Los actos de la inauguración de Trump concluyen en la Catedral Nacional

Un oficio interreligioso esperaba ‘recordarle al Presidente que está llamado a liderarnos a todos, no sólo a unos cuantos’

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Jan 21, 2017

[Las familias del presidente Donald Trump y del vicepresidente Mike Pence ocuparon sus asientos a la 1hora y 53 minutos de este video, seguidas por Trump y su esposa Melania. El oficio comenzó poco después].

[Episcopal News Service] A la mañana siguiente de que Donald Trump se convirtiera en el 45º. Presidente, la Catedral Nacional de Washington desempeñó uno de sus papeles tradicionales en la vida de EE.UU. al ofrecerles al nuevo Presidente y a la nación la oportunidad de congregarse en oración.

Un representante del Obispo Primado, la obispa de Washington y el deán de la catedral dirigieron a 26 representantes del cristianismo, el islam, el judaísmo, el sijismo, el behaísmo y el budismo en el oficio. Muchos de los participantes leyeron, cantaron y oraron en el idioma de sus tradiciones religiosas y en inglés. Asistieron unos 1.275 invitados. La catedral tiene asientos para 2.500 personas.

Antes del oficio, la catedral hizo notar en su página web que la liturgia era un “servicio de oración, de música y de lectura de Escrituras interreligioso, concebido para reflejar la diversidad de nuestra nación y recordarle al Presidente que está llamado a liderarnos a todos, no sólo a unos cuantos”.

El oficio tuvo lugar al mismo tiempo que miles de personas inundaban las calles de Washington para participar en la Marcha de las Mujeres, entre ellas muchas episcopales. Otras marchas semejantes tuvieron lugar a través del país y en otras partes del mundo (Episcopal News Service se propone informar sobre las marchas).

Trump y su grupo llegaron al oficio con casi 35 minutos de retraso, tiempo de espera que los músicos de la catedral suplieron con música.

El presidente Donald Trump y su grupo llegaron casi 35 minutos tarde el 21 de enero para el 58º. Oficio de Oración de Inauguración Presidencial en la Catedral Nacional de Washington. Foto de John B. Johnson IV vía Facebook

Después que Trump llegó, el ex senador estatal de Arizona Carlyle Begay, un navajo que es miembro del comité de inauguración de Trump, comenzó el oficio cantando la Plegaria y Bendición del Pueblo Navajo mientras avanzaba por el centro de la nave.

A esto siguió la procesión, durante la cual la congregación cantó “My country, ‘tis of thee”. La obispa de la Diócesis de Washington, Mariann Edgar Budde, le dio entonces la bienvenida a la congregación “a esta casa de oración para todo el pueblo” y “a esta hora de oración para nuestra nación, sus líderes y todos los que llaman a esta tierra su patria.

“Al tiempo de marcar este momento de transición política, extraigamos todos fuerza y valor de los textos sagrados y de los cánticos y las peticiones de las muchas tradiciones de nuestra tierra, y que ellas nos inspiren siempre a buscar la ayuda divina, el cuidado de los demás y el vivir conforme a las más elevadas aspiraciones a las cuales Dios nos llama como individuos y como nación”, dijo ella.

El obispo sufragáneo para las Fuerzas Armadas y los Ministerios Federales, James Magness (“Jay”) dirigió la aclamación de apertura. El obispo primado Michael Currey le pidió a Magness que lo representara en el oficio de oración porque el Obispo Primado encabezaba un peregrinaje de reconciliación a Ghana, compromiso que había contraído desde hacía más de un año.

El Muy Rdo. Randolph Hollerith (“Randy”), deán de la catedral, leyó luego la oración “Por la familia humana” del Libro de Oración Común (pág. 704) para la oración de apertura.

Las lecturas fueron I Reyes 3:5-12 (leída en gran parte en hebreo), Romanos 5:1-5 y Mateo 5:1-10, así como los siete primeros versos del Corán, que se conocen como la surá Fatiha (o de la apertura). La lectura de I de Reyes fue precedida por un llamado judío a la oración; las dos lecturas del Nuevo Testamento por un llamado cristiano a la oración (un Kyrie Eleison cantado) y la lectura del Corán seguida por un llamado musulmán a la oración.

El presidente Donald Trump, su esposa Melania, el vicepresidente Mike Pence y su esposa Karen cantan el himno nacional durante el oficio de oración de la inauguración presidencial. Foto de Danielle E. Thomas, Catedral Nacional de Washington.

Oraciones y música se intercalaron entre las lecturas. Se hicieron oraciones por los gobernantes, por los líderes civiles, por los que sirven a otros, por la paz y por el país, así como una forma de la Oración de los fieles. Muchas de las preces tuvieron múltiples invitatorios y responsorios en que resonaban las plegarias de los oficios de Oración Matutina y Vespertina y la Oración de los Fieles del Libro de Oración Común.

Entre los participantes que ofrecieron esas oraciones estaban el anciano gobernante D. Todd Christofferson, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; la evangelista Alveda King, directora de Sacerdotes pro Vida de los derechos civiles de los no nacidos y sobrina de Martin Luther King; Narayanachar Digalakote, sacerdote principal del templo de Siva Vishnú, en Lanham, Maryland; Su Eminencia el arzobispo Demetrio de América, primado de la Arquidiócesis Ortodoxa Griega de EE.UU.; Jesse Singh, presidente de los sijs de América; Anthony Vance, director de relaciones públicas de la Comunidad Bajai de Estados Unidos; Cissie Graham Lynch, de la Bolsa del Samaritano y nieta de Billy Graham y Su Eminencia Donald Cardinal Wuerl, arzobispo de Washington.

La Rda. Rosemarie Logan Duncan, canóniga de la catedral para el culto, canta el Kyrie Eleison como el llamado cristiano a la oración desde el púlpito de la catedral. Foto de John B. Johnson IV vía Facebook.

Además del himno procesional, la congregación cantó “Grande en fidelidad”, así como el himno nacional, y se unió al coro de la catedral y a Antje A. Farmer, soprano de la Banda de la Armada de EE.UU. en el último verso de “América la hermosa” [America the Beautiful].

La cantante cristiana ciega Marlana VanHoose, que había cantado en la Convención Nacional Republicana, cantó “Cuán grande es Él” y los Cantores del Mar de la Armada de Estados Unidos cantaron “Que haya paz en la tierra” [Let there be peace on earth] El coro de góspel Liberty University Praise de la Universidad de la Libertad de Jerry Falwell, cantó “Hemos llegado hasta aquí por la fe” [We’ve come this far by faith]. Este coro también cantó durante el preludio coral, como lo hicieron los Cantores del Mar y el coro de la iglesia catolicorromana Santo Consolador-San Cipriano [Holy Comforter-Saint Cyprian] que está en los terrenos del Capitolio.

Trump pidió que no hubiera sermón, le dijo Budde al Washington Post a principios de este mes. Ella señaló, en un comentario que publicó posteriormente en un blog, que la elección de un predicador para el oficio e incluso el que hubiera un sermón era tradicionalmente una prerrogativa del Presidente, si bien reconoció que algunas personas sintieron que avenirse a la solicitud de Trump parecía “como si la Iglesia hubiera renunciado a su responsabilidad de predicarle la verdad al poder”.

Budde le había dicho al Post que el oficio no era “la ocasión que usaremos para abordar temas políticos específicos o preocupaciones que pudiéramos tener respecto a la dirección por la cual él está llevando al país”.

El deán de la Catedral Randolph Hollerith (“Randy”), a la izquierda, la obispa de la Diócesis de Washington, Mariann Edgar Budde y el obispo sufragáneo de las Fuerzas Armadas y Ministerios Federales, James Magness (“Jay”) ayudaron a dirigir el Oficio de Oración de la Inauguración Presidencial. Foto de Danielle E. Thomas, Catedral Nacional de Washington.

Magness clausuró el servicio con una oración que se usó en 2013 para la segunda inauguración del ex presidente Barack Obama, en que se le pide a Dios que miré bondadosamente al país. “Donde se muestre orgulloso, refrénalo. Donde carezca, súplelo. Donde yerre, rectifícalo. Donde falle, restáuralo. Y donde apoye lo que es justo y compasivo, sostenlo”, oró él.

Budde bendijo a la congregación, diciéndoles “vayan al mundo en paz”.

“Tengan buen ánimo. Perseveren en lo que es bueno. No le paguen a nadie mal por mal. En lo que de ustedes dependa, vivan pacíficamente con todos, pero no hagan paces con la opresión”, afirmó. “Reafirmen a los descorazonados, sostengan a los débiles, ayuden a los afligidos, honren a todas las personas, amen y sirvan a su Dios cuyo Espíritu obrando en ustedes puede hacer infinitamente más de lo que pueden pedir o imaginar. Y que la bendición de Dios Todopoderoso, nuestro creador, sustentador y dador de vida esté con ustedes y permanezca con ustedes en este día y por siempre. Amén”.

El Rdo. Darrell Scott, pastor principal del Nuevo Centro de Avivamiento del Espíritu, en Cleveland Heights, Ohio, un contribuyente de la campaña de Trump y predicador del evangelio de la prosperidad, impartió la despedida. “Salgan de este lugar en paz. Sean vigilantes, manténganse firmes en la fe, sean valientes y fuertes”, le dijo él a la congregación. “Que todo lo que hagan lo hagan en amor”.

Mientras el grupo del altar desfilaba hacia la salida, Trump le estrecho la mano a muchos participantes, entre ellos a Budde.

El orden del oficio se encuentra aquí.

Participar o no

No todos los que fueron invitados a participar en el oficio aceptaron asistir, y algunos de los que sí lo hicieron se enfrentaron a críticas.

El rabino Ari Plost de la congregación B’nai Abraham en Hagerstown, Maryland, escribió en el Washington Post que había rehusado la invitación porque le parecía “insensible” [de su parte] después que él se había pasado el 2016 ayudando a feligreses y a otras personas que estaban “abrumadas y en lágrimas debido a la constante retórica de antagonismo y escarnio” de la campaña.

Dijo que él planeaba orar con su congregación en el sabat de ese día. “Cada uno de nosotros, a nuestra propia manera, debe aprovechar la ocasión de esta inauguración para dedicarnos de nuevo a la compasión y a la cohesión en nuestras comunidades, alentados por nuestro credo de inclusión y libertad religiosas”, escribió él.

 

Mohamed Magid, un imán sudanés-americano conocido por su labor interreligiosa y quien dirige una red de 11 mezquitas en el norte de Virginia conocida como la Sociedad Musulmana de la Zona de All-Dulles, recibió críticas en las redes sociales por aceptar hacer el llamado musulmán a la oración durante el oficio.

Llamando a la Catedral Nacional de Washington “un icono moderno de unidad y de edificación de la paz para nuestra nación”, Magid dijo en un comentario de Facebook que [la catedral] era también “una institución que acoge a las diversas representaciones de la fe como una muestra de la creencia de nuestra nación en la libertad de expresión religiosa.

Fueron necesarios boletos para asistir al 58º. Oficio de Oración de la Inauguración Presidencial. Foto de John B. Johnson IV vía Facebook.

“Al entrar en un nuevo capítulo para nuestro país, los líderes religiosos debemos buscar oportunidades de elevar nuestros principios compartidos, defender la libertad y promover los derechos civiles para todos los estadounidenses”, afirmó él. “Al hacer esto, le demostraremos a todos los que presencian este oficio que nuestra nación se fortalece por nuestra diversidad, se enriquece por nuestra común humanidad y se sostiene por nuestra creencia en Dios Todopoderoso”.

El oficio de oración es una tradición que se remonta a la inauguración de George Washington y se considera la conclusión de los eventos inaugurales oficiales. Una resolución congresional que le debía mucho a la ceremonia inglesa de la coronación, configuró en gran medida la primera inauguración de Washington en 1789 en Nueva York, según información de la página web de la catedral. La resolución exigía que, luego de la juramentación del cargo frente al Palacio Federal en Wall Street, el Senado y la Cámara fuesen andando una corta distancia hasta la capilla de San Pablo en Broadway para oír “el oficio divino” por el capellán del Congreso, el obispo episcopal Samuel Provoost, quien desempeñó un papel semejante al del arzobispo de Cantórbery en los oficios de coronación ingleses.

A partir de la primera inauguración del presidente Franklin Delano Roosevelt en 1933, los oficios de oración de la inauguración presidencial han tenido lugar en la catedral, que se llama a sí misma una “casa de oración para todo el pueblo”. Esa tradición ha sido más constante en los últimos tiempos después de la segunda inauguración del presidente Ronald Reagan en 1985. La excepción fue el presidente Bill Clinton, que escogió el templo metropolitano de la Iglesia Metodista Episcopal Africana, la histórica iglesia negra del centro de Washington, para sus dos oficios de oración inaugurales. La Catedral Nacional de Washington ha sido también el sitio de los funerales y los oficios de recordación de casi todos los 21 presidentes de EE.UU. que han muerto desde la fundación de la catedral.

La oración envolvió los eventos del Día de la Inauguración de 2017

Trump, su esposa Melania y alrededor de 300 invitados asistieron, en la mañana de la inauguración, a un oficio privado en la iglesia episcopal de San Juan [St. John’s] cerca de la Plaza Lafayette frente a la Casa Blanca. La parroquia ha ofrecido tradicionalmente esa oportunidad a los presidentes entrantes, el de Trump fue el 12º. de tales oficios.

Robert Jeffress, pastor principal de la Primera Iglesia Bautista de Dallas, Texas, predicó el sermón a petición de Trump. El polémico predicador se ha expresado despectivamente de musulmanes, mormones, catolicorromanos y personas LGBTQI en el pasado.

El Rdo. Luis León, rector de San Juan, le dijo a CNN que él había participado en la planificación logística del evento, pero no en la elección de los oradores.

Jeffress usó la historia de Nehemías para mostrar por qué Dios bendice a los líderes. El texto de su sermón puede verse aquí.

Siete líderes religiosos participaron en la ceremonia de inauguración más tarde esa mañana. El programa para ese evento se encuentra aquí.

Los capellanes de la Cámara de Representantes y del Senado de EE.UU. oraron durante el almuerzo que siguió.

– La Rda Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de the Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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