El Obispo Primado visita Charlottesville y es portador de un mensaje de amor cristiano frente al odio

Por David Paulsen
Posted Sep 8, 2017

El obispo primado Michael Curry y el Rdo. Paul Walker al pie de la estatua de Robert E. Lee en Charlottesville, Virginia. La estatua ha sido envuelta en plástico en tanto el municipio se enfrenta a la impugnación legal a la remoción del monumento. Foto de David Paulsen/ENS.

[Episcopal News Service – Charlottesville, Virginia] El obispo primado Michael Curry visitó el 7 de septiembre las tres iglesias episcopales de Charlottesville, habló extensamente con el clero y los funcionarios diocesanos y predicó en un oficio vespertino aquí, a menos de mes después de que la violencia desatada durante una manifestación de supremacistas blancos  hiciera que esta ciudad universitaria del sur mereciera la atención nacional.

El mensaje de Curry fue de apoyo y acerca del poder del amor de Jesús para mostrar el camino a seguir.

“Hemos estado orando por ustedes. Seguiremos orando con ustedes. Sobre todo, estamos juntos”, dijo Curry en su sermón ante los centenares de personas que llenaban la iglesia conmemorativa de San Pablo  [St. Paul’s Memorial Church] que domina el campus de la Universidad de Virginia.

El 12 de agosto, líderes episcopales y de otras confesiones se unieron a contramanifestantes antirracistas en solidaridad contra los grupos de odio que se habían congregado en Charlottesville para oponerse a la remoción de la estatua del general confederado Robert E. Lee. La confrontación provocó choques que resultaron en docenas de lesionados y en la muerte de una de los contramanifestantes.

El tumulto también amplificaba un debate nacional sobre las estatuas de Lee y otros símbolos de la Confederación, algunos de ellos en instituciones episcopales. En Charlottesville, subsecuentes reuniones del Concejo Municipal han provocado estridente debates sobre el asunto, dando lugar a una votación unánime el 5 de septiembre para retirar una segunda estatua confederada, informaba el Daily Progress.

Paul Walker and Michael Curry

El Rdo. Paul Walker (izquierda), rector de la iglesia episcopal de Cristo en Charlottesville, Virginia, habla con el Obispo Primado en una orientación informal. Foto de David Paulsen/ENS.

Las iglesias episcopales en Charlottesville están concentradas en la recuperación y no buscaban generar titulares de prensa al invitar a Curry, dijo el Rdo. Paul Walker, rector de la iglesia episcopal de Cristo [Christ Episcopal Church], una gran congregación en el centro de Charlottesville. Él y otros miembros del clero se sentía agradecidos de que Curry hubiera aceptado hacer esta visita pastoral, una jornada cubierta casi enteramente por reuniones privadas, amén del oficio del culto público.

Curry comenzó el día en la iglesia de Cristo, donde los obispos de la Diócesis de Virginia se reunieron con él alrededor de las 9:30 A.M. para una orientación informal. Él les dio las gracias a ellos y a la comunidad episcopal de la localidad por su labor: “no sólo lo que han hecho, sino que ustedes estuvieron en medio de todo esto”.

La iglesia de Cristo está en la esquina opuesta al parque de la Emancipación, donde la estatua de Lee está envuelta ahora en capas de plástico mientras el municipio resuelve un conflicto legal sobre su remoción. El parque es visible desde la ventana de la oficina de Walker en el segundo piso y, antes de emprender los actos del día, él cruzó la calle con Curry para pasar unos minutos al pie de la estatua de Lee mientras discutían su historia y su pendiente destino.

Desde allí, el grupo recorrió en auto una corta distancia hacia el noroeste hasta la iglesia episcopal de La Trinidad  [Trinity Episcopal Church] Se trata de una congregación más pequeña que tradicionalmente ha sido de afroamericanos, pero que se diversifica, congregación que en la tarde del 12 de agosto celebró un oficio de oración para grupos de carácter religioso a fin de concluir su jornada de oposición a la manifestación de supremacistas blancos.

El 7 de septiembre, el vicario de La Trinidad, Rdo. Cass Bailey, le dio la bienvenida a Curry en el salón parroquial para sostener un conversatorio —que Curry más tarde lo describiría como “tiempo sagrado”— con unos 50 presbíteros y diáconos de las 18 congregaciones de la región diocesana en las inmediaciones de Charlottesville.

La reunión no estuvo abierta al público, pero más tarde en el día, Shannon Johnston, el obispo de la Diócesis de Virginia dijo que constituía una experiencia profundamente significativa para los presentes. Curry sirvió como pastor principal para ellos y ofreció un ministerio de aliento, dijo Johnston, y afirmó el apoyo de la Iglesia Episcopal.

“En momentos como los que ha pasado Charlottesville, el sentirse conectado al organismo mayor es extremadamente importante”, dijo Johnston, que estaba en Charlottesville el 12 de agosto junto con otros clérigos episcopales.

Presiding Bishop Michael Curry at Charlottesville luncheon

Curry responde a preguntas durante un almuerzo en la iglesia episcopal de Cristo Foto de David Paulsen/ENS.

Johnston presentó a Curry en su primera escala, un almuerzo en la iglesia de Cristo, al que asistieron más de 100 personas, fundamentalmente miembros de las juntas de gobierno y comités de la Diócesis de Virginia. Curry, en sus palabras a ellos, volvió a encomiar a los que dieron el frente y se pronunciaron contra el racismo en Charlottesville el mes pasado.

“Nunca me sentí más orgulloso de ser episcopal que cuando les vi a ustedes”, dijo Curry, mientras resaltaba que el problema del racismo es más grande que una ciudad.

“Nunca resolveremos plenamente o llevaremos a término los problemas en que nos vimos involucrados en la guerra de Secesión, o la guerra Entre los Estados”, afirmó. “Los problemas fundamentales no quedaron resueltos. Y nadie de los que estamos en este salón estaba allí y nadie en este salón lo hizo, pero arrastramos eso”.

El racismo es un demonio “que aun debe combatirse”, afirmó. “Hemos venido hasta aquí a determinar cómo seguimos a Jesús en un tiempo como este. Y cómo lo hacemos con integridad y con un sentido de honestidad y de manera en que podamos ayudarnos todos a ponerle fin a la pesadilla y a realizar el sueño de Dios”.

Curry también pasó algún tiempo el 7 de septiembre con los estudiantes universitarios episcopales de la zona de Charlottesville y con los  que asisten a la Universidad de Virginia. La reunión de la tarde tuvo lugar en el salón parroquial de San Pablo, un par de horas antes de que Curry predicara en la eucaristía de la iglesia.

El Rdo. Will Peyton, rector de San Pablo, aludió al papel de Curry como pastor principal en una entrevista con Episcopal News Service antes de la visita del Obispo Primado.

“Le estoy agradecido de que se ocupe de nosotros, de que exprese el cuidado de la Iglesia” dijo Peyton. “Creo que hay realmente un sentimiento bastante universal en Charlottesville de que fuimos atacados”.

St. Paul's Memorial Church

La iglesia conmemorativa de San Pablo en Charlottesville, Virginia, domina el campus de la  Universidad de Virginia. Foto de David Paulsen/ENS.

Peyton, cuya iglesia celebró un culto de oración el 11 de agosto, la víspera de la manifestación de los supremacistas blancos, inició el oficio del 7 de septiembre con un mensaje de bienvenida al que siguió una larga procesión de coro y clero.

El sermón de Curry, de media hora de duración, apenas si abordó directamente los eventos del mes pasado en Charlottesville; sin embargo, su mensaje de amor y compasión cristianos fue deliberadamente un agudo contraste con los puntos de vista odiosos promovidos por los neonazis, los miembros del Ku Klux Klan y otras agrupaciones supremacistas que se congregaron detrás de la estatua de Lee.

Él comenzó por recontar la lectura del Evangelio, la descripción en Juan 18:33-37 de la respuesta de Jesús a Pilato. “Jesús estaba diciéndonos entonces, y nos dice ahora, que hay otro camino”.

Curry prosiguió citando otras referencias bíblicas, de las Bienaventuranzas y del último discurso de Jesús en Juan 13-17 y su mandato a “amarse los unos a otros” e incluso a los enemigos. Él continuó diciendo que el amor incondicional de Dios se encarna en el abnegado sacrificio de Jesús en la cruz.

“Ese tipo de amor es incomprensible, es contrario a este mundo, pero puede cambiar este mundo” , dijo Curry provocando un aplauso atronador.

El Obispo Primado también invocó las reglas de la acción directa no violenta del Rdo. Martin Luther King Jr., que comenzaban con el llamado a meditar en las enseñanzas de Jesús. Él también compartió una historia personal, la de un hombre blanco que una vez le dijo que el amor que le habían mostrado los miembros de una congregación episcopal había cambiado su vida y lo había llevado a alejarse del pasado de su familia en el Ku Klux Klan.

La lección, dijo Curry, es ser pueblo del amor de Jesús sin vergüenza y dar testimonio de ese amor. Y concluyó con un mensaje específicamente para las personas de Charlottesville.

“Charlottesville. Virginia. Levanten la cabeza, enderecen la espalda, anden juntos”, dijo. “Anden juntos y trabajen juntos y vivan el camino del amor hasta que el amor de Dios transforme a este mundo”.

— David Paulsen es redactor y reportero de Episcopal News Service. Puede dirigirse a él a dpaulsen@episcopalchurch.org. Traducción de Vicente Echerri.

 


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