San Joaquín honra a un pionero del sacerdocio filipino

La diócesis contempla un ministerio revitalizado

Por Pat McCaughan
Posted Nov 22, 2014
El Rdo. Justo Andrés y los que asistieron a la celebración en su honor en la iglesia de San Juan, Stockton. Foto de Lewis Gale.

El Rdo. Justo Andrés y los que asistieron a la celebración en su honor en la iglesia de San Juan, Stockton. Foto de Lewis Gale.

[Episcopal News Service] El espíritu misionero innovador del Rdo. Justo Andrés puede ayudar a iniciar un resurgimiento del ministerio filipino en la iglesia episcopal de San Juan Evangelista [Episcopal Church of St. John the Evangelist ] en Stockton, California, según dijera el Rdo. Fred Vergara, misionero del Ministerio Asioamericano de la Iglesia Episcopal.

Hace unos 30 años, Andrés fundó la Misión Filipina de la Santa Cruz en San Juan, en la Diócesis Episcopal de San Joaquín, y el 16 de noviembre la comunidad diocesana se reunió para celebrar ese legado y su 85º. cumpleaños, así como las posibilidades de un nuevo ministerio.

David Rice, obispo de San Joaquín, ofició en la eucaristía en honor de Andrés y dijo que el oficio conmemoraba el llamado de Andrés en 1983 a la comunidad de Stockton y “el ministerio que él había brindado, el importante lugar que él ostenta en la vida de la Diócesis de San Joaquín y en la comunidad filipina y la forma en que él ha vivido tan fielmente su sacerdocio en medio nuestro.

“Esta es una respuesta a nuestro contexto tal como lo hemos visto, experimentado y hemos sido partícipes de él en la zona de Stockton”, añadió Rice. “Creemos que responder a esa parte de nuestro panorama, de nuestra población y de nuestra comunidad, es lo que debe hacerse”.

Andrés con frecuencia presidió oficios para obreros migrantes en los campos o para los marinos a bordo de buques transoceánicos que anclaban en el puerto de Stockton. La Misión de la Santa Cruz [Holy Cross Mission] sirvió como una agencia satélite del antiguo Servicio de Inmigración y Naturalización de EE.UU., ayudando a muchos a obtener la ciudadanía norteamericana.

Él también sirvió como traductor dentro del sistema judicial de Stockton y fue miembro del comité asesor de la policía.

En una entrevista telefónica con Episcopal News Service, Madeline Ruíz, cuñada de Andrés y hablando en su nombre, ya que él padece de sordera debido a la edad, dijo que él se sentía entusiasmado “pero sorprendido por la celebración.

“Me preguntó por qué lo honraban”, dijo Ruíz. “Le dije, porque empezaste el ministerio filipino en San Juan y ahora que han recuperado la iglesia quieren hacerte este reconocimiento”.

Bajo el liderazgo de Andrés, la congregación de la Santa Cruz floreció e incluyó a filipinos, latinos, personas del sudeste asiático y angloparlantes entre sus miembros. La congregación se dispersó cuando las diferencias teológicas dividieron la diócesis en 2008. La propiedad de San Juan la retuvo un grupo disidente, pero fue devuelta a la Iglesia Episcopal a principios de este año.

Rice dijo que la diócesis está contemplando revitalizar su ministerio entre la comunidad filipina. “Estamos apreciando, orando, contemplando, ponderando y reflexionando cómo podemos seguir organizando y desarrollando ese ministerio”.

La Rda. Kate Cullinane, canóniga del Ordinario y sacerdote a cargo de San Juan, dijo que alrededor de 200 simpatizantes [de Andrés] habían asistido a la reunión y a una jubilosa recepción que le siguió.

La recepción incluyó comida y bailes filipinos tradicionales, así como piezas coreográficas, contó ella. Hubo también serenatas para Andrés, en la que cada uno de los participantes le presentó una flor.

“Me encanta que vinieran tantas personas de las vecinas congregaciones filipinas y de las otras congregaciones cercanas del deanato” en apoyo de Andrés y de este oficio, dijo Cullinane en un correo electrónico a ENS.

Revivir el ministerio será un esfuerzo de colaboración dentro de la diócesis, agregó. “No vemos esto como un proyecto de San Juan, sino como un proyecto del deanato del norte”.

Andrés nació en Bacarra, en la provincia de Ilocos, del Norte de Filipinas, siendo el más pequeño de siete hijos. Se educó en el Seminario Teológico de San Andrés [St. Andrew’s Theological Seminary] y en la Universidad del Extremo Oriente en Manila, y fue ordenado al sacerdocio en 1955 por el Rvdmo. Isabelo Delos Reyes Jr., obispo máximo de la Iglesia Independiente Filipina.

Su primera asignación parroquial fue en la ciudad de Ozamiz, en la sureña región filipina de Mindanao, antes de aceptar un llamado a Maui. Él se encontró entre un trío de sacerdotes que fueron parte de la primera oleada de sacerdotes filipinos llamados a la Iglesia Episcopal.

Otros dos sacerdotes, el Rdo. Timoteo Quintero y el Rdo. Jacinto Tabili, también aceptaron llamados a servir en Hawái. Quintero fundó la iglesia de San Pablo en Honolulú y Tabili prestó servicios en Hilo, la isla mayor de Hawái, pero luego regreso para convertirse en obispo en las Filipinas, según explicó Vergara. A principio de los años sesenta, a Andrés lo llamaron a servir en la iglesia del Buen Pastor [Good Shepherd Church] en Wailuku, en la isla de Maui.

En 1983, Andrés aceptó un llamado a servir en San Juan, Stockton. Él es el único superviviente de la primera oleada de pastores filipinos que trabajaron con la Iglesia Episcopal, dijo Vergara. Raquel Nancy Andrés, su esposa y compañera en el ministerio, falleció en 2009.

Vergara, que predicó en la eucaristía del 16 de noviembre, resaltó que San Juan fue organizada al año siguiente de que se fundara Sockton y desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de ese municipio californiano, agregó.

Los asiáticos y provenientes de las islas del Pacifico componen el 22 por ciento de los 300.000 residentes de Stockton, según datos del Censo de EE.UU. de 2013.

“Nos reunimos aquí hoy en nombre de Cristo para atestiguar la obra de creación y recreación de Dios”, dijo Vergara a los asistentes al oficio bilingüe en San Juan.

“En esta hermosa ciudad de Stockton, Dios comenzará su obra con ustedes y conmigo. Juntos, seremos el instrumento de Dios para empezar el resurgimiento, la renovación y la re-creación de San Juan.

“Este es el reto para nosotros, redescubrir el tesoro que hay en San Juan e invertir nuestros talentos en orar por el resurgimiento del destino de Stockton”, afirmo.

“Así como su historia está vinculada a la de Stockton, así el resurgimiento de Stockton está vinculado al resurgimiento de San Juan —y el destino de Stockton está vinculado al de San Juan. Al resurgimiento espiritual de San Juan, le seguirá el resurgimiento de Stockton en paz, progreso y prosperidad”.

–La Rda. Pat McCaughan es corresponsal de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.