Continúa la crisis en Puerto Rico, y también los empeños de ayuda y recuperación

Por Amy Sowder
Posted Oct 17, 2017

Un mensaje escrito en el techo de un edificio  puede leerse desde el aire, cerca de Humacao, Puerto Rico, el 11 de octubre, durante las tareas de recuperación que siguieron al huracán María. Foto de Lucas Jackson/Reuters.

[Episcopal News Service] El clero episcopal y los miembros de las congregaciones están reanudando los oficios en las iglesias y las clases en las escuelas siempre que pueden y de la manera que pueden, a pesar de la extensa devastación en Puerto Rico casi un mes después de que azotara el huracán María el 20 de septiembre.

Fue la tormenta más fuerte que azotara la isla desde antes de la Gran Depresión, un huracán de categoría 4 que arrojó hasta 101 centímetros de lluvia en algunos lugares en un día,  en tanto el huracán Harvey derramó sobre Houston, Texas, 81 centímetros en el curso de tres días a finales de agosto, según cifras del Weather Channel y del Centro Nacional de Huracanes.

Casi un mes después de María, los puertorriqueños siguen en medio de la crisis.

Hasta ahora se han reportado cuarenta y cinco muertes debido a la tormenta, y los vecinos de la parte norte de la isla carecen de agua potable de manera que están bebiendo agua contaminada de los ríos cercanos, según la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo. Alrededor del 80 por ciento de la isla estaba aún sin electricidad el 11 de octubre, tres semanas después que María azotara. En comparación, el 22 por ciento de los hogares y negocios de Islas Vírgenes  se encontraban sin fluido eléctrico [en la misma fecha] debido a María.

“Las vidas de tantas personas se han trastornado por completo”, dijo Abagail Nelson, primera vicepresidente de programas de la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo en el último informe sobre el huracán María. “Esta es una crisis humanitaria que afectará a muchas personas en los próximos años”.

Una cruz de madera puede verse, el 10 de octubre, en la puerta de un hogar afectado por el huracán María cerca del municipio de Morovis, en las afueras de San Juan, Puerto Rico. Foto de Shannon Stapleton/Reuters.

Coordinar donaciones con agencias locales para conseguir suministros básicos para los más necesitados es una dificultad logística a que la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo se enfrenta diariamente, junto con muchas otras. Los voluntarios están organizando envíos de agua y alimentos para residentes de Maricao, Ponce, y otras zonas remotas. La organización planea suministrar sistemas de purificación de agua para esas comunidades aisladas.

La comunicación es todavía peligrosa y se espera que se mantenga así durante varios meses más Los teléfonos satelitales están ayudando a miembros de la diócesis a comunicarse unos con otros, con los asociados de la Iglesia, los servicios de emergencia y las comunidades.

Las redes sociales han sido los medios de comunicación más confiables. La Escuela de la Catedral Episcopal [Episcopal Cathedral School] en San Juan, cerró como la mayoría de las instituciones, y los padres no tuvieron que pagar los costes de septiembre. La escuela [que ofrece clases desde el kindergarten hasta 12º. grado] reabrió para clases el 10 de octubre y reanudo su programa extraescolar el 16 de octubre. Como la mayoría de los lugares, la escuela aún no cuenta con energía eléctrica, de manera que a los alumnos se les aconseja traer, si pueden, toallitas desechables para bebés, desinfectantes para las manos, agua embotellada y repelente de insectos en spray. Se les permite usar bermudas y camisas sin mangas y no tienen exámenes por el momento y se les han reducido las tareas para hacer en casa.

También el 16 de octubre, el orientador escolar anunció que las fechas límites para el ingreso a la universidad se habían extendido tanto en Puerto Rico como en los colegios universitarios de EE.UU. continental. “Espero que esto sirva como un medio de garantizar que continuaremos teniendo un exitoso año académico”, dijo Karen Santiago García, consejera de orientación.

El 15 de octubre, el Rvdmo. Rafael Morales Maldonado, obispo de la Diócesis de Puerto Rico, celebró la Santa Eucaristía en la misión de San Gabriel Arcángel en Humacao en la parte oriental de la isla.

El obispo de Puerto Rico, Rafael Morales Maldonado dirige a los miembros de la iglesia en una celebración de la Santa Eucaristía que tuvo lugar el 15 de octubre en la misión de San Gabriel Arcángel en Humacao en la parte oriental de la isla. Foto del obispo Rafael Morales Maldonado vía Facebook.

“Lloramos y nos reímos juntos. Descubrimos la fuerza del Señor en nuestro nuevo proyecto de levantar y construir”, dijo Morales en una entrada de Facebook.

El obispo ha estado trabajando con Xavier Castellanos, el representante de la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo que se encuentra in situ para aportar su experiencia, movilizar a los asociados de la Iglesia en tanto siguen evaluando las necesidades de las diferentes zonas de la isla y especialmente enviando ayuda y alimento a las más remotas regiones montañosas. La organización envió socorro de emergencia antes de la llegada del huracán María a fin de ayudar a la diócesis a proporcionar asistencia rápidamente.

Entre tanto, en la parte continental de Estados Unidos, las personas con familiares y amigos en Puerto Rico siguen preocupándose por ellos.

La Rda. Gladys Rodríguez de la iglesia de la Encarnación [Church of the Incarnation] en Oviedo, Florida, sólo ha podido hablar brevemente unas pocas veces con su marido, Víctor Rivera González, que se encuentra en Puerto Rico. Ellos tienen casas en ambos lugares, y antes de la tormenta, ella viajaba frecuentemente entre ambos sitios. Su casa en la zona de Guaynabo es de hormigón armado y resistió bien, pero el techo sufrió daños. González había almacenado agua y pudo compartirla con sus vecinos. “Él ha estado comiendo alimentos enlatados. No tiene electricidad. No hay ninguna comunicación con el centro de la isla”, dijo Rodríguez en un correo electrónico.

Uno de los miembros de la iglesia de Rodríguez en Florida perdió contacto con una pariente en Ponce que necesitaba dinero, comida, agua y medicinas. Finalmente, la pariente encontró a alguien que  condujera a través de las peligrosas carreteras para ayudarla. “Todo el mundo necesita desesperadamente dinero, agua, electricidad, alimento y medicinas”, dijo Rodríguez. Cuando los viajes aéreos sean más asequibles, probablemente para fines de octubre, su marido se propone reunirse con ella en Oviedo.

Lynn Hendricks, presidente de la Asociación Nacional de Sociedades del Altar [National Altar Guild Association] con sede en Birmingham, Alabama, fabricó estuches de útiles eucarísticos para Puerto Rico. Uno de sus cofeligreses se propone volar con su avión a la isla para entregar generadores, agua y otros suministros como contribución a la campaña de socorro y se ha ofrecido a llevar los estuches.

“Él explicó que el transporte es un problema en la isla y que no estaba seguro de si podía entregarlos personalmente, pero se ocuparía de ponerse en contacto con la diócesis y les diría donde podían recogerlos, en caso de que él no pudiera entregárselos personalmente”. Dijo Hendricks en un correo electrónico a , Episcopal News Service.

La misión San Gabriel Arcángel in Humacao, al sureste de San Juan y cerca de la costa oriental, ofreció servicios religiosos para los episcopales el 15 de octubre. Foto del Rvdmo. Rafael Morales Maldonado vía Facebook

El Rvdmo. Andrew M.L. Dietsche, obispo de Nueva York, celebró un oficio por las víctimas de los desastres naturales en el Caribe y México, el 7 de octubre, en la catedral de San Juan el Teólogo [Cathedral of Saint John the Divine]. El huracán que azotó Puerto Rico fue, tristemente, uno de los últimos desastres naturales que, en poco más de un mes, han sido portadores de “ruina inenarrable en Texas, Florida y el Caribe (especialmente las Islas Vírgenes y Cuba), México y ahora Puerto Rico”, dijo Dietsche en el anuncio del oficio.

“Incontables personas de nuestras diócesis han sido personalmente afectadas por estas tormentas. En verdad, miembros de mi propio personal han vivido durante estos angustiosos días de la semana pasada a la espera de recibir noticias de miembros de sus familias que no aparecen”, dijo. “Sé que ellos representan a miles de neoyorquinos que sienten los mismos temores por sus seres queridos”.

Las personas pueden ayudar haciendo donaciones al Fondo para el Socorro de Huracanes [Hurricane Relief Fund] de la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo, la cual ayudará a sus asociados a llegar a las comunidades vulnerables devastadas por las recientes tormentas tropicales.

Amy Sowder es corresponsal especial de Episcopal News Service y escritora y redactora independiente radicada en Brooklyn, NY. Pueden dirigirse a ella en amysowderepiscopalnews@gmail.com. Traducción de Vicente Echerri.


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