La Catedral Nacional de Washington se prepara para asistir a la familia y a la nación en honrar a McCain

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Aug 30, 2018

El senador John McCain, que falleció el 25 de agosto de un cáncer del cerebro, fue miembro del Senado desde 1987 hasta su muerte. También fue miembro de la Cámara de Representantes desde 1983 hasta que ingresó en el Senado. Foto de la Oficina del senador John McCain.

[Episcopal News Service] La Catedral Nacional de Washington puede ser el sitio de los funerales de Estado y de los oficios y celebraciones conmemorativos de la nación, pero también es una comunidad de fieles cuyos miembros acuden al inmenso edificio de la más alta elevación de Washington, D.C. para subrayar los momentos importantes de sus vidas. Y es por eso que al funeral del senador John McCain el 1 de septiembre le seguirá una boda esa tarde.

“Esta pareja realmente tiene su recepción detrás de la nave de manera que vamos a entrar cientos de sillas y sacar cientos de sillas y a entrarlas de nuevo otra vez el sábado por la noche para los oficios del domingo por la mañana”, dijo el Muy Rdo. Randolph Marshall Hollerith, deán de la catedral, en una entrevista con Episcopal News Service.

Los más de 80 empleados de la catedral pondrán su granito de arena mientras se preparan para el funeral de McCain, dispuesto para las 10 AM y para los oficios que siguen. “ Algunos empleados estarán aquí toda la noche del viernes y hasta el sábado por la noche”, dijo él.

El senador John McCain pronuncia un discurso en el 75º. Aniversario de Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 2016. Foto: Oficina del senador John McCain.

El funeral de McCain será el oficio más largo celebrado en la catedral desde el oficio fúnebre del ex presidente Gerald R. Ford en 2007, explicó él. La catedral ha sido el escenario de muchos funerales presidenciales y de otros oficios en ocasiones de crisis nacionales y de desastres naturales. Ha habido oraciones por la paz y oficios para recordar a las víctimas de la masacre de la escuela de Newtown, Connecticut, del huracán Katrina y del terremoto de Haití, entre otros.

McCain, que falleció el 25 de agosto de un cáncer del cerebro a punto de cumplir 82 años, fue senador por Arizona durante mucho tiempo y también pasó años como prisionero de guerra luego de haber sido derribado [cuando piloteaba un bombardero] sobre Hanói durante la guerra de Vietnam.

Lleva más de 80 personas preparar un oficio como el funeral de McCain, de ahí que, según el deán, hayan instado a participar a más de 150 voluntarios.

“Sólo las necesidades del Servicio Secreto pueden ser inmensas”, dijo Hollerith. “Cerrar las calles, registrar los edificios horas antes, a veces con días de antelación. Participarán 250 representantes de los medios de prensa. Se forman colas de personas fuera mientras la seguridad deja pasar a los invitados. Es un evento privado, por invitación, sólo que la catedral es muy grande”.

Hollerith espera la asistencia de 2.500 personas o más.

Aun en esa escala, apuntó el deán, el funeral sigue siendo como muchos funerales que tienen lugar en la catedral cada año, para los famosos y los no tan famosos. Como en cualquier congregación, se pueden hacer algunos preparativos de antemano, ya sea de parte de la familia o de la persona que quiere estar “bien preparada”, en palabras del deán. Luego, después de la muerte de un ser querido, la familia elabora la sincronización del oficio. Él no dijo cuánto de planificación previa ha llevado los funerales de McCain.

“Lo que ocurre aquí para lo que no puedes prepararte es la logística que conlleva un oficio como éste debido a quién puede asistir, quién puede participar en hablar y cuándo el evento tendrá lugar”, explicó.

El periódico Arizona Republic de Phoenix dedicó su primera página a John McCain el día después de su muerto. Foto de Newseum Front Pages.

Aún no está disponible el orden del culto para el funeral, el cual se transmitirá en directo vía Internet. Sin embargo, la familia de McCain ha anunciado que los ex presidentes George W. Bush y Barack Obama harán los panegíricos, al igual que el ex secretario de Estado Henry Kissinger, el ex senador Joseph Lieberman y Meghan McCain, una de las hijas del senador. El Rdo. Edward A. Reese, presidente de la escuela preparatoria San Ignacio [St. Ignatius College Prep] de San Francisco, California, será el predicador.

Hollerith, la obispa diocesana de Washington Mariann Budde y el Rdo. Jan Cope, presidente del Cabildo, también participarán. Los detalles del oficio que se han hecho públicos hasta ahora se encuentran aquí.

El deán dijo que es un honor para la catedral ofrecer tales oficios. “Es una oportunidad de honrar a una familia afligida y de ayudar a una nación en duelo”, afirmó. Hollerith añadió que es también una oportunidad de mostrar lo mejor de la Iglesia Episcopal [mediante] su impactante y consoladora liturgia.

El 26 de agosto, el obispo primado Michael Curry se refirió a McCain como “un testigo de la nobleza de vivir no para uno mismo, sino para los ideales y valores que dan lugar a un mundo mejor”.

La nación dice adiós y honra a McCain

Una serie de ceremonias para  solemnizar el fallecimiento de McCain comenzarán el 29 de agosto cuando su cadáver estará tendido en el  Capitolio Estatal de Arizona, con seis horas de exposición pública luego de un oficio privado a las 10 A.M. Al día siguiente, a las 10 A.M. hay un culto conmemorativo en la iglesia bautista de North Phoenix.

Posteriormente, el cadáver de McCain será transportado por avión hasta la Base Conjunta Andrews, en Maryland, en las afueras de Washington, D.C. con vistas a su exposición  en la Rotonda del Capitolio Nacional el 31 de agosto.  Allí tendrá lugar una ceremonia aproximadamente a las 11:00 A.M. y luego se le montará una guardia de honor mientras el público pase a presentarle sus respetos de las 2:00 a las 8:00 P.M.

El oficio de la catedral es al día siguiente y McCain será enterrado el 2 de septiembre en el Cementerio de la Academia Naval de EE.UU. en Annapolis, Maryland, junto al almirante Chuck Larson, su condiscípulo de la Academia Naval y amigo de toda la vida, luego de un oficio privado en la capilla de la academia.

Indicios de la vida de fe de John McCain

McCain fue bautizado en la Iglesia Episcopal y era biznieto de un sacerdote episcopal. Sin embargo, durante los últimos 27 años asistió a la iglesia bautista de North Phoenix.

Al parecer, McCain nunca se hizo miembro de la iglesia, lo cual, como en todas las iglesias bautistas, requiere el bautismo por inmersión. Hace diez años, Dan Yeary, que era el pastor en ese momento, dijo en la página web de Baptist Global News que él había “dialogado” con McCain, entonces en su segunda aspiración presidencial, respecto a ese bautismo. (Los episcopales creen que una persona que ha sido bautizada con agua a cualquier edad en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo no necesita que la bauticen de nuevo).

McCain pasó cinco años y medio como prisionero de guerra en Vietnam del Norte, un tiempo que incluyó torturas y largos períodos de aislamiento, algunos de ellos porque él era el hijo del almirante que comandaba la guerra en el Pacífico. En un ensayo que escribió en 1973 para U.S. News and World Report, decía que había rezado no “por una fuerza sobrehumana ni para que Dios liquidara a los norvietnamitas” sino “por valor moral y físico, por orientación y sabiduría para hacer lo correcto.

“Pedía consuelo cuando sufría dolores, y a veces recibí alivio. Tuve apoyo en muchos momentos de prueba”.

El presidente Richard Nixon saluda a John McCain a su regreso a EE.UU. luego de su liberación de la cautividad en Vietnam del Norte en 1973. Foto de la Oficina del senador John McCain.

En 2007, él le dijo al Christian Science Monitor que “hubo ocasiones en que no pedía por un día más o una hora más, sino por un minuto más. Luego, tengo muy pocas dudas de que fue mi dependencia en alguien más fuerte que yo lo que no sólo me permitió salir adelante, sino salir adelante honorablemente”.

El Monitor informó que McCain ayudó a dirigir lo que [el periódico] llamó una “iglesia encubierta”. Orson Swindle, que pasó los últimos 20 meses de su cautividad con McCain contó que todos los domingos, después de que concluía el almuerzo, se lavaban los platos y se iban los guardias, el oficial de mayor rango en el área daba una señal de que era el momento de orar. Lo hacía tosiendo de una manera que recalcaba la letra “c” para significar iglesia [church] —primero una tos y luego otras tres toses.

Swindle explicó que la señal era el llamado a una “sólida corriente de pensamiento entre los que estábamos allí”, durante la cual los hombres en sus celdas individuales repetían en silencio la Jura de la Bandera, el Salmo 23 y el Padre Nuestro “y cualquier otra cosa que uno quisiera decir que nos aportara alguna ayuda —pero no en alta voz. Si nos oían hablar, venían y empezaban a torturarnos”.

Hacia el fin de la guerra, los norvietnamitas pusieron a los prisioneros de guerra juntos en una habitación, y los prisioneros pudieran organizar cultos dominicales. McCain dijo que él se convirtió en capellán “no porque el oficial de mayor graduación pensara que yo tenía alguna identidad religiosa en especial, sino porque me sabía de memoria el Credo de los Apóstoles y el Credo Niceno”.

McCain contó que él dirigía los cultos y hacía una breve plática. “Teníamos un coro que era maravilloso… El tipo que lo dirigía daba la casualidad que había sido anteriormente el director del coro de la Academia de la Fuerza Aérea”.

George Day (“Bud”), un compañero de prisión, le dijo a Religion News Service, que McCain “era, para mi sorpresa, muy buen predicador. Podía recordar toda la liturgia de los oficios episcopales… palabra por palabra”.

El senador recordaba la primera Navidad en que a los prisioneros les permitieron tener un culto juntos. Algunos de los hombres llevaban presos siete años. Los norvietnamitas le entregaron a McCain una Biblia en la versión del Rey Jacobo [King James], un pedazo de papel y un lápiz. Él anotó retazos del relato de la natividad de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y leyó partes de la historia entre los himnos de Navidad.

“Llegamos al punto donde hablamos acerca del nacimiento de Cristo, y luego cantamos ‘Noche de paz’ y aún recuerdo mirar los rostros de eso tipos — enjutos, agotados— pero a la mayoría de ellos, a muchos de ellos, les corrían las lágrimas”, dijo McCain al Monitor. “Y ellos no estaban tristes, se sentían felices de que, por primera vez en tantos años, podíamos adorar juntos”.

En su libro La fe de mis padres [Faith of My Fathers], el senador contaba que ese culto “era más sagrado para mí que cualquier culto al que yo hubiera asistido en el pasado, o cualquier culto al que haya asistido desde entonces”.

McCain también recordaba un día de Navidad en que le permitieron pararse afuera durante 10 minutos en un patio. Un guardia se puso al lado suyo y, con su sandalia, trazó en la tierra una cruz y se quedó allí de pie por un minuto mirando silenciosamente a McCain. Unos minutos después, la borró y se fue, recordaba él. Ese fue el mismo guardia que unos meses antes había venido a su celda una noche para desatarle las cuerdas que le mantenían a McCain las manos sujetas a la espalda en una posición dolorosa.

En un ensayo titulado “El momento en que llegué a amar a mi enemigo” [“The Moment I Came to Love My Enemy”], McCain llamó a este guardia su Buen Samaritano y contaba que en ese patio “por sólo ese momento olvidé todo mi odio por mis enemigos, y todo el odio que la mayoría de ellos sentían por mí… Me olvidé de la guerra, y de las cosas terribles que la guerra te hace. Yo era sólo un cristiano venerando la cruz con un hermano cristiano la mañana de Navidad”.

McCain ha expuesto también el papel de su fe y del culto comunitario durante esos años aquí.

Kirk Smith, el obispo de la Diócesis de Arizona, le dijo a ENS que él conocía a McCain desde dos perspectivas. Como político, el senador se reunió con Smith al menos tres veces para discutir sobre inmigración, un tema polémico en el estado. “Él era muy sencillo y receptivo y quería oír lo que pensábamos”, dijo Smith. “Era un buen escucha”.

Una vez, de improviso, Smith invitó a McCain a asistir a una reunión interreligiosa sobre inmigración en el sur de Phoenix. Pese a ser un hombre cuya agenda a menudo se preparaba con meses de antelación, el senador tenía libre esa tarde y fue.

Smith recordaba la a veces cambiante postura de McCain sobre la inmigración, pero también relató una historia que McCain le contó para explicarle porqué él había llegado a favorecer la amnistía para los inmigrantes. El senador había ido a una ceremonia de naturalización y había visto asientos vacíos en la primera fila con botas de combate en cada silla. Representaban a soldados que habían muerto en acción mientras estaban en el proceso de convertirse en ciudadanos de Estados Unidos. “Eso fue lo que lo decidió”, contó Smith. “Él dijo, si estos jóvenes estuvieron dispuestos a dar su vida por este país, por qué no hacerlos ciudadanos”.

A los soldados los hicieron ciudadanos póstumamente, contó Smith.

Smith también conocía a McCain por medio de la tía del senador, una hermana gemela idéntica a su madre, que era su feligresa en la iglesia de Santiago Apóstol [St. James] en Los Ángeles. Él le recordaría a McCain esa conexión y eso dio lugar a intercambio de historias.

McCain asistió a la Escuela Secundaria Episcopal en Alexandria, Virginia. Si bien, mientras estuvo en la escuela, se vio influido por el maestro de inglés e instructor de fútbol americano William Ravenel. “Yo lo adoraba”, diría McCain, según cuenta Robert Timberg en John McCain: una odisea americana [John McCain: An American Odyssey] “Él vio algo en mí que los demás no vieron. Y se tomó mucho interés personal en mí y pasamos muchísimo tiempo juntos. Tuvo una influencia muy importante en mi vida”.

El obispo de la Diócesis de California, Marc Andrus, recordaba el 27 de agosto que él oyó a hablar a McCain dos veces en la Secundaria Episcopal mientras Andrus era el capellán de la escuela. El senador dijo que, de estudiante, no le gustaba la asistencia obligatoria a los oficios de la capilla.

“Durante esos oficios diarios, que yo imagino que no sólo aburrían sino frustraban a McCain, sucedió algo inesperado: él memorizó oraciones, parte de los salmos y otros recursos espirituales que dice le sostuvieron, a él y a otros, durante los casi seis años de su encarcelamiento en Vietnam durante la guerra”, escribió Andrus.

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora sénior y reportera de Episcopal News Service Traducción de Vicente Echerri.