Muestran iniciativas de ministerios ‘revolucionarios y radicales’ a la Iglesia en este trienio

Zonas de empresa de misión y comienzo de nuevas iglesias apuntan a la evangelización del siglo XXI

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Jun 25, 2015
Bajo la mirada vigilante de anteriores obispos de Pensilvania, un grupo de “pioneros en el ministerio” se sienta en un círculo en la iglesia de Cristo, Filadelfia, y conversa sobre sus experiencias en las Zonas de Empresas de Misión y el proyecto de Comienzo de Nuevas Iglesias de la Iglesia Episcopal. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

Bajo la mirada vigilante de anteriores obispos de Pensilvania, un grupo de “pioneros en el ministerio” se sienta en un círculo en la iglesia de Cristo, Filadelfia, y conversa sobre sus experiencias en las Zonas de Empresas de Misión y el proyecto de Comienzo de Nuevas Iglesias de la Iglesia Episcopal. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

Nota de la redactora: Este es el último de una serie de artículos acerca de la promesa de la Iglesia Episcopal en la 77ª. Convención General de asociarse con diócesis para comenzar estrategias de misión innovadoras. Los artículos anteriores se encuentran aquí.

[Episcopal News Service]  Los primeros tres años del proyecto de la Iglesia Episcopal de concederle mayor libertad a las personas que quieren tratar de llegar a nuevos creyentes de maneras nuevas han enseñado a sus participantes sobre la necesidad de asociaciones y diálogos regulares y la disposición de correr riesgos, estar abiertos a la transformación y de participar por un largo trayecto.

“Lo que quiero que la gente sepa y comience a entender es cuán revolucionario y radical es esto”, dijo Anne Watkins, que preside desde hace poco el Comité Permanente Conjunto sobre Misión Local y Comité del Ministerio del Consejo Ejecutivo.

El comité sopesó las propuestas de los $2 millones que la Convención General asignó para iniciativas de Zonas de Empresas de Misión y Comienzo de Nuevas Iglesias en el presupuesto trienal de las Cinco Marcas de la Misión 2013-2015.

Ahora, con poco más de seis meses para finalizar el trienio, Watkins le dijo a Episcopal News Service que le resulta claro que el proyecto “nos llama a ser fundamentalmente transformados porque tenemos que empezar por mirar las cosas y conversar y hablar y comportarnos de maneras que son radicalmente diferentes de las que estamos acostumbrados”.

Los obispos y los diputados asignaron dinero para el proyecto como parte del compromiso de la Iglesia Episcopal con la primera de las Cinco Marcas de la Misión de la Comunión Anglicana: proclamar las buenas nuevas del reino.

Las zonas se definieron en la resolución que las establecía (A073) como “un área geográfica, como un grupo de congregaciones o como toda una diócesis comprometida con la misión y la evangelización que interactúa con grupos subrepresentados, entre ellos jóvenes y jóvenes adultos, personas de color, pobres y gente de clase obrera, personas graduadas de escuela secundaria o menos y/o personas con poca o ninguna participación —o antecedente— en la iglesia”. Las zonas habían de tener planes estratégicos con líderes adiestrados en antirracismo, desarrollo comunitario intercultural, desarrollo del ministerio y evangelización. Los obispos y otras partes del liderazgo diocesano se esperaría que les concedieran a las zonas “mayor libertad” en lo que respecta a su estatus congregacional, la formación de liderazgo y los tipos de textos litúrgicos que podrían usarse.

Había subvenciones de hasta $20.000 para una zona de empresa de misión y hasta $100.000 para comenzar una nueva iglesia. Las diócesis tenían que tener disponible un monto igual de dinero y estar dispuestas a equiparar las subvenciones. La lista completa de la primera ronda de subvenciones está aquí y la lista de la segunda ronda de subvenciones se encuentra aquí.

En total se otorgaron 40 subvenciones, que van desde el Ministerio Latino a Guerreros del Sueño [Warriors for the Dream], un proyecto de beneficio comunitario en Harlem, y del Centro Comunitario Occidental Kairós [Kairos West Community Center] un centro comunitario en West Asheville, Carolina del Norte, hasta la Abadía [the Abbey] en Birmingham, Alabama, donde el lema es “Pecadores, Santos, Café”. En cuatro casos los episcopales se han asociado con colegas de otras denominaciones para realizar la labor.

La Resolución A012 de la Convención General 2015 propone una continuidad de la financiación. Y el presupuesto del Consejo Ejecutivo de la Iglesia propuso al comité del presupuesto de la Convención aumentar el capital inicial trienal disponible a $3 millones (véase aquí el renglón 27).

Aprender de las experiencias del primer trienio
Watkins, cuyo comité de Misión y Ministerio Locales se volcaron y oraron por cada propuesta para conseguir que los 40 fueran financiados, dijo que el proceso en su totalidad es radical por varias razones, entre ellas el hecho de que la Iglesia oficialmente se ha dispuesto a escuchar “las voces marginadas… tanto de las personas en nuestras parroquias como de las personas en la calle”. La disposición de la Iglesia de “brindarles nuestra confianza y que ellos sean tan capaces de percibir a Dios obrando tal como nosotros profesionales de la Iglesia; creo que es revolucionario porque no lo hacemos muy bien”.

Ha sido un caso de “no sólo hablar del ministerio local o de la misión local o de la obra de Dios localmente, sino de entender en verdad que Dios está obrando localmente y no necesariamente dentro de nuestras estructuras institucionales”, afirmó.

“Dios es mucho más grande que nuestras estructuras institucionales”, continuó Watkins. “Sé que decimos eso y lo creemos, y sé que usamos esas palabras y ciertamente confiamos que las personas en su fuero interno crean eso, y no obstante creo que nos sorprendemos incurriendo en conductas interiorizadas y aprendidas que se oponen enormemente a eso”.

La Rda. Stephanie Spellers, que con Ora Houston copresidía la Comisión Permanente sobre la Misión y Evangelización de la Iglesia Episcopal durante el trienio 2010-2012, dijo que la experiencia mostraba que estas clases de iniciativas misionales necesitan apoyo de sus diócesis además de la ayuda de tipo económica.

(Spellers; la Rda. Deborah Royals, que presidió la comisión en el trienio 2013-2015; y la miembro Megan Anderson formaron el subgrupo de la comisión que desarrolló el proyecto a partir de toda la información reunida durante un trienio de escucha).

Después de las primeras dos rondas de Zonas de Empresas de Misión y Comienzo de Nuevas Iglesias, la Iglesia Episcopal tiene los “relatos de los líderes que se enamoraron de lo que Dios estaba haciendo en el mundo en torno a ellos, y ese era realmente el lugar de lanzamiento”, dice el Rdo. Tom Brackett, misionero para la plantación de iglesias y redesarrollo del ministerio de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

Después de las primeras dos rondas de Zonas de Empresas de Misión y Comienzo de Nuevas Iglesias, la Iglesia Episcopal tiene los “relatos de los líderes que se enamoraron de lo que Dios estaba haciendo en el mundo en torno a ellos, y ese era realmente el lugar de lanzamiento”, dice el Rdo. Tom Brackett, misionero para la plantación de iglesias y redesarrollo del ministerio de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

Si bien “la disposición de la diócesis a contribuir ha sido alentadora” también resultó claro “que no pueden abandonarnos en un rincón sin un obispo y otras personas que entablen una conversación con nosotros”, dijo Spellers.

Llevó tiempo para algunos de la diócesis conectarse con las nuevas iniciativas que se estaban creando en su medio, según Spellers, pero se propagó la noticia a través de la Iglesia, y otras diócesis que no hicieron propuestas de asociaciones en la nueva empresa se sintieron dejadas fuera.

“Creo que es una buena señal cuando algo tiene bastante impacto que otra gente mire y pregunte, ‘¿cómo es que no tenemos una de esas zonas de empresas de misión?’”, dijo Spellers.

Pero en este primer trienio, varias cosas comenzaron a surgir como temas, agregó Spellers, gracias en parte a la manera en que el Rdo. Tom Brackett reunió a los líderes de las iniciativas y, en ocasiones, a algunos de sus obispos y otros funcionarios diocesanos, para sostener conversaciones acerca de su quehacer. Brackett es el misionero de la DFMS para la plantación de iglesias y el redesarrollo del ministerio.

(La Domestic and Foreign Missionary Society (DFMS) es el nombre legal y canónico con el cual la Iglesia Episcopal está incorporada, funciona empresarialmente y lleva a cabo la misión).

Brackett dijo que su objetivo ha sido formar una comunidad de aprendizaje cuyos miembros pudieran “reducir el costo del fracaso” en el futuro al transmitir un conocimiento arduamente adquirido.

Durante una reunión en abril en la iglesia de Cristo [Christ Church] en Filadelfia, la mayoría de los líderes de las iniciativas se reunieron para intervenir en una de esas discusiones. Una de las cosas que resultó clara, dijo Brackett, fue que a varios de los líderes “realmente no les gustaba la idea de que los vieran dirigiendo un experimento” porque algunos de ellos habían venido de otros estados para hacer este trabajo y no querían que la estructura diocesana los desenchufara después de tres años.

Durante una reunión reciente en la iglesia de Cristo, en Filadelfia, los líderes del proyecto Zonas de Empresa de Misión y Comienzo de Nuevas Iglesias apuntaron en notas adhesivas una lección que les costó algo, y que ellos esperaban que al compartirla no le costara mucho a otros. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

Durante una reunión reciente en la iglesia de Cristo, en Filadelfia, los líderes del proyecto Zonas de Empresa de Misión y Comienzo de Nuevas Iglesias apuntaron en notas adhesivas una lección que les costó algo, y que ellos esperaban que al compartirla no le costara mucho a otros. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

Los líderes llenaron parte de la pared de un salón de reuniones con notas adhesivas en las cuales apuntaron una lección que les costó algo y que ellos querían transmitir a otros con la esperanza de que los futuros líderes puedan evitar pagar ese precio. Una de las oraciones dice: “No importa cuando creas que sabes ni los muchos años que has estado en el ministerio, aún puedes ser capaz de recibir nuevos conocimientos con corazón humilde del que probablemente menos lo sospeches”.
Mientras los líderes, a quienes Bracket llamó “pioneros en el ministerio”, se sentaban en un círculo y conversaban de sus experiencias, muchos advirtieron que sentían lo que uno de ellos llamó “aislamiento del día a día”.

Sentados en el círculo exterior y escuchando esos comentarios estaban los participantes en la Conferencia de Ejecutivos Diocesanos de la Iglesia Episcopal, que también se reunieron en Filadelfia. “Ayúdenos a derribar los silos”, le pedía uno de los líderes de la iniciativa misional a los miembros de CODE.

Otra dijo que se sentía agradecida por haberle “concedido la flexibilidad de intentar algo, que no había funcionado y luego volver e intentar otra cosa—en ocasiones ayudándola a recuperarse y probar algo más”.

Una líder misional dijo que quería compartir con el grupo grande un asunto que había surgido con frecuencia en las discusiones en los grupos pequeños: cuán difícil es tener que dedicar la mayor parte del tiempo a recaudar dinero para su ministerio. “Nos preocupamos del dinero todo el tiempo”, dijo. “Tendríamos muchísima más libertad para ocuparnos del ministerio si eso fuera menos cierto”.

Después que los miembros del CODE pasaron al círculo interno y los líderes misionales se mudaron al borde exterior, uno de los miembros del CODE dijo que los líderes diocesanos debían de escuchar las historias acerca de cómo esos ministerios están transformando vidas. “Ayúdennos a adquirir nuevos ojos”, dijo otro.

Encontrar un nueva forma de medir la misión y el ministerio de la Iglesia
Los proyectos también han vuelto a suscitar la debatida nueva cuestión de si el informe parroquial anual que toda congregación de la Iglesia debe presentar, mide realmente la totalidad de la misión y ministerio de una congregación.

“Ahora mismo, yo creo que nuestro informe no nos permite levantarnos y celebrar y aprender de” las experiencias ministeriales de congregaciones, dijo Spellers. “[Ese informe] tiende a inclinarse hacia lo que obtienen las cifras”, recalcó ella. No quiere decir que los números no importen. Yo tampoco estoy necesariamente en ese campo”.

Ella y otros quieren que la Iglesia celebre tanto la congregación pequeña y nueva que están entablando “una nueva conversación respecto a quién es Jesús y cómo vivimos en su cuerpo” y la parroquia de 2000 miembros con todos sus ministerios.

El Rdo. Andrew Green, presidente del Comité sobre el Estado de la Iglesia de la Cámara de Diputados, dijo que su comité está de acuerdo con ese deseo. “Hay muchísimas historias allí y necesitamos un vehículo para compartirlas”, le dijo él a ENS en una entrevista reciente.

Y agregó, la Iglesia necesita un modo de medir la vitalidad de las congregaciones. Por tanto, el comité propuso en su informe a la Convención, la Resolución A038 que le pide a la Iglesia que cree un “índice de vitalidad congregacional”. La resolución se produjo en parte como respuesta a la Resolución 2012-A010, que le pedía al comité que identificara que nueva información debía añadirse al informe basada en “cambios actuales y realidades nuevas” en la Iglesia.

“Si bien el Informe Parroquial de la Iglesia Episcopal contiene datos estadísticos vitales que debemos saber, no es ni la única forma, ni tal vez la mejor, de evaluar la vitalidad congregacional”, dice la explicación de la Resolución A038, haciendo notar que algunas diócesis han añadido una “quinta página” al informe en “un intento de captar una sensación de apasionantes nuevos ministerios y signos de una novedosa y creciente profundidad espiritual, aunque otros parámetros puedan estar estáticos”.

El cartel de la página de Facebook del Centro Comunitario del Oeste Kairós resume los objetivos de la organización. El ministerio de Asheville, Carolina del Norte, responde a la iniciativa de 1 año de existencia de “la Iglesia en el mundo” de la catedral de los Fieles Difuntos [Cathedral of All Souls] en Asheville y la Diócesis de Carolina del Norte Occidental. El ministerio, que tiene su sede en una antigua tienda de tejidos en la cada vez más aburguesada Hayward Road de West Ashville, recibió una subvención de Zona de Empresa de Misión. Foto Centro comunitario del Oeste Kairós vía Facebook.

El cartel de la página de Facebook del Centro Comunitario del Oeste Kairós resume los objetivos de la organización. El ministerio de Asheville, Carolina del Norte, responde a la iniciativa de 1 año de existencia de “la Iglesia en el mundo” de la catedral de los Fieles Difuntos [Cathedral of All Souls] en Asheville y la Diócesis de Carolina del Norte Occidental. El ministerio, que tiene su sede en una antigua tienda de tejidos en la cada vez más aburguesada Hayward Road de West Ashville, recibió una subvención de Zona de Empresa de Misión. Foto Centro comunitario del Oeste Kairós vía Facebook.

El Muy Rdo. David duPlantier, deán de la iglesia catedral de Cristo [Christ Church Cathedral] en Nueva Orleáns, se muestra de acuerdo. “Medimos algo que era importante en 1967 y era importante en 1980 y es importante ahora en alguna medida”, le dijo él a ENS en una entrevista reciente. “Pero la asistencia dominical, los miembros bautizados, cuándo dinero obtenemos de ellos, cuando uno mira a miles de personas que están en nuestros espacios episcopales, que están haciéndose conscientes de nuestra ‘marca’, que tal vez se sienten cómodos al dar otro paso dentro de nuestra comunidad cultual —eso no lo medimos”.

Junto con todas las otras razones de encontrar maneras de medir ese ministerio, dijo duPlantier, la otra razón de hacerlo es contrarrestar la impresión de algunos episcopales de que su Iglesia se está achicando y tornándose irrelevante, una impresión con la cual duPlantier no está de acuerdo.

(El informe parroquial incluye las cifras de los miembros bautizados y comulgantes activos, el promedio de asistencia dominical, el número total de oficios y sus tipos, la matrícula de la escuela dominical, mayordomía y otra información económica, entre otras cifras estadísticas. Una copia del formato del informe parroquial 2014 se encuentra aquí).

Entre tanto, la Comisión Permanente sobre la Misión y Evangelización de la Iglesia Episcopal propuso una revisión diferente al informe parroquial en su informe a la Convención 2013-2015. La Resolución A084 agregaría una sección para que las congregaciones añadan sus actividades en tanto se relacionen con las Cinco Marcas de la Misión. También agregaría una categoría de asistencia llamada Promedio de Asistencia Distinta, definida como la asistencia semanal a todos los oficios de culto no dominicales.

La Resolución A084 también le permitiría a comunidades tales como las formadas como zonas de empresa de misión y comienzo de nuevas iglesias empezar a presentar informes parroquiales y a captar algo de la información acerca de esa labor.

Para algunos “el alcance del trabajo que han propuesto va a ser mucho más largo que el trienio y va a exigir que ahonden más en la comunidad que lo que la típica comunidad religiosa o iglesia tiende a hacer. Luego, ¿cómo medimos su progreso?”, preguntó Brackett.

El comité legislativo sobre vitalidad congregacional tomará en cuenta ambas resoluciones, así como la A085 y la A012, que continuarían la iniciativa de Zonas de Empresa de Misión y Comienzo de Nuevas Iglesias. Todas las resoluciones asignadas al comité hasta la fecha están aquí.

¿Cómo se presentaría el proyecto del próximo trienio?
Suponiendo que la financiación prosiga en el trienio 2016-2018, Watkins dijo que ella espera que las iniciativas de Zonas de Empresa de Misión y Comienzo de Nuevas Iglesias llevarán a “obispos y su personal, incrementando su capacidad de usar un lenguaje diferente, a aplicar diferentes clases de lentes para mirar las cosas a fin de permitir una mayor libertad” en los comienzos de un ministerio.

Y agregó ella, “me gustaría ver que llegan propuestas de lugares de los cuales ni siquiera hemos hablado en este trienio”.

Brackett cree que la financiación local para ministerios tales como estos es difícil de conseguir con la actual estructura de la Iglesia, pero está allí. Se pregunta si un grupo de congregaciones podría recaudar el dinero que ascienda al monto que exigen las subvenciones como equiparación y también si se comprometería a aprender a apoyar tales nuevos ministerios de manera regular, con la ayuda de los miembros del personal de la DFMS donde sea adecuado.

“Podríamos conseguir muchísimo más de esa manera y podríamos realmente financiar más iniciativas que si acudiéramos estrictamente al presupuesto general diocesano”, apuntó él, añadiendo que el problema de financiar nuevas iniciativas misionales en las diócesis que no tienen dinero para equiparar los fondos podría también abordarse.

Spellers le dijo a ENS que ella espera que la iniciativa de Zonas de Empresa de Misión y Comienzo de Nuevas Iglesias no se ve como una iniciativa “de excepción” concebida tan sólo para el trienio 2013-2015.

“Esto tiene que ser un proceso continuo de experiencia, de aprendizaje, de desarrollo de nuestra capacidad como pueblo en misión, invirtiendo y esencialmente creando un instrumento de investigación y desarrollo para la Iglesia Episcopal”, afirmó ella. “Uno no puede hacer eso en un solo trienio”.

Spellers y Brackett dijeron que esperan más por el entrenamiento de uno en uno de las personas que se sienten llamadas a estos tipos de ministerios. A Spellers le gustaría ver más empeño en evaluar qué tipos de destrezas y dones se necesitan para este tipo de trabajo, así como aprender como Iglesia respecto a la manera de adiestrar a líderes laicos y ordenados en un ministerio empresarial, y formarlos en su quehacer.

“Pienso cada vez más en la sostenibilidad y en la manera de crear una infraestructura sana y flexible de manera que estos ministerios puedan en verdad comenzar a despegar para Dios”, añadió.

“Estoy asombrada y feliz, y lo que sé es que todos sólo estamos arañando la superficie de lo que es necesario para abarcar la misión en nuestro presente, muchos menos en nuestro futuro”.

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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