La temporada navideña provoca un aumento de apoyo a los refugiados

Por Pat McCaughan
Posted Dec 22, 2015

Este artículo es parte de una serie en desarrollo que explora la respuesta de parte de la Iglesia Episcopal y de sus asociados ecuménicos a la crisis global de los refugiados. Otros artículos de la serie se pueden encontrarse aquí.

[Episcopal News Service] Con la estación de Navidad a las puertas, algunos ministerios de reasentamiento de refugiados a través de la Iglesia Episcopal informan que han recibido más alimentos, ropa y otras donaciones para familias refugiadas que en años anteriores, pero sus líderes dicen que también se necesita [mantener] esa conexión durante todo el año.

En Lexington, Dabney Parker del Ministerio de Refugiados de Kentucky, que asocia a comunidades religiosas locales con familias recién llegadas, dijo que la agencia ha recibido muchas donaciones y ofertas de ayuda. “Todo es muy bueno”.

Del mismo modo, ministerios en Minnesota y Massachusetts que ayudan a reasentar refugiados y solicitantes de asilo dicen que la temporada navideña con frecuencia provoca un aumento de la ayuda, pero que ellos esperan que el apoyo y el compromiso continúen más allá de la temporada festiva.

“Nunca negaré las donaciones, porque benefician directamente a los refugiados… pero el mayor impacto que alguien puede tener en la vida de los refugiados —y en las suyas propias— es llegar a conocer a alguien que haya llegado como refugiado”, dijo Laura Svoboda, directora auxiliar de Servicios de Refugiados del Consejo de Iglesias de Minnesota, una filial del Ministerio Episcopal de Migración, la agencia de la Iglesia Episcopal para el reasentamiento de refugiados.

“No hay manera de que no resulte impactado si le abre su vida a eso”, dijo ella. “Es maravilloso y estupendo comprar una chaqueta o hacer esas cosas, pero lo que está pasando en el mundo, toda la retórica y la negatividad, se combate sobre todo con las relaciones”.

Varios ministerios a través de la Convocación de Iglesias Episcopales en Europa se han desarrollado o se han adaptado a la luz de la crisis que ha visto a 2 millones de personas que huyen de la guerra civil, el extremismo religioso y la persecución en África y en el Oriente Medio.

Amor en una Caja, un ministerio de la catedral americana en París, ha distribuido durante más de una década regalos de Navidad para niños huérfanos y desfavorecidos a través de Europa.

En las semanas próximas a Navidad, se organizaron varios turnos de embalaje [de donaciones] con voluntarios de escuelas locales y grupos de scouts para llenar cajas y mochilas con regalos útiles, juguetes y dulces.

Este año, el ministerio se dirige a “la jungla”, el nombre con que apodan al campamento de refugiados de Calais, Francia.

Lucinda Laird, deana de la catedral americana y Pierre Whalon, el obispo de la Convocación, visitarán el campamento días antes de Navidad.

Laird dijo que a partir de lo que ha leído acerca de “la jungla”, espera lo peor, en lo que se refiere a suciedad, pobreza y desesperación. “París es maravilloso en Navidad; seria mucho más fácil no ir a Calais”, dijo ella. “Pero al prepararnos para celebrar el nacimiento de aquel que no tuvo un lugar donde reclinar su cabeza, y cuyo nacimiento fue en un establo, nada podría ser más obvio: aquí está el Cristo, y le servimos en estas personas. ‘Porque fui extranjero y me acogisteis…’”

En Múnich, Alemania, San Nicolás hizo una visita al antiguo cuartel del ejército bávaro que se ha convertido en el hogar de 1.400 refugiados, muchos de los cuales han llegado en los últimos meses. El centro de refugiados está administrado por la Misión Innere y el Centro de Solicitantes de Asilo, este último fundado hace 30 años por la iglesia episcopal de la Ascensión [Episcopal Church of the Ascension] en Múnich y sus asociadas catolicorromana y luterana.

El Rdo. Steven Smith, rector de la Ascensión, ha desempeñado el papel de San Nicolás en los últimos siete diciembres. En sus primeros años como San Nicolás, la mayoría de los refugiados eran de Europa Oriental, pero eso ha cambiado: cada vez había más refugiados de Afganistán e Irak, dijo Smith, y ahora casi todos los refugiados son de Siria, con unos pocos de Afganistán.

“Yo no voy como Santa Claus; voy como el santo cristiano San Nicolás. Hay un árbol de Navidad y dulces y obsequios alemanes tradicionales”, explicó él. “Luego tiene algo de surrealista estar vestido como un santo cristiano, sentado junto a un árbol de Navidad y entregándoles regalos a refugiados musulmanes. Es sorprendente cuántos de los niños y sus padres conocen a San Nicolás”.

Smith dijo que “hay algo especial en compartir el contacto humano, el alimento, el tiempo y los regalos entre cristianos y musulmanes”. Añadió que el ministerio “se basa en la interpretación anglicana de que, como cristianos, somos llamados a ser la voz y las manos humanas del Dios que vino a la tierra en el bebé encarnado en el pesebre. Llevamos adelante la misión que comenzó en la Natividad. La misión de Cristo cruza todas las fronteras, incluso la de la religión”.

Whalon dijo que ha sido “tan estimulante ver cómo, en general, nuestras 21 iglesias en Europa han respondido a la actual crisis de refugiados. Aun las más pequeñas han estado recaudando fondos para auspiciar cenas, visitar campamentos con ropa y alimentos, y mostrarles el amor de Cristo a todos los que nos encontramos. El visitar el horrible campamento de Calais con la deana Lucinda Laird y los feligreses de la catedral, es nuevamente la ocasión de regocijarse por lo que Dios es capaz de hacer ‘por estos pequeñitos’ en Europa, a través de la Iglesia Episcopal”.

De regreso a Estados Unidos, en la zona de Lexington, alrededor del 40 por ciento de los refugiados reasentados a través del Ministerio de Refugiados de Kentucky son de la República Democrática del Congo, según la directora ejecutiva Barbara Kleine.

En total, la agencia reasentó unas 278 personas el año pasado provenientes de Irak, Bután, Birmania y Afganistán, y “depende fundamentalmente de voluntarios y de asociados de la Iglesia” para ayudar a proporcionar tutoría en inglés y otros servicios que son de primera necesidad.

“Si puede imaginarse como una familia que llega con poco más que la ropa que trae puesta, un par de maletas y sin saber el idioma, le daría una gran conmoción”, dijo Kleine. “Proporcionamos todos los servicios para ayudarles a convertirse en autosuficientes lo antes posible”.

Parker dijo que la temporada navideña ha traído contribuciones económicas y abundancia de donaciones de comida, ropa y artículos de higiene personal —generosidad que ella espera que continúe en el año nuevo.

Contamos con nuevas asociaciones en 2016, añadió.

Una fiesta del 19 de diciembre para alrededor de 40 niños de familias refugiadas es casi un evento anual organizado en Atlanta por el ministerio de reasentamiento de refugiados de la iglesia de Todos los Santos [All Saints Church], que está asociada con New American Pathways, una filial del Ministerio Episcopal de Migración. (Véase otro artículo distinto aquí.)

En Boston, la Rda. Ruth Bersin, directora ejecutiva del Ministerio de Inmigración de Refugiados (RIM, por su sigla en inglés) dijo que la agencia celebrará su 30º. aniversario el año próximo. La agencia ofrece fundamentalmente servicios comunitarios a solicitantes de asilo, personas desarraigadas y con frecuencia aisladas que “temen regresar a su país… y que no obtienen los beneficios que los refugiados consiguen al llegar”.

Ella trabaja por crear “equipos de voluntarios” por encima de las fronteras religiosas, que contribuyan a integrar a los recién llegados en la comunidad del área metropolitana de Boston “y les ayuden a curarse del trauma que han experimentado”, El RIM ayudó a unas 25 personas el año pasado, dijo Bersin. “Tenemos 13 en la lista de espera ahora mismo y los situaremos tan pronto se produzca una apertura”.

Los equipos recaudan dinero para pagar por los gastos y otras necesidades vitales de aquellos a los que ayudan, explicó Bersin. La agencia ofrece también clases de inglés, gestión de casos, vivienda, asistencia económica, médica, dental y otros apoyos, principalmente a los recién llegados de Afganistán, Nigeria, Congo, Sierra Leona, Guatemala, Costa Rica, Sudán, Uganda y, finalmente, Siria.

“Resulta muy bueno para los miembros de nuestra congregación trabar relaciones con personas de otras religiones, de otras denominaciones, porque eso es enriquecedor para ellos”, agregó Bersin.

“Trabajar con personas, ya se trate de refugiados o de solicitantes de asilo que han pasado por tantas cosas y que las han enfrentado con tanta resistencia es algo inspirador y fortalecedor. Cuando acogemos al extranjero, es tanto para nuestro beneficio como para el suyo. Ello afirma nuestra fe, nuestra propia resistencia, y es un honor trabajar con ellos”.

La Rda. Pat McCaughan es una corresponsal de Episcopal News Service que reside en Los Ángeles. Traducción de Vicente Echerri.