En una celebración episcopal-luterana del Dr. King en Los Ángeles, el Obispo Primado dice: ‘únanse y vayan de la mano’

Por Pat McCaughan
Posted Jan 17, 2017

Cientos de feligreses abarrotaron la iglesia luterana de Westchester en Los Ángeles para celebrar el natalicio de King. Foto de Robert Howe.

[Episcopal News Service – Los Ángeles] El obispo primado Michael Curry citó al profeta Isaías y al dicho de Robert Fulghum, “todo lo que necesito saber lo aprendí en el kindergarten”, cautivando a un nutrido público que celebraba el natalicio de Martin Luther King el 15 de enero en Los Ángeles, y retándolo a avanzar en tiempos difíciles mediante la búsqueda de la “sabiduría antigua… probada y cierta y demostrada”.

Curry suscitó las risas, el aplauso, las aclamaciones y una ovación de pie de cientos de episcopales y luteranos que participaron de la histórica celebración conjunta. Él recalcó el tema de Isaías “Miren la roca” (51:1-2) con su característico estilo de predicar, enérgico, extemporáneo y ululante que atribuye a la influencia de su abuela, “una bautista recalcitrante de convicción”.

Recordó la dispersión de los israelitas durante el exilio babilónico. “Esto es lo que dijo el profeta: ‘Ustedes, los que van tras la justicia y buscan al Señor, ¡escúchenme! Miren la roca de la que fueron tallados, la cantera de la que fueron extraídos. Miren a Abraham, su padre, y a Sara, que los dio a luz’. Miren la roca”.

Al tiempo que reconocía la actual incertidumbre y ambigüedad política, Curry enfatizó los temas de la unidad, el amor y la creación de relaciones: “Es oportuno que conmemoremos el natalicio del Dr. Martin Luther King en este momento y en este tiempo. Lo necesitamos [a él] urgentemente ahora”.

El obispo Guy Erwin del Sínodo Sudoccidental de la Iglesia Evangélica Luterana en América calificó la reunión conjunta de “histórica” y le dio la bienvenida a todos los feligreses, entre ellos Curry y otros episcopales, así como a Elizabeth Eaton, obispa presidente de la IELA, al alcalde de Los Ángeles Eric Garcetti y a representantes del Departamento de la Policía de Los Ángeles.

Erwin también le dio las gracias a Diane Jardine Bruce, obispa sufragánea de la Diócesis Episcopal de Los Ángeles por la “gran alegría” de la estrecha relación de trabajo que le ha permitido a las dos iglesias colaborar en la conmemoración de King. Más tarde, en una mesa redonda, él también resaltó [la labor de] un equipo de trabajo conjunto contra la violencia armada.

Bruce transmitió los saludos del obispo de Los Ángeles Jon Bruno, que no pudo asistir luego de un resbalón y una caída menor en el hielo durante una visita en Oregón. “Este es en verdad nuestro primer servicio multicultural [en memoria] de Martin Luther King que se celebra entre la IELA y la Iglesia Episcopal, y yo espero que no sea el último”, dijo Bruce.

El obispo primado Michael Curry fue el predicador invitado en la histórica celebración conjunta episcopal-luterana y participó luego en una mesa redonda. Foto de Robert Howe.

Los feligreses abarrotaron la celebración multilingüe, que tuvo lugar en la iglesia luterana de Westchester, cerca del centro de Los Ángeles. Incluía la impactante música del canónigo Chas Cheatham y la Sociedad Coral Episcopal, y los coros luteranos. El servicio, por momentos conmovedor y divertido, puede verse aquí.

Entre aplausos, Curry le dijo al Alcalde, que también le dirigió la palabra a la asamblea, “Necesitamos líderes políticos como usted. Lo necesitamos”.

Garcetti le dijo a los fieles que la diversidad y el propósito de la reunión “nos recuerda lo que es posible. Me siento en casa aquí, el producto de un padre católico y de una madre judía que se tranzó y me envió a una iglesia episcopal”, dijo en medio de risas.

Reconociendo el tenso clima político actual, recordó el mandato de King de “pónganse en los zapatos de los demás…y dejen que sus relatos abran nuestros corazones y nuestras almas”. Especialmente a los que son vulnerables, como “los estudiantes [que] irán a la escuela esta semana en nuestra ciudad preguntándose si sus padres estarán en casa cuando ellos vuelvan luego del cambio de gobierno.

“Los estudiantes que tomarán decisiones respecto a si abandonan la escuela porque no tendrán esperanzas ni empleo. Cuando vemos a personas que salen de prisión preguntándose si tendrán otro camino cuando vuelvan [a la sociedad]”.

Ahora es el momento de los profetas y los pastores, dijo Garcetti. “Debemos trazar el rumbo, como hizo el Dr. King, hacia dónde debemos ir, pero también debemos tenderle nuestra mano al prójimo y cerciorarnos de que ellos vienen con nosotros”.

Parafraseando a la ex primera dama Eleanor Roosevelt, él dijo que los derechos humanos “comienzan en lugares tan pequeños que no aparecen en ningún mapa humano: los lugares en que trabajamos, los lugares en que vivimos, los lugares en que adoramos”.

Resaltando que el sueño del Dr. King abarcaba tanto la igualdad racial como la económica, él retó a los feligreses a usar “el poder que tenemos” estando unidos. Ese poder, dijo, le permitió a los angelinos aumentar recientemente el salario mínimo a $10,50, cuando el salario mínimo federal es de $7,25, y aprobar también una iniciativa para albergar a indigentes.

“Sabemos lo que sentimos en nuestros corazones, lo que pensamos en nuestras cabezas y, visceralmente, hacia donde debemos avanzar en estos próximos días, es que el Dr. King no esperaría que nos conformáramos con sentarnos aquí a lamentarnos, sino que saliéramos e hiciéramos algo.

El sermón de Curry evocó la imagen del ave sankofa, un símbolo ghanés “que le recordaba a la gente que el camino hacia un futuro incierto consiste en saber cómo mirar atrás y cosechar sabiduría del pasado y fuerza de los antepasados, de manera que uno pueda marchar adelante en tiempos inciertos y ambiguos”.

Él recordó el descubrimiento en 1991 de un cementerio de africanos esclavos y libertos en el Bajo Manhattan, que ahora es un monumento nacional. Grabado en uno de los sarcófagos de madera, los obreros descubrieron ese símbolo, el de la sankofa, que traducido al español significa aproximadamente “regresa y tómalo”.

“El profeta hebreo entendió esto”, dijo Curry, refiriéndose a Isaías, que predicó durante la dispersión judía. “Escúchenme, los que van tras la justicia … en un momento de auténtica polarización e incertidumbre y de profunda división… Escúchenme los que buscan al Señor. Miren la roca… a la sabiduría antigua. Presten atención a la forma de antaño, probada y cierta y demostrada”.

“El profeta (Isaías) lo sabía … él estaba haciendo sankofa. Mirar a la sabiduría del pasado. Traerla al presente para adentrarse en el futuro. Este era un momento en que el pueblo judío encontraba su mundo perturbado. Su mundo había sido de una manera, un día, y al siguiente era una pesadilla.

“Estos eran los tiempos en que, como dice James Weldon Johnson (Lift Every Voice and Sing), la esperanza había muerto antes de nacer… y es en este contexto en el que el profeta hebreo le habla a su pueblo. Escúchenme, los que buscan el sueño de Dios en medio de una pesadilla… ustedes que creen en el amor.

“Miren la roca de la que una vez fueron tallados y a la cantera de la que fueron extraídos. Miren a Abraham. Miren a Sara. Miren a Martin. O, mejor aún, miren a Jesús. La verdad es…ignoramos la sabiduría del pasado por nuestra cuenta y riesgo”.

Citando las lecciones del libro de Fulghum, tales como compartir las cosas y jugar limpio, Curry provocó la risa al preguntar: “¿Pueden imaginarse el Congreso con esto?”

Retornando a las “profundas raíces de quienes somos” al honrar los principios fundamentales y los inalienables derechos de la nación, la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, Curry dijo que “habremos de encontrar nuestro camino hacia delante como nación”.

“Pero,” añadió que “para nosotros que somos cristianos, que andamos en el camino de Jesús, estos van a ser tiempos difíciles. Porque habrá ocasiones en que sentiremos que debemos reaccionar al odio y al prejuicio y al error con más odio y prejuicio y error. Habrá ocasiones que estaremos tan heridos y tan enojados que queramos responder con ira”.

El citó la “Carta desde una cárcel de Birmingham”, un punto de inflexión en el movimiento de los derechos civiles, en la cual King instruía a los activistas a meditar en la vida y enseñanzas de Jesús mientras se preparaban a marchar. “Recuerden que el movimiento no violento busca la justicia y la reconciliación, nunca la victoria”, escribió King.

En un mensaje en que resuenan los principios de Jesús, ellos [los activistas] también fueron instruidos a vivir en amor “de manera que todos los hijos de Dios puedan un día ser libres”.

No, dijo Curry, “porque sea fácil, sino porque el amor es la única vía”.

Y añadió: conciban un mundo “que trate a todo el mundo como a un hijo de Dios… entonces Estados Unidos de América será en verdad Estados Unidos de América y entonces cuando celebremos el natalicio de Martin Luther King, qué gran día será. Podremos decir, libres al fin, feliz cumpleaños Martin King”.

Curry integró una mesa redonda después del oficio. Los panelistas dijeron que la Iglesia puede empezar a vivir el sueño de King de una manera más efectiva creando relaciones en sus comunidades.

Eaton, de la IELA, dijo que un pastor entabló una relación con la policía local a raíz de la muerte de Amadou Diallo en El Bronx, Nueva York, en 1999. Diallo era un joven de 22 años de África Occidental a quien la policía le hizo más de 40 disparos al pensar erróneamente que portaba un arma de fuego.

En lugar de adoptar una “mentalidad de nosotros contra ellos”, el pastor se adhirió a la visión de King de “nosotros juntos”, dijo ella.

El comandante Phil Tingirides de la Agencia Sur del Departamento de la Policía de Los Ángeles, dijo que la policía se asocia regularmente con las iglesias porque “se espera que ustedes sean líderes dentro de la comunidad, un lugar donde las personas vienen a oír cómo ser buenas, a oír cómo llegar a las personas necesitadas”.

“La gran mayoría de las personas involucradas en delitos son personas necesitadas”, que tienen problemas de amor, de control de la ira, y problemas económicos y mentales, afirmó él.

“Este servicio en el que participamos hoy fue asombroso; ustedes tuvieron personas de procedencias tan diversas, diferentes religiones, diferentes creencias y esa es la manera en que vamos a resolver muchísimos de los problemas raciales”, añadió. “Llegando a conocernos unos a otros, acercándonos y entendiéndonos mutuamente. Las iglesias son un lugar para eso. Ustedes tienen un enorme papel [que desempeñar] que no termina el domingo cuando las puertas se cierran”.

John Taylor, obispo coadjutor electo de Los Ángeles, dijo que, si bien los primeros años del movimiento de los derechos civiles fueron para cambiar las leyes discriminatorias, en los años posteriores King habló contra la guerra de Vietnam y “se pronunció por una verdadera revolución de valores, para tratar de pensar en un camino a una sociedad que supere las inequidades estructurales y económicas y que avance unida”.

Curry convino en que las iglesias pueden ser “comunidades puente que unan a la gente… que podrían no ser aquellos con los que nos relacionamos. Eso, en sí, es parte de elaborar juntos el contrato del tejido social que necesitamos en este país y que es el fundamento para que cualquier democracia pueda funcionar”.

A un joven de 18 años que se preguntaba cómo los jóvenes podrían ayudar a marcar la diferencia, Curry le respondió: “Tienen que ser sabios, ser inteligentes. Presten atención a ustedes mismos. No teman defender lo que es justo y ayudar a cualquiera que no tenga a nadie que lo ayude.

“La verdad es que hay más personas buenas allá afuera, hay muchas más personas buenas allá afuera…pero muchísimas veces se asustan de los que vociferan a su alrededor. Y si alguien da un paso al frente y junta a los buenos, lo cierto es que pueden resultar vencedores.

“Ustedes pueden, aunque es difícil. Pero no se rindan”.

–La Rda. Pat McCaughan es corresponsal de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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