La delegación episcopal a la COP21 añade la voz de la Iglesia a las conversaciones sobre el clima

La delegación envía una carta de gratitud a las misiones permanentes de la ONU

Por Lynette Wilson
Posted Dec 11, 2015
El obispo de California Marc Andrus dirige a algunos episcopales y a otra personas en un culto espontáneo en la zona verde del COP21. Foto de Lynette Wilson/ENS.

El obispo de California Marc Andrus dirige a algunos episcopales y a otra personas en un culto espontáneo en la zona verde del COP21. Foto de Lynette Wilson/ENS.

[Episcopal News Service – Le Bourget, Francia] Según la Conferencia de Partes, o la COP21, como se le conoce, entraba en su segunda semana, la delegación que representaba al obispo primado Michael B. Curry y a la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera aquí en las afueras de París envió el 7 de diciembre una carta de gratitud y aliento a los embajadores de las misiones permanentes ante las Naciones Unidas de los países en los cuales la Iglesia Episcopal está presente.

Luego de los primeros cinco días de la conferencia [que se extiende] del 30 de noviembre al 11 de diciembre, los negociadores, que representan a los 195 países signatarios de la Conferencia de Partes que asisten, presentaron un anteproyecto de 48 páginas en que bosquejan lo que podría llegar a ser un acuerdo vinculante por el cual los estados limitarían las emisiones de gas de efecto invernadero en el empeño de mantener el calentamiento global en, o por debajo de, 2 grados Celsius.

“La carta es una pieza importante de la defensa social de la Iglesia, en la medida en que sirve como un registro oficial de nuestras posiciones en esta COP e incluye las reflexiones de nuestros delegados y al término de la primera semana. Continuaremos refiriéndonos a este registro escrito de nuestro compromiso y de nuestras posiciones según continuamos estableciendo relaciones con los estados miembros y con la sociedad civil  mucho después de este COP. Entablar asociaciones  a largo plazo es importante”, dijo Lynnaia Main, funcionaria encargada de relaciones globales de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera y su enlace con las Naciones Unidas.

“Ponerse en contacto con los negociadores que están representando a sus países, a través de sus misiones permanentes en la ONU, es clave para influir en el resultado al comienzo de la COP. En una carta anterior, les dimos a conocer nuestras posiciones oficiales, cómo y dónde estaríamos presente en la COP21 y les invitamos a nuestro culto”, dijo ella. “Como miembros de la sociedad civil, no tenemos voz y voto en la mesa por nosotros mismos, de manera que contactamos a las misiones permanentes para decirles lo que creemos y pedirles que tomen en consideración nuestras posiciones, las cuales contribuyen a encontrar áreas de mutuo interés en las cuales podríamos trabajar juntos”.

Los estados miembros intentaron alcanzar un acuerdo semejante para limitar los gases de efecto invernadero durante las conversaciones del clima celebradas en Copenhague en 2009, pero no pudieron adoptar un tratado. De llegar los estados miembros a alcanzar un acuerdo aquí, la labor promocional continuaría ya que los países por separado deben entonces ratificar y poner en vigor los términos acordados, añadió Main.

Además de agradecerles a los embajadores por la labor llevada a cabo por sus países hasta ahora, la carta reiteraba la plataforma de la Iglesia Episcopal respecto al cambio climático y el medio ambiente.

Episcopales que participaron del culto en la catedral de la Santa Trinidad en París el 6 de diciembre. Foto de Jere Skipper.

Episcopales que participaron del culto en la catedral de la Santa Trinidad en París el 6 de diciembre. Foto de Jere Skipper.

Main es parte de una delegación de ocho miembros que representa oficialmente al Obispo Primado y a la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera en la 21ª. Conferencia [anual] de Partes, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2015. La Domestic and Foreign Missionary Society (DFMS) es el nombre legal y canónico con el cual la Iglesia Episcopal está incorporada, funciona empresarialmente y lleva a cabo la misión, incluida la Organización de Naciones Unidas.

Más de 40.000 personas, entre ellas jefes de Estado, delegados, líderes empresariales, activistas y representantes de organizaciones no gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil asisten a la COP21, donde —además de las conversaciones oficiales— tienen lugar simultáneamente paneles, presentaciones y talleres en el Área de Generaciones del Clima, o en la “Zona Verde”, que están abiertos para todos.

 

El Rdo. Brandon Mauai, de la Diócesis de Dakota del Norte, explora el espacio de la exposición de la zona verde en la COP21. Foto de Lynette Wilson/ENS.

El Rdo. Brandon Mauai, de la Diócesis de Dakota del Norte, explora el espacio de la exposición de la zona verde en la COP21. Foto de Lynette Wilson/ENS.

De los paneles sobre energía solar, a explorar la responsabilidad del sector privado en la adaptación y resistencia de proyectos, hasta los aportes integrales a la seguridad alimentaria y las ciudades sostenibles, así como películas, protestas, exposiciones y un culto espontáneo diario auspiciado por la Iglesia Episcopal, la zona verde ofrece a los asistentes de la sociedad civil una oportunidad de escuchar, aprender e interconectarse.

En la “zona azul”, los ministros y funcionarios gubernamentales se esfuerzan en resolver los desacuerdos respecto a la financiación, los papeles que los países desarrollados y en desarrollo desempeñarán en enfrentar el cambio climático, en evaluar y robustecer los compromisos de los países tocante a las emisiones de gas de efecto invernadero y en qué iniciativas deben tomarse a lo largo de los próximos cinco años.

El consenso científico internacional mantiene desde hace mucho que el calentamiento global por encima de los 2 grados Celsius sobre los niveles pre industriales tendría serias consecuencias en los patrones climáticos de la tierra, incluido un aumento de los fenómenos meteorológicos extremos. El anteproyecto, que parece responder a presiones de las personas que viven en las zonas más vulnerables de la tierra, busca limitar el calentamiento entre 1.5 y 2 grados Celsius.

Antes de llegar a Francia para las negociaciones, Estados Unidos, Europa y China, Los mayores emisores de gases de efecto invernadero en el mundo se comprometieron a reducir las emisiones, EE.UU. en un 26-28 por ciento por debajo de los niveles de 2005. Sin embargo, los científicos arguyen que esos objetivos no serían suficientes.

En su carta de agradecimiento, la delegación pidió específicamente que el acuerdo final sostenga los derechos de los pueblos indígenas y que los negociadores se esfuercen por reducir las emisiones de carbón en un 80 por ciento para 2050, que es el objetivo de la normativa enunciada por la Iglesia.

La declaración de la normativa de la Iglesia Episcopal sobre una reducción de un 80 por ciento “coincide con las ideas más avanzadas aquí en la COP21”, dijo el obispo de California Marc Andrus, que es parte de la delegación del Obispo Primado.

Las poblaciones vulnerables, como los residentes de las Islas Marshall, que están en peligro de perder su hogar y su cultura, han dicho que el umbral de 2 grados Celsius “es completamente inaceptable”, comentó él.

“La normativa de la Iglesia Episcopal nos mantendría por debajo de los 2 grados”, dijo Andrus, añadiendo que la normativa de la Iglesia se basa en 20 años de trabajo de base y de acción legislativa en la Convención General.

“Todo lo que hacemos sí tiene mucho rendimiento”, afirmó Andrus. “Las declaraciones normativas que estamos presentando a las personas aquí en la COP21 son el resultado de décadas de miles de personas interviniendo con sus pasiones y su pericia y lo estamos expresando aquí”.

El Muy Rdo. Mark Richardson, presidente y decano de la Escuela de Teología de la Iglesia del Pacífico, a la derecha, habla con un feligrés luego de la eucaristía del 6 de diciembre en la catedral de la Santa Trinidad en París. Foto de Jere Skipper.

El Muy Rdo. Mark Richardson, presidente y decano de la Escuela de Teología de la Iglesia del Pacífico, a la derecha, habla con un feligrés luego de la eucaristía del 6 de diciembre en la catedral de la Santa Trinidad en París. Foto de Jere Skipper.

La Iglesia Episcopal está presente en 17 países y también es miembro de la Comunión Anglicana que existe en 164 países. Como tal, la Iglesia Episcopal ofrece una perspectiva única, dijo Main, añadiendo que su presencia en la COP21 es una importante oportunidad de construir relaciones y de encontrar áreas de interés mutuo.

“Los estados miembros aprecian que las iglesias estén presentes en la base de una manera muy genuina, estamos donde las personas se reúnen, donde las personas comparten su vida los unos con los otros”, añadió Main. “No somos un proyecto, no venimos a brindar ayuda y luego a irnos, somos parte del tejido social de las comunidades, y tenemos cosas que decir en nombre de esas comunidades… En el contexto de la ONU entienden cuan importante es que sí aportemos esa voz y entendimiento auténticos”.

Este año es la primera vez que los episcopales se unen con otras denominaciones y organizaciones de carácter religioso —presbiterianos, bautistas, metodistas y miembros de la Sociedad de los Amigos [cuáqueros] entre otros— en la conferencia anual sobre el cambio climático.

La delegación del Obispo Primado llegó a París el 5 de diciembre y al día siguiente asistió a “Fe y cambio climático: tendiendo un puente de comunicaciones”, el última de una serie de foros matutinos dominicales en la catedral de la Santa Trinidad [Cathedral of the Holy Trinity] en París para crear conciencia sobre el cambio climático y sus efectos. El Rdo. Fletcher Harper, director ejecutivo de GreenFaith y sacerdote de la Diócesis de Newark, moderó el foro y más tarde predicó durante la eucaristía.

Harper y la Rda. Sally Bingham, presidente y fundadora de Interfaith Power & Light, que le hará una presentación más adelante esta semana a funcionarios de la zona azul, se unieron a la delegación y a otras voces religiosas presentes en la COP21.

“Estamos aquí para demostrar que el cambio climático es un problema profundamente moral, que afecta a millones y millones de personas en todo el mundo, que degrada la creación de Dios, la cual es una dádiva increíble a la que todos somos llamados a cuidar”, dijo Harper en una entrevista con Episcopal News Service luego del oficio en la catedral.

La comunidad de fe, dijo él, asiste a la conferencia en particular para estar con las personas que son más vulnerables a los efectos del cambio climático. Durante su sermón, él señaló que además de las declaraciones cristianas sobre el medio ambiente, incluida la encíclica medioambiental del papa Francisco, existen enérgicas declaraciones islámicas, hindúes, judías y budistas sobre el medio ambiente.

— Lynette Wilson es reportera y redactora de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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