La Universidad de Cuttington en Liberia necesita ayuda para reabrir el próximo mes

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Feb 2, 2015
En lo que esperan que la universidad reabra, muchos estudiantes de la Universidad de Cuttington, así como profesores y miembros del personal, han sido empleados en la Unidad de Tratamiento del Ébola del condado de Bong, en el Distrito de Suakoko, que es parte del Cuerpo Médico Internacional. Entre ellos se cuentan Chris N. Kollie, fumigador; Alex D. Iolleh, supervisor de sanidad; Jerome D. Padmore, fumigador, la estudiante de enfermería Sophie Jarpa, supervisora de lavado; Nameyeah D. Dunn, enfermera graduada de Cuttington; la estudiante de enfermería Eileen M. Gbassagee, repartidora de medicamentos, la estudiante de enfermería Love Fassama, auxiliar de enfermera. Foto: Universidad de Cuttington.

En lo que esperan que la universidad reabra, muchos estudiantes de la Universidad de Cuttington, así como profesores y miembros del personal, han sido empleados en la Unidad de Tratamiento del Ébola del condado de Bong, en el Distrito de Suakoko, que es parte del Cuerpo Médico Internacional. Entre ellos se cuentan Chris N. Kollie, fumigador; Alex D. Iolleh, supervisor de sanidad; Jerome D. Padmore, fumigador, la estudiante de enfermería Sophie Jarpa, supervisora de lavado; Nameyeah D. Dunn, enfermera graduada de Cuttington; la estudiante de enfermería Eileen M. Gbassagee, repartidora de medicamentos, la estudiante de enfermería Love Fassama, auxiliar de enfermera. Foto: Universidad de Cuttington.

[Episcopal News Service] El esfuerzo del gobierno liberiano para reabrir las escuelas públicas y privadas del país afectadas por el ébola ha venido a resaltar, una vez más, la importancia que tiene para el país la Universidad de Cuttington —de la Iglesia Episcopal de Liberia— tanto como su precaria situación económica.

El decreto del gobierno ordena la reapertura de 5.000 escuelas públicas y privadas que han estado cerradas desde fines de julio por mandato gubernamental. En tanto las 35 escuelas secundarias de la diócesis liberiana esperan darle la bienvenida a los estudiantes ese día, las tres sedes de Cuttington han obtenido autorización del gobierno para aplazar la reapertura hasta el 16 de febrero debido a la magnitud de la tarea a realizar, según el Rdo. James Callaway, secretario general de los Colegios y Universidades de la Comunión Anglicana.

El campus principal de la Universidad de Cuttington se encuentra en el interior de la región central de Liberia, en el Distrito de Suakoko, a unos 9 kilómetros de Gbarnga, la capital del Condado de Bong. El Condado de Bong es uno de los epicentros del brote del ébola en el África Occidental. El personal de la Universidad ayudó a las comunidades vecinas durante el peor momento de la epidemia, al tiempo que temía por el impacto de la enfermedad en el futuro de la universidad y lamentaba la pérdida de graduados y amigos. Muchos de los graduados que murieron de ébola eran trabajadores sanitarios.

Cuttington, fundada en 1889 en Liberia por la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos, tiene otras dos sedes, una escuela para posgraduados en Monrovia, la capital del país, y una universidad comunitaria a unos 72 kilómetros al sur de Monrovia.

La reanudación de las clases en Liberia es “una señal de que el país se está reponiendo”, dijo el Rdo. Ranjit Matthews, encargado de sistemas de comunicaciones en la Red de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera (DFMS) para el personal de la misión y África.
“La reapertura de Cuttington será un gran paso en la recuperación de Liberia de la crisis del ébola, tal como fue su reapertura en 2004 antes de que la guerra civil se acabara”, añadió el Rvdmo. Herbert Donovan, presidente de los Amigos Americanos de la Universidad de Cuttington.

Cuttington no se ha mantenido ociosa durante los seis meses de clausura. La Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional  contrató al Cuerpo Médico Internacional para dirigir una Unidad de Tratamiento de Ébola de 70 camas cercano a la universidad y solicitó la ayuda de Cuttington.

“Gentilmente y en la práctica sin costo alguno, la universidad puso a disposición de estos asociados —que habían venido a ayudar a nuestra amada nación en esta gran batalla por la supervivencia— sus principales instalaciones, incluidos dormitorios, vivienda del personal, almacenes, combustible, cafetería, cocina y terrenos” escribió el 27 de enero el administrador E. Lama Wonkeryor en un informe de 13 páginas sobre la situación.
La Universidad de Cuttington alberga al personal de la organización médica y también es la base de su Colaboración de Adiestramiento Interinstitucional, que prepara a los trabajadores sanitarios para tratar casos de ébola en las Unidades para el Tratamiento del Ébola, según Lisa Ellis, directora de comunicaciones globales del grupo.

Wonkamah G. Gono, de la clase graduando de la escuela de comercio de la Universidad de Cuttington, presta servicios como encargado de adquisiciones del Centro de Tratamiento de Ébola del Condado de Bong. Foto/ Universidad de Cuttington

Wonkamah G. Gono, de la clase graduando de la escuela de comercio de la Universidad de Cuttington, presta servicios como encargado de adquisiciones del Centro de Tratamiento de Ébola del Condado de Bong. Foto/ Universidad de Cuttington

Algunos de los profesores, empleados y estudiantes de Cuttington han estado trabajando en la vecina unidad de tratamiento, mientras esperan que la casa de estudios reabra, dijo el administrador.

Además, la Armada de EE.UU. abrió un laboratorio móvil de ébola, a principios de octubre, en el nuevo edificio, levantado a un costo multimillonario, del Colegio de Ciencias Aliadas de la Salud. La apertura del laboratorio redujo el tiempo de espera para los resultados de los exámenes de sangre para el ébola de tres a cuatro días a tres o cuatro horas, reduciendo así el tiempo de exposición al virus para los no infectados.

“La estructura no ha sido inaugurada aún”, escribió Wonkeryor refiriéndose al edificio del Colegio de Ciencias Aliadas de la Salud. “Pero puesto que en verdad la universidad está comprometida con servir a la humanidad, esta oferta casi inapreciable puede ayudar a salvar las vidas de liberianos.”

El teniente James Regeimbal descontamina e inspecciona muestras de la documentación recibida en el laboratorio móvil del Centro Naval de Investigación Médica en la Universidad de Cuttington. El Centro Naval de Investigación Médica envió dos laboratorios móviles a Liberia. Cada laboratorio, manejado por dos personas, puede examinar hasta 80 muestras por día. Foto del primer contramaestre Jerrold Diederich/Armada de EE.UU.

El teniente James Regeimbal descontamina e inspecciona muestras de la documentación recibida en el laboratorio móvil del Centro Naval de Investigación Médica en la Universidad de Cuttington. El Centro Naval de Investigación Médica envió dos laboratorios móviles a Liberia. Cada laboratorio, manejado por dos personas, puede examinar hasta 80 muestras por día. Foto del primer contramaestre Jerrold Diederich/Armada de EE.UU.

El teniente James Regeimbal Jr., microbiólogo que trabaja con el equipo de la Armada que ha establecido esos laboratorios por todo el país, escribió que durante los primeros 60 días “éramos el único laboratorio accesible a las muestras de prueba de la Liberia rural para siete de los grandes condados periféricos. Nuestra localización y la rapidez de las pruebas significó que todos los condados periféricos podían obtener los resultados de las pruebas el mismo día.”

El arzobispo Jonathan Bau-Bau Bonaparte Hart, de Liberia, hizo un llamado el 10 de enero, en el que pedía más de $1.300.000 para lograr la rápida reapertura de Cuttington. La mayor parte de esta solicitud cubre el costo de contratar de nuevo a los maestros, e incluye más de $740.000 en pagos atrasados y costos de reubicación.

Al profesorado no le han pagado desde que la universidad cerró sus recintos en agosto, según un documento que bosquejaba las necesidades de la escuela. Cuttington depende económicamente de las matrículas para pagar a los profesores y para cubrir otros costos operativos.

“Además de pagar los salarios atrasados del personal, existe también la necesidad de añadir una compensación simbólica para ayudar al personal a hacerle frente a algunas de sus dificultades económicas desde el momento de la clausura de la escuela hasta el presente”, escribió Wonkeryor en la solicitud. “Tal gesto puede hacer mucho para ayudarlos a reubicarse, y a prepararse mental y físicamente para trabajar.”

Los restantes $644.000 de la solicitud de Cuttington se necesitan para cosas tales como pupitres y escritorios, tanto para las aulas como para las oficinas de los maestros, renovaciones de dormitorios y cafeterías, materiales para velar contra la propagación del ébola, medicamentos para la clínica de la escuela, nuevos generadores de electricidad para el campus principal y para la escuela de postgraduados en Monrovia (y para el mantenimiento de los generadores actuales), cinco vehículos para uso de la administración, para el transporte de los estudiantes y para generar ingresos, y una podadora de césped y un tractor para el campus principal.

La Armada está utilizando el generador del campus para darle electricidad a su laboratorio, siendo ésta una de las primeras veces en la historia de Cuttington que ha estado generando corriente sin parar. Sin embargo, esa planta se ha reportado que está  desgastada y la solicitud de Hart incluye $60.000 para reemplazarla.

Cuttington también debe liquidar facturas con sus proveedores y lidiar con sus sobregiros bancarios.

El resumen del administrador incluye un presupuesto y una explicación de los problemas en torno a cada una de las áreas que necesitan atención y dinero. Hart hacía notar en un email enviado junto con la solicitud que la diócesis de Liberia estaba explorando la obtención de ayuda financiera y de otro tipo de fuentes locales.

Sin embargo, Donovan afirmó que la universidad está buscando ayuda de manera más amplia. “Como lo sabe cualquiera que haya pasado por un desastre, la ayuda de amigos y vecinos es un mundo de diferencia”, apuntó. Donovan inició una campaña en 2004 después de la segunda Guerra Civil Liberiana para reemplazar los techos de zinc que les habían arrancado a los edificios los saqueadores.

En su solicitud, Hart llamaba a Cuttington, “un orgullo de la Iglesia Episcopal de Liberia” y Matthews dijo que a Cuttington se le conocía como “la Harvard de Liberia.”

El estudiante Chris N. Kollie, que trabaja rociando desinfectante, y la estudiante de enfermería Sophie Jarpa, que es supervisora de lavado, se encuentran en servicio activo en la Unidad de Tratamiento del Ébola en el Condado de Bong, en tanto el condado disfruta del estatus de “ningún caso nuevo” por espacio de más de un mes, gracias en parte a los voluntarios y a la administración de la Universidad de Cuttington. Foto/Universidad de Cuttington.

El estudiante Chris N. Kollie, que trabaja rociando desinfectante, y la estudiante de enfermería Sophie Jarpa, que es supervisora de lavado, se encuentran en servicio activo en la Unidad de Tratamiento del Ébola en el Condado de Bong, en tanto el condado disfruta del estatus de “ningún caso nuevo” por espacio de más de un mes, gracias en parte a los voluntarios y a la administración de la Universidad de Cuttington. Foto/Universidad de Cuttington.

Cuttington, la única universidad residencial del país, es la sede de la escuela de enfermería de Liberia y, porque ofrece la única licenciatura en enfermería del país, muchos de sus graduados trabajan en situaciones de atención crítica. Muchos aspirantes a médicos estudian una licenciatura en biología en Cuttington antes de solicitar ingreso en la única escuela médica del país —el Colegio de Medicina A.M. Dogliotti—  y los graduados de Cuttington constituyen la mayor parte de los estudiantes de Dogliotti.
Hart explicaba en su solicitud que el carácter residencial de Cuttington hace su administración muy costosa.

El actual brote de ébola comenzó en Guinea en diciembre de 2013 y ahora afecta a Guinea, Liberia y Sierra Leona, según la Organización Mundial de la Salud de Naciones Unidas. Desde entonces, ha habido más de 21.000 casos confirmados, probables y sospechosos de la enfermedad, y más de 8.600 muertes, según informó la OMS el 21 de enero, haciendo notar que se desconocen los resultados de muchos casos. Las incidencias de nuevos casos de ébola han disminuido desde un pico de más de 300 casos confirmados por semana en agosto y septiembre de 2014 a ocho casos confirmados en los siete días que terminan el 18 de enero, dijo la organización.

Naciones Unidas dio a conocer el 19 de enero que el gobierno liberiano había anunciado que la semana pasada no había habido ningún caso nuevo de ébola en 12 de los 15 condados del país.

Matthews participó en una teleconferencia de la Alianza Anglicana el 22 de enero durante la cual Hart hizo notar que si bien los casos de ébola en África Occidental habían descendido considerablemente, aún quedaba mucho trabajo por hacer. Hart, como líder de la Provincia Interna de África Occidental en la Iglesia de la Provincia de África Occidental, supervisa a los obispos de la Comunión Anglicana de Guinea, Guinea Bissau, Cabo Verde, sierra Leona, Gambia, Camerún y Liberia. Él, por tanto, tiene una amplia perspectiva de la devastación y de los retos provocados por la epidemia del ébola.

El Ministerio de Educación del país ha publicado unos protocolos para un ambiente escolar seguro, los cuales, según informes noticiosos, exigen que todos los centros de enseñanza impongan mecanismos para mantener el ébola fuera del aula. [Estos protocolos] incluyen medición de la temperatura corporal, sitios para lavarse las manos, un sistema de referencia [de pacientes] y la capacidad para el aislamiento temporal si algún estudiante cae enfermo.

Para ayudar en el empeño de la reapertura de Cuttington, pueden hacerse donaciones a Friends of Cuttington Inc., una organización 501(c)3 cuyo propósito es “solicitar y recibir contribuciones de donantes para becas y programas de la Universidad de Cuttington en Liberia (exentos de impuestos).” Los cheques deben hacerse pagaderos a Friends of Cuttington y enviarse a la Domestic and Foreign Missionary Society, 815 Second Ave., New York, NY 10017

— La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y corresponsal de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri