Dar gracias dando: las iglesias episcopales empacan y sirven comidas por la fiesta

Por Pat McCaughan
Posted Nov 27, 2014
Miembros de una agrupación de jóvenes en la histórica iglesia de Cristo, en Alexandria, Virginia, se preparan a empacar artículos para los obreros pobres de la localidad. Foto de Tara Knox.

Miembros de una agrupación de jóvenes en la histórica iglesia de Cristo, en Alexandria, Virginia, se preparan a empacar artículos para los obreros pobres de la localidad. Foto de Tara Knox.

[Episcopal News Service] Ya sea empacando pavo con todos los aderezos o sirviendo deliciosas comidas caseras estilo restaurante, las iglesias episcopales a través del país dan gracias en esta temporada festiva dándoles de comer a los hambrientos, los indigentes y los que viven solos.

Un sacerdote de la Florida, que recibió una citación judicial por alimentar a indigentes en un parque público a principios de este mes, dice que él hará exactamente eso la mañana de Acción de Gracias.

“Acompañaré a mis feligreses adultos y a un grupo de jóvenes a uno de los centros asistenciales de la diócesis [del Sudeste de la Florida], la capilla de San Lorenzo [St. Laurence Chapel], para servir una comida entre las 11 A.M. y las 2 P.M. el Día de Acción de Gracias”, según el Rdo. Canónigo Mark Sims, rector de la iglesia de Santa María Magdalena [St. Mary Magdalene Church] en Coral Gables.

“Serviremos una comida tradicional de pavo con relleno, puré de patatas, verduras, bebida y postre. También haremos sándwiches y comidas preparadas para llevárselas a individuos indigentes en las calles del centro de Fort Lauderdale”, dijo Sims, que ha desafiado la constitucionalidad de la ordenanza municipal.

Y Norman Lee, de 63 años, dice que él se considerará un huésped de honor en la iglesia episcopal de San Pedro [St. Peter’s Episcopal Church] en Detroit, donde se propone llegar temprano para una comida de Acción de Gracias.

“Es agradable, especialmente cuando estás viviendo en la calle y nadie te ha invitado a la cena de familia, y no tienes dinero para gastarlo en una comida bonita”, añadió Lee, que se considera un cliente habitual del comedor de beneficencia de la iglesia que sirve comidas cinco días a la semana, un empeño en colaboración de varias congregaciones locales.

“Sirven el pavo desde temprano en la mañana, a partir de las 7:30 o las 8:00 A.M. Y no pavo a secas, sino “con todos los aderezos, salsa de arándanos, relleno… Te la traen a tu asiento. Adornan la cocina y ponen manteles en la mesa y decoraciones para crear el ambiente”.

A él le recuerdan las fiestas del pasado, “poder tener una auténtica comida, a la antigua”, dijo.

Marianne Arbogast, que administra el comedor de beneficencia Manna Community Meal de la iglesia, dijo que espera servir entre 700 y 800 comidas el Día de Acción de Gracias con la ayuda de cientos de voluntarios.

En el sur de California, el don de amor de una mujer se ha multiplicado por miles.

Kim McCurdy, feligresa de la iglesia episcopal de San Ambrosio [St. Ambrose Episcopal Church] en Claremont, empezó a compartir comidas de Acción de Gracias con unos pocos indigentes hace 21 años.

Este año, con la ayuda de voluntarios, McCurdy y Gayle Jensen, su socia en una empresa de banquetes, ayudarán a organizar, cocinar y distribuir comidas para varios miles de personas en la iglesia y en otros cuatro lugares del sur de California.

Cuando ella advertía la presencia de personas indigentes y hambrientas, “me hacía acordar de cuando yo crecía en Vietnam”, dijo. “Mi madre tenía ocho hijos y mi padre murió joven. Estábamos hambrientos todo el tiempo”.

McCurdy le propuso a su rector que quería ayudar a alimentar a las personas de la localidad que se encuentran sin hogar. Ella y Jensen usan la cocina parroquial y sus esfuerzos han dado lugar a la donación de millares de pavos y otros artículos alimentarios. Las mujeres también han organizado un programa semanal interreligioso que le da de comer a cientos de personas.

“Hay muchos obreros pobres y personas solas, ancianos y gente que está hambrienta el año entero”, dijo Jensen.

En Ohio y Virginia: Empacando golosinas de fiesta
Pippa y Truman, los mellizos de 6 años de Jill Burket Ragase, e incluso Penelope y Quentin, sus mellizos de 18 meses, “ya son expertos en cajas de Acción de Gracias”.

Y Ragase, coordinadora voluntaria del programa comunitario de Acción de Gracias de la iglesia episcopal del Redentor [Episcopal Church of the Redeemer], en Cincinnati, dice que ella cree que [sus hijos] pueden llegar incluso a entender un poquito lo que significa la falta de alimento por codearse con los que la experimentan.

Participar en un ministerio de familia mientras ayuda a otros es una razón por la que aceptó dirigir el programa del Redentor este año, dijo Ragase. Ella y otros voluntarios recogieron unas 940 barras de mantequilla, 2.820 huevos extra grandes y suficientes bolsas de patatas de 5 libras para llenar 250 cajas con pavo y todos los ingredientes para una comida de Acción de Gracias para obreros pobres que viven en la localidad.

“Somos muy afortunados”, dijo Ragase. “Una tienda de víveres local ofreció los pavos a 99 centavos la libra y nos da un 10 por ciento de descuento del resto de los artículos perecederos. De manera que voy a ir a pedirlos esta semana”.

Según Sharon Jenkins, directora de comunicaciones del Redentor, la parroquia se ha asociado durante varios años con el Centro Docente y Asistencial de Madisonville (MEAC) y negocia con la tienda de víveres “conseguir los pavos a un precio reducido, e incluimos huevos, patatas y todos los ingredientes para una comida abundante”.

Después llegan fardos de cajas de cartón corrugado donadas, que los feligreses se comprometieron en octubre a llenar, al menos una cada uno. “Algunos llenan hasta tres cajas” lo cual aumentó este año el número total de cajas, de 225 que se llenaron en 2013.

Los feligreses “incluyen una donación de $15 para el costo de los pavos” y las cajas vienen con una lista de compra de artículos no perecederos tales como macarrones, puré de patatas [deshidratado], mezcla de relleno para el pavo, relleno y tapas de pastel. Se llenan las cajas y luego “esta semana es la mejor parte” porque llegan los pavos, dijo Ragase el 21 de noviembre.

El 22 de noviembre, los voluntarios llegaban por turnos, algunos para recoger los pavos y otros los artículos perecederos de las tiendas de víveres locales, otros a entregar las cajas en el comedor de beneficencia del MEAC para una distribución el 23 de noviembre.

De manera semejante, los miembros de la histórica iglesia de Cristo [Christ Church] en Alexandria, Virginia, ayudaron a llenar cajas con pavo y todos los aderezos para que 150 familias de la localidad tuvieran una comida completa de Acción de Gracias, según Tara Knox, la directora de desarrollo.

“La familias son alejandrinos que han solicitado ayuda del Ministerio de Asistencia Comunitaria Lázaro [Lazarus Outreach Ministry] que atiende a personas necesitadas de la localidad”, según explicó Knox.

El 23 de noviembre, estudiantes de sexto a 12º. grados ayudaron a preparar el ambiente para la distribución de alimentos al convertir parte del salón parroquial en una despensa de Acción de Gracias, contó ella. Recibieron pavos y artículos enlatados.

Cuando lleguen los que han solicitado ayuda, un asistente los acompañará en el recorrido por la despensa, dijo Knox.

“Es una magnífica oportunidad de que tengan una comida de familia preparada en su propia casa”, agregó. “Y resulta verdaderamente divertido para nosotros porque todo el mundo puede participar de la iniciativa y los chicos logran instalar la despensa. Es algo imaginativo, y los niños de la escuela dominical reúnen sorpresas y mensajes inspiradores para mandarlos con las bolsas”.

–La Rda. Pat McCaughan es corresponsal de Episcopal News Service. Traducido por Vicente Echerri.