‘Tuve hambre y me distéis de comer’

La Granja del Banco de Alimentos de la zona de Seattle ayuda a nutrir a los hambrientos, física y espiritualmente

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Sep 9, 2016

Nota de la redacción: Este es el artículo más reciente de una serie continua sobre congregaciones de la Iglesia Episcopal que participan en la agricultura comunitaria. Otros artículos de la serie se pueden encontrar aquí.

[Episcopal News Service – Snohomish, Washington] Tómese a un sacerdote que, de muchacho, fue peón de una vaquería de Wisconsin, incúlquesele un anhelo por el campo, colóquesele en uno de los valles más fértiles del Noroeste y rodéesele de episcopales y de otras personas llamadas a servir a sus comunidades, y el resultado es más de un millón de raciones de calabacines de invierno.

El sacerdote granjero es el Rdo. Jim Eichner, quien también es el rector de la iglesia episcopal de la Santa Cruz [Episcopal Church of the Holy Cross] en Redmond, Washington, un próspero nexo para las compañías tecnológicas, incluida Microsoft. La empresa es la Granja del Banco de Alimentos [Food Bank Farm], auspiciada por la Santa Cruz. Food Lifeline, ubicada en las inmediaciones de Seattle, es la que recibe y distribuye los productos agrícolas a sus 275 miembros que dirigen programas de alimentación.

Eichner y la parroquia comenzaron la granja en 2011 con 12 voluntarios, en terrenos de las Granjas Chinook en el valle del río Snohomish. La franja de tierra de 53 hectáreas, en la cual granjeros especializados arriendan el suelo de cultivo, es propiedad de Eric Fritch, guardián mayor de la iglesia episcopal de San Juan [St. John’s Episcopal Church] en Snohomish. Eichner y los voluntarios cosecharon 1.700 kilogramos de alimentos de su parcela ese primer año.

El Rvdmo. Greg Rickel, obispo de la Diócesis de Olympia, a la izquierda, y Eric Fritch, propietario de las Granjas Chinook, plantan retoños de calabacines. Foto de la iglesia episcopal de la Santa Cruz.

El Rvdmo. Greg Rickel, obispo de la Diócesis de Olympia, a la izquierda, y Eric Fritch, propietario de las Granjas Chinook, plantan retoños de calabacines. Foto de la iglesia episcopal de la Santa Cruz.

En 2015, con cerca de 1.000 voluntarios, la Food Bank Farm produjo 62.267 kilogramos de productos agrícolas, lo que dio unas 549.104 raciones por un valor de $205.914. El objetivo de la cosecha de este año es de 90.000 kilogramos. El calabacín, si bien no está certificado como orgánico, se cultiva sin el auxilio de productos químicos.

“Esto no cuesta mucho dinero”, dijo Eichner. “Todo este programa va a costarnos $8.000 este año”.

“No le pago nada a nadie”, dijo con una sonrisa de fingida vergüenza.

El proyecto le arrienda 3 hectáreas a Chinook en lo que Eichner llama un “trato ideal”. Más abajo de Chinook, Eichner y los voluntarios trabajan otra hectárea y media que pertenece a un propietario que había planificado cultivar sus 30 hectáreas hasta que las inundaciones de 2015 barrieron con las cubiertas invernales de sus cultivos y él tuvo que enfrentarse a volver a plantarlo todo. Eichner propuso plantar calabacín de invierno en algunas partes del terreno.

“Ese tipo asiste a la Iglesia Cuadrangular[*] y se entera de lo que hacemos”, afirmó. “De manera que se convierte en nuestro aliado y nos dice ‘dejaré que usen ese terreno este año gratis’. Ese fue un inmenso regalo”.

El Rdo. Jim Eichner, rector de la iglesia episcopal de la Santa Cruz en Redmond, Washington, bendice un vehículo de la Granja del Banco de Alimentos. Foto de la iglesia episcopal de la Santa Cruz.

El Rdo. Jim Eichner, rector de la iglesia episcopal de la Santa Cruz en Redmond, Washington, bendice un vehículo de la Granja del Banco de Alimentos. Foto de la iglesia episcopal de la Santa Cruz.

Luego está el hombre que fue una vez monaguillo de la Santa Cruz, pero ya no asiste a la iglesia y quien mantiene toda la maquinaria de la granja funcionando, incluido un tractor Allis-Chalmers de 1953. A cambio, dice él, Eichner tiene que celebrarle su funeral.

Esas relaciones son a las que Eichner le gusta llamar el “margen de ganancia” del trabajo. Y para muchas de esas personas, “esta es su manera de mantenerse conectadas con la Iglesia”.

Muchos de los voluntarios no son feligreses. Un “ateo confeso” le dijo a Eichner recientemente que a él realmente le gusta lo que la Granja del Banco de Alimentos está llevando a cabo. Eichner le contestó que él sabía que era un gran elogio viniendo de su parte.

“La mayoría de las personas en ese campo creen que la Iglesia es simplemente ridícula, absurda”, dijo Eichner. “Hay algunas personas, estén o no en la Iglesia, que se fijan y dicen: ‘esto es lo que la Iglesia debe hacer’”.

Independientemente de sus motivaciones, los voluntarios son fundamentales para el éxito del desarrollo de la granja. Muchos trabajan para empresas que quieren demostrar su ciudadanía corporativa u ofrecerles a sus empleados experiencia en la creación de equipos. Se conectan con la granja a través de lo que Eichner llama los vectores de sus feligreses. Lo mismo sucede con las organizaciones cívicas y de servicios, tales como United Way y los grupos de exploradores (scouts), así como los equipos deportivos.

Trabajar en la Granja del Banco de Alimentos no sólo nutre físicamente a los hambrientos de la zona de Seattle. Muchos voluntarios se sienten alimentados espiritualmente también, dijo Eichner.

“Les encanta salir de su cubículo urbano y venir a volver a tocar el suelo. Afirmó él. “Hay algo fundamentalmente sagrado allí”.

“Hay un buen mojo en este valle”, añadió Eichner, y no es sólo porque las repetidas inundaciones de invierno han hecho gradualmente este suelo tan rico como el delta del Nilo con casi 3 metros de limo. “Uno puede cultivar básicamente 25.000 libras por hectárea, incluso sin esfuerzo, en este tipo de terreno”.

Fritch se muestra de acuerdo, diciendo que él ve a Dios en todas partes en el valle. “Nosotros sólo somos los mayordomos”, dijo. “Es fundamental que las personas sientan la conexión física con la tierra, así como con el mundo espiritual que nos rodea. Creo que estamos muy profundamente interconectados.

“Las referencias agrícolas en la Biblia están por todas partes. Sí, se trataba de una sociedad agraria, más que nuestro mundo actual. Sigue habiendo esa percepción de las estaciones y de los diferentes aspectos de esa vida natural que es muy espiritual y bíblico”.

Definiéndose como un “cristiano práctico”, que quiere poner las cosas en marcha, Fritch dijo que los cristianos son llamados a actuar en el mundo. “No podemos arreglar todos los problemas a través de lo que hacemos aquí, pero creo que la gente tiene una mejor percepción del cuidado por su medio ambiente y por el mundo que la rodea si tienen una mejor conexión con el sitio de donde provienen sus alimentos y [conocen] mejor cómo funciona el mundo en esta forma de desarrollo que fue concebido por Dios”.

Eichner dijo que la motivación de la Granja del Banco de Alimentos es el llamado de Jesús a alimentar a los hambrientos en su nombre, un llamado que —en la Alimentación a los Cinco Mil— Jesús les muestra a los apóstoles que ellos pueden responder. El llamado a alimentar a los hambrientos se hizo particularmente perentorio después que la economía colapsó en 2008, dijo Eichner, y la granja fue una manera tangible de responder a ello. Ha estado creciendo desde entonces.

La Granja del Banco de Alimentos es, en palabras de Brian Sellers-Petersen, un buen ejemplo de que “para gustos se han hecho colores”.

Los proyectos agrícolas de la iglesia y la comunidad pueden ir “desde el ministerio a gran escala de Granja del Banco de Alimentos de la Santa Cruz, en Redmond, al de la Escuela Intermedia Imago Dei en Tucson que tiene un patio de concreto lleno de productos agrícolas que crecen en recipientes, abrevaderos de caballos y huertos verticales, pasando por el huerto hidropónico bajo techo que tiene la iglesia de la Trinidad [Trinity Wall Street] en su escuela dominical y el Huerto de Fe y Gracia en San Timoteo [St. Timothy’s], West Des Moines”, dijo Sellers-Petersen, asesor principal del presidente de la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo y promotor de la agricultura comunitaria de la Iglesia. “La Iglesia Episcopal cuenta con todo en lo que se refiere a la agricultura de la iglesia”.

“Loa ejemplos son aparentemente infinitos y podemos cosechar ideas, inspiración y ayuda con sólo indagar un poco valiéndonos del Mapa de Recursos de la Iglesia Episcopal”, dijo Sellers-Petersen, que también es autor de Cosechar en abundancia [Harvesting Abundance] a punto de ser editado por Church Publishing, Inc.

La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.

[*] Iglesia Internacional del Evangelio Cuadrangular, denominación pentecostal surgida en EE.UU. en 1923. Debe su nombre a que se afirma en cuatro verdades bíblicas: que Cristo salva, sana, bautiza [en el Espíritu Santo] y viene otra vez. (N. del T.)