Episcopales dicen que la fe y la preparación corporal pueden unidos fortalecer los músculos físicos y espirituales

Por Amy Sowder
Posted Nov 3, 2017

Estudiantes de yoga aprenden la pose del creciente, y también reciben la eucaristía en YogaMass, una idea creada por la Rda. Gena Davis y que ella dirige junto con el Rdo. John K. Graham, en Houston, Texas y más allá. Foto de Jonathan Dow/YogaMass

[Episcopal News Service] Algo sucedió cuando la Rda. Gena Davis se balanceó en una sola pierna para adoptar la posición del árbol y levanto los brazos al cielo mientras se acuclillaba para la posición de silla en su clase de yoga. Algo transformador.

“Comenzó como un ejercicio físico, y puede convertirse en un ejercicio espiritual. Y es ahí cuando surge la verdadera interrogante: ¿Qué es esto, y cómo puedo darle sentido a esto como sacerdote?”, dijo Davis, que era vicaria de la iglesia episcopal de La Gracia [Grace Episcopal Church] en Houston, Texas, en ese momento. Ella entonces hizo también su adiestramiento como maestra de yoga.

“En la iglesia, algunas personas sienten que adoran sólo con la cabeza. Esta es un modo de incluir el cuerpo en la adoración. Reconocemos totalmente la conexión de mente-cuerpo-espíritu. Están integrados. Esto es realmente un movimiento hacia la plenitud”.

Muchos episcopales reconocen que los cristianos y otras personas que andan en busca de una experiencia espiritual con frecuencia necesitan un enfoque más holístico para practicar su fe, su fraternidad y su culto.

La preparación física es una manera. Fe y preparación física van de la mano en muchos tipos de ejercicios, ya se trate de meditación mientras se corre, de tomar clases en un campo de entrenamiento o de practicar yoga.

Su practica personal de yoga inspiró a Davies a crear en colaboración YogaMass [la misa yoga] que incorpora la eucaristía. Asociada con el Rdo. John K. Graham, presidente y Director Ejecutivo del Instituto para la Espiritualidad y la Salud en Centro Médico de Texas y sacerdote interino en la iglesia de La Gracia, ella recibió la aprobación del obispo Andy Doyle de Texas para crear una liturgia para la YogaMass y los oficios que incorporan los ejercicios de yoga comenzaron en enero de 2017.

Davis dirige el fluyo yoga; ella y Graham se turnan el compartir el evangelio; ambos celebran la eucaristía y a veces cuentan con alguien más que dirige la parte de la meditación. Si bien el ritual y la práctica comenzaron en la iglesia de La Gracia, ya se han extendido a diferentes lugares a través de Houston, y tienen planes para sitios en California. Davis quiere compartir esta experiencia con tantas personas y en tantos lugares como sea posible.

(De izquierda a derecha) Cyrus Wirls con un tambor yembé y Stuart Nelson con una sitar tocan música mientras el Rdo. John K. Graham y la Rda. Gena Davis dirigen la clase cerca del altar durante la YogaMass. Davies comenzó el programa en 2016, en la iglesia episcopal de La Gracia en Houston, Texas, y ahora lo ha extendido por el área, así como lo ha llevado a California, para propagar la conciencia de la fusión de antiguas prácticas yogas y principios cristianos. Davis y otros ofrecen clases que también funcionan como culto y servicio de meditación. Foto de Jonathan Dow/YogaMass

Ella escribió un libro, La misa yoga: encarnando la conciencia de Cristo [YogaMass: Embodying Christ Consciousness] que apareció con el sello editorial de Balboa Press en abril, y que detalla cómo los antiguos principios del yoga son complementarios de los valores cristianos. La primera frase del libro, “Este es mi cuerpo”, es lo que David dice cada vez que celebra la eucaristía.

“Como episcopales, sabemos que esas son las palabras que Jesús dijo en su última noche. Esas son las palabras eucarísticas. Esos son nuestras palabras como fieles cristianos y llevarlas a casa y decirlas usted mismo, da lugar a toda clase de posibilidades para la exploración”, afirmó Davis. “Creo que es demasiado importante para desperdiciarlo. No podemos ignorar el cuerpo. Es nuestro modo de experimentar la vida”.

Practicar yoga ha ampliado el cristianismo para Davis. Es una perspectiva que ha profundizado su fe. La práctica  yoga ha extendido las fronteras también. Personas que están en la veintena le han dicho que no se sienten cómodos en el ambiente tradicional de la iglesia, pero que aún quieren participar del culto.  YogaMass  ha sido una respuesta.

“Hay un entusiasmo con la salud corporal. Veo a las personas en sus esterillas y que se sienten muy bien, pero lo que anhelan es esa conexión con las otras personas, y con lo Divino, y eso es Dios. A veces no pueden darle nombre”, explicó Davis.

Preparación física como una forma de activismo comunitario

Atraer a personas de la comunidad que de otro modo no podrían ir a la iglesia es una gran motivación para que las iglesias auspicien clases de preparación física.

“Las grandes iglesias en la generación nacida después de la segunda guerra mundial [baby boomers] vieron sus centros de gimnasia como una especie de YMCA  [sigla en inglés de la Asociación de Jóvenes Cristianos], de un tremendo compromiso comunitario”, dijo la Rda. Hillary Raining, que enseña yoga en la iglesia episcopal de San Cristóbal  [St. Christopher’s Episcopal Church] en Gladwyne, Pensilvania. “Cuidar de tu cuerpo es un valor cristiano. Pablo nos dice que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y no creo que uno descuidaría su propio templo”.

Personas que andan en busca de artes marciales podrían sentirse a gusto en Santo Tomás  [St. Thomas] en New Windsor, Nueva York. La iglesia del valle del Hudson tiene en sus clases de preparación física una fusión de tai-chi-wushu kung fu los sábados hasta mediados de diciembre.

La iglesia episcopal de San Juan [Saint John’s] en Memphis, Tennessee, tiene un Centro de la Vida Parroquial abierto para los feligreses y la comunidad. El centro ofrece deportes, clases de ejercicios en grupos, entrenamiento personal, carrera bajo techo, cancha de baloncesto, máquinas de pesas, grupos de recuperación, reuniones de grupos pequeños, asambleas vecinales y comidas. Las clases de salud física de hoy incluyen tai chi, yoga, pilates, clases para después del embarazo, preparación para el uso de cochecitos de bebés y una clase aptitud diversa orientada hacia la aventura.

Es básicamente un gimnasio gratuito situado detrás de la iglesia y conectado con esta por un sendero para autos bajo techo, que funciona con valores cristianos a la disposición de cualquiera, siempre que siga las reglas de conducta, dijo Marietta Haaga, directora de recreación. Por supuesto, se aceptan donativos.

Los feligreses recaudaron dinero para construir el centro en 1999, como un ministerio comunitario de recreación. Algunos instructores comienzan sus clases con una oración. “Mantener a las personas bien orientadas, física, mental y espiritualmente, es de lo que se trata”, dijo Haaga, que también es entrenadora personal. “En realidad, nuestra filosofía y nuestro ministerio consisten en hacer que la gente se mantenga sana de mente, alma y cuerpo”.

Proporcionar un lugar para que las personas se ejerciten en un ambiente bueno, limpio, seguro y cristiano cumple ese objetivo. A veces algunos le dicen a Haaga que asistieron a un oficio en la iglesia porque oyeron hablar de él en el Centro de la Vida Parroquial. El centro también ofrece, charlas, ferias de salud y campañas de donación de sangre.

Preparación física como culto

Uno no tiene que explicarle a Paige Lollis que la fe y la preparación física pueden entrelazarse. Ella fue la catalizadora de esa combinación en su iglesia, San Felipe [St. Philips Episcopal Church] en Frisco, Texas. Todo empezó cuando Lollis tomo un curso de pilates con Christi Price, una instructora profesional y hermana en la fe. Ellas transformaron su sesión privada de pilates en un taller de adoración, al incorporar música religiosa y Biblia.

El ministerio de Fe y Preparación Física en la iglesia episcopal de San Felipe en Frisco, Texas, ofrece clases de pilates y Santo Yoga, un programa que comenzó Paige Lollis, una miembro de la iglesia. Foto de Christi Price

A Lollis le gustó mucho, habló con Kelley Prahl, que entonces era la directora de discipulado adulto de la iglesia. Comenzaron por ofrecer sesiones de seis clases de yoga en cada estación. En cada clase se leen versículos bíblicos y se toca música cristiana. Esta última estación, añadieron Santo Yoga que la imparte Maureen Beville, instructora graduada de yoga centrado en el evangelio con su propia certificación de entrenamiento.

“Cuando uno viene a una iglesia, uno se encuentra con Dios en el banco, mientras con esto uno se encuentra con Dios en su esterilla”, dijo Lollis. “En lugar de que el instructor le diga que levante las manos al techo, se trata de levantar las manos al Señor. Es algo muy consciente. Queremos centrar nuestras mentes en la Palabra de Dios e integrarla en nuestra memoria muscular”.

La tarifa de clases oscila entre los $10 y los $15, y una porción de los ingresos se destina a una organización benéfica, siendo la más reciente el ministerio de Mujeres Redimidas .

A Stevi McCoy, directora de vida comunitaria de la iglesia, le encanta tomar las clases de pilates. “Esta es otra manera de adorar; estamos tratando de ofrecer la mayor selección de medios para adorar y fraternizar y crecer como discípulos”, dijo McCoy.

“Percibo que cualquier otro tipo de ejercicio se centra en uno; en estas clases uno se centra en Dios. Esa es la gran diferencia. Uno hace acción de gracias por su vida”.

Preparación física como meditación

En Gladwyne, Raining enseña en su iglesia de Pensilvania un antiguo tipo de yoga llamada ashtanga. Las clases gratis son dos veces por semana y están a disposición de todos los miembros de la comunidad. Ella comienza la clase con una meditación que combina principios cristianos y yogas, da un minisermón, instruye a los estudiantes en sus posiciones yogas y concluye con una meditación.

Amy Dolan, instructora de yoga y líder espiritual y la Rda. Hillary Raining, que enseña yoga en la iglesia episcopal de San Cristóbal, en Gladwyne, Pensilvania, son coautoras de un libro Faith with a Twist: A 30 Day Yoga Journey. Foto de HillaryRaining.com

“Lo que encuentro en el yoga es una hermosa mezcla de cambio interior que tiene un catalizador externo”, explicó Raining.

Otra clase de ejercicios también pueden ser meditativos. A la sacerdote le gusta correr y hacer senderismo. Ella suele oír música, pero puede decidir dedicarle 10 minutos de ese tiempo a una meditación programando himnos en su lista discográfica. Como disciplina de Cuaresma, una vez se privó de escuchar música mientras corría y optó por el silencio.

“El Yoga tiene una ventaja porque se crea dentro del aura de la práctica. Pero cualquier práctica de preparación física hecha con intención puede acercarte a Dios”, dijo Raining.

Con Amy Dolan, compañera instructora de yoga y líder espiritual, Raining también está escribiendo un libro, Faith with a Twist: A 30 Day Yoga Journey [La fe con un giro: un viaje de 30 días con el yoga], que espera presentar en la 79ª. Convención General en julio [del próximo año] en Austin, Texas. Ella está también en el proceso de diseñar un sitio web para el bienestar físico y espiritual de la mujer a la que ha llamado La Colmena [The Hive].

No tienes que preocuparte de estar siguiendo budismo o hinduismo cuando practicas yoga, dicen estas maestras de yoga cristiano. Los paralelos son una unión lógica. Por ejemplo, la técnica drishti del yoga utiliza una dirección específica de la mirada para controlar la atención, según el Yoga Journal.

Es un término sánscrito para que uno enfoque el punto de mira, lo cual ayuda a concentrarte, te mantiene en equilibrio y profundiza en la posición.

“Si tienes los ojos fijos en algo que se mueve, te caerás”, dijo Raining. “Creo que también es un pensamiento cristiano:  que en lo que fijes tu mirada sea verdadero y santo, no en las tentaciones y distracciones, cuando tu mirada está centrada en Cristo, eso es lo que te guía. Yo puedo practicarlo en mi esterilla, y puedo practicarlo en mi vida”.

— Amy Sowder es corresponsal especial de Episcopal News Service y escritora y redactora independiente radicada en Brooklyn. Puede dirigirse a ella en amysowderepiscopalnews@gmail.com.  Traducción de Vicente Echerri.