Escuelas Episcopales celebra 50 años de docencia como misión

La Obispa Primada y Earvin ‘Magic’ Johnson entre los principales oradores

Por Pat McCaughan
Posted Nov 26, 2014
La obispa primada Katharine Jefferts Schori se dirige a la reunión del 50º. aniversario de la Asociación Nacional de Escuelas Episcopales. Foto de Janet Kawamoto.

La obispa primada Katharine Jefferts Schori se dirige a la reunión del 50º. aniversario de la Asociación Nacional de Escuelas Episcopales. Foto de Janet Kawamoto.

[Episcopal News Service] Los carismas de las escuelas episcopales — una “generosa amplitud, paciencia con flexibilidad, y una búsqueda del saber que se asienta en la creencia profunda y perdurable en la bondad y creatividad del mundo”— las hacen particularmente idóneas para la formación de líderes en un mundo cada vez más globalizado e interconectado, dijo la obispa primada Katharine Jefferts Schori a los asistentes a una reunión en Anaheim, California, el 21 de noviembre.

Más de 650 maestros, directores de escuelas, obispos, rectores de parroquias, administradores, capellanes y otras personas venidas de diversas partes del mundo se reunieron del 20 al 22 de noviembre para festejar la educación episcopal y el 50º. Aniversario de la Asociación Nacional de Escuelas Episcopales (NAES, por su sigla en inglés).

“La educación episcopal aborda el panorama general… supervisando, ascendiendo a la cumbre en un sentido estratégico para ver la totalidad del paisaje, y no sólo el contexto inmediato y local”, dijo la Obispa Primada.

“Se trata de comprensión y de inclusión; se trata de una orientación hacia la totalidad del cuerpo [social], en lugar de sólo hacia una parte. Ese supuesto fundamental es el porqué reúnen a estudiantes de tan diferentes tradiciones religiosas y de ninguna, el porqué buscan a estudiantes de diversos estratos sociales, el porqué con tanta frecuencia atraen a estudiantes internacionales, el porqué procuran con ahínco creciente ser más plurales que las comunidades en la cuales están establecidas”.

Ella retó al grupo a considerar un nombre que refleje su carácter global. También asistían representantes docentes de Haití, de Australia y de Canadá.

Ejemplos notables de la docencia como misión incluye, dijo ella, a la Universidad de Cuttington en Liberia, a la Universidad de Rikkyo en Japón, a la histórica Universidad de San Juan [St. John’s] y a la Universidad de la Trinidad [Trinity] en Manila.

La NAES comprende más de 1.000 escuelas en Estados Unidos y otros países, según el Rdo. Dan Heischman, su director ejecutivo.

“En mi opinión, éste es uno de los campos de misión de la Iglesia más importantes y valiosos de la Iglesia”, dijo él. “Se ocupa de plantar semillas. En lo que respecta a posibilidades, la Iglesia se preocupa muchísimo de lo que puede hacer para llegar a las personas no religiosas que podrían interesarse en la Iglesia Episcopal. Sólo un 20 por ciento de los estudiantes que asisten a escuelas episcopales son episcopales, de manera que tenemos una fantástica oportunidad de llegar a la gente… de tener un verdadero impacto en sus vidas, de diversas maneras”.

Las escuelas varían de tamaño, desde las muy pequeñas, como la escuela de San Timoteo [St. Timothy] en Compton, California, de sólo siete alumnos, hasta la más grande, Iolani, con más de 2.000 alumnos en Honolulú. La mayoría tiende a concentrarse en el desarrollo preescolar y de la temprana infancia.

Además de reunir a educadores con vistas a la colaboración y la interconexión, la conferencia “está formulando una visión para los próximos 50 años”, dijo Heischman. “Es una oportunidad para las escuelas episcopales a través de la Iglesia de reunirse, de celebrar las cosas estupendas que hacen las escuelas y del impacto que tienen. Muchas de nuestras escuelas están aisladas de las demás”.

Earvin “Magic” Johnson, el gran baloncestista retirado de los Lakers de Los Ángeles, se dirige a la reunión de la NAES. Foto de Janet Kawamoto.

Earvin “Magic” Johnson, el gran baloncestista retirado de los Lakers de Los Ángeles, se dirige a la reunión de la NAES. Foto de Janet Kawamoto.

Earvin “Magic” Johnson, el gran baloncestista retirado de los Lakers de Los Ángeles se dirigió a la reunión como un padre cuyos hijos asistieron a Campbell Hall, una escuela episcopal de la zona de Los Ángeles.

Johnson, que ahora es copropietario del equipo de béisbol Los Dodgers de Los Ángeles, del equipo nacional de baloncesto femenino Los Ángeles Sparks, y del Club de Fútbol de Los Ángeles, un equipo profesional, se refirió a la importancia de enviar a sus hijos —y ahora a un nieto— a una escuela episcopal.

“Muchísimas veces, ustedes han realizado una labor ingrata, porque los jóvenes no entienden lo que han hecho por ellos. Yo he disfrutado cada momento que mis hijos han pasado en Campbell Hill. Estoy tan orgulloso de que mis niños hayan asistido a Campbell Hill que no podría imaginarlos en ninguna otra escuela”, afirmó.

“Me encanta la capilla de los viernes, pero también todos y cada uno de los días en que ellos obtuvieron una educación de calidad que no les cambió su identidad como E.J. y Elisa. [Esa educación] les permitió ser ellos mismos y tener un poco de gracia social… porque eso es importante”.

Él también comentó la importancia de la educación en preparar a los jóvenes para ser líderes, como su propio caso a partir de un origen humilde en el pueblo de Lansing, Michigan, donde él y sus nueve hermanos vivían en una casa de tres habitaciones.

Un maestro le pidió ayuda durante un período de tensiones raciales, y Johnson, ahora de 55 años, le dijo a la reunión: “ese día Dios me hizo líder”, una tradición que ha mantenido desde entonces.

Los temas de los talleres y los conversatorios también se concentraron en algunos de los retos que enfrentan las escuelas, entre ellos el mantener una identidad como escuela episcopal en medio de los cambios demográficos, las [nuevas] tecnologías y una creciente cultura secular.

La psicóloga Madeline Levine, autora de The Price of Privilege: How Parental Pressure and Material Advantage Are Creating a Generation of Disconnected and Unhappy Kids [El precio del privilegio: cómo la presión de los padres y las ventajas materiales están creando una generación de niños desconectados e infelices] (HarperCollins, 2008), y primera oradora de la reunión, explicó cómo las limitadas definiciones del éxito estresan y marginan innecesariamente a los estudiantes creativos.

Como psicóloga en ejercicio, sus clientes incluyen a niños que “han entrado en crisis por haber sido totalmente protegidos del fracaso, el reto y la decepción”.

Citando a una madre que le dijo que no podía soportar ver a su hijo infeliz, Levine recalcó: “Si usted no puede soportar ver a su hijo infeliz, ha elegido la carrera equivocada… porque eso es una realidad de la vida. De qué manera pasa un niño de que se le rompa su juguete preferido a los 5 años a que se le rompa el corazón a los 15 por un primer amor, a que lo despidan de su primer empleo a los 25, a la pérdida de sus padres a los 55… sencillamente así es la vida y la preparación para la vida incluye no sólo las admisiones universitarias, sino la capacidad de enfrentar los retos de una manera sana”.

Ella agregó que uno de cada cuatro estudiantes del último año de secundaria en comunidades prósperas tiene una enfermedad mental diagnosticable. “Desde el punto de vista de la pérdida de niños con posibilidades, es enorme. Desde el punto de vista de los trabajadores, es enorme. Desde el punto de vista de una democracia dinámica, es enorme. Y si fuera cualquier otra cosa, salvo una enfermedad mental, habría habido una gigantesca campaña, pero la salud mental es un gravísimo tabú”.

Contó que una secundaria afiliada a la Universidad de Stanford, California, donde ella trabaja, “acababa de tener su séptimo suicidio en dos años”. Los factores coadyuvantes incluyen falta de apoyo, falta de sentido [en sus vidas] y falta de adultos conocedores que los supervisen, afirmó.

La conferencia incluyó también centenares de sesiones de temas tan variados como equidad y justicia, liderazgo y gobierno, el ministerio de la enseñanza, vida escolar y estudio personal de la identidad episcopal dirigido por Heischman.

El culto y la capilla diarios contaron con la participación de algunos jóvenes, entre ellos la de Sarah Engel, de 17 años, estudiante de la escuela episcopal de Santa Margarita de Escocia [St. Margaret of Scotland] en San Juan Capistrano, que predicó sobre la esperanza en el futuro y la historia de Jonás en el Antiguo Testamento (Jonás 1:17).

“Con frecuencia en nuestras vidas nos encontramos huyendo de nuestros objetivos —ya sea con plena conciencia de ello o no. Menos mal que en el momento en que nos damos cuenta de que nos hemos equivocado, en el momento en que nos percatamos de que en verdad nos hemos metido en un lío, Dios nos envía un gran pez para tragarnos por entero” le dijo ella a la audiencia.

“En otras palabras, Dios nos da una oportunidad de pensar, mientras nos conduce activamente hacia nuestra segunda oportunidad. Si somos como la gente de Nínive, permitiremos que esa segunda oportunidad nos transforme. Percibimos el atisbo de la esperanza, el susurro de la salvación, en cualquier problema en que nos encontremos, y nos aferramos a él. Podemos asumir ese indicio de Dios y convertirlo en el centro de nuestras vidas.

“Como cristiana y como una adolescente excesivamente impresionante y hormonal, esta esperanza es para mí lo más importante, el mayor consuelo de mi vida”.

“Miro a los ojos de mis padre, miro a los relatos que me han contado desde que era bebé, miro al estrellado cielo nocturno, y siento que Dios me dice que esta esperanza es inquebrantable. Me esfuerzo por llevar este conocimiento a mi vida diaria. Constituye un reto, algo que creo es una trayectoria de por vida. Lo cierto es que la esperanza que encontramos en Dios no es más que un pequeño atisbo, y eso no explica nada. No obstante, eso significa todo. Mi oración es que mantenga ese atisbo ante mí en el transcurso de mi vida y que lo valore como el milagro que realmente es”.

– La Rda Pat McCaughan es corresponsal de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.