El ‘Tour Contra la Trata de Personas’ de San Joaquín se propone crear conciencia y eliminar la esclavitud

Por Pat McCaughan
Posted Sep 16, 2015

Tour Map-proof-2-lower-res[Episcopal News Service] Diana Cisneros, de 29 años y residente en Bakersfield, California, ha dedicado gran parte del 13 de septiembre a ayudar a víctimas de la trata de personas a encontrar un refugio seguro.

“Mi marido iba rumbo a la iglesia y vio a esta muchacha que salía corriendo descalza de un hotel, y para él fue una señala de alarma”, le dijo ella a Episcopal News Service al día siguiente.

“Él detuvo el auto y conversó con ella, que resultó ser una víctima de la trata de personas. Pudimos lograr ayudarla y le conseguimos un lugar seguro”, dijo Cisneros, quien también fue una sobreviviente de la trata.

Cisneros aparece en el documental The Trafficked Life, que destaca una serie de entrevistas a supervivientes y es un hito del Tour Ciclista contra la Trata de Personas que auspicia la Diócesis Episcopal de San Joaquín del 2 al 23 de octubre, con vistas a crear conciencia y recaudar fondos para frenar la trata de personas en la zona del Valle Central de California, según dijo el obispo David Rice.

Poco después de su elección en 2014, Rice se dio cuenta de que “el Valle Central de California era un camino y un importante filón para la trata de personas”, sin embargo, pocos parecían estar al tanto de su existencia o de la devastación humana que causaba, apuntó.

Las formas comunes de la trata de personas se valen del fraude, la fuerza y la coerción para clasificar a las personas para el trabajo migrante o situaciones sexuales como medio de lucro.

Rice, quien fuera obispo en Nueva Zelanda, abordó el problema con un hikoi —un término maorí que significa un movimiento físico deliberado con un fin; en este caso unir a la Iglesia y a agrupaciones comunitarias para crear conciencia y recaudar fondos para buscar las soluciones.

Para Rice, un entusiasta ciclista, hacer esta vuelta en bicicleta a través de la diócesis parecía natural. Hasta ahora 40 participantes se han inscrito para hacer una parte o la totalidad del recorrido que dura 18 días: una ruta de 1198 kilómetros que va, a través de las montañas, desde Taft hasta Modesto.

Ciclistas de todas las categorías tienen la opción de participar en uno o todos los trayectos de la ruta, que incluye 26 escalas en cada una de las parroquias y misiones de la diócesis, y de elegir a cuál de las seis organizaciones locales que combaten la trata de personas desean ayudar.

El cineasta Michael Fagans dijo que el documental The Trafficked Life se ha exhibido a través de la diócesis, junto con la participación de paneles de activistas locales. “Comunidad por comunidad, estamos cultivando el suelo de manera que, cuando llegue el tour no tengamos que informarle a la gente”, dijo Fagans a ENS. “Ya habremos tocado sus corazones”.

La trata de personas “trasciende todos los estratos económicos, trasciende la raza”, añadió Fagans, que también participa en el tour como ciclista. La película y el tour han suscitado un amplio apoyo tanto ecuménico como de otras diócesis de la Iglesia y hasta la fecha ha recaudado alrededor de $13.000.

Las estadísticas muestran que California tiene tres importantes zonas de trata de personas: San Diego, San Francisco y el Valle Central, dijo Rice.

Pero las estadísticas acerca de la preponderancia de la trata de personas suelen ser “difíciles de conseguir”, dijo Cisneros. “Estamos hablando de una organización criminal clandestina”. Pero se calcula que hay aproximadamente 300.000 jóvenes en Estados Unidos, menores de edad, que están en peligro de ser víctimas de explotación sexual, afirmó.

La oficina del Fiscal General de California calculaba en 2010 que unos 12,3 millones de personas en todo el mundo han sido víctimas de trata de personas o son esclavos modernos, de las cuales menos del 1 por ciento son identificadas.

Cisneros contó que su padre, que era predicador, la sometió a trata sexual con extraños desde los 7 a los 16 años. A esa edad, ella se fue de su casa y buscó ayuda con algunos parientes en otro estado, dijo.

“El abuso sexual te quebranta y distorsiona completamente tus ideas”, dijo ella. “Yo me sentía muy temerosa, no confiaba en nadie”. Mediante la ayuda de amigos y de agrupaciones locales que combaten la trata de personas, ella se recuperó y hace poco obtuvo una licenciatura en psicología.

Como miembro del comité gestor de la Coalición Kern Contra la Trata de Personas, una de las seis agrupaciones que participan en el Tour, Cisneros dijo que su objetivo es crear conciencia de que se trata de “un problema muy real y que la gente puede ser parte de la solución”.

Todo el mundo debería llevar el número telefónico de urgencia de la trata de personas para ofrecérselo a alguien que parezca necesitar ayuda, apuntó. También ayuda el prestar atención a señales que pudieran indicar una situación de trata.

“Los tratantes de personas cuentan con una red de personas con las cuales operan; si todos nosotros logramos instruirnos [sobre el tema] podemos ser parte de una red para combatir la trata de personas”, añadió. “Cuanto más amplia sea nuestra red, tanto más víctimas vamos a ser capaces de ayudar”.

Rice estuvo de acuerdo. “La consigna que he adoptado es ‘inconsciencia equivale a complicidad’”, afirmó. “Nuestra tarea es crear conciencia de las dificultades a que se enfrentan las personas y… los delitos que se cometen y que tienen que abordarse”.

  • El número de urgencia del Centro Nacional de Información sobre la Trata de Personas [National Human Trafficking Resource Center] es el (888) 373-7888.

– La Rda. Pat McCaughan es corresponsal de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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