Miguelina Howell se convierte en la primera deana latina de una catedral episcopal

Por Karin Hamilton
Posted Feb 23, 2016
La Muy Rda. Miguelina Howell habla durante el oficio de su instalación, el 18 de febrero, como la 10ª. deán de la iglesia catedral de Cristo. Foto de la Iglesia Episcopal en Connecticut.

La Muy Rda. Miguelina Howell habla durante el oficio de su instalación, el 18 de febrero, como la 10ª. deán de la iglesia catedral de Cristo. Foto de la Iglesia Episcopal en Connecticut.

[Iglesia Episcopal en Connecticut] La Muy Rda. Miguelina Howell se convirtió en la primera mujer hispana en llegar a ser deana de una catedral en la Iglesia Episcopal cuando la instalaron, el 18 de febrero, como la 10ª. deán de la iglesia catedral de Cristo [Christ Church Cathedral] en el centro de Hartford, Connecticut.

Howell, sacerdote episcopal nacida y crecida y la República Dominicana, fue elegida en noviembre pasado luego de haber servido como vicaria de la catedral desde el otoño de 2013.

La instalación de Howell fue una celebración cultural y popular tanto como un acto eclesiástico oficial.

Una flauta quena y un charango —que parece una guitarra pequeña de diez cuerdas— fueron parte tan integrante del evento como los tubos del órgano, con sus 60 registros y 71 hileras. El coro formal, con interpretaciones que fueron de Bach a Fauré, brindó oportunidades para la meditación, así como un grupo diferente de músicos de la catedral hizo posible el dar palmadas y moverse rítmicamente. El incienso llenaba el espacio de manera persistente hasta el final; a todo el mundo lo rociaron con agua bendita, usando manojos de ramitas de boje, luego de la renovación de los votos bautismales. El idioma [de la celebración] se alternó fluidamente entre el inglés y el español.

En la instalación, el alcalde de Hartford, Luke Bronin, leyó una proclama en que nombraba el 18 de febrero de 2016 “Día de la Iglesia Catedral de Cristo”. Líderes de otras iglesias, con quienes la catedral ha establecido asociaciones, estuvieron presentes con muchos funcionarios e invitados de todas las provincias de la Iglesia Episcopal. La Oficina del Ministerio Latino/Hispano consiguió transmitir el oficio al objeto de llegar a un público aún mayor.

Haciendo resaltar esa noche otra importante asociación, la catedral instaló al Muy Rdo. Emsley Nimmo, deán de la Diócesis de Aberdeen y Orkney de la Iglesia Episcopal Escocesa, como canon honorario de la catedral. El Muy Rdo. Isaac Poobalan, presidente del cabildo de la catedral de San Andrés [St. Andrew’s Cathedral] en esa diócesis, leyó un mensaje de buena voluntad de su obispo, el Rvdmo. Robert Gillies.

Estos asistentes resaltaron la relación histórica de 231 años entre Connecticut y Escocia, que comenzó en noviembre de 1784, cuando el Rdo. Samuel Seabury, de Connecticut, fue consagrado en Aberdeen como el primer obispo episcopal americano. Seabury y los tres obispos consagrantes firmaron un concordato entre la Iglesia Episcopal de Connecticut y la Iglesia Episcopal en Escocia, el cual incluía adoptar los ritos eucarísticos escoceses en la recién formada Iglesia Episcopal.

Nominar e instalar recíprocamente miembros de la otra diócesis como canónigos honorarios de sus catedrales ha sido parte de la forma en que se ha sostenido la relación. Actualmente, el Rdo. Michel Belt, rector jubilado de la iglesia episcopal de Santiago Apóstol [St James], New London (la parroquia madre de Samuel Seabury), sirve como canónigo honorario de la catedral de San Andrés en Aberdeen.

Howell recibió una capa pluvial y una estola de representantes de la Iglesia Episcopal en Connecticut y de las congregaciones de la catedral que le pidieron “…estar entre nosotros como pastora y sacerdote, alentándonos a participar en la misión de Dios de restauración y reconciliación en la catedral, la ciudad de Hartford, la Iglesia Episcopal en Connecticut y en el mundo”.

En su homilía, el obispo de Connecticut, Ian T. Douglas, enfatizó el singular papel que una catedral puede desempeñar en esa participación. Comenzó con una lección de historia sobre las catedrales. Las catedrales del primer milenio [cristiano], dijo él, eran lugares de los cuales las personas eran enviadas a llevar a cabo la misión de Dios y, posteriormente, a plantar iglesias. A lo largo del tiempo, en este país, la Iglesia Episcopal comenzó a construir o designar catedrales como símbolos de poder y privilegio, a las cuales esperaban que la gente acudiría. La iglesia catedral de Cristo en Hartford, la parroquia más grande y rica de la diócesis en ese época, fue designada catedral en 1919.

“En lugar de ir, de salir en la misión de Dios”, dijo Douglas, “las catedrales se convirtieron en lugares a los que ir, ir y ser atraído a la ‘Iglesia una y verdadera’”.

El encargo de Douglas a Howell, y a todos los episcopales en Connecticut, fue hacer de la catedral de Cristo en Hartford un lugar de donde las personas son enviadas.

“Si esta catedral ha de tener significado en el siglo XXI, entonces debe hacer suyo el antiguo llamado de una catedral como un lugar desde el cual partir, partir en la misión de Dios. Al igual que los 72 en nuestro evangelio de esta noche, enviarlos a todos los pueblos y lugares ligeros de equipaje, también debemos partir, partir de esta catedral, a todos los pueblos y ciudades en Connecticut y más allá, para llevar a cabo la tarea restauradora de Dios y proclamar que el reino de Dios se ha acercado”, afirmó Douglas.

Él agregó que Howell “lo ha captado”.

“Lina entiende que nuestra vocación, nuestra vocación bautismal, ha de ser fundamentalmente acerca de la misión de Dios en el mundo. Ella sabe, en el centro íntimo de su ser, que seguir a Jesús significa salir a los barrios, viajar ligero de equipaje. Todos y cada uno de nosotros somos llamados en el bautismo a ser agentes de la tarea de recuperación de Dios, del reino de Dios, de la misión de restauración y reconciliación de Dios.

“Además, como la primera y única deana latina de una catedral episcopal, Lina encarna el aliento de las culturas y las lenguas de la Iglesia Episcopal en el siglo XXI; y especialmente en esta ciudad de Hartford, donde el 40 por ciento de la población es hispana. Estoy convencido de que su compromiso con el Evangelio, su incansable energía, sus increíbles dones organizativos y su amor de Jesús ayudarán a esta gran catedral a convertirse en el recurso que puede investir a todos y cada uno de nosotros como apóstoles de la misión de Dios”.

Howell creció frente a la iglesia y escuela episcopal de San Andrés en Santo Domingo, República Dominicana. Solía “jugar a la iglesia” cuando era niña y no había nadie, y también ayudaba a los estudiantes en su escuela episcopal a participar en los oficios litúrgicos semanales de la escuela. Comenzó su vocación en la Iglesia Episcopal de adolescente, en el servicio de varios ministerios de la juventud.

Luego de terminar sus estudios superiores y graduarse de psicóloga clínica, obtuvo un diploma en teología del Centro de Estudios Teológicos y fue ordenada sacerdote en 2003.

Uno de los proyectos en que le pidieron realizar en un programa de formación ministerial fue el de plantar una iglesia donde no hubiera ninguna, lo cual ella llevó a cabo con un amiga. Esa parroquia subsiste hasta el día de hoy y ahora también cuenta con una escuela. En la República Dominicana, Howell prestó servicios en tres congregaciones y fue directora ejecutiva del campamento y centro de conferencias diocesano.

Ella ha sido parte del personal de la Obispa Primada como funcionario asociada de programa para el ministerio de jóvenes adultos y para la capacitación de líderes en el Centro Denominacional de la Iglesia Episcopal en Nueva York. Recientemente fue parte del Equipo de Trabajo para la Restructuración de la Iglesia Episcopal, el Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal y es miembro del Consejo Asesor del Ministerio Latino/Hispano de la Iglesia Episcopal. También es parte del cuerpo docente de CREDO.

Antes de mudarse a Hartford, Howell atendió parroquias en Orange y Paterson, Nueva Jersey.

El encargo de Douglas de “cambiar el rumbo” de la catedral ya ha comenzado. Durante los últimos años [la catedral] ha estado discerniendo su vocación presente y futura. Entre las conclusiones de ese discernimiento, a que llegara en 2015, estaban “establecer relaciones permanentes con los líderes cívicos, y con organizaciones e instituciones que estén dedicadas al bien común”; verse a sí misma como un “catalizador de la misión, identificando los medios en que las parroquias pueden trabajar juntas, conectando las parroquias con otras comunidades religiosas que participan en la misión de Dios, y conectando a los fieles con ‘misioneros’ seculares”; y “explorando nuevos campos misioneros de vez en cuando, usando sus recursos para despejar el camino que otros han de seguir”.

Ahora, la catedral se enfrenta a un momento de “evidente cambio de adaptación, de creatividad y de colaboración en el ambiente siempre cambiante de la ciudad de Hartford, de la Iglesia Episcopal en Connecticut y en el mundo”, dijo Howell.

“La catedral aspira a estar fuera de nuestros muros, a cambiar la manera en que solíamos hacer las cosas, y esto es parte del aspecto que ha tenido mi ministerio en el pasado, en diferentes sitios”, apuntó Howell. “Aporto dones de colaboración, de capacitación de líderes laicos para que reconozcan su papel y su ministerio en la vida de la Iglesia y en particular su participación en la misión de Dios, de visión y concepción y planificación estratégicas, todo lo cual apoyará la labor y la visión de las recomendaciones del equipo de trabajo para el discernimiento”.

La catedral ya ha comenzado a enviar personas a los barrios de Hartford, coauspiciando un programa de música en una escuela local para niños con medios económicos limitados.

“Creo que Hartford es un lugar en que hay muchas oportunidades de marcar una diferencia en el mundo”, afirmó Howell. “Es el momento oportuno en la vida de esta ciudad. La catedral está en una posición en la cual estamos listos a apoyar el desarrollo de esta ciudad ahora. [Estamos] presentes para alentar el desarrollo cultural y para alentar a los niños y a los jóvenes a ver otras opciones en la vida, a ver que existen otras oportunidades que están a su disposición”.

— Karin Hamilton es canóniga para la comunicación de la misión de la Iglesia Episcopal en Connecticut. Traducción de Vicente Echerri.


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