglicanos sólo convinieron en dejar que los episcopales regresaran al edificio parroquial para celebrar la Pascua (el 8 de abril de 2012).

Sin embargo, la congregación anglicana poco después apeló al Tribunal Supremo del Estado y en el ínterin le pidió al Tribunal de Circuito que impidiera el regreso de los episcopales hasta que el tribunal supremo se pronunciara. El Tribunal de Circuito rehusó esta petición y los episcopales de la iglesia de The Falls regresaron a su propiedad el 15 de mayo de 2012.

El 18 de abril de este año, el Tribunal Supremo de Virginia ratificó el veredicto del tribunal de circuito de devolver la propiedad de la iglesia de The Falls a los episcopales.

El Rdo. John Yates, rector de la Iglesia Anglicana de The Falls, le dijo a su congregación el 28 de abril que el veredicto del Tribunal Supremo constituía “un apabullante rechazo de nuestros argumentos” y “reduce drásticamente nuestras opciones legales”.

“A menos que podamos percibir que existen medios ulteriores de apelación que tengan buen juicio, podemos decir que resulta claro que no regresaremos a nuestra antigua propiedad” ni recuperaremos algo de los fondos que son parte de la disputa, escribió él.

Y en su mensaje semanal correspondiente a la semana del 19 de mayo, que se puede consultar en la página web de la congregación anglicana desde el 15 de mayo, Yates dice: “Hemos recibido ulterior confirmación de que no es probable que los tribunales revoquen su dictamen del año pasado”. Él explicó por qué los líderes de la congregación “están dispuestos a perder nuestra propiedad y avanzar hacia un futuro incierto y difuso”.

No obstante, La Iglesia Anglicana de The Falls tiene hasta el 20 de mayo para solicitar del Tribunal Supremo [del Estado de Virginia] una nueva vista sobre su veredicto, y una carta de los dos guardianes y de la junta parroquial de la congregación, fechada el 10 de mayo, indica que la iglesia le pedirá al tribunal que reconsidere su dictamen. Los abogados de la congregación anglicana le dijeron a la junta parroquial que el Tribunal Supremo basó su decisión “en un argumento que, en siete años de procedimientos judiciales, nunca había sido presentado por la otra parte” y que ellos no habían sido capaces de abordar, según dice la carta. Por consiguiente, la junta parroquial anunció que “presentará una breve petición al tribunal [para una nueva vista] dentro de unos días” mientras sigue en su búsqueda de un hogar permanente.

“Era nuestra esperanza, desde luego, que ellos hubieran decidido que era hora de cerrar este largo capítulo legal y que concentraran todas sus finanzas y energías, y que nos permitieran a nosotros concentrar todas nuestras energías, en nuestros [respectivos] ministerios”, dijo Ohmer a ENS.

Ohmer agregó que una de sus frustraciones es ver como el largo proceso legal “ha convencido falsamente” a algunas personas de que los anglicanos y los episcopales se proponen mantenerse en guardia unos contra otros”, cuando de hecho lo que deberíamos todos es aglutinar nuestras energías para combatir el enemigo común que ambos compartimos: el del feroz consumismo de nuestra cultura y un sentimiento generalizado de desorientación, desesperanza, soledad y falta de propósito”.

“Esos son algunos de los enemigos comunes que ambas ‘partes’ tenemos”, afirmó, “para los cuales el Evangelio es una alternativa, y yo anhelo que llegue el día en que ellos y nosotros podamos concentrar el 100 por ciento de nuestras energías y recursos en nuestros ministerios, que son después de todo los mismos”.

Ohmer contó que el pasó 13 años como rector de la iglesia episcopal de Santiago Apóstol [St. James Episcopal Church] en Leesburg, Virginia, descartando cualquier oferta parroquial que le saliera al encuentro, hasta que vio la de la iglesia episcopal de The Falls.

“Había algo [atractivo] en este amable, laborioso y paciente grupo de personas”, subrayó él. “Es una historia convincente de personas que realmente creen en sí mismas como una comunidad de fe que es leal a la Iglesia Episcopal, leal al Evangelio y que quiere ser buenas nuevas para la comunidad. Han atravesado por una época realmente difícil, exiliados de su propiedad durante seis, casi siete años”.

Rhodes y su familia son del mismo parecer. Cuando el Rdo. Michael Pipkin, que era el sacerdote encargado de la congregación poco después de la separación, necesitó una cirugía de espalda, un sacerdote de la parroquia de Rhodes, la iglesia de Cristo [Christ Church] en Alexandria, estuvo entre los clérigos que lo suplieron. Rhodes, que vive a un par de kilómetros de la iglesia de The Falls, dijo que su familia decidió asistir un domingo de 2008 para que el sacerdote viera algunos rostros que le resultaran familiares en la congregación.

“Nunca nos fuimos” apuntó él.

“Hay muchísimo entusiasmo, muchísima energía y muchísimo crecimiento” que según Rhodes depende de estar de regreso a la propiedad de Falls Church, y la sensación de mirar hacia fuera desde la iglesia y hacia el futuro que Ohmer aportó a la parroquia.

La congregación está considerando la mejor manera de constituirse en buenas nuevas para la comunidad de Falls Church que Ohmer describe, tanto a través de ministerios de acción social como del ministerio para los desamparados [en asociación] con los presbiterianos y a través de una mayor utilización de los edificios de la iglesia. La iglesia abrió sus puertas en apoyo a distintos grupos, a una clase de inglés como segundo idioma y a agrupaciones cívicas que buscan un espacio parea reunirse o para celebrar un banquete.

En un caso en particular, una congregación predominantemente afroamericana, que necesitaba un lugar para celebrar su primer aniversario, se puso en contacto con la iglesia episcopal de The Falls y terminó teniendo la celebración en su santuario. Ohmer dijo que, en lo que planificaban esta actividad, se enteraron de que la pastora principal de la congregación no tenía oficina y estaba dirigiendo la iglesia desde su auto y desde un café Starbucks de la localidad. Ella ahora alquila un espacio en la iglesia episcopal de The Falls por un mínimo costo, explicó él.

Ohmer agregó que ellos están demostrando que el lema “La Iglesia Episcopal te da la bienvenida” es “verdad en lo que respecta a la comunidad de la fe y es verdad en lo que respecta a los edificios y terrenos”.

“Tenemos el objetivo de que la comunidad en su sentido más amplio use un gran porcentaje de la propiedad durante un gran porcentaje del tiempo”.

El crecimiento de feligreses —entre 180 y 220 personas que ahora asisten como promedio los domingos— ha incluido a ex miembros que “se fueron cuando vieron lo que estaba ocurriendo respecto a la división”, así como personas que nunca han formado parte de la iglesia de The Falls, personas nuevas en la zona y otros episcopales “que vinieron a ver de qué íbamos”,  explicó Rhodes. La escuela dominical y la agrupación de jóvenes están creciendo en la medida en que se agregan familias jóvenes, añadió.

El 15 de mayo, la parroquia le dará oficialmente la bienvenida al último grupo de nuevos visitantes, a quienes Ohmer definió como “un signo externo y visible muy pujante de la energía y vida nuevas que están teniendo lugar aquí”.

Y, mientras la iglesia episcopal de The Falls ha estado creciendo y mirando hacia el exterior, y enfrentándose con los dilatados problemas legales, la parroquia ha tenido que lidiar con las secuelas de la división en otro nivel más personal. Las familias se dividieron y aún siguen divididas por las decisiones del año 2006, dijo Ohmer. En algunos casos un cónyuge podía asistir a la congregación anglicana de Falls Church mientras el otro adoraba en la episcopal.

Cuando surgen problemas de atención pastoral en esas familias, precisa Ohmer, “ese tipo de diferencias simplemente desaparece. Cuando se trata de cuidado pastoral, nos ocupamos de las familias de unos y otros”.

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


[*] La iglesia de  The Falls, le da nombre a la ciudad de Falls Church en Virginia. (N. del.T.)