El Consejo Consultivo Anglicano recibe de los neozelandeses una ‘desafiante’ bienvenida

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Oct 29, 2012

De izquierda a derecha, Cyprus Morunga, Kahutia Maxwell y Pouoterangi Ngargopo comienzan su wero (desafío) maorí a la intención de los miembros del Consejo Consultivo Anglicano el 27 de octubre en el Centro de Actividades Telstra en Auckland, Nueva Zelanda. La Rda. Audrey Wilkinson, de pie detrás de los hombres, más tarde ofreció la karanga (el llamado) para dar la bienvenida a los visitantes. Foto para ENS de Mary Frances Schjonberg.

[Episcopal News Service — Auckland, Nueva Zelanda] La juventud neozelandesa desafió al Consejo Consultivo Anglicano antes de que los miembros pusieran los pies en el umbral del Centro de Actividades Telstra el 27 de octubre (hora local) cuando tres jóvenes anglicanos maoríes, blandiendo taiahas (jabalinas), dieron una serie de pasos rituales, lanzaron gritos e hicieron gestos faciales con el objeto de determinar si los recién llegados habían venido con malas intenciones.

Kahutia Maxwell, al centro, se dispone a depositar una rama frondosa frente al arzobispo de Cantórbery Rowan Williams para comprobar su reacción durante el wero (desafío) que es parte del powhiri o ceremonia de bienvenida para recibir al Consejo Consultivo Anglicano en Auckland. Foto para ENS de Mary Frances Schjonberg.

Como parte del wero (desafío), Kahutia Maxwell, uno de los tres, deposito en el suelo una rama frondosa en el espacio que mediaba entre él y sus compañeros y los miembros del Consejo reunidos. Cuando el arzobispo de Cantórbery, Rowan Williams, recogió solemnemente la rama, resultó evidente que el Consejo no se proponía nada malo y, en consecuencia, Maxwell, junto con Cyprus Morunga y Pouoterangi Ngargopo, escoltaron a los miembros del Consejo a que ingresaran en el estadio.

Una vez dentro, el  Consejo se vio sujeto a la karanga,  una forma de oratoria femenina, que se vale de gestos y expresiones corporales para dar a los visitantes la bienvenida al powhiri.

Durante el whaikorero (el pronunciamiento de un discurso formal) que siguió luego, el Consejo escuchó palabras de bienvenida y diferentes retos de parte de los arzobispos que dirigen la Iglesia Anglicana en las tres tikangas de Aotearoa, Nueva Zelanda y Polinesia,  que son agrupaciones basadas en etnias. Len Brown, el alcalde de Auckland, también participó del whaikorero.

Después de cada whaikorero, el grupo al que el orador representaba cantaba una waiata, o cántico. En el caso de Brown, él dirigió su propia waiata al cantar “¡Cuán grande es Él” en maorí.

Representantes de la Iglesia Episcopal ante el Consejo Consultivo Anglicano desfilan en la procesión del powhiri el 27 de octubre en el Centro de Actividades Telstra en Auckland. Detrás del que porta el cartel, Josephine Hicks, el obispo Ian Douglas de la Diócesis de Connecticut y la Rda. Gay Jennings, presidente de la Cámara de Diputados. Foto para ENS de Mary Frances Schjonberg.

El powhiri fue el evento de apertura en la 15ª. Reunión del CCA que tiene lugar en Auckland, del 27 de octubre al 7 de noviembre.

El arzobispo David Moxon, de la tikanga Pakeha, que incluye las siete diócesis de Aotearoa Nueva Zelanda, le dijo al Consejo que todos los asuntos que se discutirán durante su reunión son problemas de misión para los anglicanos de Nueva Zelanda, y les instó a recordar que “nadie aquí puede decirle a otro: ‘no te necesito’”.

“Todos nosotros aquí juntos no podemos decirle a cualquiera de los demás que lo ha logrado todo, pero juntos cada uno de nosotros puede tenerlo todo”, afirmó.

El arzobispo Winston Halapua de la tikanga Pasefika, que incluye la diócesis de la Polinesia, dijo que el CCA es “como un día de Pentecostés”.

“Antes de que ustedes lean acerca de todas las deliberaciones y el resultado, hagan una pausa y miren el colorido del día de Pentecostés de la Comunión Anglicana”, dijo. Démosle un gran aplauso de bienvenida a ellos, y a su saber y a sus lenguas. Ellos traen consigo sus contextos”.

Brown, el alcalde de Auckland dijo que los anglicanos fueron decisivos en la fundación tanto de Auckland como de Nueva Zelanda, llamándoles “los edificadores del alma de nuestra nación”. Él le dijo al Consejo que la Comunión Anglicana puede seguir siendo relevante en el siglo XXI mientras no pierda esa “pasión fundadora”.

“Permanezcan en el corazón de la comunidad”, instó él, y contó una serie de relatos de anglicanos en Auckland cuyo ministerio está “en extrema necesidad.”

“Nunca olviden eso, promuévanlo y atiéndanlo mientras vuestro espíritu los lleva hacia delante”, añadió Brown.

“Amen a su gente, dennos orientación mientras edificamos esta bella ciudad y esta bella nación y, juntos, un planeta maravilloso, pacífico y tolerante”, afirmó, haciendo notar que Nueva Zelanda “se encuentra en la encrucijada de un audaz cambio cultural” en la medida en que intenta fusionar grupos étnicos muy diferentes.

Un estudiante anglicano hace una pregunta como parte del foro de preguntas y respuestas que tuvo lugar durante el powhiri. Foto para ENS de Mary Frances Schjonberg.

Al aceptar la bienvenida de la comunidad, Williams pidió oraciones “por una experiencia pentecostal, que lenguas de fuego nos toquen a todos en los próximos días, que aprendamos a escuchar mutuamente las lenguas y las experiencias y las perspectivas de los demás con todo el entusiasmo y la buena disposición con el que escuchamos la propia palabra de Dios”.

Williams a su vez prometió que el Consejo oraría porque los “experimentos” del país de Aotearoa Nueva Zelanda, y de la Iglesia de Aotearoa, Nueva Zelanda y Polinesia “sean marcas y señales de la obra del Espíritu Santo en el mundo de hoy y señales de esperanza para un mundo en el cual conforme al plan de Dios y a la promesa de Dios uno de estos días todas las islas se levanten y canten”.

Luego de los retos propuestos por los líderes de la provincia y el líder político de la ciudad, la desafiante bienvenida se intensificó cuando Williams, la obispa primada Katharine Jefferts Schori y el arzobispo Thabo Makgoba, de la Iglesia Anglicana de África del Sur, hicieron frente a preguntas durante el powhiri acerca de Dios, la teología y la naturaleza de la fe que les hicieran estudiantes de primaria y secundaria. Las preguntas fueron desde si era divertido ser obispo, a “¿Cómo puede usted estar seguro de que Dios existe?” pasando por qué clase de zapatos Dios se pondría si usara zapatos. Los estudiantes también les preguntaron a los tres sobre las mujeres sacerdotes y obispas y sobre el matrimonio de personas del mismo sexo.

Jefferts Schori le dijo a Sadie Summit, que preguntó qué zapatos Dios se pondría, que Dios usaría zapatillas de baile porque Dios se complace en la creación. Makgoba respondió que botas de cazador porque Dios anda con nosotros y las botas de cazador “nos permiten ir adonde de otra manera no podríamos”. Williams dijo que Dios usaría el tipo de zapatos que él se pudiera quitar con facilidad cuando se encontrara con alguien que necesitara zapatos.

Sobre un tema más serio, Williams convino con sus dos compañeros que si bien “justamente celebramos la manera en que el ministerio ordenado de las mujeres ha llegado a formar parte de la vida de tantas partes de la Comunión Anglicana” toda la sociedad debe prestar atención al problema mayor de la “dignidad y seguridad de las mujeres”.

La cuestión, dijo él de “si vivimos en una sociedad que degrada a las mujeres, una sociedad que no le garantiza seguridad a las mujeres, una sociedad que vuelve la cara [para no ver] la violencia contra las mujeres” va a estar “muchísimo en nuestra agenda durante la próxima semana”.

El estudiante Corey Anderson, haciendo notar que un proyecto de ley sobre el matrimonio de personas del mismo sexo se ha presentado ante el parlamento de Nueva Zelanda, preguntó lo que la Iglesia Anglicana tenía que decir al respecto.

“La respuesta breve es que la Iglesia Anglicana tiene muchísimo que decir al respecto, pero no siempre lo mismo”, replicó Williams.

“Para la vasta mayoría de los anglicanos en el mundo la idea de un matrimonio entre personas del mismo sexo no es algo con lo que se pueden conciliar”, prosiguió. “Incluso aquellos que quieren decir que  algún tipo de vida en común pública reconocida para parejas del mismo sexo es algo bueno, incluso ellos no están totalmente seguros si llamarle matrimonio es correcto, si el ‘matrimonio’ conlleva todo el foco simbólico y teológico que ha tenido en la Biblia y en la historia”.

Williams agregó que los desacuerdos deben concentrar a las personas en “otra serie de problemas muy delicados y difíciles” en torno al hecho de que los cristianos “han estado rechazando e incluso [han sido] violentos hacia las personas que sienten atracción por las del mismo sexo y que tenemos muchísimo de que arrepentirnos al respecto”.

La obispa primada Katharine Jefferts Schori responde a una pregunta de un estudiante durante el powhiri preparado por los anglicanos de Nueva Zelanda para dar la bienvenida al Consejo Consultivo Anglicano a Auckland. Foto para ENS de Mary Frances Schjonberg.

Jefferts Schori reconoció que “a muchas personas les ha resultado difícil oír lo que la Iglesia Episcopal ha dicho respecto a estos temas a través de su Convención General”.

“Nuestra interpretación como Iglesia es que las personas con atracción hacia su mismo sexo buscan la misma capacidad de vivir en una relación pactada con otra persona a quien aman, que eso puede ser algo bueno, que los seres humanos no fueron creados para vivir solos —eso es lo que dice el Génesis— y que por tanto la tarea de la Iglesia es ayudar a todos los seres humanos a vivir en relaciones santas que puedan mostrar el amor de Dios a un mundo que necesita mucho de él”.

La Iglesia Episcopal ha estado sosteniendo esta conversación durante 50 años, dijo Jefferts Schori, “y no todos estamos de acuerdo”.

“Donde diferimos es en qué aspecto tiene [la relación pactada]”, agregó la Obispa Primada, “y es ahí donde el diálogo tiene su mayor posibilidad creativa. Dudo que todos lleguemos a ponernos de acuerdo alguna vez  en la fisonomía de una relación pactada o santa, y cuáles son sus límites, pero, si somos incapaces de sostener el diálogo, vamos a hacerle violencia a seres humanos que no deben vivir solos”.

Definiendo la pregunta como “un asunto pastoral”, Makgoba dijo que hay pesar en todas las partes de este problema, añadiendo “lo que es importante es respetar la dignidad de cada persona como creada en Dios”.

“Como uno de mis predecesores dijo una vez refiriéndose a esto: ‘el Espíritu Santo no ha concluido todavía con nosotros respecto a este asunto”, apuntó.

Fueron estas respuestas las que llevaron a los tres a reconocer, respondiendo a otras preguntas, que no siempre es divertido ser un obispo o líder de una Iglesia.

“Es inevitable tomar algunas decisiones en el nombre de toda la Iglesia y uno sabe que van a lastimar seriamente a algunas personas y uno tiene que estar consciente de la necesidad de estar con las personas lastimadas y hacer lo mejor que pueda”, dijo Williams, añadiendo que esa realidad respecto a la toma de decisiones no se limita a la Iglesia y sus obispos.

Al preguntarle si resultaba divertido ser el líder de la Comunión Anglicana, Williams replicó, “depende de qué día de la semana me lo preguntes”.

Luego pasó a hacer una distinción entre algo que es divertido versus algo que es jubiloso.

“Y cuando le doy gracias a Dios por haberme llamado a este puesto, lo cual hago a veces  —a veces a regañadientes— doy gracias por la alegría, por el júbilo inesperado, aunque no sea exactamente divertido”.

Una redifusión de la sesión de preguntas y respuestas puede encontrarse aquí.

Antecedentes del CCA
El CCA es uno de los cuatro instrumentos de la Comunión. Los otros son el arzobispo de Cantórbery (que sirve como presidente del CCA), la Conferencia de Lambeth de Obispos Anglicanos y la Reunión de los Primados.

Instituido en 1969, el CCA incluye a clérigos y laicos, al igual que a obispos, entre sus delegados. La membresía [del CCA] consta de una a tres personas de cada una de las 38 provincias de la Comunión Anglicana, dependiendo del tamaño de la feligresía de cada provincia. En los casos donde hay tres miembros, hay un obispo, un presbítero y un laico. En los casos donde se nombran menos miembros, la preferencia se le da a los laicos. La Constitución del CCA puede encontrarse aquí.

El Consejo se reúne cada tres o cuatro años y la reunión de Auckland es la 15ª desde su creación.

La Iglesia Episcopal está representada por Josephine Hicks, de Carolina del Norte; la Rda. Gay Jennings, de Ohio y el obispo Ian Douglas de Connecticut.

Jefferts Schori asiste a la reunión en su carácter de miembro del Comité Permanente de la Comunión Anglicana, que se reunió antes del comienzo de la reunión del CCA. Douglas también es miembro del Comité Permanente.

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducido por Vicente Echerri.