El racismo es un pecado. De esto no tenemos ninguna duda. Cualquier cosa que disminuya el valor y la belleza de cada persona individual, hecha a imagen de Dios, es pecado. No hay lugar para eso en el mundo, y estamos decididos a asegurarnos de que no haya lugar para eso en la iglesia.

Pero está aquí. Hemos visto, una y otra vez, personas intimidadas, ignoradas, socavadas y excluidas de la vida de la iglesia, de la familia de Dios. Nos rompe el corazón y lo sentimos de verdad.

Damos la bienvenida a este informe del Grupo de trabajo contra el racismo, que encargamos el año pasado para ayudarnos a comprender qué progreso podríamos haber logrado para abordar el racismo en la Iglesia de Inglaterra. Habiendo examinado los informes y las recomendaciones de los últimos 35 años, el Grupo de Trabajo ha identificado muchas cosas que deben cambiar; cosas que se han pedido antes y no se han hecho.

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