Nuestro tiempo necesita del testimonio cristiano de la Iglesia Episcopal, le dice Curry al Consejo

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Jun 8, 2016
The Rev. Mally Lloyd, Executive Council member from the Diocese of Massachusetts, speaks June 8 during a meeting of council’s Joint Standing Committee on Finances for Mission. Program, Budget and Finance committee member Barbara Miles is to her left, as is Treasurer Kurt Barnes and staff member Nancy Caparulo. Photo: Mary Frances Schjonberg/Episcopal News Service

The Rev. Mally Lloyd, Executive Council member from the Diocese of Massachusetts, speaks June 8 during a meeting of council’s Joint Standing Committee on Finances for Mission. Program, Budget and Finance committee member Barbara Miles is to her left, as is Treasurer Kurt Barnes and staff member Nancy Caparulo. Photo: Mary Frances Schjonberg/Episcopal News Service

[Episcopal News Service – Chaska, Minnesota] Hay energía, vida y vitalidad en la Iglesia Episcopal, dijo el obispo primado Michael B. Curry al Consejo Ejecutivo al tiempo que se iniciaba la reunión que tiene lugar aquí del 8 al 10 de junio.

“Creo en verdad que vamos por la senda correcta”, dijo Curry en sus palabras de apertura.

Él le dijo al Consejo que su insistente llamado a que la Iglesia Episcopal encarne el Movimiento de Jesús no es “una invención del siglo XXI o una pócima retórica de Michael Curry”. El Obispo Primado explicó que, por el contrario, los eruditos del Nuevo Testamento se refieren a los comienzos del cristianismo como el Movimiento de Jesús.

“Cuando usamos la frase Movimiento de Jesús estamos en realidad refiriéndonos a los primeros tiempos de las enseñanzas de Jesús y de sus seguidores, los que siguieron su camino y sus huellas en el poder del Espíritu. De eso es de lo que realmente estamos hablando”, señaló. “Y en verdad estamos hablando de reclamar la herencia de los hechos de los apóstoles; la herencia del movimiento de la gente que estaba profundamente convencida por Jesús de Nazaret de que este tipo en verdad sí tenía algo que decir y que sí ayudaba a las personas a acercarse a Dios y las unas a las otras —que esto era lo que a Jesús de Nazaret realmente le importaba”.

Los votos del pacto bautismal de seguir a Jesús no son “un floreo retórico”, sino más bien un testimonio cristiano y un testimonio cristiano que es particularmente necesario en nuestro tiempo”, afirmó Curry.

En la actual temporada política y en la cultura como un todo hay “alguna polarización real; una atmósfera donde el prejuicio  —prejuicio rancio— con frecuencia se ve consagrado en leyes. Estas son de nuevo actitudes discriminatorias, consagradas en leyes, y en las que el prejuicio rancio puede expresarse en la esfera pública como si fuera un discurso legítimo”, afirmó. “Eso es un problema . No estoy haciendo una declaración republicana o demócrata. Esto no tiene nada que ver con el partidismo; tiene que ver con la ciudadanía”.

Curry advirtió que el cristianismo se ve con mucha frecuencia como un cómplice de la cultura. “De manera que un testigo de un modo cristiano de ser —es decir donde la evangelización sí importa para esta Iglesia y donde la reconciliación racial sí importa para esta Iglesia— un testimonio de una Iglesia, como la Iglesia Episcopal, de un modo de ser cristiano que no sea cómplice de la cultura, sino cómplice en seguir a Jesús y parecerse a Jesús de Nazaret: amando y cuidando y sirviendo de la manera que vemos que Jesús lo hace en el Nuevo Testamento. Eso es oponerle una narrativa a una narrativa de estrechez, de segregación y de polarización”.

“Creo que esta Iglesia y el pueblo de esta Iglesia pueden dar ese testimonio: los episcopales que son republicanos y los episcopales que son demócratas, la vía media, el centro sensible, eso que somos nosotros”, señaló. “El Movimiento de Jesús encarnado en la Iglesia Episcopal y en los episcopales tiene una profunda significación cultural y bien puede llegar a tener también una significación global”.

La Rda. Gay Clark Jennings, presidente de la Cámara de Diputados y vicepresidente del Consejo, aprovechó sus palabras de apertura para llamar al Consejo y a la Iglesia a considerar la igualdad de los sexos en la Iglesia Episcopal al acercarse el 40º. aniversario, el 16 de septiembre, de que la Convención General aprobara la ordenación de mujeres como sacerdotes y obispos.

Jennings dijo que el compromiso  con la igualdad de género en la Iglesia debe centrarse claramente  “en la Iglesia tal como es hoy, no en la Iglesia como era el 16 de septiembre de 2016.

“En particular, con demasiada frecuencia oímos medir la igualdad de género en la Iglesia por contar cuántas mujeres educadas y privilegiadas se encuentran en una posición de autoridad jerárquica”, dijo ella. Valiéndonos de esa medida “podríamos tranquilizarnos al creer que la Iglesia será transformada fundamentalmente por mujeres que han tenido éxito en sistemas construidos y formados por la autoridad patriarcal”, expresó.

En lugar de eso, la Iglesia debe cambiar, “los sistemas que han promovido la desigualdad durante tanto tiempo y que continúan reforzándola para la gran mayoría de nuestras hermanas, laicas y ordenadas”, dijo Jennings.

Además, toda la Iglesia debe “luchar a favor de todas las mujeres en nuestras iglesias y comunidades —mujeres que luchan para encontrar y permitirse un cuidado infantil de calidad, mujeres que están atrapadas en relaciones violentas o que están esclavizadas por la adicción, mujeres que trabajan muchas horas en condiciones de pobreza con bajos salarios para sostener a sus hijos, mujeres que no tienen acceso a una atención sanitaria y control de la natalidad adecuados, mujeres que carecen de documentación y viven temiendo la deportación”.

Y dadas las “condiciones de riesgo mortal” en que viven las mujeres transexuales, dijo Jennings, “debemos cerciorarnos de que nuestra búsqueda de la igualdad de la mujer no define la identidad sexual de modo que las excluya o silencie sus voces”

También durante la plenaria:

* El tesorero Kurt Barnes reiteró una advertencia que le había hecho al Consejo en su última reunión de febrero acerca de extraer demasiado dinero de las inversiones de la Iglesia. Algunos presupuestos recientes se han basado en parte en tomar más del ingreso de las inversiones de la Iglesia de lo que ha sido su 5 por ciento de interés anual. El presupuesto 2016-2018 se  basa en parte en una extracción efectiva de un 5,75 de interés anual por concepto de inversiones. La Iglesia tiene casi $356 millones en inversiones, contando alrededor de $110 millones invertidos a favor de otras entidades de la Iglesia Episcopal y unos $180 millones en activos a largo plazo disponibles para sostener el presupuesto, según el informe de Barnes. Si bien las inversiones de la Iglesia han conseguido mejores resultados que otros fondos de inversiones e indexados, Barnes explicó que existe un “pero”. La extracción de altos dividendos “está erosionando el futuro poder adquisitivo de los fideicomisos”, afirmó. Los modelos de inversión muestran que por ese camino la cartera [de valores] es probable que gane un 7,4 por ciento, un medio por ciento menos de lo que tradicionalmente se espera. Sin embargo, la cartera tendría que ganar un 8,4 por ciento anualmente para sostener el capital, una tasa que exigiría inversiones más riesgosas. “La aritmética hace más difícil para nosotros producir un rédito que mantenga íntegra la cartera”, dijo Barnes. El propio comité de inversiones del Consejo, que es un organismo asesor, aprobó una resolución el 20 de mayo en que recomendaba reducir la extracción de ingresos de la inversión anual en el presupuesto 2019-2021 a un 4,5 por ciento para 2021, sin excepciones para solicitudes especiales.

* El Consejo escuchó a Tara Holley, directora de desarrollo, decir que hay mucho trabajo por hacer para lograr que su departamento esté a la altura de los estándares que le permitirán a su personal recaudar dinero exitosamente para proyectos importantes. Ella le dijo a los miembros del Consejo que el departamento carece de un plan estratégico; que hay plazas vacantes, que un banco de datos de donantes  se encuentra incompleto y que no tiene un administrador; el cultivo de los actuales donantes es mínimo y no existen materiales de presentación para proyectos planeados. Entre estos proyectos algunos en Haití que sobrepasan los $22 millones, varios en la misión de la zona de Navajolandia y un nuevo edificio para los Archivos de la Iglesia Episcopal, además de un número de programas y proyectos relacionados con la reconciliación y el Movimiento de Jesús.

Holley también le dijo a los miembros del Consejo que Curry había pulsado “el botón de receso” en la recaudación de fondos de Haití “durante unas cuantas semanas” a fin de poder garantizarles a los donantes el nivel de responsabilidad que ellos esperan.

“Buscamos responsabilidad, transparencia, liderazgo, información razonada, información precisa y tareas a realizar… eso hará que las cosas en Haití marchen con mayor fluidez”, dijo Holley. Curry añadió que él había pedido el receso luego de escuchar a todas las partes involucradas en ayudar a la reconstrucción de Haití luego del terremoto de 2010. Si bien resulta claro que el trabajo es una prioridad, dijo el Obispo Primado, el trabajo debe hacerse “de tal manera que podamos engendrar suficiente confianza de manera que una campaña [de recaudación de fondos] pueda lograr realmente que se realice el trabajo”.

* Los miembros entraron en sesión ejecutiva para “recibir informes confidenciales sobre asuntos del personal”, según la moción de Jennings para pedir la sesión. Antes de que ella presentara la moción, Curry le dijo al Consejo que la sesión [ejecutiva] era necesaria no para discutir una nueva “gran crisis”, sino, más bien, para poner al día al Consejo “de la labor y el progreso que hemos estado haciendo juntos —cosas buenas y positivas—“, y “pensamos que era más adecuado hacer eso en sesión ejecutiva”.

Esta reunión del Consejo es la primera desde la salida de tres importantes ejecutivos que han estado con  licencia administrativa desde el 9 de diciembre de 2015, pendientes de una investigación de denuncias y alegaciones formales de numerosos miembros del personal del Obispo Primado de que los tres habían violado las normas del personal.

El 4 de abril, Sam McDonald, subdirector de operaciones y director de misión, y Alex Baumgarten, director de participación pública y comunicaciones de la misión, fueron rescindidos [de sus cargos] después que una investigación revelara que “habían violado políticas de trabajo establecidas y que no habían estado a la altura de las normas de conducta personal de la Iglesia en sus relaciones con empleados, lo cual había contribuido a [crear] un ambiente laboral con frecuencia incompatible con los valores y expectativas de la Iglesia Episcopal”.

Curry anunció también, que el obispo Stacy Sauls no continuaría como director de operaciones aunque él había “funcionado dentro del ámbito de su oficina”, no había violado las normas laborales y no estaba al tanto de las violaciones cometidas por McDonald and Baumgarten (los cuales le rendían cuentas a él).

El Consejo se dividió en sus cinco comités durante la tarde dl 8 de junio. Los miembros del Consejo se reunieron de nuevo en sesión plenaria en la mañana del 9 de junio antes de agruparse otra vez en comités. El 10 de junio cada uno de esos comités informará al organismo en pleno, a cuya consideraciones presentará resoluciones.

La reunión está teniendo lugar en el Hotel y Centro de Conferencias Oak Ridge en Chaska, un suburbio al sur de Minneapolis y San Pablo.

El Consejo Ejecutivo lleva a cabo los programas y políticas adoptadas por la Convención General, según el Canon I.4 (1). El Consejo está compuesto de 38 miembros, 20 de los cuales (cuatro obispos, cuatro presbíteros o diáconos y 12 laicos) son elegidos por la Convención General, y 18 por los nueve sínodos provinciales (un clérigo y un laico cada uno) por períodos de seis años, más el Obispo Primado y el Presidente de la Cámara de Diputados [que son miembros ex oficio]. Además, el vicepresidente de la Cámara de Diputados, el Secretario, el Director de Operaciones, el Tesorero y el Director de Finanzas tienen asiento y voz, pero no voto.

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.

 


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