Iglesias coordinan campaña de socorro en el dilatado conflicto de Sudán del Sur

Por Matthew Davies
Posted May 26, 2015
Entre los suministros de alimentos distribuidos por SUDRA se incluyen maíz, frijoles, aceite de cocinar y otros artículos esenciales. Foto/ SUDRA.

Entre los suministros de alimentos distribuidos por SUDRA se incluyen maíz, frijoles, aceite de cocinar y otros artículos esenciales. Foto/ SUDRA.

[Episcopal News Service] Mientras el violento conflicto en Sudán del Sur prosigue en su 17º. mes, la Iglesia Episcopal en el país devastado por la guerra y sus asociados globales mantienen su firme compromiso de proporcionarles ayuda inmediata a los cientos de miles de desplazados internos y de alcanzar el objetivo último de la paz y la reconciliación.

“En medio del conflicto y la tribulación, Dios no puede olvidar a su pueblo independientemente de su desobediencia”, dijo a Episcopal News Service el Rdo. Joseph El-hag Abe Natana, director general de la Agencia Sudanesa para Desarrollo y Ayuda (SUDRA, por su sigla en inglés), al tiempo que Naciones Unidas reportaba que más de 300.000 personas sin “socorro” en el estado Unidad, a lo largo de la frontera entre el Sudán y Sudán del Sur, luego que intensos combates forzaran el retiro de las agencias internacionales de ayuda.

“Dios siempre suscita expectativas con un mensaje de esperanza de que liberará a su pueblo. De aquí que la respuesta humanitaria, las oraciones y la intervención de muchas naciones en pro de la paz, tanto en el ámbito regional como internacionalmente, se vea como el cuidado, la ayuda y la intervención de Dios”, dijo Natana, sacerdote de la Iglesia Episcopal de Sudán del Sur y del Sudán.

Sudán del Sur se convirtió en la nación más joven del mundo en julio de 2011, cuando se separó del norte mediante un referendo sobre la independencia que siguió a casi medio siglo de guerra civil.

Pero un nuevo conflicto estalló en diciembre de 2013 después que el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, acusó a su ex vicepresidente Riek Machar de conspirar para dar un golpe de Estado.

Aunque el conflicto comenzó a partir de una disputa política dentro del partido de gobierno, no tardó en transformarse en una guerra tribal entre los dinkas, fundamentalmente aliados de Kiir, y los nueres, partidarios de Machar, ahora un líder rebelde.

Pese a varios intentos de llegar a una paz negociada entre los dos líderes, la lucha ha continuado, y más de 1,5 millones de personas permanecen internamente desplazadas y en necesidad perentoria de ayuda humanitaria.

SUDRA ayuda a coordinar raciones de alimentos para las personas internamente desplazadas. Foto/SUDRA.

SUDRA ayuda a coordinar raciones de alimentos para las personas internamente desplazadas. Foto/SUDRA.

En respuesta a la crisis actual, agencias anglicanas y agrupaciones afiliadas están ayudando a SUDRA, el brazo de ayuda y desarrollo de la Iglesia Episcopal del Sudán del Sur y del Sudán, a proporcionar alimento de emergencia para socorrer a las personas internamente desplazadas a través del sur, particularmente poblaciones vulnerables de niños, mujeres y ancianos. Los suministros de alimentos incluyen maíz, frijoles, aceite de cocinar, sal y otros ingredientes esenciales.

La Alianza Anglicana —que conecta y fortalece las actividades de desarrollo, ayuda y promoción social de iglesias, agencias y redes de la Comunión Anglicana— reconoce a SUDRA como la agencia directriz y el asociado fundamental para la respuesta coordinada de la Iglesia al conflicto de Sudán del Sur.

La Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo es una de las asociadas que ha apoyado a SUDRA por más tiempo, y continúa apoyando su labor de abordar la creciente crisis humanitaria en Sudán del Sur, especialmente en revisar las valoraciones de emergencias, en la planificación de las actividades del programa, en la preparación de informes, así como en llevar a cabo auditorías y evaluaciones.

Nagulan Nesiah, encargado principal del programa para respuestas a desastres y reducción de riesgos de la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo, dijo que las iniciativas de la Alianza Anglicana en la movilización de todos los asociados anglicanos para respaldar un empeño coordinado “han mejorado los esfuerzos de respuesta a desastres proporcionando un modo de consolidar fondos donados por varios asociados para apoyar una estrategia abarcadora”.

La Agencia Episcopal para Ayuda y Desarrollo sigue colaborando con SUDRA en el fortalecimiento de la preparación y respuesta a los riesgos de desastres. Estuvo entre otras 12 agencias anglicanas que crearon juntas el instrumento “Pastores y Desastres”, un recurso concebido para perfeccionar las iniciativas de respuesta a desastres dentro de la comunidad de ayuda y desarrollo anglicana.

“La situación en Sudán del Sur sigue intensificándose”, dijo Nesiah. “la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo se siente agradecida por la asociación con SUDRA y la Alianza Anglicana mientras sigue apoyando el ministerio de atención de la Iglesia a comunidades y personas subatendidas afectadas por una crisis actual”.

Natana identificó las prioridades de SUDRA como proporcionar socorro alimentario de emergencia, oración y asesoramiento, desarrollo de [una estrategia] de paz y de rehabilitación y programas de apoyo psicológico a las decenas de miles de personas internamente desplazadas. “Estas personas son menesterosas y vulnerables, necesitan ayuda humanitaria”, especialmente los niños, las mujeres y los ancianos, afirmó.

Él encomió el apoyo y la labor coordinadora de la Alianza Anglicana que “le ha permitido a SUDRA resultar más eficaz a la hora de proporcionar ayuda y apoyo a personas desplazadas internamente a través de Sudán del Sur.

“La asociación global es primordial porque la crisis no ha terminado”, afirmó. “Se sigue combatiendo y prosigue el desplazamiento que exige entrega de socorros, negociaciones de paz, presiones políticas y promoción a favor de un Sudán del Sur pacífico”.

La Iglesia Episcopal en Estados Unidos tiene asociaciones de larga data con la Iglesia Episcopal de Sudán del Sur y del Sudán a través de las relaciones de diócesis compañeras, de los programas de la Agencia Episcopal de Ayuda y Desarrollo, de la labor de promoción social de la Oficina de Relaciones Gubernamentales y del apoyo y la solidaridad de la Oficina de Relaciones Globales.

Las actuales relaciones de compañerismo incluyen: Albany (Nueva York) con la Provincia del Sudán; Bethlehem (Pensilvania) con Kajo Keji; Chicago con Renk; Indianápolis con Bor; Misurí con Lui; Rhode Island con Ezo; Virginia Sudoccidental con la Provincia del Sudán y Virginia con la Provincia del Sudán.

También existen asociaciones a través de varias redes, tales como los Amigos Americanos de la Iglesia Episcopal del Sudán y Esperanza con Sudán del Sur.

“Como hermanos y hermanas en el cuerpo de Cristo, seguimos comprometidos a respaldar al pueblo de la Iglesia Episcopal de Sudán del Sur y del Sudán mientras se esfuerzan en brindarles socorro a los sufridos sudaneses del sur, al mismo tiempo que se labora por una paz con justicia”, dijo el Rdo. Ranjit K. Mathews, encargado de relaciones globales e interconexiones de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera [DFMS]. “Existen sólidas relaciones diocesanas de variada índole entre la Iglesia Episcopal y la Iglesia Episcopal de Sudán del Sur y del Sudán que seguirán siendo un sitio donde se comparte la información y, más importante aún, donde se ofrecen la oración y la solidaridad”.

AFRECS le está proporcionando ayuda de emergencia a varios obispos sudaneses cuyo desplazamiento de sus diócesis ha dado lugar a su relocalización, tanto dentro de Sudán del Sur como en algunos países vecinos, “lo cual les ha dejado virtualmente sin recursos para sostenerse, a ellos y sus familias, o para extender el cuidado pastoral a sus dispersas congregaciones y clero”, dijo a ENS Richard Parkins, director ejecutivo de AFRECS.

Si bien la situación de seguridad en Juba, la capital de la nación, es relativamente estable, las regiones fronterizas, tales como el Alto Nilo y Kadugli, ricas en petróleo, se han visto seriamente afectadas por el conflicto, así como por los esfuerzos desestabilizadores del gobierno de Jartum en el norte.

AFRECS ha estado ayudando a financiar la labor del obispo Andudu Elnail en tanto él capta y capacita pastores en la Diócesis de Kadugli “donde la gente de las montañas de Nuba sigue viviendo con temor debido a los constantes asaltos de Jartum contra el pueblo de Nuba”, dijo Parkins.

Un proyecto experimental de pacificación en Bor (Alto Nilo), una región que ha experimentado algunos de los más terribles sufrimientos resultantes del conflicto intertribal, comenzará a fines de mayo. El proyecto es una colaboración entre la Alianza Anglicana, asociados de iglesias del Reino Unido y Estados Unidos y de la Comisión de Justicia, Paz y Reconciliación de la Iglesia Episcopal de Sudán del Sur y del Sudán.

AFRECS, juntos con otros asociados de EE.UU., también está ayudando a apoyar las iniciativas de paz y reconciliación en el campamento de refugiados de Kakuma, en Kenia, donde viven miles de refugiados que tienen las mismas identidades tribales de los que luchan entre sí en Sudán del Sur, explicó Parkins. “Estos empeños tienen por objeto poner a prueba los medios de reunir a las diversas facciones con la esperanza de que la reconciliación creada en el campamento ofrecerá un modelo para lo que podría llegar a lograrse en Sudán del Sur, donde las iniciativas de paz puedan llevarse a cabo de manera realista”, apuntó.

El consejo de Iglesias de Sudán del Sur, un movimiento ecuménico que agrupa a varias denominaciones cristianas, ha presionado por tener un lugar en la mesa de negociaciones, pero sus peticiones de un cese al fuego han sido en gran medida ignoradas, siguió diciendo Parkins. Entre tanto, AFRECS y otros asociados en Estados Unidos y en el Reino Unido “siguen alentando las iniciativas de pacificación como medios de llevar esperanza a una nación cansada de guerrear, donde miles de personas están sufriendo y siendo rehenes de la intransigencia de los líderes del gobierno y de sus adversarios rebeldes”.

Una consecuencia de décadas de guerra civil entre el norte y el sur seguidas por un conflicto interno alimentado por diferencias políticas” ha sido el surgimiento de una cultura de la violencia que no se ha limitado a la guerra tribal/étnica que ha afectado a tantas partes de Sudán del Sur, sino que resulta en expresiones violentas de venganza y represalia entre otras tribus y subtribus”, añadió. “Esta proliferación de la violencia podría frustrar seriamente el futuro de las iniciativas de pacificación. Esta situación hace que el fin del conflicto sea aun más urgente”.

— Matthew Davies es redactor y reportero de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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