Las iglesias se activan para ayudar a los desempleados

Por Pat McCaughan
Posted Jan 26, 2012

This is Martice Scales, 24, at the HOPES Center is manager of retail operations at a fair trade store at the HOPES Center in Racine, Wisconsin. PHOTO/RVM

[Episcopal News Service] Hace tres años, Martice Scales, joven de 24 años, boxeador, músico y ex convicto desempleado de Racine, Wisconsin, no tenía ni posibilidades de trabajo ni incluso la más remota esperanza de conseguirlo.

Entonces, un ex maestro suyo le remitió al Ministerio Vocacional de Racine (RVM) -un servicio de promoción comunitaria de la iglesia episcopal de San Lucas [St. Luke’s] y otras agencias locales- y Scales ha estado progresando velozmente desde entonces.

Lo han ascendido dos veces, supervisa a cinco empleados y actualmente administra operaciones minoristas en una tienda de comercio justo en el Centro HOPES, que ofrece servicios sociales a vecinos pobres de Racine.

“Empecé como camarero de madrugada”, recuerda él. “Al cabo de unos pocos meses, era camarero de jornada completa y luego obtuve puestos de supervisor. Podría decir que me prepararon para el liderazgo, me daban cada vez más oportunidades”, dijo durante una entrevista telefónica el 19 de enero desde Racine.

Él duda que algo de esto habría sucedido sin la capacitación de empleo del RVM y las clases que allí le impartieron. Cursos “como el de administración financiera y de cómo tratar con los supervisores y cómo acudir a una entrevista y acerca de la puntualidad y de vestirse adecuadamente. Ellos me prepararon para el empleo”, afirmó.

Jim Schatzman, director ejecutivo del RVM, era miembro del comité de acción social de San Lucas cuando la agrupación estaba buscando un medio de insertarse en la comunidad, dijo durante una entrevista reciente desde su oficina en Racine.

“Racine ha encabezado la tasa de desempleo de nuestro estado durante unos 12 años consecutivos, es una triste historia del cinturón del óxido , comentó. “Hemos perdido más de 6.000 empleos fabriles en los últimos siete u ocho años”.

En consecuencia, para los que ayudan a buscar empleo parecía un buen lugar para empezar. El centro abrió sus puertas en 2002 y “acabamos de colocar al empleado número 2.000, a un promedio de 200 personas al año, en una comunidad relativamente pequeña de 89.000 habitantes. “Creemos que estamos teniendo un impacto positivo en la familia y en la comunidad”.

En una década de operaciones, la agencia ha aumentado en más de un cuádruplo su presupuesto anual, de $80.000 en su primer año a casi $500.000 en la actualidad. “El primer año colocamos a 70 personas; el segundo año la cifra se acercó más a los 100. Este último año, 2011, colocamos en empleos a más de 300 personas”, comentó.

El que lo haga la Iglesia establece una diferencia, especialmente para los que podrían desconfiar de las instituciones del gobierno, dijo Schatzman. “Es diferente también la manera en que los recibimos cuando llegan aquí, que haya alguien que sepa sus nombres. Ya no son seres anónimos, personas desamparadas sin rostro”.

Scales está de acuerdo. “Ellos me ayudaron a darme cuenta de que yo era digno del esfuerzo que estaban haciendo por ayudarme. También me ayudaron a perdonarme por haber hecho esas cosas que me llevaron a la cárcel. Hay muy poco que se pueda decir sobre uno mismo después de la experiencia de la cárcel que te haga sentir bien”, agregó.

“Sin ellos dudo que pudiera haber puesto un pie en la puerta. Todavía estaría luchando por encontrar un trabajo temporal. No creo que la búsqueda de empleo sea su especialidad, su especialidad es la gente”.

RVM es sólo un ejemplo del modo en que las congregaciones episcopales de todo el país han comenzado a responder a las necesidades de los que se han visto afectados por los duros tiempos económicos que se viven. Ofrecen toda una gama de servicios gratuitos, desde revisiones de hojas de vida, consejería profesional y capacitación laboral con una pizca de dirección espiritual, para que no falte.

En el condado de San Bernardino, en California -donde las tasas de desempleo promedió son cuatro puntos porcentuales por encima del nivel nacional del 8,5 por ciento-, el Rdo. Barrett Van Buren decidió salir a ayudar a los que buscaban empleo en la localidad.

Hace aproximadamente un año, Van Buren, diácono vocacional de la iglesia episcopal de San Juan [St. John’s] en LaVerne, junto con una de las feligresas, Vashti Major-Bliss, inauguró el Ministerio de Carreras en Encrucijada.

El ministerio se ha estado reuniendo el primer y tercer domingo de cada mes, para ofrecer apoyo, una comida, talleres, oradores invitados, materiales, entrenamiento, concretas plazas laborales y una dimensión espiritual para los que buscan empleo, dijo Van Buren durante una entrevista el 22 de enero. Este ministerio presume de una tasa de colocaciones de un 54 por ciento, al ayudar hasta ahora a más de 30 personas que buscaban empleo, y se está expandiendo para incluir a otras congregaciones, así como a otras comunidades, añadió.

Para Gina Hosterman, de Pomona, la revisión de su hoja de vida con Van Buren y Major-Bliss la hizo sentir con nuevas esperanzas.

Aunque ella tiene tres años de experiencia como representante de servicio al cliente, Hosterman, de 24 años, como tantos otros en la fuerza laboral, ha estado desempleada. También había visto a tres consejeros de carreras en ocho meses, sin ningún resultado. En la actualidad tiene trabajo cuando la llaman mostrando productos alimentarios en tiendas de víveres de la localidad -un trabajo que ni es satisfactorio ni permanente, según ella.

“Ni siquiera me van a llamar a trabajar durante el próximo mes”, afirma. “Yo sólo quiero un trabajo de jornada completa, o de media jornada. No tengo preferencias por algún campo, he perdido mi motivación y me cuesta trabajo el ponerme metas”, le dijo ella a Van Buren y Major-Bliss.

Parte del reto consiste en aprender a crear capacidades de autoevaluación y transmitir exitosamente los dones y talentos de uno “para hacer la tradicional presentación profesional en dos palabras -definirte a ti mismo en dos minutos”, dice Major-Bliss. ” ‘Hábleme de usted’. Esa es la pregunta que todo el mundo hace. Uno quiere ser capaz de contestarla de manera clara y concisa”.

Su reunión de una hora con Hosterman comenzó y terminó con una oración. La revisión de su hoja de vida arrojó posibilidades de carreras específicas -y apasionantes -como mercadotecnia y artes gráficas- que Hosterman había pasado por alto. También dio lugar a una “tarea”: hacer algunas entrevistas informativas con profesionales en esas áreas antes de una sesión de seguimiento el mes próximo.

“No sé qué decir”, afirma Hosterman. “Por primera vez en largo tiempo, me sentí esperanzada”.

Las hojas de vida son un buen punto de partida, convino Chuck Utley, feligrés de la iglesia episcopal de San Timoteo [St. Timothy’s] en Mountain View, California, en la diócesis de El Camino Real.

Utley y Dick Yarp, otro feligrés de San Timoteo, ambos empresarios profesionales jubilados, crearon el Ministerio de Asistencia al Empleo (EAM) hace tres años y comenzaron a ofrecer “actualizaciones de hojas de vida”. Al principio, el ministerio aspiraba a ayudar a personas de la congregación, pero rápidamente lo expandieron a otras personas fuera de la iglesia, dijo él durante una entrevista telefónica desde su casa el 20 de enero.

El EAM también se ha asociado con el Ministerio de Carreras en Acción que ofrece la iglesia presbiteriana de Menlo Park, la cual brinda capacitación y aprendizaje de destrezas laborales, dijo Utley.

Pero el primer paso para que la búsqueda de empleo resulte exitosa es revisar bien la hoja de vida, porque “un gran empleo comienza con una gran hoja de vida” apuntó él. “Sin eso, la interconexión es difícil”. Hasta la fecha el EAM ha servido a unas 44 personas que buscaban empleo; el 30 por ciento de las cuales lo encontró.

Por ejemplo, el EAM ayudó a una mujer, que había sido despedida de un puesto de auxiliar de administración, a rehacer su hoja de vida para concentrarse en sus talentos específicos. Con la nueva hoja de vida, y preparada para la entrevista y otras destrezas con ayuda del CAM, la contrataron en una firma de capital de riesgo.

“Al principio creía que atraería principalmente a gerentes medianos”, dijo Utley. “Pero parece que hemos ayudado fundamentalmente a mujeres, con toda una variedad de antecedentes. Hemos tenido personas con diplomas de maestrías y hasta una con un doctorado, que vinieron a vernos y trabajamos con ellas en lo que respecta a reconfigurar su hoja de vida, como con cualquier otra”.

El ser la Iglesia ofrece un definido componente espiritual a los servicios de consejería. Y esto les pasó al enfrentar sus propias experiencias de desempleo, dijeron Van Buren y Major-Bliss, de la iglesia de San Juan en LaVerne.

Hace dos años, Van Buren se encontró desempleado luego de haber trabajado 16 años con los Servicios Educacionales de ITT, Inc. Según dijo, descubrió que deseaba ayudar a otros a navegar en el mercado laboral. Y ahora está empleado en la Universidad Comunitaria del Valle de San Joaquín, pero considera que el CCM es un llamado especial.

Major-Bliss, ex directora de una compañía farmacéutica, terminó aceptando una indemnización por despido el 18 de enero, dijo ella. De repente el desempleo incluye desafíos y oportunidades, afirmó. Ahora ando por propio camino. Ahora que ya he logrado superar el sentimiento inicial de no ser valorada, lo próximo es ver lo que voy a hacer al respecto.”

Y agregó: “A veces Dios viene y te dice: puesto que no te vas a mover, yo voy a moverte”.

Del mismo modo, después que a la bibliotecaria Jennifer Dye la despidieron en marzo pasado de la Biblioteca Pública de Detroit, decidió convertir la adversidad en una oportunidad: y difundirla en torno suyo.

Fue así que creó la Red del Centro Catedralicio (CCN) en la iglesia catedral de San Pablo [Cathedral Church of St. Paul], en Detroit, Michigan, que es la congregación a la que asiste.

“Como bibliotecaria realmente me gusta ayudar a las personas, soy una buena investigadora, y esto parece ser algo que podría hacer para ayudar a los demás”, dijo Dye durante una reciente entrevista telefónica desde su casa.

La CCN sólo ha celebrado una reunión hasta el momento, pero ya Dye ha empleado sus extensas destrezas en el campo de la investigación para ayudar a los participantes a expandir sus contactos a través de redes sociales como LinkedIn.

Ella también organizó a los participantes con un evento de interconexión de velocidad que de alguna manera se parece a esas citas rápidas y descomprometidas, “aunque a algunas personas no les gusta esa comparación”, dijo riéndose por lo bajo.

“Es una oportunidad de conocer a montones de otras personas, a aprender un poco acerca de ellas y a crear una red para ti mismo”. La teoría es que cuanto más expandas tu red de contactos personales, tantas más oportunidades crearás de conectarte con empleadores y posibilidades [de empleo].

La CCN es un servicio gratuito que está a disposición de cualquiera que se interese en como “sortear todas las facultades del desempleo”, dijo Dye. Ella continúa en las entrevistas laborales, “pero esto no es algo que voy a hacer hasta que consiga otro trabajo. Este ministerio durará todo el tiempo que sea necesario. Estoy intentando posicionarme de manera que pueda aprovechar las oportunidades que surjan”.

Para Endel Williams, de 37 años, el Ministerio Vocacional de Racine hizo justamente eso: creó oportunidades. Él las cogió todas al vuelo.

“Salí de prisión en 2001 y comencé a trabajar en un empleo de servicios temporales en el que no ganaba mucho dinero. Pero yo no podía ascender. Si estuviera allí hoy, estaría ganando la misma cantidad de dinero. Entonces oí hablar del RVM y el resto es historia”, contó.

Eso fue inmediatamente después de que el RVM comenzara en 2002, recalcó.

“Estamos conectados”, dijo Williams el 20 de enero durante una entrevista telefónica. Gracias a los empeños del RVM, ha estado empleado en las oficinas del Acueducto de Racine durante los últimos cinco años, reparando las cañerías principales del agua, y “es excelente”, afirmó.

Él también se mantiene en contacto con el RVM. “Sigo comprometido con el RVM. Soy miembro de su Junta Directiva y estoy en el comité ejecutivo. Estoy allí un par de veces por semana”.

“A ellos no les importa si eres negro, blanco, hispano, asiático; si cruzas su puerta y dices que quieres ayuda, alguna ayuda vas a conseguir”, dijo. “Ellos no te sacan dinero. Te hacen sentarte, conversan contigo, te explican ciertas cosas. Todo lo que yo necesitaba en lo que respecta a ayuda, consejo, cualquier cosa, se hallaba allí”.

“Pero”, agregó, “ellos no me dieron nada. Cuando empecé a ir allí, vieron que yo era honesto. Me ofrecieron las posibilidades y las aproveché”.

—La Rev. Pat McCaughan es corresponsal de Episcopal News Service y está radicada en Los Ángeles. Traducido por Vicente Echerri.