El Ministerio de Jubileo reta a la pobreza y a la Iglesia

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Mar 16, 2015

Los niños que asisten al campamento huerto en Brigit’s Bounty [Abundancia de Brígida] un ministerio de jubileo auspiciado por la iglesia episcopal de Santa Brígida, en Frederick, Colorado, logran ver los frutos de la vida en el huerto. El programa dona productos a bancos de alimentos y a vecinos necesitados. Cada año invita a niños al huerto para que aprendan a cuidar la creación. Foto de la iglesia episcopal de Santa Brígida

Los niños que asisten al campamento huerto en Brigit’s Bounty [Abundancia de Brígida] un ministerio de jubileo auspiciado por la iglesia episcopal de Santa Brígida, en Frederick, Colorado, logran ver los frutos de la vida en el huerto. El programa dona productos a bancos de alimentos y a vecinos necesitados. Cada año invita a niños al huerto para que aprendan a cuidar la creación. Foto de la iglesia episcopal de Santa Brígida

[Episcopal News Service] De las muchas formas en que la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera (DFMS) apoya a los episcopales en su empeño por responder al llamado de la cuarta Marca de la Misión de “procurar transformar las estructuras sociales injustas”, el Ministerio de Jubileo es una de las más firmes. (La DFMS [Domestic and Foreign Missionary Society] es el nombre legal y canónico con el cual la Iglesia Episcopal está incorporada, funciona empresarialmente y lleva a cabo la misión).

Hay actualmente cerca de 700 centros de jubileo en la Iglesia Episcopal. Los centros laboran para facultar a los pobres y oprimidos en sus comunidades proporcionándoles servicios directos, tales como alimento, albergue, atención sanitaria y abogando por los derechos humanos.

“Cuando uno va un centro de jubileo, uno no ve sólo lo que hace la agencia local de servicio social”, dijo el Rdo. Mark Stevenson, el misionero de la DFMS a cargo de [combatir] la pobreza nacional. “Uno no sólo ve lo que la iglesia hace el domingo por la mañana cuando [los feligreses] se reúnen para el culto. Uno no sólo ve a alguien escribiendo cartas a la legislatura estatal o sosteniendo conversaciones con líderes comunitarios. Uno ve una mezcla de todo eso junto desde una perspectiva de la Iglesia. Creo que eso es lo que el Jubileo hace muy bien”.

La Convención General, reunida en Nueva Orleáns en 1982, estableció el Ministerio de Jubileo para “retar y confrontar a los miembros de la Iglesia Episcopal y de otras iglesias… a entender las realidades de la pobreza y la injusticia, alentándoles a asumir un papel activo en responder a las necesidades de las personas pobres y oprimidas y en la lucha contra las causas de esos sufrimientos”.

La Convención emitió este reto a partir de la convicción que “un ministerio de discipulado conjunto en Cristo con las personas pobres y oprimidas, dondequiera que éstas se encuentren, para responder a necesidades básicas y edificar una sociedad más justa, está en el tuétano de la misión de la Iglesia”.

El Consejo Ejecutivo de la Iglesia designa los ministerios locales como centros de Jubileo luego que las organizaciones concluyen exitosamente un proceso de solicitud. El comité que revisa a esos solicitantes con frecuencia tiene una tarea difícil, dijo Stevenson, porque todos los solicitantes representan “realmente buenos ministerios”.

El fuerte del Jubileo radica en su naturaleza multifacética, apuntó él. “Es servicio a los pobres, es promoción social y es culto. Es la Iglesia en su expresión mejor”.

Al elegir qué ministerios reciben la designación de Centro de Jubileo, añadió “tenemos que destacar los programas que realmente unen todos eses factores de diferentes maneras y lo hacen bien”.

La Diócesis de Colorado ofrece un magnífico ejemplo de los empeños del Jubileo diocesano, dijo Stevenson.

La Rda. Rebecca Jones, diácona que sirve como la encargada del Jubileo de la diócesis, dijo que ella y su predecesor, el Rdo. Chris Johnson, han trabajado durante años por formar lo que ahora es una red de 35 centros de Jubileo extendidos a través de los 167.532 kilómetros cuadrados del estado. Esos ministerios oscilan entre los puramente urbanos como el Ministerio de Santa Clara, que sirve a indigentes y hambrientos en una barriada deprimida de Denver, hasta los que son rurales como la Cocina de Gracias y el Centro del Buen Samaritano que atiende a personas que viven en los alrededores de Cortez en la Ladera Occidental [Western Slope]. Dos ministerios con sede en Colorado operan internacionalmente: el Proyecto Haití de Colorado, que ayuda a salir de la pobreza a comunidades rurales haitianas, y el Proyecto Educación Sudán del Sur, que construye escuelas sostenibles y capacita a líderes comunitarios en una región devastada por la guerra.

Alumnas de la escuela de San Pablo, en Petti Trou de Nippes, Haití, en el momento del almuerzo. La escuela, fundada hace 25 años por el Proyecto Haití de Colorado, ofrece comidas nutritivas a más de 700 estudiantes todos los días. Foto del Proyecto Haití de Colorado.

Alumnas de la escuela de San Pablo, en Petti Trou de Nippes, Haití, en el momento del almuerzo. La escuela, fundada hace 25 años por el Proyecto Haití de Colorado, ofrece comidas nutritivas a más de 700 estudiantes todos los días. Foto del Proyecto Haití de Colorado.

En septiembre de 2013, cuando una devastadora inundación asoló el corredor urbano de Front Range en Colorado, tres centros de Jubileo —el Ministerio de Encrucijada en Estes Park, el Ministerio de Cooperación del condado de Logan y el Ministerio de Solidaridad en el condado de Morgan— “se convirtieron en el punto de contacto para que la Agencia Episcopal para Ayuda y Desarrollo acudiera en socorro”, dijo Jones.

El Ministerio de Jubileo es una parte visible de los empeños comunitarios de la diócesis. Jones le da crédito al firme apoyo del obispo Rob O’Neill por eso, diciendo que él “habla acerca de ello” dondequiera que va y la gente puede decir cuán orgullosa está la diócesis del Ministerio de Jubileo. Sus centros individuales están en el ciclo diocesano de oración, de manera que se ora por ellos con regularidad. “La gente comienza a asimilarlo aun sin darse cuenta”, dijo Jones refiriéndose a la labor de Jubileo en la diócesis.

Toda esa labor y visibilidad han significado que “en algún punto hemos alcanzado una masa crítica, y ahora se me acercan para decirme que quieren convertirse en un ministerio de Jubileo”.

Las personas que integran el Ministerio de Jubileo de la diócesis se reúnen dos o tres veces al año para compartir información, celebrar sus logros y aprender de oportunidades de colaboración, así como para enterarse de los retos por los cuales sus colegas necesitan orar.

Jones describió su trabajo en general como relacional. “Yo creo un espacio y lo mantengo abierto para que estos ministerios se reúnan y para que el Espíritu Santo realice la obra de hacer productivas esas conexiones”, dijo.

Los centros de Jubileo tienen derecho a subvenciones de apoyo de la DFMS para expandir su trabajo en un ciclo regular. En la última ronda de subvenciones, 14 destinatarios en 11 diócesis recibieron $49.965 en apoyo de su misión y ministerio.

En la Diócesis de Virginia Occidental, por ejemplo, al Centro de Aprendizaje y Desarrollo de la Casa de San Juan en Huntington le otorgaron una subvención de desarrollo de $32.200 para poner en práctica una nueva visión y estrategia de misión en varias áreas y programas.

El centro funciona desde 1991, después de que una mujer de la junta parroquial de la iglesia episcopal de San Juan [St. John’s Episcopal Church] instara a sus colegas a que reflexionaran sobre lo que la parroquia estaba haciendo por las personas que se encontraban de puertas afuera, dijo Jerry Coleman, director ejecutivo del centro. La parroquia no tardó en darse cuenta de que un proyecto de viviendas grande que quedaba cerca tenía niños que necesitaban un lugar seguro adonde ir después de la escuela.

Desde un apartamento vacío donde comenzó a funcionar y donde le brindaba a más de 80 niños meriendas y seguridad, el proyecto no tardó en trasladarse al centro comunitario de Marcum Terrace. Las instalaciones de su cocina significaban que los voluntarios podían servir una comida completa, y el espacio mayor de que ahora disponía, hacía posible que el programa fuese más grande. En los 24 años transcurridos desde entonces, el programa de aprendizaje, mentoría y alimentación del centro ha servido para robustecer la autoestima y la confianza en sí mismos de los niños, así como sus habilidades interpersonales y sus actitudes hacia la educación Al hacer esto, el ministerio ha tratado de contraatacar la adicción, la violencia, la encarcelación y la pobreza.

Voluntarios y participantes del Centro de Aprendizaje y Desarrollo de la Casa de San Juan trabajan en el terreno de juegos que se encuentra fuera del centro en los terrenos del complejo de apartamentos Marcum Terrace en Huntington, Virginia Occidental. Foto del Centro de Aprendizaje y Desarrollo de la Casa de San Juan.

Voluntarios y participantes del Centro de Aprendizaje y Desarrollo de la Casa de San Juan trabajan en el terreno de juegos que se encuentra fuera del centro en los terrenos del complejo de apartamentos Marcum Terrace en Huntington, Virginia Occidental. Foto del Centro de Aprendizaje y Desarrollo de la Casa de San Juan.

“Allí estaba la necesidad”, dijo Coleman. El ministerio que surgió del “llamado a despertar” —como él mismo lo definió— de una miembro de la junta parroquial, “prueba lo que una persona puede hacer”.

Coleman ha visto las actitudes de los niños cambiar completamente. Una niña vino al programa con un gran resentimiento, contó él. Se mantenía callada y resultaba difícil convencerla de que participara en las actividades del centro. Desde que el personal del centro descubrió que tenía serios problemas de aprendizaje y obtuvieron su colaboración, hubo un giro de 180 grados”, señaló. Ahora participa con entusiasmo.

Los líderes del centro se reunieron recientemente para discutir cómo usar la subvención para el desarrollo. Un programa de alfabetización para pre escolar encabezaba la lista, así como hacer una reunión de familia una noche al mes, actualizar el Wi-Fi y las computadoras, las tabletas, los muebles, los instrumentos musicales sencillos, los utensilios de jardinería y la seguridad. Lo último se necesita cada vez más en la medica en que el centro mejora su tecnología.

La subvención cubre costos de personal. Coleman dijo que había planes para crear un director de participación comunitaria de media jornada que sería el responsable de la recaudación de fondos, de coordinar el trabajo voluntario y de concientizar a la comunidad de Huntington acerca del programa de San Juan.

Sin embargo, agregó Coleman, la función del centro es más que su edificio y sus cosas. “En definitiva, más importante que las cosas que uno tiene en ese edificio son las personas que están en él”.

Por ejemplo, el centro ha creado una estrecha relación con la Universidad Marshall de Huntington, especialmente con su Departamento de Trastornos de la Comunicación, muchos de cuyos estudiantes trabajan de voluntarios [en el centro]. Ellos ayudan a los niños que tienen problemas de aprendizaje. Dos asistentes graduados obtuvieron dispensas de costos de matrícula en la universidad y pequeños estipendios del centro para ser directores del programa. Además, algunos estudiantes de dietética ayuda en la planificación de las comidas.

Lo que comenzó como un pequeño programa extraescolar en un proyecto de viviendas en Huntington, Virginia Occidental, se ha convertido en un centro de Jubileo multifacético que se conoce como el Centro de Aprendizaje y Desarrollo de la Casa de San Juan, el cual proporcionó esta foto.

Lo que comenzó como un pequeño programa extraescolar en un proyecto de viviendas en Huntington, Virginia Occidental, se ha convertido en un centro de Jubileo multifacético que se conoce como el Centro de Aprendizaje y Desarrollo de la Casa de San Juan, el cual proporcionó esta foto.

“Hablamos muchísimo acerca de lo que hacemos por los niños y el impacto que nuestro servicio puede tener en ellos, pero es también muy importante entender el impacto que los niños tienen en nuestro personal y en los voluntarios”, subrayó Coleman. “Existe un gran apego entre nuestros niños y nuestro personal que fluye en ambas direcciones. Los niños ciertamente nos enriquecen”.

Y el reconocimiento de que el ministerio funciona en ambas direcciones, transformando a todo el que participa en él, es un indicio de la amplia energía que dimana del tipo de ministerios que tiene lugar en los centros de Jubileo.

Jones en Colorado piensa que el futuro del Ministerio de Jubileo es muy vasto y puede verse como un instrumento que ayuda a la Iglesia Episcopal, así como a las comunidades en las cuales existe.

“Las parroquias que se identifican vivamente con el trabajo comunitario y con el Ministerio de Jubileo y la justicia social son invariablemente las parroquias que crecen y prosperan, y yo no creo que sea una coincidencia”, dijo ella. “Creo que el Ministerio de Jubileo representa al menos una senda viable hacia el futuro de la Iglesia Episcopal”.

El presupuesto 2013-2015 aprobado por la Convención General asignó $1 millón para lograr que los episcopales contribuyan a la erradicación de la pobreza nacional (en el renglón 108 aquí). Esa asignación, incluidos $100.000 en subvenciones del Ministerio de Jubileo hasta la fecha en el trienio, es parte de la manera en que la DFMS está respondiendo a la cuarta Marca de la Misión, que llama a los miembros de la Comunión Anglicana a transformar las estructuras sociales injustas, a denunciar la violencia de cualquier tipo y a buscar la paz y la reconciliación.

El Informe a la Iglesia, publicado recientemente, detalla la labor de la DFMS, sostenida por el presupuesto hasta la fecha en el actual trienio, incluida la Cuarta Marca de la Misión descrita en las páginas 56-59.

La Convención General estructuró el actual presupuesto trienal en torno a las Cinco Marcas de la Misión de la Comunión [Anglicana] y proporcionó sumas significativas no asignadas para nuevas obras orientadas en torno a cada una de las Marcas de la Misión. La intención era que la labor resultante se hiciera en nuevas asociaciones de colaboración con diócesis, congregaciones y otras organizaciones episcopales. La DFMS ha proporcionado el capital inicial o las subvenciones compartidas o ambas cosas, así como el apoyo y la experiencia del personal para la nueva tarea.

— La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.