Compañeros en la mayordomía medioambiental fomentan un ministerio basado en la creación

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Feb 9, 2015
Cuando los niños se ven expuestos al mundo natural desarrollan un sentido de asombro y reverencia, y es más probable que presten atención a los temas del medioambiente según maduran, dice Dyndy Coe, uno de una de dos colegas de mayordomía ambiental. Aquí Erynn Smith, directora de educación para el cultivo de la tierra de La Mesa Abundante, enseña a algunos niños a buscar parásitos en el campo. Foto de La Mesa Abundante.

Cuando los niños se ven expuestos al mundo natural desarrollan un sentido de asombro y reverencia, y es más probable que presten atención a los temas del medioambiente según maduran, dice Dyndy Coe, uno de una de dos colegas de mayordomía ambiental. Aquí Erynn Smith, directora de educación para el cultivo de la tierra de La Mesa Abundante, enseña a algunos niños a buscar parásitos en el campo. Foto de La Mesa Abundante.

[Episcopal News Service] La Iglesia episcopal está respondiendo de diversas manera al llamado de la quinta Marca de la Misión a salvaguardar la integridad de la creación y sostener y a renovar la vida en la tierra, a través incluso del apoyo de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera (DFMS) a la obra de dos mujeres que quieren llevar a los episcopales de todas las edades a tener un contacto más íntimo con la tierra.

In Tennessee, el empeño de Cindy Coe es “llevar los niños afuera” para fomentar un interés de por vida por la creación y, en California, el de Sarah Nolan es el de ayudar a la Iglesia a ver “las buenas prácticas agrícolas y los alimentos sanos como un asunto de justicia”.

Cada una de ellas lleva seis meses en una fraternidad de mayordomía ambiental de $48.000 subvencionada por la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera (DFMS) para brindar liderazgo en problemas fundamentales del medioambiente en comunidades de EE.UU.

“El programa de la fraternidad medioambiental representa una nueva forma en que la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera participa y apoya la misión en un ámbito local”, dijo Alexander D. Baumgarten, director de actividad pública y comunicación de la misión de la Iglesia Episcopal.

“Concebida y subvencionada mediante un proceso de consulta que incluyó a miembros del Consejo Ejecutivo, obispos y otros líderes, y de importantes partes interesadas en el ministerio medioambiental, las fraternidades permiten que la DFMS no sólo apoye la innovación y la creatividad en la esfera local, sino que garantice que se convierta en un don para toda la Iglesia”, dijo Baumgarten.

El personal de la DFMS consulta regularmente con los miembros de estas fraternidades para discernir, más allá de la financiación del programa, los medios de apoyar su labor. (La DFMS es el nombre canónico y legal con el cual la Iglesia Episcopal está incorporada, funciona y lleva a cabo la misión).

“Las fraternidades de Justicia y Promoción Social de la Marca 5 [de la Misión] son fundamentales para el futuro de nuestra Iglesia en la medida en que buscamos reconectarnos con nuestras fuentes de alimentos, resaltar los puntos en que confluyen la pobreza y los problemas medioambientales, y llegar a entender lo que podemos hacer como individuos y comunidades religiosas para mitigar nuestro cambio climático y adaptarnos a él”, dijo Jayce Hafner, analista de política nacional de la Oficina de Relaciones Gubernamentales de la DFMS.

Jeannette Ban, pasante del Cuerpo Episcopal de Servicio en La Mesa Abundante, cosecha verduras de ensaladas. El origen de La Mesa Abundante se origina en el Cuerpo Episcopal de Servicio, asociado con la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera. Foto de La Mesa Abundante.

Jeannette Ban, pasante del Cuerpo Episcopal de Servicio en La Mesa Abundante, cosecha verduras de ensaladas. El origen de La Mesa Abundante se origina en el Cuerpo Episcopal de Servicio, asociado con la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera. Foto de La Mesa Abundante.

Nolan, según dijo ella, “desarrollará redes de comunidades que luchan por el consumo consciente (por ejemplo, el procurar elementos de culto de los plantadores locales) y se dedican a aprender más acerca de cómo se producen nuestros alimentos”.

La fraternidad de Coe conlleva lo que Hafner llamó “la nueva generación de líderes” que son “un contingente esencial de nuestra Iglesia”.

“Mediante la instrucción de los más jóvenes en el campamento de verano, un ambiente donde la autoconciencia y la expresión creativa se estimulan, ella capacitará a futuros líderes a hacer valer sus dones a favor del bienestar ecológico de nuestra Iglesia y de nuestro mundo”, afirmó.

“Espero ver los frutos de los empeños de estos asociados, y estoy muy impresionada por lo mucho que han logrado hasta ahora”, dijo Hafner.

El interés de Coe en la mayordomía medioambiental parte del Proyecto del Huerto de la Vida Abundante de la Agencia Episcopal para Ayuda y Desarrollo con Brian Sellers Petersen, que es actualmente asesor principal del presidente de la Agencia Episcopal para Ayuda y Desarrollo. El proyecto consiste en un programa interactivo basado en la Escritura que invita a alumnos de escuela primaria a explorar la labor de la organización a través de los temas del agua, las semillas, los animales y la cosecha.

El currículo para las diócesis, congregaciones y otras instituciones episcopales que Coe concibe durante la existencia de su fraternidad es una consecuencia de ese proyecto y conllevará una sana dosis de excursiones infantiles, “en que se dedique tiempo a estar en la naturaleza y a experimentar el medioambiente”, afirmó.

“Me gustaría incluir el cuidado de la creación como parte de la formación cristiana de niños y jóvenes en nuestra Iglesia”, añadió.

Diciendo que “había hecho realmente una profunda inmersión” en [el terreno] de la investigación secular sobre de la educación medioambiental, Coe cree que tal formación está relacionada con el bienestar, el desarrollo de la espiritualidad y la adquisición de conciencia de los problemas de justicia social conectados al cuidado de la creación.

El hacer que los niños se relacionen con la naturaleza significa “que llegarán a estar en sintonía con los problemas medioambientales y se apegarán a ellos de por vida”, dijo Coe.

Su investigación también ha incluido el preguntarle a Jack, su hijo de 10 años, sobre lo que le gusta y no le gusta en los distintos campamentos de verano. “Él siempre ha sido un recurso inapreciable”, dijo ella riéndose. “Él me ha aportado alguna información realmente valiosa acerca de lo que funciona, lo que resultaba efectivo, lo que era divertido y lo que era aburrido”.

“Mientras enseñemos acerca de la naturaleza”, tenemos que sacar a pasear a los niños”, insistió, añadiendo que la investigación arroja que a los niños les gusta encontrar un lugar especial afuera, donde puedan realizar labores por su cuenta. Parte del currículo incipiente alentará a los niños a “salir, e encontrar un sitio en particular, a construir un fuerte y a divertirse con ello”.

Al hacer este tipo de cosas, los niños adquieren un sentido de lugar, explicó Coe, y “aprenden a apreciar la creación de Dios”.

“Uno adquiere un sentimiento de asombro y reverencia y eso te vincula a la espiritualidad”, dice ella. San Francisco de Asís y otros santos entendieron y respetaron la relación entre la naturaleza y la espiritualidad, agregó Coe, “pero eso es algo que o bien hemos perdido o hemos descuidado en nuestra historia cristiana posterior”.

Sin embargo, “los niños logran esto. Los niños pueden guardar silencio ante la naturaleza mejor que el resto de nosotros”, apunta ella.

Coe ha estado pidiendo reacciones de sus colegas de la Iglesia sobre las partes del currículo que ella ha terminado. Y se proponía discutirlo en las reuniones de finales de enero de la organización Campamentos y Centros de Conferencias Episcopales y de FORMA, un grupo de ministerios de formación de la Iglesia Episcopal.

El currículo, que puede usarse en su totalidad o en parte, puede estar disponible para probarse sobre el terreno en el verano de 2015. Ella luego modificará los materiales a partir de las reacciones que reciba. Las secciones del currículo que están disponibles actualmente pueden encontrarse aquí. Esa página también incluye un método para hacerle un comentario a Coe.

El próximo paso es encontrar un medio, o medios, de publicar el currículo antes del verano de 2016.

Conectar a los episcopales con la tierra es también una razón fundamental de la labor de Nolan, como es la de relacionar entre sí a los episcopales que participan en el ministerio de la alimentación. Esos ministerios a través de la Iglesia “son innovadores y vivificadores” y, sin embargo, están fragmentados, apuntó ella.

Nolan es la directora de programas y de asociaciones comunitarias de La Mesa Abundante [The Abundant Table], una granja ecológica del Condado de Ventura, California, que ofrece “oportunidades de aprendizaje experimental entre granjas y escuelas de carácter religioso y basadas en la tierra para niños de edad escolar, jóvenes y jóvenes adultos”, según explica su página web. La organización también ofrece acceso a alimentos cultivados en un medio ecológico para residentes de ese condado del sur de California.

Sus raíces se remontan a mediados de la pasada década cuando Nolan era capellana de la Universidad del Estado de California, en Channel Islands. La capellanía decidió comenzar un programa a través del Cuerpo Episcopal de Servicios, una agencia asociada de la DFMS, en un ambiente rural y llevó el ministerio universitario y a toda la comunidad a esa labor. Según crecía la granja, se ponían en contacto con el ministerio jóvenes adultos que se mostraban inclinados a relacionar su interés en la justicia alimentaria con su vida de fe. Su interés sobrepasó el número de plazas disponible de la granja, dijo Nolan.

Miembros del equipo de La Mesa Abundante celebran su lodosa cosecha de la zanahoria. Las zanahorias de la granja ecológica se destinarán al Distrito Escolar Unificado de Ventura en California. Foto de La Mesa Abundante.

Miembros del equipo de La Mesa Abundante celebran su lodosa cosecha de la zanahoria. Las zanahorias de la granja ecológica se destinarán al Distrito Escolar Unificado de Ventura en California. Foto de La Mesa Abundante.

Ella comenzó a buscar otros lugares donde esos jóvenes adultos pudieran trabajar. Esa exploración condujo en 2012 a una fraternidad de la Fundación de la Iglesia Episcopal para empezar a desarrollar una red de personas dedicadas a un ministerio basado en la tierra y a identificar recursos para esos ministerios. No tardó en ponerse en contacto con varias personas, entre ellas Brian Sellers Peterson, con quien Coe había trabajado en el proyecto Huerto de Vida Abundante. Sellers Peterson había estado atento a los ministerios alimentarios en toda la Iglesia y la conectó con el Centro Beeken, parte de la Escuela de Teología de la Universidad del Sur. Ella, Sellers Peterson y el centro comenzaron a desarrollar una red informal de ministerios. Esa labor condujo a su solicitud de la fraternidad de mayordomía medioambiental, contó ella.

El fortalecimiento de la existente red informal entre los ministerios de cultivo de alimentos con aquellos dedicados a compartirlos podría tener un doble impacto, tanto en la Iglesia como en las comunidades en las cuales están presentes, explicó Nolan.

Uno conlleva el poner en contacto las despensas de la Iglesia con los huertos y granjas que la Iglesia sostiene, al tiempo que mira también al potencial de edificios y terrenos de la Iglesia para ver cómo podrían “usarse y coordinarse de tal modo que tengan un impacto [positivo] en las comunidades locales y en el sistema alimentario” de esas comunidades.

En segundo lugar, Nolan apunta que hay “muchísimo trabajo en marcha tocante a la teología, la liturgia y la espiritualidad que en verdad se basa en la tierra, en la mayordomía medioambiental y en el cuidado de la creación”. Ella ve una oportunidad de ayudar a las personas a compartir esos recursos a fin de “conectar a la gente con una creciente espiritualidad que tenga un impacto en la vida espiritual de la Iglesia [mediante] la vigorización y renovación de la vida teológica y espiritual de la Iglesia”.

“La expresión que está empezando a circular es la de mirar al suelo como un sacramento”, añadió Nolan.

Al finalizar su tiempo en la fraternidad, afirmó Nolan, ella espera haber creado una página web o alguna otra plataforma, moldeada en los criterios de Story Corps, donde los episcopales que participen en ministerios alimentarios puedan compartir sus experiencias como “estímulo y también como inspiración” para la Iglesia. El otro resultado que ella espera es la formación de una red de funcionamiento nacional que puede celebrar reuniones y apoyar empeños regionales y nacionales.

Y este quehacer, afirmó Nolan, no es sólo para personas que ya participan de ese ministerio.

“Es importante para la Iglesia el ver como cultivar y compartir alimentos es una puerta abierta para entender la sustentabilidad y la mayordomía medioambientales”, agregó.

Con frecuencia las conversaciones medioambientales se centran en el cambio climático y en la conservación de espacios naturales, cuya importancia Nolan reconoció, pero dijo que la alimentación, así como las labores agrícolas y de huerto pueden constituir una vía para personas que podrían no sentirse inclinadas hacia esas conversaciones. Al participar en estas tareas pueden descubrir los vínculos entre los intereses medioambientales y ver “las buenas prácticas agrícolas y los alimentos sanos como un asunto de justica”.

El presupuesto 2013-2015 aprobado por la Convención General está estructurado en torno a las Cinco Marcas de la Misión de la Comunión Anglicana y proporcionó sumas significativas no asignadas para nuevas obras que tengan por objetivo cada una de las Marcas de la Misión. La intención era que el trabajo resultante se hiciera en asociaciones de colaboración con diócesis y congregaciones. La DFMS ha proporcionado el capital inicial y las subvenciones compartidas, o ambas cosas, así como el apoyo y la pericia de su personal para la nueva obra.

Las fraternidades de Coe y Nolan se sostiene con asignaciones extrapresupuestarias para la Marca Cinco: luchar por salvaguardar la integridad de la creación y por el sostenimiento y la renovación de la vida en la tierra.

El Informe a la Iglesia, publicado recientemente, detalla la labor de la DFMS, respaldada por el presupuesto, hasta la fecha, en el actual trienio.

— La Rda Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.