La Obispa Primada sobre el quinto aniversario del terremoto en Haití

Posted Jan 8, 2015

[8 de enero de 2015] El 12 de enero marca el quinto aniversario del terremoto que devastó Haití. La obispa primada de la Iglesia Episcopal Katharine Jefferts Schori presenta el siguiente resumen y revisa el progreso alcanzado desde ese día infausto de 2010.

Sobre el quinto aniversario del terremoto que afectó a Haití el 12 de enero de 2010

Haití y su pueblo son sobrevivientes: de la ocupación colonial y de una economía esclavista, de guerras, rebeliones e invasiones, de una larga historia de gobiernos corruptos e ineficaces y, cuando las cosas parecían estar en su peor momento, hasta de una enfermedad importada. A través de todas las pruebas y tribulaciones que el mundo puede imponer, Haití continúa respondiendo con una resistencia creativa. El contraste entre las condiciones existentes poco después del terremoto de 2010 y el día de hoy es notable: las ciudades de tiendas de campaña ya casi han desaparecido, el número de viviendas va en aumento, las carreteras han sido reparadas y repavimentadas y un nuevo auge comercial es evidente en Puerto Príncipe y en otros centros urbanos. Las escuelas están llenas y funcionando, aunque no haya suficientes pupitres para todos los que deberían estar ahí. Están capacitando a jóvenes adultos para trabajar en el turismo, la construcción, la agricultura, la atención sanitaria y los emergentes campos tecnológicos. Los artistas están atareados creando nuevas obras y estilos. El contraste es enorme —y la realidad de hoy excede en mucho a las condiciones existentes antes del terremoto. La solidaridad y el apoyo del mundo han marcado una diferencia significativa. Haití puede y debe superar su estatus como la nación menos desarrollada del hemisferio, si el mundo cumple su promesa y mantiene el rumbo.

La Iglesia Episcopal en Haití sigue desempeñando un papel importante y esencial en este renacimiento. La iglesia catedral de Puerto Príncipe fue considerada durante mucho tiempo el alma espiritual y cultural de Haití. En la actualidad, sus campanas guardan silencio (en un almacén), casi todos sus murales de fama mundial están destruidos (tres de ellos han sido preservados para reutilizarlos) y la desnuda plataforma de su altar aguarda la reconstrucción de la catedral. Los terrenos de la catedral están animados, con una escuela primaria y secundaria que ahora tiene más niños que antes, una escuela de música que sigue preparando a coros e instrumentalistas de renombre internacional y una escuela técnica que se está levantando en el mismo sitio donde yacieron cadáveres durante días en las ruinas del edificio anterior que se desplomó.

El museo de arte que la diócesis fundó hace muchos años se encuentra en las inmediaciones, y guarda numerosos tesoros que exceden su capacidad de exposición. La escuela de enfermería de Léogâne gradúa un creciente número de enfermeros [mujeres y hombres] a los que prepara como trabajadores comunitarios de la salud. La escuela de San Vicente [Saint Vincent] para niños discapacitados está a punto de un importante empeño reconstructivo. La Universidad y las escuelas técnicas crecen y prosperan. Los obispos, el clero y los líderes laicos siguen proporcionando la orientación que tanto se necesita dentro de la sociedad haitiana. En todas partes de Haití, la Iglesia Episcopal está curando, enseñando, infundiendo esperanza y señalando el camino hacia el reino de Dios, así en la tierra como en el cielo.

Que abunden la resurrección y la esperanza, y no sólo en Haití. Que la continua esperanza y el proceso dinámico hacia el reino de Dios sea el resultado de la asociación creativa de pueblos y naciones. La participación activa en una parte del mundo afecta las otras partes del cuerpo de Dios, como bien lo sabe cualquier comunidad que haya enviado misioneros, que los haya recibido o que haya contribuido a que los sueños se realicen. La transformación por asociación se proyecta en todas direcciones ¡y se acrecienta en el proceso!

Este aniversario brinda abundante oportunidad para dar gracias. Que nos sintamos movidos a responder con actos de gratitud concretos y específicos, y que redunden para gloria de Dios.

Rvdma. Katharine Jefferts Schori
Obispa Presidente y Primada
de la Iglesia Episcopal


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