Iglesia episcopal de Carolina del Norte le ofrece santuario a mujer guatemalteca amenazada de deportación

Por David Paulsen
Posted May 30, 2017
Juana Luz Tobar Ortega and family

Juana Luz Tobar Ortega, al centro en primer plano, posa con su familia para una foto del Comité de Servicio de Amigos Americanos, que está ayudándola a resistir una orden de deportación.

[Episcopal News Service] Una iglesia episcopal de Carolina del Norte alberga a una mujer guatemalteca mientras resiste los mandatos federales de abandonar el país luego que no lograra obtener una suspensión de su deportación.

La guatemalteca, Juana Luz Tobar Ortega, llegó por primera vez a Estados Unidos a mediados de la década del 90 para escapar de la violencia que imperaba en su país, dijo la Diócesis Episcopal de Carolina del Norte en un comunicado de prensa.

En abril, las autoridades de inmigración le comunicaron que tenía hasta el 31 de mayo para regresar a Guatemala, dejando potencialmente tras sí a su marido, que es ciudadano estadounidense, y a sus cuatro hijos, así como su empleo de ocho años como operadora de una máquina de coser, informaba la diócesis.

En colaboración con una agrupación cuáquera llamada Comité de Servicio de Amigos Americanos, la iglesia de San Bernabé [St. Barnabas] en Greensboro, convino en servir como iglesia santuario y darle albergue a Tobar Ortega mientras resiste la deportación. Ella apareció con su familia en una conferencia de prensa que tuvo lugar en la iglesia el 31 de mayo, tal como puede verse en un vídeo que se transmitió en directo por Facebook.

“Quiero agradecerles a los miembros de esta iglesia y a los pastores su apoyo y su ayuda”, dijo en español Tobar Ortega. “Espero no pasar mucho tiempo aquí. Espero regresar pronto a mi hogar a abrazar a mis hijos y nietos y a estar con mi familia”.

La congregación había dedicado más de un año al proceso de discernimiento antes de decidir convertirse en una iglesia santuario.

“No hay absolutamente ninguna razón para que esta mujer sea arrancada de su familia y de su comunidad”, dijo el Rdo. Randall Keeney, rector de San Bernabé, en un comunicado de prensa del Comité de Servicio de Amigos Americanos. “Ella es una hija de Dios y le daremos albergue hasta que la ICE deje sin efecto su orden de deportación”.

El moderno movimiento de iglesia santuario se remonta a la década del 80 del pasado siglo, cuando algunas iglesias comenzaron a abrir sus puertas a inmigrantes  que huían de las guerras en Centro y Sudamérica. Esto reapareció en el escenario nacional este año en respuesta a las políticas migratorias del gobierno de Trump. Algunas comunidades de inmigrantes se sienten inquietas en medio de informes de redadas de deportación en varias ciudades, con críticos que acusan a la nueva administración de acrecentar la persecución de inmigrantes que ofrecen poca o ninguna amenaza a la seguridad pública.

Numerosas congregaciones episcopales a través del país han estado indagando si deben ofrecer santuario a tales inmigrantes, y algunas, como San Bernabé, se han comprometido a proporcionar ese amparo de ser necesario.

El comunicado de prensa de la Diócesis de Carolina del Norte dice que la junta parroquial de San Bernabé aprobó por unanimidad recibir a Tobar Ortega luego que la congregación terminará su proceso de discernimiento sobre el tema del santuario.

“Nuestras oraciones y nuestro compañerismo con la comunidad inmigrante nos condujo a este lugar”, dijo Keeney en el comunicado de prensa de la diócesis. “Nuestra simple esperanza es apoyar a Juana y a su familia en tanto ellos se aferran valientemente a la dignidad dada a ellos por Dios”.

La congregación tiene el respaldo de la diócesis, dijo la Rvdma. Anne Hodges-Copple, obispa diocesana pro tempore de la Diócesis de Carolina del Norte, en el comunicado de prensa.

“La Diócesis de Carolina del Norte está dispuesta a ayudar a nuestras comunidades de culto mientras exploran el llamado a ofrecer santuario a personas sujetas a las arduas realidades de un sistema de inmigración defectuoso”, dijo Hodges-Copple. “Tengo plena confianza que cada congregación tiene la capacidad de ser orientada por la oración, la investigación, la teología y la viabilidad para tomar sus propias decisiones respecto a la mejor utilización de sus recursos, incluidos sus edificios para la gloria de Dios y en amor y servicio de prójimos necesitados”.

Más de 1.900 personas han firmado una petición en la Internet contra la orden de deportación de Tobar Ortega. Los que la apoyan se manifestaron el 31 de mayo frente a la oficina del senador federal Thom Tillis en High Point, pidiéndole que intervenga a su favor.

Cuando Tobar Ortega llegó por primera vez a Estados Unidos, le denegaron su solicitud inicial de asilo, pero recibió permiso de trabajo y le permitieron quedarse durante seis años mientras apelaba la decisión sobre el asilo, dijo la diócesis. Regresó a Guatemala en 1999 para atender a su hija mayor que se encontraba enferma y, al volver a Estados Unidos, le revocaron su permiso de trabajo.  Ella se quedó en Estados Unidos y en los últimos años ha estado en contacto regular con las autoridades federales en tanto procuraba obtener una suspensión de expulsión, según la diócesis.

Eso cambió el mes pasado, cuando la Agencia de Control de Inmigración y Aduanas, o ICE por su sigla en inglés, le dijo que se preparara para la deportación voluntaria.

“Sólo les pedimos que le sigan concediendo la suspensión de expulsión, como la ICE ha hecho durante los últimos seis años”, dijo Lesvi Molina, la hija mayor de Tobar Ortega, en el comunicado de prensa del Comité de Servicio de Amigos Americanos. “Mi madre ha gastado alrededor de $17.000 a lo largo de los últimos 23 años en el intento de ajustar su estatus. Querríamos que hubiera una vía para que ella obtuviera su residencia permanente, pero la ICE sólo parece que quiere castigar[la], no trabajar con nosotros”.

Además de su marido, dos de sus hijos son ciudadanos de EE.UU., según el Comité de Servicios de Amigos Americanos. Ella tiene otros dos hijos a los que les han permitido permanecer en Estados Unidos conforme a la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, o DACA por su sigla en inglés, una normativa que le otorga consideración preferencial a inmigrantes que llegaron al país de niños y que reúnan ciertas condiciones.

David Paulsen es redactor y reportero de Episcopal News Service. Pueden dirigirse a él a dpaulsen@episcopalchurch.org. Traducción de Vicente Echerri.


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