La Iglesia en Brasil celebra 125 años

En 2015 también se cumplen 50 años de autonomía y 30 años de que se ordenan mujeres

Por Lynette Wilson
Posted Jun 5, 2015

[Episcopal News Service] Durante 125 años la Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil ha estado arraigada en la misión. Lo que comenzó como una misión de la Iglesia Episcopal en EE.UU. ha expandido sus propios campos de misión hasta remotos confines del país más grande de Sudamérica.

En los próximos días, la Iglesia se reunirá en Porto Alegre, el lugar de nacimiento de la Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil, para celebrar no sólo su 125º. aniversario, sino también 50 años de autonomía y 30 años de [que empezara] la ordenación de mujeres.

“Es importante celebrar este hito porque es imperativo que la historia y los recuerdos de la Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil se mantengan vivos”. Dijo el arzobispo Francisco de Assis da Silva, primado del Brasil desde 2013, y obispo de la Diócesis del Brasil Sudoccidental. “Es también una oportunidad de celebrar y dar acciones de gracias por la dedicación y la devoción de muchas generaciones y por hacer visible la presencia anglicana en el Brasil”.

En 1890, dos misioneros del Seminario Teológico de Virginia, Lucien Lee Kinsolving y James Watson Morris, se sintieron llamados a comenzar la Iglesia [Episcopal] en Brasil y establecieron una presencia en la ciudad sureña de Porto Alegre, donde hoy se levanta la catedral de la Santísima Trinidad. Otros tres misioneros —William Cabell Brown, John Gaw Meem y Mary Packard— vinieron al Brasil en 1891 y establecieron nuevas misiones en Santa Rita do Rio dos Sinos, Rio Grande y Pelotas, explicó da Silva.

Además de las celebraciones del aniversario, la Iglesia presentará una versión del Libro de Oración Común adaptada al contexto brasileño. La obispa primada Katharine Jefferts Schori asistirá a la celebración del 5 al 7 de junio y está programado que dé una conferencia en conmemoración de la ordenación de mujeres.

“La Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil ha invitado a muchos amigos y asociados para celebrar este acontecimiento importante y hermoso”, dijo da Silva, añadiendo que la Iglesia en el Brasil no ha estado sola en su misión, sino que ha trabajado con asociados religiosos. “Somos ecuménicos tanto en nuestras almas como en nuestras acciones. Es importante que la Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil eche cimientos y edifique comunidades con un espíritu de justicia para los próximos 125 años, tal como ha hecho durante los últimos 125”.

En 1810, cuando el Brasil era aún una colonia portuguesa, la Iglesia Anglicana estableció capellanías para expatriados. Más tarde, después de la independencia y de la separación oficial de la Iglesia y el Estado en 1889, envió misioneros. Sin embargo, los vínculos de afecto se mantuvieron más fuertes con la Iglesia Episcopal desde que Kinsolving y Watson establecieron un campo misionero en 1890 que sería parte de la Iglesia Episcopal en Estados Unidos hasta que la Iglesia brasileña se convirtió en una provincia autónoma de la Comunión Anglicana en 1965.

“Estos misioneros vinieron a trabajar con los brasileños, a diferencia de los británicos que vinieron a trabajar con su propia gente”, dijo el Rdo. Arthur Cavalcante, secretario provincial de la Iglesia, durante una reunión de un comité bilateral en San Pablo a fines de 2014. “Nuestra relación es obviamente más firme con los norteamericanos ya que ellos tomaron la iniciativa de entablar un diálogo con los brasileños”.

En 1907, los empeños misioneros en Brasil dieron lugar al establecimiento de un distrito misionero de la Iglesia Episcopal bajo el liderazgo de Kinsolving, quien para entonces era obispo. En los años cincuenta [del pasado siglo] la Iglesia brasileña comenzó conversaciones acerca de su autonomía, y en 1965 el distrito misionero se convirtió en la Provincia [autónoma] de Brasil. La Iglesia Episcopal continúo su ayuda económica de la Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil hasta 1975.

Después de la autonomía, aunque la Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil mantenía una sólida conexión con la Iglesia Episcopal en EE.UU., comenzó a sentirse aislada. En 1990, al tiempo de la celebración del centenario de la Iglesia, los primados de las dos iglesias convinieron en establecer un comité bilateral para reconectar, restablecer amistades y alentar las asociaciones y las relaciones de compañerismo entre las dos iglesias.

“Ninguna Iglesia vive en el aislamiento”, dijo la Rda. Glenda McQueen, funcionaria de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera (DFMS) a cargo de América Latina y el Caribe, añadiendo que la Iglesia en el Brasil presenta una oportunidad para las asociaciones. “La Iglesia en el Brasil es responsable de la misión de la Iglesia en esta parte del continente, pero la Iglesia en el Brasil también necesita e invita a sus hermanos y hermanas de la Iglesia en otras partes del mundo a venir y compartir, a venir y aprender, a venir y experimentar a Dios en este contexto, y para nosotros en la Iglesia Episcopal esta es una magnífica oportunidad para la misión y el ministerio”.

Siendo una joven provincia de la Comunión Anglicana, la energía y la vida abundante de la Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil sirven no sólo como un ejemplo para otros, sino como una oportunidad de re-energizarse, de aprender y de crecer, y de compartir esa energía, dijo McQueen.

La Iglesia Episcopal continúa enviando misioneros al Brasil: Mónica Vega y Heidi Schmidt son misioneros nombrados por la Iglesia que sirven en la provincia, y la misionera Rachel McDaniel del Cuerpo de Servicio de Jóvenes Adultos (YASC) está prestando servicio en la Diócesis de Brasil Sudoccidental. Se espera que otros dos misioneros del YASC se dirijan al Brasil más adelante este año. La Diócesis de Pensilvania Central y la Diócesis de San Pablo, y la Diócesis de Brasilia y la Diócesis de Indianápolis tienen relaciones de compañerismo vigentes.

Además de buscar asociaciones con la Iglesia Episcopal, la Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil auspició recientemente una reunión de tres días de las iglesias [anglicanas] de habla portuguesa, entre las que se cuentan algunas de Angola, Mozambique y Portugal, para promover la expresión de la Iglesia en portugués y establecer relaciones y asociaciones en misión.

“Ciento veinticinco años después que vinieran los misioneros, Brasil sigue siendo en gran medida una tierra de misión”, dijo Cavalcante. “Hay aun muchísima necesidad de apoyo: Brasil es enorme y necesitamos misioneros para trabajar en zonas donde la Iglesia está subrepresentada, en lugares como la Amazonia, que abarca 3,5 millones de kilómetros cuadrados, lugares donde sólo se llega por barco y en el nordeste”.

El Brasil es el quinto país del mundo en extensión y en población, con más de 200 millones de habitantes. Aunque el catolicismo romano ya no es la religión patrocinada por el Estado, el Brasil tiene más catolicorromanos —123 millones— que ningún otro país del mundo.

A diferencia de otras iglesias protestantes y evangélicas, que en los últimos años han ganado adeptos a costa de la Iglesia Católica Romana en Sudamérica, la Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil predica un evangelio social destinado a que las congregaciones y comunidades participen en conversaciones que aún se consideran tabúes en ciertos círculos.

“Entendemos que el evangelio no debe proclamarse sólo como salvación del alma, sino del ser integral”, dijo Filadelfo Oliveira Neto, obispo de Rio de Janeiro, durante la reunión de un comité bilateral.

Pese a tener una de las economías de más rápido crecimiento durante el último decenio —la mayor economía de América del Sur y la séptima del mundo con una creciente clase media— el Brasil tiene uno de los índices más altos de desigualdad de ingresos en el mundo. El acceso a la tierra y a una vivienda costeable, altos niveles de violencia doméstica, racismo y homofobia, discriminación y explotación que afecta a un elevado número de migrantes que trabaja en la economía informal son problemas que no salen a relucir entre gente educada, pero son problemas que la Iglesia aborda.

La Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil, a diferencia de otras denominaciones cristianas, asume un enfoque más integrado al predicar el evangelio. Ofrece un evangelio social a la sociedad brasileña, al abogar por los derechos de los homosexuales, e iniciar diálogos destinados a abordar el problema epidémico de la violencia contra las mujeres, y al manifestarse a favor de los pueblos indígenas y el movimiento de los obreros rurales sin tierra.

“Es aún una Iglesia minoritaria, y puesto que es más “liberal” ha desarrollado su propia identidad… Ofrecemos una teología diferente de la teología catolicorromana que es más tradicional y eso puede resultarle incómodo a la gente”, dijo Cavalcante. “La Iglesia Anglicana es un lugar donde puedes tener una visión alternativa de cómo ser la Iglesia y de qué es la Iglesia”.

— Lynette Wilson es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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