El ministerio episcopal de Roca Enhiesta cambia en medio de un inhóspito invierno

El llamado de la tribu a cerrar los campamentos significa ayudar a limpiarlos y a ministrar a los que permanecen

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Jan 31, 2017

An Episcopal Church flag has flown at Oceti Sakowin Camp for months. Photo: Oceti Sakowin via Facebook

[Episcopal News Service] Los episcopales en la reserva indígena de la nación sioux de Roca Enhiesta [Standing Rock] están presenciando un cambio en su ministerio, mientras los campamentos que levantaron los protectores del agua junto al río Misurí —para protestar por el Oleoducto para el Acceso a las Dakotas (DAPL por su sigla en inglés)— están cerrando lentamente.

La temperatura en la zona puede haber subido a unos 40F (4C) el 30 de enero, pero sigue siendo la inhóspita mitad del invierno en Dakota del Norte y marzo puede ser el mes más nevoso del estado, según el Servicio Nacional de Meteorología. Funcionarios tribales han dicho que la crudeza del invierno pone en riesgo a los campamentos y temen por la seguridad de los  protectores cuando la primavera derrita la nieve y crezca el caudal del Misurí.

El empeño para cerrar los campamentos comenzó antes del 24 de enero cuando Donald Trump pidió la expedita aprobación de la fase final del oleoducto. El 19 de enero, el  distrito tribal de Cannon Ball le pidió a los protectores que se fueran y todo el consejo tribal aprobó esa medida al día siguiente. Sin embargo, los líderes tribales también destacaron los esfuerzos del Presidente e instaron a sus partidarios a redirigir su campaña.

“Entendemos y reconocemos el poder de los campamentos en traernos hasta aquí en nuestra lucha contra el Oleoducto para el Acceso a las Dakotas” dijo la tribu el 26 de enero en su página de Facebook. “Sostenemos, sin embargo, que dadas las condiciones actuales, tanto físicas como políticas, el foco debe moverse del mantenimiento de los campamentos al frente político y legal. El nuevo régimen no responderá a los campamentos con moderación y la tribu no está dispuesta a poner en peligro a sus ciudadanos ni a su lucha contra el DAPL y que pueda perderse lo mucho que se ha logrado”.

La declaración de la tribu reconocía que muchas personas quieren regresar a los campamentos debido a las decisiones de Trump del 24 de enero. “Afirmamos, sin embargo, que ulteriores acciones en el campamento y en el puente y en la plataforma de perforación no es donde encontraremos el éxito en esta lucha que progresa”, dijo la tribu. “Debemos ser capaces de concentrar nuestra energía en la intensa situación política de gobierno a gobierno y no en los campamentos. Por favor, no vuelvan, pero en cambio pongan vuestro corazón y empeño en sostener la batalla por el agua potable de varios hogares vuestros en todo el globo”.

Al puente al que se refería la declaración es el puente Backwater en la Autopista 1806 de Dakota del Norte que permanece cerrado. Ha sido el centro de las protestas y un símbolo de la perturbación causada por los campamentos durante meses. La restante obra del oleoducto lo haría pasar debajo del lago Oahe del río Misurí, en el límite norte de la reserva de Roca Enhiesta. La compañía del oleoducto ha montado una plataforma de perforación muy cerca del cruce propuesto, que queda aguas arriba de las fronteras de la reserva de la tribu, y la tribu tiene agua y tratados de derechos de pesca y caza en el lago.

El oleoducto de 1886 kilómetros de largo y 76 centímetros de diámetro estará preparado para transportar hasta 500.000 barriles diarios de petróleo [crudo] desde los campos petrolíferos de Bakken en el noroeste de Dakota del Norte —a través de Dakota del Sur y Iowa— hasta Illinois, desde donde sería embarcado a las refinerías.. El oleoducto habría de pasar aproximadamente a un kilómetro de la reserva de Roca Enhiesta y los líderes tribales sioux, en repetidas ocasiones, han manifestado su preocupación de que se produzca un posible derrame de petróleo que afecte el suministro de agua de la reserva, así como la amenaza que constituye el oleoducto para algunos sitios sagrados y para los derechos [de la tribu] reconocidos en tratados con el gobierno federal. La compañía que está construyendo el oleoducto, Energy Transfer Partners, con sede en Texas, dice que será seguro.

La clausura del puente Backwater en la Autopista 1806 de Dakota del Norte se ha convertido en un punto de contención entre los protectores del agua y los residentes locales. Foto: Oceti Sakowin vía Facebook

“La tribu no está expulsando a la gente”, y el Rdo. John Floberg —sacerdote encargado de las congregaciones de la Iglesia Episcopal en el lado de Dakota del Norte de Roca Enhiesta—- se muestra de acuerdo.

Sin embargo, él dijo en una entrevista con Episcopal News Service el 30 de enero que la tribu está diciéndole a la gente que el invierno ha sido tan crudo que permanecer en los campamentos puede ser fatal en un territorio donde la sensación térmica ha llegado a ser de -60F (-51C). La tribu también quiere que recojan los desechos de los campamentos. Las personas cuidaron bien los campamentos, dijo Floberg, pero una tormenta el 5 de diciembre inundó la zona, derribando y sepultando las tiendas y otras estructuras  endebles —desechos que la tribu quiere cerciorarse que las inundaciones de la primavera no verterían en el río.

Muchos residentes dicen que están cansados de que el puente Backwater esté cerrado porque es su ruta principal para el trabajo y los servicios hospitalarios. El gimnasio comunitario de Cannon Ball, que se utiliza para eventos deportivos, reuniones y funerales, está necesitado de limpieza y reparación por cuenta de haber servido como albergue de emergencia para los manifestantes, algunos de los cuales siguen estando allí, según Floberg y el periódico Bismarck Tribune.

Ha habido alguna división en el campamento Oceti Sakowin, de dirección bastante poco rígida, respecto a quedarse o irse, dijo Floberg, añadiendo que, por lo que él puede decir, la mayoría está de acuerdo con la tribu y está trabajando para cerrar el campamento. Algunos campistas se han mudado para el fondo cerca del río, en la cima de la llamada colina de Facebook. Algunos protectores del agua en el campamento de Rosebud le pidieron ayuda a Floberg para cerrarlo, pero el campamento de Piedra Sagrada [Sacred Stone], que se levanta sobre un terreno que es propiedad privada, sigue recibiendo a personas, afirmó él.

Los organizadores de Oceti Sakowin han dicho en una comunicación sin fecha en la página web del campamento que “el fuego sagrado de los Siete Consejos se ha puesto a dormir”, pero que el fuego “puede seguir ardiendo internamente en nuestros corazones y espiritualmente por siempre”. La página web le pide a los ocupantes que “evacúen lo antes posible por razones de seguridad”.

Si bien la tribu había fijado originalmente el 30 de enero como una fecha límite, ahora parece que los protectores tienen hasta el 19 de febrero. Floberg dijo que él entiende que, a partir de ese día, los líderes tribales cesaran de usar su “peso político” para levantarse como una barrera entre un campamento en el lado norte del río Cannonball y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU., otros funcionarios federales y el estado de Dakota del Norte.

Floberg y los episcopales de la zona han estado ejerciendo un ministerio de presencia en los campamentos y en sus iglesias locales desde el verano.  Han estado canalizando algunas donaciones a la tribu sioux para ayudar a cubrir los costos de contenedores de basura y de inodoros portátiles. Un área episcopal en Oceti Sakowin ha sido un punto de reunión para esos esfuerzos. Los capellanes episcopales se encontraban allí el 5 de diciembre cuando la tormenta azotó.

El campamento de Oceti Sakowin se extiende por un terreno cercano al lugar donde el río Misurí se encuentra con el Cannonball. La autopista 1806 de Dakota del Norte se distingue al tope la fotografía. Foto del campamento de Oceti Sakowin vía Facebook

En estos días, el ministerio está cambiando. Floberg y algunos miembros de la iglesia episcopal de Santiago Apóstol [St. James] en Cannon Ball, el pueblo más cercano a los campamentos, descubrieron hace poco en Oceti Sakowin una tienda de estilo militar con lo que calcularon unas 45.000 kilogramos de alimentos. En su mayor parte era harina de trigo, judías y macarrones, que Floberg dijo que podían conservarse. Sin embargo, también encontraron verduras enlatadas, la mayoría de las cuales se habían congelado y puede que no pudieran llegar a usarse. La reserva de alimentos fue aumentando a lo largo de los meses según las personas que acudían a los campamentos iban aportando sus donaciones, explicó Floberg. Los alimentos susceptibles de ser consumidos se les están donando a personas que viven en Roca Enhiesta o en la vecina reserva sioux del Río Cheyenne.

“Nuestra labor glamorosa de ser manifestantes consiste ahora en mudar sacos de harina”, dijo Floberg riéndose.

Los episcopales pudieron ver qué clase de trabajo iba a necesitarse en los campamentos y se dispusieron a hacerlo, afirmó. Esa planificación incluyó el usar algo del dinero donado a la Diócesis de Dakota del Norte para comprar una minicargadora, una pequeña máquina de motor con brazos mecánicos que una persona puede manejar y usar para mover cargas pesadas y realizar otras tareas. Las donaciones también cubrieron el costo de una gran remolque cubierto para llevarse los alimentos y almacenarlos.

Los episcopales de la localidad están agradecidos por esas donaciones y “estamos haciendo uso de ellas de la mejor manera que conocemos en cualquier momento dado y seguiremos haciéndolo”, dijo Floberg.

Los cambios en su ministerio se han orientado por escuchar lo que dice el consejo tribal y el presidente Dave Archambault II,  y luego tratar de determinar la manera en que los episcopales pueden ayudar. Es cuando la acción de la tribu trasciende sus límites cuando intervenimos para estar con Roca Enhiesta y definir nuestra posición de apoyo a lo que hayan decidido hacer” explicó.

“Cuando se trata de decisiones internas que se toman dentro de la tribu, la Iglesia no discute si la tribu debería hacer esto o aquello”, dijo Floberg. Los episcopales que son miembros de la tribu ponderarán esos asuntos y “esperamos que su buena conciencia los oriente”.

Una fila de protectores [del agua] se enfrenta a agentes de fuerzas de orden público en la plataforma de perforación preparada para la fase final del Oleoducto para el Acceso a las Dakotas. Los sioux de Roca Enhiesta han pedido que concluyan las protestas y que los protectores se vayan. Foto: Oceti Sakowin vía Facebook.

Floberg y otros se mantienen firmes en su deseo de apoyar las decisiones de la tribu. Sin embargo, dijo Floberg, es difícil servir a toda la comunidad cuando algunos miembros se sienten frustrados con los campamentos, otros se sienten frustrados con las decisiones tribales y otros están frustrados por los que están frustrados.

Por ejemplo, ¿pueden las personas de los campamentos seguir viniendo a Santiago Apóstol en Cannon Ball para llenar sus cubos de agua si la iglesia apoya la decisión de la tribu de que los campamentos deben cerrarse?

“¿Es eso apoyar que el campamento siga abierto cuando la tribu ha pedido cerrarlo o es simplemente responder a una necesidad humana básica? Después de todo, lo hemos oído: el agua es la vida”, explicó Floberg.

“Ahora mismo, hasta el 19 de febrero, nuestra posición es bastante clara. Si se necesita agua y disponemos de ese recurso, lo pondremos a disposición de los que la necesiten… Creemos que podemos ser fieles a nuestra solidaridad con Roca Enhiesta al mismo tiempo que queremos que la tribu comprenda que la Iglesia siempre responderá a una necesidad humanitaria”.

Cuando se acerque esa fecha límite del 19 de febrero, Floberg y los demás “tendrán que volver a escuchar” lo que los líderes tribales dicen para determinar cómo apoyar a la tribu a partir de ese punto.

La Iglesia Episcopal ha estado compartido la posición de la nación sioux de Roca Enhiesta sobre el oleoducto desde el verano de 2016. Los episcopales de la localidad han brindado también un ministerio de presencia en Cannon Ball, Dakota del Norte, y en sus alrededores, el cual ha sido el punto focal de los grupos de protectores del agua que se congregaron cerca del cruce propuesto. El obispo primado Michael Curry visitó la zona en septiembre pasado y muchos episcopales, tanto laicos como ordenados, respondieron al llamado de Floberg  de solidarizarse en testimonio con los protectores del agua en noviembre.

Floberg dijo que él cree que las protestas por el oleoducto galvanizaron a la gente para otras acciones. Algunos participaron en las Marchas de las Mujeres el 21 de enero y él le dijo a episcopal News Service el 30 de enero que conoce a algunos protectores del agua que estaban entre las personas que fueron al aeropuerto de San Francisco los días 28 y 29 de enero para protestar por la exclusión de refugiados impuesta por Trump.

“Despertó a nuestra Iglesia a comprometerse y muchos de nuestros miembros lo han hecho”, afirmó.

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


Tags