Líderes religiosos se unen a líderes del mundo empresarial para ponerle fin al azote de la esclavitud

Un arzobispo le dice a la UNCSW que la trata de personas existe por culpa de un mercado codicioso.

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Mar 23, 2015
Barbara Schafer, presidente de la junta de la Ofrenda Unida de Gracias, hace un comentario durante un foro sobre violencia sexual y trata de personas auspiciado por la Oficina de la Comunión Anglicana ante las Naciones Unidas como un evento paralelo a la 59ª. Sesión de la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición de la Mujer, que tuvo lugar entre el 9 y el 20 de marzo. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

Barbara Schafer, presidente de la junta de la Ofrenda Unida de Gracias, hace un comentario durante un foro sobre violencia sexual y trata de personas auspiciado por la Oficina de la Comunión Anglicana ante las Naciones Unidas como un evento paralelo a la 59ª. Sesión de la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición de la Mujer, que tuvo lugar entre el 9 y el 20 de marzo. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

[Episcopal News Service] El número de personas que esclaviza a niños y adultos por dinero se multiplica en el mundo, y los traficantes hacen acumulativamente más dinero que la industria petrolera.

Esa es el cálculo del arzobispo David Moxon, el representante del arzobispo de Cantórbery ante la Santa Sede y director del Centro Anglicano en Roma, quien habló durante un foro reciente en el Centro Denominacional de la Iglesia Episcopal en Nueva York.

Los traficantes tratan a los que esclavizan “como subhumanos, como ganado, como unidades económicas, gente para quienes la dignidad humana, la libertad humana, la oportunidad humana, el potencial humano no existe porque uno puede hacer muchísimo dinero rápidamente”, afirmó.

El foro sobre violencia sexual y trata de personas fue auspiciado por la Oficina de la Comunión Anglicana en las Naciones Unidas como un evento paralelo a la 59ª. Sesión de la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición de la Mujer (UNCSW, por su sigla en inglés), que se reunió del 9 al 20 de marzo. La capilla de Cristo el Señor en el centro denominacional se llenó de público para la presentación de Moxon el 12 de marzo, la primera parte de la cual se dedicó a que los participantes describieran sus esfuerzos por combatir la trata de personas.

La trata de personas y la esclavitud están “motivadas por un empeño comercial lucrativo, motivado por la codicia, razón por la cual hay una demanda masiva”, dijo Moxon.

Es difícil determinar el número de personas atrapadas en este mercado, dijo él, porque :¿cómo puede uno evaluar algo que está oculto?

Cálculos muy debatidos estiman que [la población esclava] oscila entre 25 millones y 40 millones. Moxon cita el cálculo estimativo del Índice Global de la Esclavitud, de 35,8 millones de personas, pero añade que cualquiera que sea el número “es enorme y tiene que frenarse”.

Sin embargo, cuando la policía intenta concentrarse en los tratantes, “los índices de procesamiento penal son más bien bajos, porque [los traficantes] se desplazan, se mudan, cambian fronteras, atraviesan países¨, afirmó él. A los traficantes “los ayuda la mafia internacional, por ejemplo, de un modo que elude bastante bien la acción de la policía internacional”.

Si bien es importantes rescatar a personas [de las redes] de la trata y de la esclavitud, siguió diciendo Moxon, “no podemos dedicar toda nuestra energía al rescate, sino estaríamos rescatando personas hasta el final de los tiempos”.

Él contrarrestó la desolación de este cuadro al describir lo que llamó una nueva estrategia que vincula a líderes empresariales con líderes religiosos más allá de los límites denominacionales para cerrar la llave comercial de la trata de personas y de este modo propiciar la “quiebra de la esclavitud”.

Las probabilidades están en contra de la eliminación de la trata de personas y su frecuente corolario de violencia sexual, dijo Moxon, pero debemos intentarlo porque “el mundo no será libre hasta que esas personas sean libres”.

Cooperación interreligiosa
La estrategia descrita por Moxon para quebrar el control de los traficantes comenzó hace casi dos años cuando el arzobispo de Cantórbery, Justin Welby, y el papa Francisco se reunieron por primera vez. Welby sabía que Francisco había quedado “profundamente conmovido” al amistarse con una sobreviviente de la trata de personas en Argentina. Welby también sabía que, al principio de su papado, Francisco había pedido que se examinara el papel de la Iglesia en la lucha contra la trata de personas y la esclavitud moderna. Por tanto, dijo Moxon, Welby “se sentía confiado” de que el Papa sería receptivo a la sugerencia de que ambas iglesias trataran de colaborar en la lucha contra la trata.

El papa Francisco y el arzobispo de Cantórbery Justin Welby hallaron un terreno común en el problema de la trata de personas desde la primera vez que se encontraron, dijo el arzobispo David Moxon. Foto de la Red Mundial para la Libertad.

El papa Francisco y el arzobispo de Cantórbery Justin Welby hallaron un terreno común en el problema de la trata de personas desde la primera vez que se encontraron, dijo el arzobispo David Moxon. Foto de la Red Mundial para la Libertad.

El resultado último fue la formación de la Red Mundial para la Libertad, que tiene por objeto erradicar la esclavitud moderna y la trata de personas para 2020. Ese objetivo fue el tema de un acuerdo que se dio a conocer el 17 de marzo de 2014 en el Vaticano.

Al mismo tiempo, el filántropo y empresario australiano Andrew Forrest, anglicano, decidió legar la fortuna que hizo en la industria mineral. En medio de ese empeño, su hija le pidió que le prestara atención a la trata de personas. [En consecuencia], él creó la Walk Free Foundation, que busca ponerle fin a la esclavitud moderna. Forrest se acercó a líderes religiosos de todo el mundo para instarles a levantar sus voces contra la trata de personas y la esclavitud moderna y a trabajar juntos para combatirla.

Los organizadores dieron un paso aún mayor el 2 de diciembre cuando 12 líderes religiosos —católicos, anglicanos, musulmanes, hindúes, budistas, judíos y ortodoxos— se reunieron en el Vaticano y firmaron la “Declaración Conjunta de Líderes Religiosos contra la Esclavitud Moderna en el Día Mundial por la Abolición de la Esclavitud.

“A los ojos de Dios, cada ser humano es una persona libre, sea niño o niña, mujer u hombre, y está destinado a existir para el bien de todos en igualdad y fraternidad”, decía la declaración que llamaba a la esclavitud moderna un “crimen contra la humanidad”. Sus signatarios se comprometieron a “trabajar juntos por la libertad de todos los que han sido víctimas de esclavitud y trata de personas, de manera que su futuro pueda restaurarse”.

Lograr tal unanimidad “ha sido difícil, escabroso, turbulento”, señaló Moxon, pero al final “toda la teología…cuajó”. Él resaltó, por ejemplo, que los líderes musulmanes, tanto sunitas como chiitas, firmaron la declaración.

La declaración se firmó apenas semanas después de que el Estado Islámico (ES) anunciara que la esclavitud debía ser fundacional para el nuevo califato que [esa organización terrorista] está luchando por crear, dijo Moxon, calificando ese sentimiento de “profundamente repugnante”.

El papa Francisco y el arzobispo de Cantórbery, Justin Welby, a la derecha en la fila del fondo, se contaron entre los 12 líderes religiosos —católicos, anglicanos, musulmanes, hindúes, budistas, judíos y ortodoxos— que, reunidos en el Vaticano el pasado 2 de diciembre, firmaron la “Declaración Conjunta de Líderes Religiosos contra la Esclavitud Moderna el Día Mundial por la Abolición de la Esclavitud”. Foto de la Red Mundial para la Libertad.

El papa Francisco y el arzobispo de Cantórbery, Justin Welby, a la derecha en la fila del fondo, se contaron entre los 12 líderes religiosos —católicos, anglicanos, musulmanes, hindúes, budistas, judíos y ortodoxos— que, reunidos en el Vaticano el pasado 2 de diciembre, firmaron la “Declaración Conjunta de Líderes Religiosos contra la Esclavitud Moderna el Día Mundial por la Abolición de la Esclavitud”. Foto de la Red Mundial para la Libertad.

La coalición de los líderes religiosos se mantendrá frágil a veces, dijo Moxon, pero los líderes esperan seguir encontrando un terreno común.

“Nunca habíamos hecho esto antes —producir un plan estratégico de tipo práctico, con su importante respaldo espiritual y teológico— y eso es bastante complejo”, dijo Moxon a ENS después del foro. “Pero yo creo que la misión debe dinamizar el ecumenismo y la acción interreligiosa más de lo que lo hace. Y eso nos ayuda muchísimo porque si uno sólo discute conceptos y mociones teológicas —habrá infinitos detalles que podría seguir debatiendo durante mucho, mucho tiempo.

En cambio, Moxon preguntó, parafraseando una declaración del papa Francisco: “¿Por qué no actuamos como si ya fuéramos uno en presencia de un mal mundial?”

Estrategias antiesclavistas
En presencia de ese mal, la Red Mundial para la Libertad se propone actuar en toda una lista de estrategias, comenzando con la que se conoce como auditoría y limpieza de la cadena de suministros. El proceso está concebido para ayudar a las compañías a reducir o eliminar el riesgo de esclavitud moderna que ocurre en sus cadenas de suministros, tanto como un resultado directo o indirecto de sus prácticas de adquisición.

O, como Moxon lo puso, capacitarles “hacerse libres de esclavos para bien de sus propias almas, para bien de su país, para bien del mundo y para bien, sobre todo, de las personas que han sido esclavizadas”.

Auditar la cadena de suministros es fundamental porque “además de la industria del sexo, la única razón porque la cual existe la esclavitud es porque alguien está pagando por el producto hecho por los esclavos”, dijo Moxon.

El arzobispo de Cantórbery, Justin Welby, firma la Declaración Conjunta de Líderes Religiosos contra la Esclavitud Moderna el Día Mundial para la Abolición de la Esclavitud durante una reunión que tuvo lugar el pasado 2 de diciembre en el Vaticano, mientras el gran ayatolá Mohammad Taqi Al Modarresi, de Irak, otro de los 12 líderes religiosos que firmaron la declaración, lo observa. Foto de Red Mundial por la Libertad.

El arzobispo de Cantórbery, Justin Welby, firma la Declaración Conjunta de Líderes Religiosos contra la Esclavitud Moderna el Día Mundial para la Abolición de la Esclavitud durante una reunión que tuvo lugar el pasado 2 de diciembre en el Vaticano, mientras el gran ayatolá Mohammad Taqi Al Modarresi, de Irak, otro de los 12 líderes religiosos que firmaron la declaración, lo observa. Foto de Red Mundial por la Libertad.

La Walk Free Foundation ofrece una guía (“Enfrentar la esclavitud moderna en la cadena de suministros”) para las empresas que quieran sumarse a ese empeño. Hewlett Packard, la fabricante norteamericana de equipos electrónicos ya ha llevado cabo esta tarea, según Moxon. Porque los líderes religiosos pueden hablarle a los empresarios acerca de la dignidad de todo ser humano, el arzobispo de Cantórbery auspiciará una reunión de líderes de corporaciones británicas para animarles a utilizar el proceso.

En un movimiento afín, la Red Mundial para la Libertad y Walk Free Foundation quieren fomentar programas de microfinanciación a través de los cuales las personas puedan ganar más dinero por su trabajo y de este modo no resultar víctimas de falsas promesas de salarios de parte de personas que han de convertirlas en esclavos.

Otra estrategia, cuidar de los sobrevivientes de la trata de personas, se ajusta especialmente a las comunidades de fe, dijo Moxon. Ofrecer apoyo a largo plazo y “genuina amistad restauradora” es esencial, y algo que las iglesias pueden hacer mucho mejor que los gobiernos, señaló él.

Las agrupaciones también abogan por reformas legales para institucionalizar las auditorías y limpiezas de la cadena de suministros de manera que las empresas que tal hagan se vean recompensadas. Una ley de este tipo se ha propuesto en el Parlamento del Reino Unido, según informó él. Moxon dijo que algunas compañías desconfían de hacer la auditoría porque temen ser procesadas por lo que ésta descubra.

La educación y la toma de conciencia es otra estrategia y la Red Mundial para la Libertad brinda materiales que las comunidades religiosas pueden usar para hacer esa labor entre sí mismas.

La Red quiere identificar los 10 países más propensos a la esclavitud y establecer consejos locales para concebir soluciones locales basadas en las costumbres, leyes, cultura y recursos económicos de cada país, así como en las iniciativas que al respecto ya existen en ellos. Forrest, el filántropo australiano, ha donado $25 millones para comenzar ésta y otras tareas, especialmente la estrategia de la microfinanciación, dijo Moxon.

Otra estrategia es educar a la gente respecto a la trata de personas. La Red Mundial para la Libertad ofrece recursos que las comunidades de fe pueden usar para llevar a cabo esa tarea entre sí.

Conciencia creciente
Moxon describe su propio conciencia creciente del problema. Antes de ir al Centro Anglicano en Roma, Moxon era uno de los arzobispos de la Iglesia Anglicana en Aotearoa, Nueva Zelanda y Polinesia. Nativo de Nueva Zelanda, Moxon dijo que estaba “sólo vagamente consciente” de la omnipresencia de la trata de personas y de la esclavitud moderna antes de que el arzobispo de Cantórbery le pidiera participar. Dos años de estudiar el problema y de ayudar a formar la Red Mundial para la Libertad han dejado su huella en él.

El arzobispo David Moxon preside la eucaristía el 12 de marzo en la capilla de Cristo el Señor del Centro Denominacional de la Iglesia Episcopal. Moxon, representante del arzobispo de Cantórbery ante la Santa Sede y director del Centro Anglicano en Roma, posteriormente dirigió un foro sobre trata de personas y violencia sexual. Asistiéndole en la eucaristía estaban el Rdo. Canónigo James Calloway, secretario general de Colegios y Universidades de la Comunión Anglicana, y Angie Cabanban, asociada del ministerio de diversidad y etnia de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

El arzobispo David Moxon preside la eucaristía el 12 de marzo en la capilla de Cristo el Señor del Centro Denominacional de la Iglesia Episcopal. Moxon, representante del arzobispo de Cantórbery ante la Santa Sede y director del Centro Anglicano en Roma, posteriormente dirigió un foro sobre trata de personas y violencia sexual. Asistiéndole en la eucaristía estaban el Rdo. Canónigo James Calloway, secretario general de Colegios y Universidades de la Comunión Anglicana, y Angie Cabanban, asociada del ministerio de diversidad y etnia de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

“Sirvió para abrirme mucho los ojos; de manera bastante extraordinaria” dijo durante una entrevista con ENS.

También cambió el modo de mirar a las mujeres en su vida.

“La cuestión de la esclavitud me ha hecho hipersensible a cualquier cosa que se parezca a que se espere de alguien que haga demasiado por nada”, afirmó.

También aprendió que gran parte del trabajo necesario para eliminar la trata de personas es “peligroso o difícil o políticamente complicado, religiosamente sensible, y uno no ve necesariamente los gloriosos resultados o incluso la trascendencia espiritual”. Pero el trabajo debe hacerse, dijo él.

Anteriormente ese mismo día, durante su sermón en una eucaristía en la capilla, Moxon contó la historia del monje que anhelaba encontrarse con Cristo en las oraciones que hacía en su celda; pero que en cambio lo encontró en las personas a las cuales tenía que servir todos los días.

La pregunta de “creemos que Cristo está ahí o no es el punto realmente fundamental”, dijo Moxon. “Ustedes lo creen o no, a eso se reduce todo”.

Nota de la redactora: El Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal puede contemplar [el hacer] una resolución el 21 de marzo para expresar su apoyo a los empeños de colaboración de organismos gubernamentales y no gubernamentales del mundo entero para erradicar la trata de personas, y convocar a la Iglesia Episcopal a actuar al respecto en toda una variedad de formas.

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.