El Obispo Primado y la Iglesia responden a nuevas reducciones al programa de reasentamiento de refugiados de EE.UU.

Por Lynette Wilson
Posted Sep 21, 2018

A principios de marzo de 2015, la Iglesia Episcopal dirigió una peregrinación a la región de los Grandes Lagos de África y visitó el campamento de refugiados de Gihembe, en Ruanda, para imponerse de la situación de los refugiados congoleses y del Programa de Admisiones de Refugiados de Estados Unidos. Foto de Lynette Wilson/ENS.

[Episcopal News Service] Estados Unidos era líder mundial en reasentamiento de refugiados hace apenas dos años, cuando más de 80.000 refugiados ingresaron en el país con la ayuda de nueve agencias con contratos federales para llevar a cabo esa labor, entre ellas el Ministerio Episcopal de Migración. Esa cifra ha disminuido durante el gobierno de Trump, el cual anunció el 17 de septiembre que reduciría aun más el número de reasentamientos, a sólo 30.000 al año.

La Iglesia Episcopal tiene una larga historia de defensa de los refugiados, personas que huyen de la violencia, la guerra y la persecución religiosa, y el 18 de septiembre la Iglesia expresó su inconformidad con la reducción en el límite del número de refugiados.

“Como seguidores de Jesucristo, nos entristece esta decisión”, dijo el obispo primado Michael B. Curry en una declaración escrita. “Nuestros corazones y nuestras oraciones están con esos miles de refugiados que, debido a esta decisión, no podrán encontrar una nueva vida en Estados Unidos. Esta decisión del gobierno no refleja el cuidado y la compasión de los estadounidenses que todos los días acogen a refugiados en sus comunidades. Nuestra fe nos llama a amar a Dios y a amar a nuestro prójimo, de manera que estemos prestos a ayudar a todos los que podamos de cualquier manera que podamos”.

El límite actual para el asentamiento de refugiados es de 45.000 para el año fiscal que termina el 30 de septiembre, pero hasta ahora, menos de la mitad de esa cifra, sólo 20.918, han sido admitidos. El Departamento de Estado de EE.UU. anunció el 17 de septiembre que Estados Unidos reduciría la cifra límite a 30.000 para el año fiscal que comienza el 1 de octubre, el nivel más bajo desde que se creara el programa en los años 80 del pasado siglo.

“Es una semana desalentadora en la vida de nuestro país. El anuncio del gobierno de que sólo recibiremos 30.000 refugiados, de los 85.000 de hace sólo dos años, es particularmente triste, dado que los refugiados es el grupo de personas más investigado de nuestro país y, en consecuencia, presenta muy poca amenaza a nuestra seguridad y nuestro modo de vida”, dijo el Rdo. Charles Robertson, canónigo del Obispo Primado para el ministerio fuera de la Iglesia Episcopal, quien supervisa el Ministerio Episcopal de Migración.

“Incluso esta cifra de 30.000 es un límite, no una meta”, dijo Robertson.

En la actualidad, hay 25,4 millones de refugiados en todo el mundo, según Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR por su sigla en inglés) cuyo mandato consiste en brindarles protección internacional a los refugiados.

La tarea principal del UNHCR es la repatriación, o el retorno seguro a los países de origen. Cuando eso no es posible, la agencia ayuda a los refugiados a buscar ciudadanía o residencia legal en el país de acogida. La tercera opción es el reasentamiento en uno de lo más de 40 países en todo el mundo que aceptan refugiados. Mundialmente, menos de un 1 por ciento de los refugiados  obtiene reasentamiento. Históricamente, Estados Unidos ha estado a la cabeza de los países que acogen refugiados.

La participación de la Iglesia Episcopal en el reasentamiento de refugiados se remonta por lo menos a la segunda guerra mundial, cuando las iglesias patrocinaron a refugiados que huían de la opresión nazi. Empezando por el Fondo del Obispo Primado para Ayuda Mundial (ahora la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo) y asociándose posteriormente con el Servicio Mundial de Iglesias, la Iglesia Episcopal estableció el Ministerio Episcopal de Migración en 1988.

Estados Unidos formalizó su programa de reasentamiento de refugiados con la Ley para los Refugiados de 1980 en respuesta al creciente número de refugiados que huía del comunismo en Asia Sudoriental. Hasta entonces, las iglesias auspiciaban visas de refugiados; pero, para mediados de la década del 70, ese proceso resultó insuficiente para responder a las necesidades.

El EMM ha reasentado más de 90.000 refugiados a lo largo de los últimos 30 años. Anteriormente, el EMM había manejado 31 filiales de reasentamiento en 26 diócesis, proporcionándoles ayuda directa a los recién llegados. Más recientemente, el número ha descendido a 14 filiales en 12 diócesis, aunque el EMM aún se propone reasentar 1.527 individuos en el actual año fiscal.

El objetivo de programa de reasentamiento de EE.UU. es ayudar a refugiados a establecer nuevas vidas y a convertirse en autosuficientes. Con vistas a ese objetivo, el EMM se asocia con afiliados, iglesias y gobierno y organizaciones no gubernamentales para brindarles servicios a familias de refugiados desde su llegada a Estados Unidos. Esos servicios vitales incluyen clases de idioma inglés y de orientación cultural, servicios de empleo, matrícula escolar y ayuda inicial con vivienda y transporte.

El EMM es una de nueve agencias asociadas con el Departamento de Estado de EE.UU. para acoger y reasentar refugiados. Seis de las asociadas del gobierno en los reasentamientos son [organizaciones] de carácter religioso; el programa ha disfrutado históricamente de apoyo bipartidario la mayor parte de las veces.

“Mientras el EMM siga siendo un asociado del gobierno, seguiremos reasentando refugiados y, en cualquier caso, continuaremos brindándoles servicios a los refugiados”, dijo Robertson.

La Constitución de EE.UU. garantiza libertad de cultos y el reasentamiento de refugiados les permite a los que vienen a EE.UU. vivir en seguridad y practicar su religión sin persecución, dijo Rebecca Linder Blachly, directora de la Oficina de Relaciones Gubernamentales de la Iglesia Episcopal con sede en Washington, D.C.

“Como Iglesia, tenemos particular interés en garantizar la libertad de cultos para todas las personas en todo el mundo. Este gobierno ha hablado en repetidas ocasiones de la importancia de la libertad de cultos, pero estamos viéndolo retraerse de uno de las maneras más efectivas en que podemos proteger a los que son perseguidos o amenazados por cuenta de sus creencias religiosas”, dijo Blachly. “Como nación, hemos ofrecido históricamente protección a los que no están seguros en sus países de origen. Esta drástica reducción en el número de refugiados —y el sistemático desmantelamiento de este exitoso programa— tendrá graves consecuencias humanitarias”.

El presidente Donald Trumpm hizo de la reducción de la inmigración una pieza central de su campaña electoral, y las reducciones de su gobierno al programa de reasentamiento de refugiados muestran un interés en limitar más que la inmigración ilegal. El Presidente determina el número de refugiados que pueden entrar en Estados Unidos; y, durante meses, funcionarios de la administración han presionado por reducir aún más el número de refugiados admitidos.

“Reducir el número de admisiones para reasentamiento de refugiados a una cifra históricamente baja se vincula a los empeños de este gobierno de frenar la inmigración ilegal”, dijo Lacy Browmel, asesora de política migratoria y de refugiados de la Iglesia. “Este empeño está teniendo graves repercusiones en las familias y en las personas vulnerables. Instamos a los miembros del Congreso a hacer todo lo que esté a su alcance para mantener el sistema de reasentamiento, las protecciones para los solicitantes de asilo y soluciones compasivas para todos los inmigrantes”.

Para obtener más información sobre la participación de la Iglesia en el reasentamiento de refugiados o para apoyar al EMM, hacer clic aquí.

– Lynette Wilson es reportera y jefa de redacción de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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