La ‘impía trinidad’ sirve como llamado a combatir la pobreza, el racismo y la violencia armada

Por David Paulsen
Posted Apr 25, 2017
Public procession for Unholy Trinity in Chicago

De izquierda a derecha, los obispos diocesanos Jeffrey Lee, de Chicago; Ian Douglas, de Connecticut; Mark Beckwith, de Newark; Eugene Taylor Sutton, de Maryland y Mariann Edgar Budde de Washington, portan una pancarta del simposio de la “Impía Trinidad” al frente de una procesión que recorrió las calles del barrio Hyde Park de Chicago el 21 de abril. Foto de David Paulsen/ENS.

[Episcopal News Service – Chicago, Illinois] Dispuestos a trabajar  por la solución de los problemas de la pobreza, el racismo y la violencia armada, obispos, clérigos y feligreses episcopales se reunieron durante tres días en un simposio [o conferencia] en Chicago, la ciudad de Estados Unidos que ha registrado el mayor número de homicidios en 2016.

El creciente incremento de la violencia armada en la ciudad brindaba un trasfondo desalentador a la “Impía Trinidad”, un simposio auspiciado por Obispos Unidos contra la Violencia Armada que sesionó del 20 al 22 de abril en la Escuela Luterana de Teología en el barrio de Hyde Park de la ciudad. Pero los oradores enfatizaron que el problema no es de una sola ciudad, ni el pronóstico es tan desalentador como sugieren muchos titulares de la prensa.

Michael Pfleger speaks

El Rdo. Michael Pfleger, sacerdote catolicorromano y activista en Chicago, habla desde un podio en un punto intermedio de la procesión de la Impía Trinidad el 21 de abril. Foto de David Paulsen/ENS.

El simposio contó con la presencia de unos 150 asistentes proveniente de 37 diócesis episcopales, entre ellos 25 obispos  y un obispo electo. Los asistentes fueron en su mayoría episcopales, aunque otras denominaciones cristianas también estaban representadas, entre ellas luteranos y presbiterianos y un sacerdote catolicorromano, el Rdo. Michael Pfleger, que predicó en un punto intermedio de una procesión pública el 21 de abril.

Un tema subyacente del simposio fue cómo la Iglesia Episcopal y los cristianos en general tienen la singular capacidad de constituir una fuerza para el cambio en el país a pesar de abrumadoras dificultades. Entre esas dificultades se cuenta la creencia de algunos cristianos de que las causas de la justicia social no deben ser las causas de la Iglesia, una posición que el Rdo. Julian DeShazier destacó en la presentación central del simposio el 21 de abril.

“¿Cuándo se convirtió en algo revolucionario para los cristianos ocuparse de la justicia?”, preguntó retóricamente DeShazier a los asistentes al simposio en la capilla de la Escuela de Teología.

DeShazier pastor principal de la Iglesia Universitaria de la Universidad de Chicago quien también es t un músico  de hip-hop conocido como J.Kwest, dijo que para muchos cristianos las iglesias se han convertido en “comités de expertos” cuando deberían ser “centros de acción”. Él sacó a colación la experiencia de la labor de su congregación con activistas del Sur de Chicago en presionar a la universidad para abrir un centro de trauma. Los barrios circunvecinos, a pesar de la alta incidencia de delitos, no contaban con ningún centro de trauma cercano.

Los otros dos presentadores fueron Natalie Moore, reportera de la WBEZ-FM que cubre la  Zona Sur, y la Rda. Kelly Brown Douglas, profesora de religión en Goucher College en Baltimore, Maryland, y canóniga teóloga en la Catedral Nacional de Washington.

Véase imagen en Twitter

Moore arguyó que el racismo está en parte detrás de la atención sobre la violencia de Chicago, y también sugirió un motivo político a las críticas de la ciudad, el lugar de residencia del ex presidente Barack Obama. Ella instó a los presentes a superar los estereotipos, tales como el de considerar los barrios urbanos deprimidos como zonas de guerra, en tanto se esfuerzan por ponerle fin a la violencia armada.

Douglas, en su presentación, detalló las raíces del racismo en la era colonial, antes de bosquejar una denuncia de la supremacía blanca en EE.UU. Los altos índices de pobreza y de encarcelación que enfrentan los negros en la actualidad, arguyó ella, son los continuos efectos de una “violenta narrativa anti negra que ayuda a definir la identidad estadounidense”.

Dada tal opresión histórica y sistémica, por qué debe sorprender que los negros se enfrenten a una amenaza de violencia mayor, preguntó Douglas.

“El sistema ha sido estructurado para conducirlos a la muerte, no a la vida”, afirmó ella.

Si las palabras de los tres ponentes se proponían confrontar a los asistentes al simposio con las duras realidades históricas del racismo, la pobreza y la violencia armada, gran parte del resto de la conferencia se dedicó a enseñar maneras de trascender esa historia y cambiar el sistema opresivo que persiste hasta hoy.

El activismo contra la violencia armada cuenta desde hace mucho con el respaldo de la Convención General de la Iglesia Episcopal, la cual aprobó resoluciones que se remontan a 1976 en apoyo de varias formas de control de armas.

Los talleres que se impartieron en la tarde del 21 de abril incluyeron debates sobre la manera de cabildear a los legisladores, cómo participar con cristianos evangélicos sobre estos temas y cómo crear campañas de organización comunitaria. En una sesión, la Rda. Carol Reese discutió su trabajo como capellana del centro de trauma del hospital John H. Stroger de Chicago, mientras en otra sesión, una delegación de la Diócesis de Massachusetts explicaba el éxito de esa diócesis en trabajar con jóvenes en un programa llamado B-Peace for Jorge, nombrado así por un joven que fue asesinado en 2012.

El obispo de la Diócesis de Maryland, Eugene Taylor Sutton, dirige a la multitud en cánticos y canciones durante la procesión de la Impía Trinidad. Foto de David Paulsen/ENS.

Los obispos que convocaron y fueron los anfitriones del simposio se hicieron eco del llamado a la acción en la última jornada, el 22 de abril. El obispo de la Diócesis de Connecticut, Ian Douglas, y el obispo de la Diócesis de Newark, Mark Beckwith, dividieron a los asistentes en cuatro grupos para compartir ideas sobre temas fundamentales: liturgia pública, estrategia de comunicación, promoción política y organización comunitaria. Y el obispo de la Diócesis de Chicago, Jeffrey Lee, prosiguió luego hablándole al pleno del simposio sobre los medios en que la liturgia pública puede llegar a las personas que se encuentran más allá de los muros de una iglesia.

El simposio demostró el poder de la liturgia pública en la noche del segundo día con una procesión por las aceras de la ciudad  que se llevó a cabo a través dela Universidad de Chicago.

El obispo Edward Konieczny, de la Diócesis de Oklahoma, inició la procesión con un discurso en las gradas de la Escuela de Teología. Lee, Douglas y Beckwith, así como el obispo diocesano de Maryland Eugene Taylor Sutton y la obispa de la Diócesis de Washington Mariann Edgar Budde, encabezaron luego la marcha llevando la pancarta del simposio a lo largo de la Calle 55 y la Ave. Ellis hasta el parque de Midway Plaisance, donde Pfleger habló.

El obispo de la Diócesis de Oklahoma, Edward Konieczny, se dirige a la multitud antes de iniciarse la procesión el 21 de abril. Foto de David Paulsen/ENS.

Cada uno de los tres días comenzó con un estudio bíblico contextual dirigido por Dora Rudo Mbuwayesango, profesora de Antiguo Testamento en el Seminario Teológico Hood en Salisbury, Carolina del Norte. Los participantes escogieron dos pasajes poco conocidos del Antiguo Testamento y la bien conocida parábola evangélica del buen samaritano, explorándolos en busca de un significado bíblico más profundo al tiempo que los debatían en el contexto del simposio.

– David Paulsen es redactor y reportero de Episcopal News Service. Pueden dirigirse a él a dpaulsen@episcopalchurch.org. Traducción de Vicente Echerri.


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