Iglesias de Carolina del Norte reaccionan a trabas para votar

Por Summerlee Walter
Posted Aug 18, 2016

En septiembre de 2015, [un grupo de voluntarios] pinta carteles durante una campaña del Día Nacional de La Inscripción del Votante para promover la inscripción en el registro de votantes. Foto de Mario Anzuoni/REUTERS.

En septiembre de 2015, [un grupo de voluntarios] pinta carteles durante una campaña del Día Nacional de La Inscripción del Votante para promover la inscripción en el registro de votantes. Foto de Mario Anzuoni/REUTERS.

[Episcopal News Service] El Rdo. Jemonde Taylor vio por primera vez el proceso político en acción cuando, siendo alumno de kindergarten, su padre lo llevó con él a un colegio electoral.

“Entramos en la caseta y corrimos la cortina, y yo lo vi perforar la tarjeta”, recuerda él. “No entendí lo que sucedió en ese momento, pero recuerdo eso”.

Taylor conservó ese recuerdo en la memoria a través de los años, acaso porque él creció oyendo el relato de su padre de intentar inscribirse para votar siendo un joven negro en el Sur y escuchando la historia de su abuela que vino a votar por primera vez después de los setenta años.

Ahora, como rector de la iglesia episcopal de San Ambrosio [St. Ambrose] en Raleigh, Carolina del Norte, Taylor está dirigiendo la campaña de promoción a favor de la inscripción electoral en su iglesia. Laborar por extender el acceso a la vida cívica y política es el ADN de San Ambrosio. La iglesia, una congregación tradicionalmente afroamericana, sirvió de punto de partida a las manifestaciones de los años 60 para protestar por la inhabilitación de los votantes negros, y varios feligreses son lo bastante viejos para recordar el papel de la iglesia como una de las paradas de los Recorridos de la Libertad de 1961.

“Desde antes que yo estuviera aquí – se cumplen cuatro años en septiembre – siempre ha habido folletos sobre inscripciones de votantes en una mesa en el nártex junta a las planillas para apuntarse para la escuela bíblica de vacaciones y las [reuniones] de regreso”, dijo Taylor. Cunado cambian el código electoral, algo que ocurre con frecuencia en Carolina del Norte en los últimos años, la iglesia saca pliegos informativos explicando los cambios y recordándole a la gente su derecho a votar, añadió.

Los pliegos informativos han resultado una herramienta valiosa aquí donde la asamblea estatal y el gobernador han querido imponer trabas más estrictas a los votantes. El 15 de agosto, el gobernador dijo que le pediría al Tribunal Supremo de EE.UU. que reimpusiera una ley de identificación del elector y que le permitiera a los condados decidir extender o acortar la votación anticipada. La solicitud del gobernador se produjo luego del dictamen del tribunal federal de apelaciones el 29 de julio que derogaba una ley —aprobada en 2013 por la Asamblea General de Carolina del Norte— que imponía estrictos requisitos de identificación a los votantes, al reducir el período de votación anticipada del estado y eliminar la inscripción del mismo día y el sufragio provisional para las personas que voten en un colegio electoral equivocado. Los que se oponen a esta legislación arguyen que grava desproporcionadamente a los votantes negros y latinos, a los estudiantes universitarios y a los adultos de más edad. Desde que se aprobó, la ley ha enfrentado varios desafíos y modificaciones legales, dando lugar a una amplia confusión entre algunos votantes respecto a cómo y cuándo pueden votar.

El tribunal de apelaciones sostuvo “que la ley había sido promulgada con una intención racialmente discriminatoria” y que afecta a los afroamericanos “con una precisión casi quirúrgica”. El gobernador sostiene que el documento de identificación es un requisito para otros estados que están poniendo en vigor leyes semejantes sin oposición.

Una historia de la inscripción electoral
Para muchas iglesias de Carolina del Norte, participar en campañas de inscripción electoral tiene que ver menos con veredictos judiciales y más con responder a lo que los miembros ven como un llamado a los cristianos a intervenir en la esfera pública.

La feligresa Nancy Tunnessen ha coordinado actividades de inscripción de votantes en la capilla de la Cruz [Chapel of the Cross] en Chapel Hill desde que comenzaron en 2008. “Para mí, mi fe debe conformar cómo vivo mi vida y las decisiones que tomo respecto a cómo doy mi tiempo o mis recursos”, dijo. “La equidad en el voto es una de las cosas que creo importantes y es algo que pienso por lo que vale la pena trabajar”.

Los domingos a fines del verano y principios del otoño, Tunnessen y otros voluntarios ponen mesas, frente a la iglesia después de los oficios, con materiales e información sobre la inscripción de votantes. La iglesia dirige su empeño a la feligresía, pero la ocasión coincide con el comienzo del semestre de otoño en la Universidad de Carolina del Norte. Nuevos estudiantes visitan la iglesia al comienzo del semestre, y muchos de ellos no están conscientes de que deben actualizar su inscripción electoral para poder votar en la localidad. Chapel Hill es también un sitio popular para jubilarse; los nuevos residentes, e incluso los residentes de mucho tiempo que se mudan de una casa en la ciudad a una instalación para jubilados, deben actualizar sus inscripciones electorales.

Llegar a los vecinos
Mientras la capilla de la Cruz llega a la gente en etapas cambiantes de la vida, la iglesia episcopal de San Andrés [St. Andrew’s] en Haw River y la iglesia episcopal de San Andrés [St. Andrew’s] en Greensboro centran sus esfuerzos de inscripción electoral en latinos privados de derechos. Ambas iglesias han trabajado para entablar relaciones en sus comunidades latinas y contemplan los esfuerzos en pro de la inscripción electoral bilingüe como el próximo paso en la profundización de esas relaciones.

San Andrés de Haw River está situada cerca de un barrio de casas móviles que alquilan fundamentalmente familias inmigrantes con quienes la iglesia ha establecido una relación a través de su huerto comunitario y un programa de tutoría extraescolar. El programa llevó a unos cuantos adultos del barrio a pedirles a los tutores voluntarios que los ayudaran a llenar las solicitudes de ciudadanía. Sabiendo que estos nuevos ciudadanos deberían inscribirse para votar, la Rda. Miriam Saxon, vicaria de San Andrés, se ocupó de que los voluntarios recibieran un adiestramiento a través de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP por su sigla en inglés) con la intención de hacer campaña puerta por puerta.

Sin embargo, una llamada de cortesía al propietario de los casas rodantes deshizo esa idea.

“La mujer que contestó al teléfono dijo: ‘No creemos en lo que ustedes creen’ y me dijo que no seríamos bien recibidos”, contó Saxon. La mujer, añadió ella, no explicó las diferencias religiosas, pero Saxon decidió no hacer campaña en la barriada para evitar provocar un problema entre las familias y su patrón. En lugar de eso, el 27 de agosto y de nuevo en septiembre, los voluntarios darán información y formularios de inscripción en la iglesia. La iglesia se propone enviar volantes a casas de los padres en las mochilas de los niños que participan en el programa infantil extraescolar, anunciar las fechas en el periódico y poner un cartel en la autopista cerca de la iglesia.

Sobreponerse al miedo
No todas las barreras para la inscripción de votantes en las comunidades latinas son externas. La Rda. Audra Abt, asociada al rector para la misión y la participación comunitaria a través de su labor de misionera para Puerta Abierta, una casa culto que atiende a un barrio mayoritariamente latino, y su participación con agrupaciones organizadoras de la comunidad. El temor de compartir información con el gobierno es un tema común en las historias que ella le oye contar a los latinos.

“Las personas con quienes me reúno están temerosas de lo que sucederá cuando ponen información personal en un documento legal, aunque sean ciudadanos y cuenten con la información legal que necesitan para votar”, dijo Abt. “Las personas que tienen sus papeles en regla tratan de proteger a sus familiares y vecinos que no los tienen”.

Cambios confusos en las leyes de inmigración en el transcurso de los años han llevado a muchos miembros de la comunidad inmigrante latina a llegar a la conclusión de que es más seguro no inscribirse para votar.

“Es difícil obtener una información precisa cuando muchísimas personas a tu alrededor no están inscritas y no pueden estarlo”, dijo Abt.

Para ayudar a divulgar una información correcta, en mayo, varios miembros de San Andrés y de Puerta Abierta asistieron a un entrenamiento de promoción electoral del Congreso de Organizaciones Latinas de Carolina del Norte que se celebró en el salón parroquial de San Andrés. Los participantes de este taller, hispanohablantes y bilingües, ya habían tenido cuatro campañas de inscripción electoral en cooperativas de crédito latinas, en iglesias y en centros comerciales con concentraciones de negocios propiedad de latinos. Otras cuatro campañas más están programadas durante el otoño. En octubre, los voluntarios seguirán con personas que se inscribieron durante alguno de los eventos para ayudar a organizar viajes a los colegios electorales para aquellos que los necesiten.

Volviendo a Raleigh, la gente de San Ambrosio está llevando a cabo una tarea semejante. En 2012 y 2014, la iglesia se asoció con Democracy North Carolina, una organización no partidista que estimula la participación de los votantes y la responsabilidad del gobierno, para montar un banco de datos telefónicos y un centro de campaña en el salón parroquial de la iglesia durante varios sábados del otoño. La iglesia también ha participado en “Almas para las Urnas” [Souls to the Polls], un evento de Democracy North Carolina que reúne a congregaciones en una localidad central luego del culto dominical para un mitin y una actividad de inscripción electoral. San Ambrosio se propone llevar a cabo actividades semejantes este otoño.

“Se trata de nuestra mayordomía del tiempo”, dijo Taylor. “Dios nos dio esta vida, y debemos participar. Quiero que usted venga a la reunión anual y se exprese con franqueza respecto a los miembros de la junta parroquial. Cuando sea la campaña por la mayordomía, quiero que llene la tarjeta de promesa. Votar es su derecho constitucional, y yo quiero que se inscriba. Esto es lo que Dios nos llama a hacer: a participar”.

— Summerlee Walter es coordinadora de comunicaciones de la Diócesis de Carolina del Norte.


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