Episcopales reafirman su compromiso con el medioambiente

Por Lynette Wilson
Posted Apr 26, 2016
Episcopales de la Diócesis de California reunidos debajo de un árbol en Lone Tree Point junto a la costa de East Bay, in Rodeo, California, al nordeste de San Francisco, para la EcoConfirmación del 23 de abril, en la cual los participantes reafirmaron su compromiso con el medioambiente. Foto de Lynette Wilson/ENS

Episcopales de la Diócesis de California reunidos debajo de un árbol en Lone Tree Point junto a la costa de East Bay, in Rodeo, California, al nordeste de San Francisco, para la EcoConfirmación del 23 de abril, en la cual los participantes reafirmaron su compromiso con el medioambiente. Foto de Lynette Wilson/ENS

[Episcopal News Service – Rodeo, California] Tres palabras, tres palabras adicionales, es todo lo que lleva expandir el modo en que los episcopales son llamados a vivir su fe para incluir el cuidado de la Tierra.

En la Diócesis Episcopal de California, la quinta y última pregunta del Pacto Bautismal que sigue al Credo de los Apóstoles, dice: ¿Lucharás por la justicia y por la paz entre todos los pueblos y respetarás la dignidad de la Tierra y de todo ser humano?”, La palabra clave, por supuesto, es “Tierra”.

“Durante casi todo el tiempo que el obispo ha estado aquí, él nos ha estado recordando en la mayoría de los bautizos y confirmaciones que estamos comprometidos a la reconciliación con Dios, los unos con los otros y con la Tierra”, dijo la Rda. Julia McCray-Goldsmith, canóniga de la diócesis para el discipulado. “Parte de eso es su profundo compromiso con una sana mayordomía de la Tierra; y yo diría con la integridad de nuestra naturaleza encarnada, con nosotros mismos como seres físicos que realmente no pueden separarse de las ecologías humana y natural en que habitamos”.

El sábado 23 de abril, al día siguiente del Día de la Tierra, que este año se destacó por la histórica firma del Acuerdo de París —el primer acuerdo internacional del clima que busca reducir la emisión de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global a menos de 2 grados Celsius—, la Diócesis de California llevó a cabo su tercera EcoConfirmación anual.

 

La Rda. Este Cantor, vicaria de la iglesia episcopal del Buen Pastor, en Berkeley, California, conduce a un asistente regular (detrás de ella) en la Caminata Cósmica para ser recibido en la Iglesia Episcopal durante la ceremonia de EcoConfirmación en Lone Tree Point, Rodeo. El perro del hombre lo sigue en el círculo donde fue recibido por el obispo Marc Andrus. Foto de Lynette Wilson/ENS

La Rda. Este Cantor, vicaria de la iglesia episcopal del Buen Pastor, en Berkeley, California, conduce a un asistente regular (detrás de ella) en la Caminata Cósmica para ser recibido en la Iglesia Episcopal durante la ceremonia de EcoConfirmación en Lone Tree Point, Rodeo. El perro del hombre lo sigue en el círculo donde fue recibido por el obispo Marc Andrus. Foto de Lynette Wilson/ENS

Durante la EcoConfirmación, los participantes reafirman sus promesas bautismales de “amar las maravillosas obras de Dios, y proteger la belleza e integridad de toda la creación”. Como comunidad, se vuelve a comprometer con la Quinta Marca de la Misión la cual postula “luchar por salvaguardar la integridad de la creación y sostener y renovar la vida en la Tierra”.

Durante su homilía, el obispo de California Marc Andrus, que representó al obispo primado Michael Curry y a la Iglesia Episcopal en la ceremonia de la firma del acuerdo del clima en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York el 22 de abril, reflexionó sobre el significado del día anterior.

“A la Iglesia Episcopal y a todo el mundo cristiano, ciertamente a todo el mundo de la fe, se le ofrece esta oportunidad de respaldar a toda la Tierra y la restauración de lo que ha llegado a ser la muy enferma Madre Tierra”, dijo. “Y esta pequeña Tierra, tan frágil, tan hecha a mano en todo sentido y sin embargo tan increíblemente bella para mí, es una semilla que puede ser tan poderosa como la simiente que empezó todo esto. ¿Por qué? Porque es Dios quien comienza a desarrollar la semilla. Es Dios el que da el crecimiento. Dios quien hace la semilla. Dios quien nos bendice con este día”.

El Acuerdo de París llama a todas las naciones del mundo a limitar las emisiones de carbono, lo cual exigirá una transición de los combustibles fósiles a fuentes más renovables para responder a sus necesidades energéticas. En su tercera encarnación, en lugar de tener lugar en un lugar de intacta belleza natural, como un centro de retiro en el Condado de Sonoma o en la bahía de la Media Luna, el oficio al aire libre tuvo lugar en Lone Tree Point, a la sombra de una refinería de petróleo en Rodeo, una diversa comunidad de clase obrera en East Bay, a unos 40 kilómetros al nordeste de San Francisco.

 

La Rda. Susan Champion, rectora de la iglesia episcopal de Cristo el Señor, en Pinole, conduce a más de 25 participantes en la EcoConfirmación del 23 de abril en un recorrido hasta la mesa de la comunión, en que se detienen a orar en tres puntos a lo largo del trayecto donde la belleza y la degradación se encuentran. Ella y su esposo, el Rdo. Peter Champion, viven en Rodeo. Foto de Lynette Wilson/ENS

La Rda. Susan Champion, rectora de la iglesia episcopal de Cristo el Señor, en Pinole, conduce a más de 25 participantes en la EcoConfirmación del 23 de abril en un recorrido hasta la mesa de la comunión, en que se detienen a orar en tres puntos a lo largo del trayecto donde la belleza y la degradación se encuentran. Ella y su esposo, el Rdo. Peter Champion, viven en Rodeo. Foto de Lynette Wilson/ENS

El patético sitio —teniendo presente la firma del acuerdo del clima y su énfasis en reducir la dependencia de los combustibles fósiles— lo sugirió la Rda. Susan Champion, rectora de la iglesia episcopal de Cristo el Señor [Christ the Lord Episcopal Church] en el barrio de Pinole, quien vive en Rodeo con su esposo, el Rdo. Peter Champion, y es maestra sustituta en el sistema público de la localidad.

Al proponer el sitio, Champion preguntó: ¿Qué pasa si la celebramos [la EcoConfirmación] en un lugar que nos recuerde la degradación humana del medioambiente?”

La refinería Phillips 66 es una de las cinco de la zona de la bahía de San Francisco: cuatro de ellas están localizadas en el condado de Costa. Procesa 120.000 barriles diarios. Foto de Lynette Wilson/ENS

La refinería Phillips 66 es una de las cinco de la zona de la bahía de San Francisco: cuatro de ellas están localizadas en el condado de Costa. Procesa 120.000 barriles diarios. Foto de Lynette Wilson/ENS

La refinería Phillips 66 es enorme, y una de las cinco de la zona de la bahía de San Francisco; ha sido objeto de repetidas advertencias por violar las normas de la calidad del aire del estado y está considerada como el séptimo agente contaminador más tóxico de California. No sólo la refinería es gigantesca, sino que está cerca de un proyecto de viviendas público y un programa de aceleración infantil [Head Start]. Muchos residentes, dijo Champion, padecen de asma y de otras enfermedades relacionadas con la calidad del aire.

Rodeo es un municipio no constituido, añadió, y por tanto carece de un concejo municipal, sus residentes están representados por un solo hombre en la Junta de Supervisores del condado de Costa. Los medio de prensa locales no incluyen esta refinería, y fue mediante un informe de un cable de la Dow Jones News que publicó el Wall Street Journal a principios de este año que los residentes se enteraron que el malfuncionamiento de un equipo ha causado la liberación de 500 libras de dióxido sulfúrico de la refinería de 120.000 barriles diarios.

El oficio comenzó con la Caminata Cósmica, una meditación sobre la historia de la creación a partir del Big Bang hace 14.000 millones de años y la formación de la atmósfera de la Tierra, el surgimiento del homo sapiens, la escritura de la Biblia y el nacimiento de Jesús hasta el descubrimiento del oro en California en 1848 y el petróleo convirtiéndose en una importante industria del estado a principios del siglo XX hasta 1969 cuando los humanos vieron por primera vez la Tierra desde el espacio.

Luego, ¿cómo puede la EcoConfirmación recordarles a los episcopales el impacto que los humanos están teniendo en el planeta? “Creo que el uso de la Caminata Cósmica, al recordarnos nuestra profunda interrelación, es importante”, dijo Andrus después del oficio.

Miriam MacGillis, de Genesis Farms de Nueva Jersey, creó la Caminata Cósmica como un medio de llevar los 14.000 millones de años de la historia de la Tierra de algo que los humanos saben en sus cabezas a algo que sepan con el corazón. Andrus y su esposa, Shelia, la trajeron a la Diócesis de California poco después de su consagración como obispo hace 10 años.

Como Andrus mencionó durante el oficio, el mundo se encuentra en la llamada Era Antropocénica, o la era en que la influencia humana está teniendo un impacto significativo en la geología y los ecosistemas de la Tierra. Reducir conscientemente la influencia humana exigirá un cambio en la manera de pensar de los humanos respecto a cómo se relacionan unos con otros y con los ecosistemas y las economías de que forman parte.

“El cambio que tenemos que hacer en este punto es el cambio de ser un mundo donde hay algunos sujetos como los humanos y luego hay muchos objetos, y eso incluiría a los humanos utilizados para el trabajo y la trata [de personas]… donde los humanos se usan como herramientas”, dijo él, luego del oficio. “Básicamente , toda la Tierra ha sido objetivada y ese es un proceso que ha estado pasando en Occidente durante unos 400 años.

“De manera que lo que queremos hacer es esforzarnos por salir de eso y entrar en un universo de sujetos. Este es una manera muy inteligible de entender nuestras interrelaciones no sólo de unos con otros, sino con la Tierra y con toda la vida en la Tierra”.

Andrus predicó su homilía, confirmó a un hombre y recibió a otro en la Iglesia Episcopal, y la mayoría de las restantes 25 personas se comprometieron nuevamente con Cristo y renovaron el Pacto Bautismal. Luego, Champion condujo al grupo en un recorrido a la mesa de la comunión, deteniéndose para orar en tres puntos, a lo largo del trayecto, donde se encuentran la belleza y la degradación [del medioambiente].

En el primer alto, los participantes miraron a la bahía y reconocieron que durante 150 años la gente ha permitido que las sustancias contaminantes entren en sus aguas; en el segundo alto reflexionaron sobre las vías del ferrocarril que han transportado petróleo crudo en vagones mal equipados cuando los precios estaban altos, amenazando la seguridad de los residentes; y finalmente, en lo alto de una cuesta desde donde contemplaron la refinería, la más sucia de California.

“Este pedazo de tierra, la primera vez que lo vi me partió el corazón”, dijo McCray-Goldsmith, añadiendo que la tierra misma es como las estaciones de la bendición y el pesar. “Esta tierra es una especie de ventana sacramental, un signo externo y visible y una gracia interna y espiritual que incluye la gracia de las lágrimas, la gracia de la pena por el daño que le hemos hecho a la Tierra… según hemos salido a visitar diversos sitios, esos sitios se han convertido siempre en sacramentos”.

Lynette Wilson es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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